Por João Paulo Moralez
En marzo de 2017, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) activó la Operación Ostium, reforzando su presencia, defensa aérea y vigilancia en puntos estratégicos de la frontera brasileña con Bolivia, Colombia y Paraguay, principalmente.
El objetivo es frenar el llamado Tránsito Aéreo Irregular (TAI), especialmente el transporte ilícito de drogas, armas y contrabando.
El trabajo ininterrumpido con una red y estructura de controladores, aeronaves, pilotos y mecánicos en standby, las 24 horas del día, en constante estado de alerta para responder a las amenazas en minutos en cualquier parte del espacio aéreo nacional se ha realizado a lo largo de toda la existencia de la FAB. Mientras tanto, la Operación Ostium, coordinada por el Comando de Operaciones Aeroespaciales (COMAE), utiliza una serie de datos y planes basados en inteligencia para rastrear la dinámica, las ubicaciones y los puntos fronterizos que pueden servir como acceso para los TAI.
Su ejecución involucra una estructura compleja, con aviones de diferentes tipos operando de manera integrada y conjunta para reprimir estas actividades ilícitas.
Se utilizan aviones de combate Northrop F-5EM y Embraer Super Tucano; sistemas de control y alerta temprana Embraer E-99; helicópteros Mi-35M y Black Hawk; UAV Hermes 450 y 900; y aviones de transporte para misiones logísticas. En tierra, los controladores monitorean el espacio aéreo de la región, mientras que un equipo de Infantería de la Fuerza Aérea permanece en espera para llevar a cabo las Medidas de Control Terrestre (MCS) en caso de aterrizaje de una aeronave interceptada.
En el ámbito de Ostium, la aeronave y la estructura necesaria son trasladadas a un aeródromo en la región de interés desde donde operan en la vigilancia y defensa aérea de una enorme franja fronteriza.
Y es en este sentido que se destaca el binomio Super Tucano y E-99, siendo el principal vector en la prevención de vuelos ilegales e interceptación de aeronaves de bajo rendimiento.
Un turbohélice de última generación
Casi un centenar de A-29A / B Super Tucano fueron adquiridos por la FAB para cumplir con las misiones de combate y entrenamiento de pilotos de combate.
Desarrollado por Embraer a mediados de la década de 1990, el Super Tucano tomó en cuenta una serie de lecciones aprendidas del programa EMB-312 Tucano, que desde 1986 se utilizó en misiones de escolta, reconocimiento armado, apoyo aéreo aproximado y ataque de la 2º Esquadrilha de Ligação e Observação (2º ELO), además del 1º y 2º Escuadrón del 7º ETA en Boa Vista y Porto Velho, respectivamente, a partir de 1993, convirtiéndose, en 1995, en el 1º/3º GAv “Esquadrão Escorpião” y 2º/3º GAv “Esquadrão Grifo”.
Además, su desarrollo se basó en la experiencia de los aviadores de la FAB que operan en la Amazonía, una región reconocida por su vasto tamaño, alto calor y humedad y la falta de infraestructura de rutas, puertos y aeropuertos.
De principio a fin, el Super Tucano fue una plataforma diseñada para el combate y en regiones inhóspitas.
En términos de carga externa, como sensores, armamento y tanques de combustible, puede transportar casi 1,6 toneladas. Los soportes externos llevan 250 kg cada uno, los internos y el ventral hasta 350 kg y con posibilidad de recibir tanques de combustible. Debajo del motor es posible instalar una torreta de sensores electroópticos Flir Systems Star Safire I para designación de objetivos y reconocimiento, obteniendo imágenes convencionales (TV) o de infrarrojos. En este caso, la operación se realiza con el A-29B, biplaza, por el segundo tripulante en el asiento trasero.
A diferencia de todos los aviones de su categoría, el Super Tucano también tiene dos ametralladoras FN Herstal M3P de 12,7 mm (.50 pulgadas), con 250 disparos cada una, en las alas.
Considerando que las ametralladoras son efectivas tanto para interceptar aeronaves como para ataques más ligeros, el hecho de que sean internas no ocupa los soportes subalares, quitando espacio para otro tipo de cargas externas.
Dependiendo del tipo de misión y la distancia en la que se encuentre el área de interés desde la base de origen, el Super Tucano puede volar sin ninguna carga externa, llevar otro tipo de armamento o cargar tanques de combustible para ampliar su autonomía y radio de acción.
En términos de robustez y practicidad, la aeronave cuenta con algunas soluciones que facilitan su operación cuando se encuentra fuera de su base.
Comenzando por el suministro de combustible, este se realiza a través de un punto central y único, distribuyéndolo a los tanques en las alas, debajo del ala y al tanque interno del fuselaje en el caso del A-29A, monoplaza.
Por otro lado, al estar equipado con el sistema de generación de oxígeno a bordo (on-board oxygen generating system, OBOGS), no es necesario disponer de cilindros de oxígeno para reabastecer la aeronave en la base.
El Super Tucano necesita una pequeña cantidad de equipos terrestres para sustentar su operación, en vista de las facilidades que ofrece. En el caso de Ostium, este equipo está compuesto por el mecánico de la aeronave en alerta, el mecánico para el funcionamiento del armamento y un auxiliar.
Con las ametralladoras equipadas, el piloto puede alimentar el sistema, rearmar en caso de que se trabe y poner el armamento en posición de seguridad, lo que no ocurre cuando la operación se realiza con pods de ametralladoras.
Otra ventaja es la altura de la aeronave en relación con el suelo, facilitando el trabajo de los mecánicos durante las inspecciones de rutina, a la hora del amunicionamiento y también para evitar que objetos extraños, como piedras pequeñas, se estrellen contra las alas y el fuselaje en una operación en pistas semi-preparadas.
Si bien el A-29 es robusto y capaz de operar desde ubicaciones austeras, por otro lado, cuenta con la tecnología más moderna en términos de tecnología integrada.
El piloto cuenta con una cabina digital equipada con dos pantallas multifunción de cristal líquido de colores de 6x8 pulgadas; Head-up Display con campo de visión de 24º; hands on throttle and stick (HOTAS, manos en el sistema de palanca y acelerador), donde los principales comandos de navegación, comunicación y armas se centran en la palanca de potencia y el bastón de mando; comunicación cifrada y con saltos de frecuencia; compatibilidad de vuelo con anteojos de visión nocturna y helmet-mounted display (pantalla montada en el casco).
El Super Tucano también está equipado con un enlace de datos que facilita el intercambio de datos (texto e imagen), aumentando la eficiencia en la operación con otros aviones de la FAB, como el E-99.
Los resultados
El Domingo 26 de junio de 2017, a la hora del almuerzo, en vuelo a baja altura y velocidad reducida para esquivar los radares, el Piper PA-23 de matrícula brasileña PT-IIJ fue interceptado por un Super Tucano, a las 13:17 horas. El piloto siguió las recomendaciones y colaboró con la Defensa Aérea llevando la aeronave al lugar de aterrizaje indicado, en este caso, el aeródromo de Aragarças (GO), donde un equipo de Infantería Aeronáutica estaba listo para realizar el MCS.
Pero, segundos antes de tocar la pista, el piloto decidió despegar y no respondió a las llamadas del Super Tucano, siendo catalogado como una aeronave hostil.
El piloto de combate de la FAB realizó el llamado disparo de advertencia, como forma de persuasión, pero el piloto interceptado, que estaba al servicio del narcotráfico, realizó un aterrizaje forzoso en Jussara (GO) y escapó del sitio dejando a más de 662 kg de cocaína.
El 6 de marzo de 2018, el Piper PA-34 Seneca registrado PR-EBF fue interceptado en una misión que contó con tres Super Tucano y un E-99, demostrando la importancia fundamental de utilizar un avión de alerta temprana y control en este tipo de misión. Siendo los ojos en el cielo de los cazas, el E-99 tiene una gran autonomía y puede detectar cualquier tipo de tráfico aéreo volando a cualquier altitud y velocidad, incluso los que vuelan más bajo en un intento de pasar desapercibidos para la Defensa Aérea Brasileña.
El vuelo del PR-EBF se originó en Bolivia y, al ser interceptado en el espacio aéreo brasileño, el piloto ignoró las llamadas vía radio y procedió a un aterrizaje forzoso en Nova Fernandópolis (MT), con más de 500 kg de cocaína a bordo.
Apenas 20 días después, el Cessna 210N PP-HAR, volando desde Bolivia, fue identificado y acompañado por dos Super Tucanos y el E-99, aterrizando en una pista clandestina al sureste de Jacareacanga (PA), con 330 kg de cocaína. Un equipo de la Policía Federal fue trasladado al lugar en una aeronave del Departamento de Seguridad Pública del Estado de Mato Grosso, donde se acercaron. A partir de entonces, el Cessna 210N pasó a ser operado por el Centro Integrado de Operaciones Aéreas de Mato Grosso.
El 9 de junio de 2018, en una acción coordinada con dos A-29 y un E-99, se interceptó el Cessna 182P con matrícula PT-IDV, pero el piloto decidió no cooperar. Los aviones de combate solicitaron un cambio de ruta y aterrizaje obligatorio en Tangará da Serra (MT), pero el piloto realizó un aterrizaje forzoso en las inmediaciones de la Serra de Tapirapuã (MT). Dentro del avión había 300 kg de pasta a base de cocaína, que puede valer aproximadamente R$ 4,5 millones en el mercado.
El 18 de mayo de 2020, un Piper Seneca, en vuelo irregular en la región amazónica, fue interceptado por una aeronave Super Tucano que logró ejecutar el disparo de advertencia, momento en el que el piloto decidió cooperar con la Defensa Aérea y aterrizó en Porto Urucu (AM). El piloto fue detenido en el acto y una gran cantidad de estupefacientes fueron aprehendidos. La acción contó con la presencia de la Policía Federal, el Grupo Especial de Fronteras de Mato Grosso (GEFRON-MT) y la Policía Militar de Amazonas.
El 5 de junio de 2020, el Embraer EMB-820C Navajo con matrícula PT-RAS fue detectado e interceptado por dos A-29 Super Tucano en Goiás, en una acción que involucró a la Policía Federal. La aeronave fue escoltada hasta Fernandópolis (SP) y la Policía Federal y la Policía Militar del Estado de São Paulo encontraron en su interior más de 450 kg de cocaína.
El domingo 2 de agosto de 2020 se incautó más de una tonelada de cocaína producto del éxito de la Operación Ostium, en dos acciones simultáneas.
Demostrando que la Defensa Aérea está en alerta todos los días, pudiendo actuar en cualquier lugar, gestionando múltiples intercepciones, recibiendo información de Inteligencia de la Policía Federal, el primer avión, un EMB-720C con matrícula PT-ECM, fue interceptado por dos A-29 cuando llegaba a aterrizar en Rondonópolis (MT) con 487 kg de cocaína. La Policía Federal tomó las medidas en el terreno, efectuando la detención en flagrante delito de los dos tripulantes y la incautación de la droga.
La segunda acción tuvo lugar al suroeste de Campo Grande, involucrando dos A-29 que interceptaron al Beech Baron PR-VCZ.
La aeronave no cooperó con la FAB, que había instruido el aterrizaje en Três Lagoas (MT). El piloto decidió escapar del sitio y aterrizar en un campo en Invinhena (MS), con unos 518 kg de cocaína a bordo.
Otra interceptación, realizada cerca de la Serra do Cachimbo, en el sur del Estado de Pará, el 25 de septiembre de 2020, involucró a dos A-29 y un E-99 que interceptaron un Cessna 210N Turbo Centurion II. El piloto no cooperó con las autoridades e hizo un aterrizaje forzoso en una zona al norte de Serra do Cachimbo. Antes de huir, prendió fuego a la aeronave para quemar la droga.
La interceptación más reciente fue el 8 de abril de 2021, a las 13:05 horas, en una acción con dos A-29 en el Estado de Amazonas.
El Beech Baron matriculado PR-MEH aterrizó en una zona rural cerca de Porto Velho, con dos miembros de la tripulación escapando del sitio dejando 578 kg de cocaína en el lugar. Posteriormente, uno de ellos fue detenido por la Policía Federal.
Hacia la meta
Con la operación Ostium, la FAB quiere reducir a cero el número de tráfico aéreo ilícito desde la frontera seca de Brasil. Con este fin, ya ha demostrado que no mediará esfuerzos ni medios para lograr su objetivo.
Brasil ha intensificado su lucha para dejar de ser un corredor de transporte de drogas hacia otros países y reducir su circulación interna. Además de los esfuerzos de la FAB, el Ejército Brasileño, la Policía Federal, la Polícia Rodoviária Federal (Policía de Rutas), la Receita Federal (el Servicio de Ingresos Federales) y otras agencias de seguridad pública han reforzado sus acciones con el mismo propósito.
Al causar pérdidas millonarias a los narcotraficantes, buscan otras formas de distribuir sus drogas, como cambiar la ruta a otros países.
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