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El Ejército y Fuerza Aérea mexicanos realizan un ejercicio a gran escala

Por José A. Quevedo


Desde el 2015, la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena) no realizaba un ejercicio conjunto a gran escala, por lo que el pasado 22 de octubre se realizó el entrenamiento de 4º y 5º fases en el Centro Nacional de Adiestramiento, ubicado en Santa Gertrudis, Chihuahua, al norte de México, con la finalidad de planear, coordinar y conducir operaciones regulares de armas combinadas y operaciones conjuntas, sumando los esfuerzos de las diferentes especialidades de mujeres y hombres de tierra y aire en el cumplimiento de una misión.

Dentro del Centro Nacional de Adiestramiento se ubican varias instalaciones militares, como el campo militar número 42-A “General Francisco Villa” y la Base Aérea Militar N° 11, dentro de un polígono de más de 142 mil hectáreas, lo que permite desarrollar operaciones con fuego real con la finalidad de preparar al personal militar para garantizar la defensa exterior mexicana.



Este año participaron 3,208 elementos del Ejército, 2,950 de la Guardia Nacional, y 169 de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), totalizando 6,327 elementos, usando 40 aeronaves y 782 vehículos, tomando como base las lecciones aprendidas en operaciones reales de seguridad interior y seguridad pública, así como una situación hipotética de defensa nacional ante una invasión extranjera.



En esta ocasión al ejercicio se integró por primera vez a la Guardia Nacional donde participó con personal, vehículos y aeronaves en ejercicios de seguridad interior y seguridad pública.

Para el ejercicio de Defensa Nacional se simuló una invasión en la cual una fuerza extranjera invade parte del territorio mexicano con el fin premeditado de instalar su base logística y extender su acción ofensiva hacia el centro del país. Como primera parte de la operación un helicóptero MD-530F realizó un reconocimiento armado para realizar una selección de objetivos y, una vez ubicados, interceptores supersónicos Northrop F-5E/F realizaron disparos aire-tierra con cohetes de 70 mm, y posteriormente aviones turbohélice T-6C+ Texan II reforzaron los ataques al disparar cohetes sobre los blancos asignados.



Como parte de las operaciones aerotransportadas, integrantes de las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano arribaron a la zona a través de helicópteros UH-60M Black Hawk, descendiendo de los mismos a través de infiltración por soga rápida, con la finalidad de neutralizar fuerzas enemigas y designar blancos desde tierra. Esta columna expedicionaria fue reforzada por fuerzas de la Brigada de Fusileros Paracaidistas, que fueron lanzados por un helicóptero Mi-17 a gran altitud, para apoyar en la asignación de zonas de salto donde arribaron más de 200 paracaidistas lanzados desde cinco aviones de transporte medio Airbus Military C-295.



Por su parte, helicópteros UH-60M, H-225M Cougar y MD-530F realizaron maniobras para la cobertura de tropas en tierra realizando ataques a blancos designados, para impedir el avance de las acciones de los invasores.

Al mismo tiempo, el Ejército Mexicano realizó el despliegue de los regimientos blindados de reconocimiento que cuentan con vehículos Panhard EC-90 Linx, M-11 Ultrav y VCR/TT. Estas unidades, que son potentes, móviles y versátiles, son capaces de dispersarse en zonas de amplio frente y profundidad. Los elementos de las unidades blindadas de reconocimiento mexicanas localizaron núcleos de resistencia enemigos, ejecutando un ataque frontal sobre el dispositivo del oponente materializando una maniobra de penetración con el propósito de aprovechar, sobre este pedido y la poca profundidad del dispositivo enemigo, ventajas que facilitan la captura del objetivo y el cumplimiento de la misión en base a su movilidad y armamento.



Este despliegue fue seguido por vehículos blindados DNC-1, con sistema de rodamiento a base de orugas, que proporciona una mayor adherencia al terreno haciendo su avance en la maniobra más efectivo, aprovechando el máximo sus características de poder de fuego y choque. Junto a ellos se desplazaban vehículos DNC-1 VCPM porta morteros, que establecieron una base de fuego cuyo propósito era desorganizar los núcleos aislados de resistencia enemigos facilitando el resto de las unidades la captura del mismo.



Los DNC-1 son vehículos de combate de infantería blindado a oruga, Atelier de Construction Roanne AMX-13 VCI (Véhicule de Combat D’Infanterie), designados localmente como DNC-1 y de los cuales se operan 400, repartidos en distintos regimientos.

Con estos ejercicios, el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos se adiestran para realizar operaciones conjuntas para contener la progresión del enemigo empleando la totalidad de recursos militares, incluso fuerzas irregulares, y una vez que se logra el desgaste y repliegue del invasor, recuperar el control de la seguridad del territorio ocupado recuperado.




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