Por José A. Quevedo
La Armada de México ha presentado un nuevo Sistema Aéreo No Tripulado de Despegue y Aterrizaje Vertical denominado SANT-DAV, capaz de despegar verticalmente con cuatro motores eléctricos y continuar su vuelo horizontal con un motor de combustión interna. Fue desarrollado con recursos del Fondo Sectorial de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Ciencias Navales (FSIDCN), hasta antes de su extinción por el gobierno federal en el 2020.
El nuevo vehículo fue desarrollado en el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Armada de México (INIDETAM) donde un grupo multidisciplinario desarrolló toda la estructura, la aviónica y el software. Es una aeronave no tripulada de despegue y aterrizaje vertical con una autonomía de 50 millas náuticas (unos 91 kilómetros), puede alcanzar un techo operativo de 12.000 pies, con un peso máximo de 90 kilogramos.
La Armada de México suma este desarrollo al Sistema de Patrullaje Autónomo de Reconocimiento Táctico Aéreo para la Armada de México (SPARTAAM) también desarrollado de manera autóctona. El SPARTAAM tiene el propósito de contar con un sistema de recolección de información de inteligencia que fortalezca las capacidades ISR y apoye las operaciones que conduce la Unidad de Inteligencia Naval.
Este aparato puede volar durante ocho horas continuas a una altura de 12 mil pies (3657 metros) y a una distancia de aproximadamente 100 kilómetros de su base. El modelo ya está en operación en el Centro de Capacitación y Adiestramiento de Sistemas Aéreos no Tripulados (CCASANT) en el estado de Veracruz en el litoral del Golfo de México.
En el 2021, la Armada presentó un proyecto de inversión ante la Secretaría de Hacienda y solicitó 42.200.000 pesos para la producción en serie del SPARTAAM. Consiste en un sistema aéreo no tripulado de mediano alcance capaz de conducir operaciones navales, el cual está integrado por tres aeronaves, un vehículo en función de estación
Entre los beneficios de este proyecto se detalla que esa fuerza armada obtendrá inteligencia a través de diferentes sensores, como cámaras diurnas y nocturnas montadas en aviones que realicen vuelos autónomos en las zonas marinas mexicanas.
La Marina de México opera más de 15 aeronaves no tripuladas, de las cuales tres son de diseño y construcción nacional y las otras 12 –Arcturus T20-, son de manufactura estadounidense.
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