top of page
Buscar

Entendiendo el conflicto en la Araucanía chilena: una entrevista con Gabriel Gaspar

Hablamos con el cientista político Gabriel Gaspar, quien fuera Subsecretario de Defensa de Chile hasta marzo de este año y es un gran conocedor de la problemática en la Araucanía chilena, así como de los desafíos que implica la militarización cuando no hay un objetivo político claro.


Por Santiago Rivas


El conflicto en la Araucanía chilena es un tema sensible y donde se mezclan los intereses políticos y económicos con el desconocimiento de gran parte de la sociedad, tanto de sus causas como de lo que ocurre realmente en dicha región. Además, es un tema de interés en la Argentina, en donde también existe un conflicto, aunque de menores dimensiones, entre la comunidad Mapuche y el Estado Argentino. Hablamos con Gabriel Gaspar Tapia, quien conoce a fondo la problemática, para profundizar en cómo se llega a la situación actual, la militarización de la Araucanía y hacia dónde puede ir el conflicto.

Gabriel es cientista político, diplomático y político chileno, habiendo ejercido los cargos de subsecretario de guerra durante todo el gobierno de Ricardo Lagos, embajador de Chile en Colombia y Cuba y Subsecretario para las Fuerzas Armadas durante los gobiernos de Michelle Bachelet y entre septiembre de 2022 y marzo de 2023 se desempeñó como Subsecretario de Defensa, bajo el gobierno de Gabriel Boric.​



Pucará Defensa: ¿Cómo se origina este conflicto?

Gabriel Gaspar: Yo diría que el origen es histórico. Esto empezó hace 500 años. ¿Por qué? Porque nuestra tierra estaba habitada por los pueblos originarios y sobre esa base se instaló la conquista española y 300 años después vino el nacimiento y la constitución de la república, que no resolvió este tema. ¿Cuál es el tema? Es precisamente el reconocimiento de los pueblos originarios en múltiples aspectos. En el caso de Chile tenemos cerca de una docena de pueblos originarios y el más numeroso es el mapuche. Está en la zona sur y colinda también con la zona sur de la Argentina. Y digo somos, porque yo también pertenezco a una etnia, soy aimara, que están en el norte de Chile, en el norte de la Argentina, también en el sur del Perú y en buena parte del occidente boliviano. Y también están los Rapa Nui, que son los polinésicos de la Isla de Pascua, o los diaguitas de la zona frente a San Juan.

Hubo todas las barbaridades durante la colonia y después la república no resolvió plenamente este tema, aunque los padres de la patria siempre hablaron de que eran todos iguales. A finales de los años 70 del siglo XIX las tierras que quedaban a cargo de comunidades indígenas fueron asaltadas tras la búsqueda de nuevos terrenos para la agricultura, dada la revolución industrial y la demanda de alimentos en Europa. Y no solo las tierras de las comunidades, también fue el asalto a las tierras de la Iglesia.

Durante la colonia, el Reino de España llegó a acuerdos con la nación mapuche, de reconocerle determinado territorio y respetárselo. Incluso conceder mercedes de tierra, como llamaban ellos a los títulos de propiedad. Esos acuerdos fueron ratificados en su gran mayoría por la naciente república a finales del siglo XIX. Después de la Guerra del Pacífico, el Ejército procedió a la ocupación de esas tierras, muchas veces con procedimientos muy poco legales.

Ese conflicto se alargó y con la dictadura de Pinochet recrudeció. Se agregó otro tema, que esa tierra era muy fértil para el trigo y el trigo tuvo gran demanda en el comercio mundial, pero después decayó, en gran parte porque surgió la gran producción triguera argentina, que era más barata y de mayor volumen. Y esas tierras se transformaron en forestaciones y fueron adquiridas por empresas forestales y los restos de las comunidades fueron más arrinconados y quedaron en los contrafuertes cordilleranos. Así llegamos hasta la democracia en los años 90, donde hay un proceso de nuevo trato con los pueblos originarios, que en el caso mapuche es el más grande demográficamente, deben ser de 1,5 a 2 millones de personas. Va creciendo porque en cada censo la gente tiene que calificarse si pertenece a una etnia y cada vez hay más que se identifican como mapuches. Cada vez más chilenos de origen prehispánico nos reconocemos como prehispánicos orgullosamente.

Con la democracia vino una restitución parcial de tierras, una política de nuevo trato, se crearon becas indígenas para que pudieran estudiar en las universidades, aumentó la escolarización, surgieron movimientos indigenistas en toda América Latina, desde el zapatismo hasta el MAS boliviano o la Confederación de Pueblos Indígenas del Ecuador.



PD: Además había una discriminación al indígena en la sociedad.

GG: El racismo es brutal, yo viví en México muchos años y en México, producto de la revolución de 1910, que fue una revolución plebeya, que hizo reforma agraria que aniquiló a los terratenientes y generó un México moderno, orgulloso de sus raíces. Cuauhtémoc, que es el líder de la resistencia a la conquista, hoy día tiene plazas y avenidas en todo México. No hay ni una estatua ni una avenida ni una escuela que se llame Hernán Cortés. Los mexicanos tienen orgullo de ser descendientes de los pueblos originarios. Porque eso se reforzó con la revolución de los generales Zapata y Villa. Eso no pasó en el Cono Sur. La gran hacienda subsiste todavía en el nordeste brasileiro y en la Argentina. Eso en Chile terminó con Allende, con la reforma agraria. Después vino Pinochet y colocó al empresariado agrícola que se transformó en agroindustria. Pero la deuda con los pueblos originarios continuó. Entonces, la problemática de los pueblos originarios primero es su falta de reconocimiento, desde el reconocimiento constitucional, es un problema de tierras, porque fueron despojados de tierras de manera muy burda, y también es un problema cultural, un problema de racismo. Chile es una sociedad muy racista, incluso ahora en el gobierno de Boric, no hay ni un ministro de origen indígena de los veintitantos. No hay ni un subsecretario ni un viceministro.

Entonces, es un tema económico, es un tema social, es un tema cultural y es un tema de cohesión social. La situación más fuerte se da en la Araucanía, qué tenemos en los últimos años. El pueblo mapuche tiene cualidades que son buenas y otras no tan buenas. Tiene una resistencia impresionante, en Chile decimos aperrado, o sea, un tipo corajudo, tenaz, y en sus 500 años de resistencia, se intentó desaparecerlos e invisibilizarlos. Como, por ejemplo, la oligarquía chilena, siempre dice que Chile es un país inglés en el sur, o como dijo el pinochetismo que Chile era una buena casa en un mal barrio.

La nación mapuche se organiza en comunidades y cada comunidad tiene un jefe, un lonco, y un vocero werkén. Tienen una lengua, el mapudungun que se habla hasta hoy, a pesar de que desde hace siglos se la trató de hacer desaparecer. Pero también la economía se caracteriza por la pobreza de los pueblos indígenas, no solo los mapuches, los aimaras también. Ahora, lo bueno es que cada comunidad se mantiene, se cohesiona y tiene un lonco, pero no hay un “supra lonco”.


PD: No hay uno que lidere a toda la comunidad completa.

GG: Salvo en situación de guerra, que ellos eligen un toqui, pero los últimos fueron lo de las batallas del siglo XIX, la batalla de Loncomilla, cuando se resistieron a la invasión del Ejército y fueron derrotados. Esa disgregación los ayuda a resistir, pero también les impide actuar conjuntamente, es la parte no tan buena, y los liderazgos complican. También podría decir que el Estado chileno ha llegado tarde al tema. El problema es muy fuerte en la Araucanía, pero también en otras partes, por ejemplo, la mitad de la población mapuche vive en la región metropolitana, con cerca de un millón de personas.



PD: Migraron a Santiago por la pobreza.

GG: Migraron a Santiago por búsqueda de empleo, por pobreza, porque los arrinconaron, les quitaron las tierras, también por el servicio militar, muchos hicieron el servicio militar, son muy buenos soldados. Con la vuelta a la democracia crecieron las becas indígenas, los estudiantes que lograron terminar su enseñanza media ahora podían ir a la universidad a Temuco, a Valdivia, a Santiago, y empezaron a tomar conciencia, empezaron a usar Internet y celulares, se conectaban con ONG de Canadá, de México, son muy astutos en eso. Y hay un tema ahí, que esos estudiantes universitarios, cuando es verano, vuelven a su casa, van a ver a su abuela que viven en una choza en la precordillera, en forma muy lamentable. Y ella le dice, ‘mira, hijo, esas tierras que están allá abajo, donde están esas forestales que exportan celulosa a Europa y Estados Unidos, eran las tierras de tu abuelo, que se las quitaron cien años atrás’. Entonces hay un choque. Frente a eso, ¿qué ha pasado? Hay una gran demanda, donde la actitud no es homogénea, precisamente por esta diversidad, y hay un grupo muy radical, de pocas comunidades, pero muy llamativo comunicacionalmente, del cual la organización Coordinadora Arauco Malleco, la CAM, es una de las más importantes y es la más política, pero que después se fue subdividiendo y surgió la resistencia de los Malleco, los Lafkenche, que son los mapuches de la costa.


PD: La CAM también está presente en la Argentina, aunque en menor medida.

GG: La CAM es la más fuerte y la más organizada, y alguno de sus dirigentes son los más políticos, la mayoría de ellos están detenidos por los distintos actos. Ellos recurrieron en algún momento a acciones violentas e incluso algunos grupos de ellos, basta meterse a sus páginas web, están en guerra contra el estado chileno, como dicen. Y tienen las ORT, las Organizaciones de Resistencia Territorial.

Hasta ahí uno podría entender que hay razones políticas, pero también esto se ha mezclado con la sucesiva detención de los dirigentes que se dedicaron a la guerra contra las forestales, atacaban a las forestales y esto significa en algunos casos un ataque físico. Esto viene de hace algunos años y ha ido creciendo, pero también fue surgiendo una mafia de robo de madera, donde no están solo los mapuches, también hay mucho huinca, huinca es el no mapuche.


PD: Que aprovechan la situación.

GG: Claro, y también se metió el narco. Y ahí hay cosas curiosas, por ejemplo, los mapuches históricamente tenían como doctrina que la jefatura siempre la tenían los más sabios, que en los pueblos originarios eran los más viejos y parte de esa doctrina no escrita, pero transmitida, era que nunca convenía entrar a los balazos, porque las veces que lo han hecho, les ha ido peor. Y otra doctrina no escrita es que los temas de los mapuches son tema de los mapuches, no entran los huinca, aunque se digan simpatizantes. Esas tres normas se han ido rompiendo. Entraron a los balazos, con escopeta con perdigones, por ahí aparece de repente un fusil, se toman fotos encapuchados, con poncho y con escopetas y un fusil y la prensa lo magnifica. Hay mucha especulación de que algunos de ellos, sobre todo en la RAM, tuvieron entrenamiento con las FARC. Y también empezaron a aparecer huincas.



PD: Mezclados con ellos.

GG: Claro, la mezcla se da por su presencia en las ciudades, que facilitan este encuentro. Entonces, hoy día ya no solo es la RAM, que está decaída porque sufrió muchos golpes. Sus dirigentes están detenidos por diversas causas. Hay muertes en el medio y el tema ha ido creciendo, por ejemplo, hay quema de iglesias, de escuelas hogares mapuches, construidas para integrarlos. Lo que no sabemos es quién lo hace, cuál de todos estos grupos, es un tema más complejo. Comprenderás que hay una resistencia histórica a confiar en la palabra del huinca.


PD: Los han traicionado muchas veces.

GG: Claro, como dicen los hermanos del norte “hombre blanco, habla con lengua de serpiente”. Se inauguró una medida adoptada por el presidente Boric de crear una comisión con un objetivo único, que es la restitución de tierras, donde hay gente de todos los sectores. Hay un líder mapuche que es senador, Francisco Huenchumilla, abogado, con visión muy amplia, muy sólida, también hay un ex ministro de Piñera que es empresario, porque los empresarios también reclaman derechos, “nosotros somos chilenos, también necesitamos que protejan nuestras inversiones”, y los colonos dicen “y a nosotros nos queman las cosechas, nos extorsionan”, que es cierto también, entonces las víctimas están para allá y para acá. Ya ha habido casos terribles, por ejemplo, un matrimonio de colonos de origen alemán, los Luchsinger, ancianos, fueron asaltados y les quemaron la casa con ellos adentro. ¿Quién lo hizo? Hay algunos detenidos y procesados.

Porque en las tierras que se les han ido ocupando a los mapuches se instalaron colonos, en su mayoría alemanes y croatas, hacia la segunda mitad del siglo XIX. Eso genera dos agriculturas muy distintas en Chile, la agricultura del valle central, que es igual que el resto de América Latina, que es la gran hacienda con terratenientes que heredaron sus títulos desde la colonia y su productividad se basaba en la explotación de la mano de obra campesina y en la extensión de su tierra. Entonces era muy tradicional, es poco productiva. Y surgió un tipo de campesinado que es el peonaje igual que la gran hacienda latinoamericana. Sin embargo, del Bío Bío al sur, en esta zona que de partida eran boscosas, fueron instalados grupos de colonos traídos de Europa, de Alemania principalmente, un programa organizado por el Estado. Croatas y un poco de italianos. Y ahí se crea la pequeña propiedad familiar qué es la que podía explotar un jefe de familia con sus hijos. Mientras en el valle central encontramos haciendas de 3000 o 4000 hectáreas, en el sur estos pequeños colonos tenían 20 o 40 hectáreas, porque primero tenían que talar el bosque, tenían que arar, construir caminos, era gente muy laboriosa. A veces convivían con una comunidad mapuche que vivía cerca y se hermanaban. Otros los sacaron a patadas. Y esa agricultura es mucho más productiva, porque era una pequeña empresa agraria que terminó en agroindustria: lechería quesería, todo tipo de productos artesanales, como conservas.



Entonces ahí hay un tema que en algunas zonas se han integrado y en otras no. También en algunas partes de las comunidades mapuches existe el resentimiento de que al final todo lo huinca es malo, y también hay en el otro lado descendientes de estos colonos que dicen que todo indio es malo, que es inculto, borracho. Entonces hay un tema de integración cultural y cohesión social muy fuerte.

Esta Comisión que recién se anunció el 21 de junio va a ver el tema de las tierras. ¿Cuáles se pueden restituir? ¿Cuáles no se pueden restituir? Porque hay un tema difícil de la heredabilidad, la trazabilidad de la propiedad. Por ejemplo, la ciudad de Temuco está construida sobre terrenos que eran comunidades. Pero hoy hay escuelas, universidades, fábricas, no se pueden erradicar, hay que indemnizar.

Me recuerda mucho el caso de la propiedad en Berlín, en Alemania, después de la guerra, me tocó estudiar un tiempo eso. Por ejemplo, un doctor judío de comienzos del siglo pasado construyó una casa en Berlín, pero cuando vino la represión contra ellos terminó viviendo allí un oficial alemán. Después perdieron lo nazis y llegaron los comunistas y esa casa la transformaron en un centro de educación infantil. Y después, se acabó el comunismo y no se sabe de quién es la casa. Entonces, obviamente, la casa es de los herederos de la familia judía, que en este caso había algunos vivos. En algunos casos no queda ninguno.

Algo así nos pasa en algunas zonas urbanas del sur. Pero en mi opinión, el tema de la tierra es vital, pero no es el único. También hay un tema de incorporación de la cultura, que te reconozcan. Hace algunos años, yo conversaba con unos loncos de esos súper duros, yo les decía, ‘mira, yo acepto que el estado chileno ha hecho mal con ustedes, no me lo repitan, yo soy aimara, también lo sé por mi lado. Pero dime una cosa buena que haya hecho el Estado, que a ti te guste’. Entonces los viejos se ponían a pensar y uno me dijo, ‘a mí me gusta que el regimiento se llame Tucapel’. Otro me dijo, ‘a mí me gusta porque mi sobrino hizo el servicio militar en el Regimiento Lautaro. Y teníamos un buque que se llamaba Janequeo’. Y entonces esa identidad cultural los hacía partícipes. Cuando estudiamos este tema en el Ministerio de Defensa, acudimos a la experiencia de Nueva Zelanda.



PD: Ellos han integrado mucho a la cultura maorí.

GG: Completamente, porque mira, llegó a Chile un almirante neozelandés que era un British completo, 1,85 metros de altura, rubio, nos habló un inglés impecable, nos saludó y a los tres minutos se puso a hablar en maorí y no entendimos nada. Y después nos dijo que ellos eran todos bilingües, porque no bastaba con integrar al maorí a las Fuerzas Armadas, sino que también hay que integrar su cultura. Y ahí fue donde nos mostró un video de unos infantes de marina neozelandeses haciendo el Haka, así como de los All Blacks. Entonces el elemento cultural es básico y la aceptación de la diversidad.

Para el estallido social en el 2019, que tuvo casos muy condenables de vandalismo cuando era una protesta de igualdad, la población no aceptaba ninguna bandera de partidos, solo bandera chilena y banderas mapuches. Y esto no era promovido por ellos, porque hay otro tema de la doctrina mapuche que en pelea de huincas no hay que meterse. Me imagino que miraban con simpatía que las calles estaban llenas de banderas mapuches, pero hay una aceptación que se pierde con los actos de violencia y que algunos dicen que hay que llamarlo terrorismo. No hay término más difícil de definir que terrorismo, pero quemar una casa con un par de ancianos adentro es un homicidio calificado. Hay que condenar porque eso no tiene nada que ver con la resistencia cultural y la cohesión social. Eso genera desconfianza y por eso la creación de este espacio puede ayudar, pero no es lo único.


PD: ¿Cómo ha sido la militarización de la Araucanía y cómo ha afectado el proceso de integración?

GG: En lo beneficioso ha disminuido el número de eventos como son múltiples cortes de carretera, extorsiones, robo de madera, quemas de casas, etcétera. En gran parte porque hay un gran despliegue. Afortunadamente y en más de un año no ha habido casos de muertes y esto en gran parte es por las reglas de enfrentamiento o de uso de la fuerza. Es más bien disuasiva la presencia, pero lo que yo he venido señalando es que hay que definir el objetivo político, porque si uno no tiene claro el objetivo podemos tener estado de emergencia para siempre, ya dejó de ser un estado excepción para pasar a ser un estado permanente. También es un problema porque las Fuerzas Armadas no están diseñadas para eso. Es un tema estrictamente policial y de orden interno.



PD: ¿Por qué crees que se llega a la militarización? Estando Carabineros, que es una fuerza bastante importante en Chile, tener que sumar a las Fuerzas Armadas, ¿realmente había una necesidad? ¿Estaban sobrepasados los Carabineros?

GG: En algunos momentos sí, pero yo creo que también ha habido un predominio de lo táctico en la visión no solo de este gobierno, que lo reconozco, yo fui parte de este gobierno hasta hace poco y vi eso, sino también de los gobiernos anteriores. El gobierno de Piñera, también, de lo táctico comunicacional, o sea, mostrar que estoy haciendo algo. Lo muestro, me dura una semana, pero a la semana sigo con el problema como, por ejemplo, el actual estado de excepción. Al gobierno de Boric no le gustan los estados de excepción, no le gustaba tener tropas en la calle, por identidad política.

En abril, los camioneros se tomaron la carretera principal del sur alegando que había habido asaltos a camiones, les habían robado la mercancía, les cobraban peaje, etcétera. Entonces pidieron que estuvieran las Fuerzas Armadas. Eso fue lo inmediato, todos contentos, se reanudó el tráfico y no hubo más asaltos. Los militares están desplegados en las carreteras. Pero ¿alguien puede pensar que el problema de la Araucanía se resuelve militarizando la carretera? Hay que darle seguridad, por supuesto, pero la carretera es un signo más de muchos otros. Entonces, al poco rato las bandas delictuales empezaron a actuar al lado de la carretera o en las carreteras que accedían a la carretera Sur. Entonces hubo que agregarle el decreto que, además de proteger la carretera hay que proteger a las personas y después a las propiedades, se fue ampliando y a esta altura ya es todo.

Pues yo digo que la Fuerza Armada es un comodín que han tenido la mayoría de los gobiernos, que si hay un problema se usa a la Fuerza Armada. Antaño había mucho analfabeto, las Fuerzas Armadas alfabetizado. ¿Huelga ferroviaria? las Fuerzas Armadas a hacerse cargo, ¿hay problema de distribución de alimentos? las Fuerzas Armadas controlan la distribución. Entonces, las Fuerzas Armadas se transforman en un subsidio de las deficiencias del Estado.

Pero, si hay un problema de educación, ¿por qué no darle más plata al Ministerio de Educación? Porque si no, como me dijo un general ya retirado, ‘yo tengo 35 años de servicio y he sido todo, maestro, parturienta, tener que manejar trenes, y, además, soldado’. Entonces, con el tiempo eso desnaturaliza, pero el segundo problema es cuando tu usas el elemento militar, que es un elemento letal, para resolver problemas políticos. Te vas a crear otro problema. Eso, las Fuerzas Armadas latinoamericanas lo tienen bien aprendido.


PD: Las Fuerzas eso lo aprendieron, pero a veces no se ve en los políticos. En la Argentina también se debate el uso de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interna, pero los políticos usan a las Fuerzas Armadas cuando se necesita apagar un incendio forestal, para hacer calles, dar de comer. Las ven como un activo del Estado que hay que usar para tapar las ineficiencias del Estado.

GG: Yo digo que las misiones de las Fuerzas Armadas son básicamente cuatro, es mi opinión personal, que coincide con muchos: una es la propia, que es la defensa de la soberanía e integridad territorial, la protección de la población. Es la principal. Otra es la ayuda en caso de emergencias, que en el caso nuestro las desgracias son muy abundantes, los terremotos, los tsunamis. ¿Por qué? Porque la Fuerza Armada tiene equipos de comunicaciones, de transporte, tecnología y además brindan seguridad cuando se descompone una región del país por algunos de estos cataclismos. Incluso esa es la misión más admirada por la población. He acompañado tanto al presidente Lagos como la presidenta Bachelet muchas veces a una zona terremoteada y en todas partes siempre veía lo mismo, un montón de pobladores, principalmente mujeres, gritándole a Michelle Bachelet ‘traiga a los milicos Michelle’, porque la idea es que los milicos los ayudaban. Además, de una compañía, la mitad levanta muros, salva gente, y la otra mitad, con casco, patrullando para que los saqueadores no roben. Los carabineros detrás. ¿Hasta cuándo dura eso? Hasta que se normalicen los servicios básicos. La tercera son las operaciones de paz, que se explican por sí mismas. Nosotros necesitamos un mundo ordenado conforme a derecho en el marco del mandato de Naciones Unidas. Y el otro es la ayuda al desarrollo, que es básicamente la investigación científica y el parque industrial. Esas son las tareas básicas, no es seguridad interior, para eso está el Ministerio del Interior y la seguridad del Estado.



PD: Es que el empleo de la fuerza es totalmente distinto.

GG: Completamente y el equipamiento es distinto. Tú no vas a sacar un tanque para recorrer un camino. Entonces, entre temores políticos, inexperiencia, predominio de lo táctico y urgencia, a veces lo urgente tapa lo necesario, respuestas que resuelven una semana pero que dejan pendientes cuestiones que son necesarias. Pero, cuando ya se cumple un año, sería conveniente evaluar ¿Qué objetivos se buscan? ¿Qué metas se han logrado? ¿Cuáles son las metas siguientes? ¿Cómo se articula esa presencia militar, que a lo mejor es necesaria, con otros recursos? Como me dijo un estratega ‘nosotros somos un recurso del Estado, las Fuerzas Armadas son disciplinadas, van a hacer lo que el poder político les señale, no hay duda’. Pero no son el único recurso del Estado. Y como hablamos en la Araucanía, requiere medidas sociales, medidas económicas, medidas culturales y de educación.


PD: ¿Se tiene que hacer todo a la vez?

GG: Claro, tiene que ser interagencial. No se va a resolver esto mandando a los militares.


PD: ¿Hoy existe ese trabajo? ¿Se está planificando este trabajo más allá de esta comisión para entregar tierras?

GG: Mi opinión es que debiera ser más amplia. También hay una política de inclusión. Parte de eso yo creo que se va a discutir en este segundo intento constitucional.


PD: ¿Qué se espera en ese sentido de la nueva Constitución?

GG: El primero pecó de exceso, fue un fracaso lamentable y en gran parte por un desprestigio de los constituyentes. Tuvo un desempeño donde predominó mucho lo identitario. O sea, yo soy profesor, entonces lo más importante es que en la Constitución estén los derechos a los profesores. Al final confundieron la Constitución con un programa de gobierno. Además, una serie de conductas personales que dio indignación, se disfrazaban, era un circo. Por eso la población tuvo un baño de realismo y dijo, ‘pues por aquí no’. Y se fue para el otro lado, ‘lo más importante es la seguridad’.

La Constitución debiera incluir un reconocimiento a los pueblos originarios, de sus derechos y también sus derechos políticos. Hoy día casi no hay parlamentarios originarios, solo mapuches, dos senadores y dos diputados. De 155 diputados hay dos. De 50 senadores hay dos.



PD: Es muy poco viendo el porcentaje de la población que representan, porque los mapuches son más del 10% y no llegan ni al 1% de representación en el congreso.

GG: Y eso es una reflexión de país que a veces la urgencia no nos deja ver. Pasa no solo en Chile, que el sistema político ha caído mucho en el personalismo, lo que aquí se llaman agendas personales. Lo importante no es como yo ejerzo un cargo, sino como yo de aquí salto a ser senador en tal parte, pues entonces viajo mucho, destino muchos fondos para crear clientelismo y los partidos dejaron de ser partidos con programas para ser partidos con coaliciones de caciques electorales. ¿Qué provoca eso? Una separación entre la política y la población, que ve que arriba se pelean, discuten, pero los problemas de la vida cotidiana no están ahí.


PD: Es interesante porque fuera de Chile se conoce poco de qué es lo que realmente está pasando en el conflicto en la Araucanía, y tiene una relación directa con el conflicto del lado Argentina.

GG: Y entre ambos movimientos hay muchos vasos comunicantes, no ahora, sino siempre, porque migran para allá y para acá y para ello el wallmapu, como le llaman al territorio mapuche, porque en efecto la Argentina y Chile lo inventaron los españoles. ‘Esta era nuestra tierra, nosotros estábamos aquí antes’ y en eso tienen razón y las pocas tierras que les respetaron los españoles la mayoría se las quitaron después, les dejaron la tierra más mala. Entonces es un tema que hay que enfrentar sin ideologismo, con visión amplia.



PD: Es algo que hace falta en general en toda América Latina, no se ha entendido por qué se llega al problema de seguridad, a la situación violenta, y es porque hay toda una historia detrás. Se termina atacando la cuestión de la violencia y no a resolver las causas.

GG: Claro, y hay que cabalgar en las dos vías y, esto lo aprendí en México, donde viví muchos años, el hombre es una síntesis de múltiples determinaciones. No de una sola. Por ejemplo, yo le decía el otro día a un grupo de señoras feministas: ‘Bien, tú eres mujer, pero también eres madre, que es otra definición, eres profesional, tienes ideas de izquierda. ¿Cuál de todas esas determinaciones es más importante?’ No es una síntesis única y las personas y las naciones somos eso. Yo genéticamente soy aimara, hijo y nieto de aimara, ni una gota de mis genes viene de un barco. Pero no soy solo aimara, soy hijo y nieto de obreros ferroviarios, tengo la tradición sindical y combativa del norte de Chile, pero también soy profesional y dentro de mi profesión me dedico a relaciones internacionales y estudio América Latina. Entonces conozco mucho la cultura latinoamericana. Pero también soy un intelectual y soy un funcionario de Estado y a veces he sido diplomático. ¿Cuál es lo más importante? Soy una síntesis, o sea, soy chileno. Y como chileno tengo la misma obligación y los mismos derechos que todos, porque el Estado necesita de una unidad y la unidad se da en torno a su institucionalidad, independiente de cualquiera de las otras definiciones, pero ese Estado tiene que reconocer que existe una sociedad que es diversa. Los fundamentalismos son malos, que todos lo que son iguales a mí son los buenos y los demás son infieles. No podemos quejarnos toda la vida sino tratar de hacer algo para solucionarlo y la única forma de solucionarlo es la democracia, que construye República y construye instituciones y por eso las Fuerzas Armadas son institucionales. Las Fuerzas Armadas defienden a todos los chilenos, sean aimara, rapa nui, croatas, palestinos, porque todos respetan la misma institucionalidad. Y en ese sentido, las Fuerzas Armadas existen para proteger a la población y el territorio y la soberanía, la capacidad de decidir por nosotros nuestro destino.

Image00016_edited.jpg

Pucará Defensa

Análisis, opinión e información estratégica sobre Defensa y Seguridad en América Latina 

bottom of page