“Argentina debe decidir si quiere ser una potencia regional o un satélite ideológico”
- Santiago Rivas

- 24 oct
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Entrevista a Santiago Lucero Torres, presidente del Foro Argentino de Defensa
Por Santiago Rivas
Pucará Defensa: Usted ha sido crítico de la conducción política de la Defensa, aunque en algún momento reconoció algunos gestos positivos. ¿Cuál es su posición hoy?
Santiago Lucero Torres: Creo que todos somos críticos, incluso los buenos profesionales dentro de la conducción actual. Pero más allá de los nombres, el problema ya no es quién se sienta en el Ministerio, el problema es el sistema. La Defensa en Argentina funciona como una estación de paso, no como una política de Estado. Se nombra a funcionarios que piensan más en posicionarse en las próximas elecciones que en construir capacidades a veinte años. Los primeros meses los usan para ubicarse, los siguientes para armar equipos, y cuando podrían empezar a planificar, ya están maquillando la gestión para su candidatura. Así no se puede conducir un área estratégica.

PD: ¿Dónde radica el problema?
SLT: En la cultura de la improvisación. Nadie quiere hacerse cargo de decir la verdad. Se administra la Defensa como si fuera una intendencia con uniformes. Y del otro lado, en las Fuerzas, el Congreso e incluso en la Justicia, hay un silencio que ya no puede justificarse por prudencia. Si nadie levanta la voz cuando se cometen errores que tardan décadas en corregirse, ya no es solo un problema de capacidades, es un problema de conciencia nacional.
PD: ¿Qué reformas cree necesarias para revertir esa situación?
SLT: Esto no se arregla con decretos cosméticos. Si no se blinda por ley, todo lo demás es maquillaje. Argentina necesita una arquitectura legal que impida volver a empezar de cero cada cuatro años.
PD: ¿Qué leyes deberían impulsarse?
SLT: Más que pensar en leyes aisladas, lo central es construir un verdadero sistema de Seguridad Nacional, que integre Defensa, Seguridad e Inteligencia Estratégica bajo una misma lógica de planeamiento. Hoy todo funciona de manera fragmentada, con estructuras que muchas veces se superponen y desperdician recursos. Eso no significa confundir roles, las Fuerzas Armadas deben mantener su naturaleza militar, pero el Estado necesita coordinar mejor los instrumentos de poder. Por ejemplo, es clave actualizar, entre tantas, la Ley para el Personal Militar, que regula el reclutamiento y la carrera del personal. No podemos seguir con un esquema pensado hace medio siglo, para un contexto geopolítico y tecnológico que ya no existe.
PD: Más allá de lo institucional, ¿cuál debería ser la primera prioridad?
SLT: La dignidad del personal. Es inadmisible que un encargado de edificio gane más que un oficial con formación universitaria, que vive mudando a su familia por todo el país, sin estabilidad ni reconocimiento. El salario digno es el primer paso para reconstruir el espíritu de la Defensa.
A eso se suma la crisis del IOSFA, que hoy es un problema estructural y urgente. El sistema de salud del personal militar y sus familias está colapsado, y eso impacta directamente en la moral y en la vida cotidiana de quienes sirven al país. Si el Estado no puede garantizar un servicio eficiente, hay que tener la madurez de analizar alternativas, incluso la posibilidad de que la prestación sea administrada por un tercero con experiencia y estándares de calidad comprobados. Lo importante es que el personal reciba la atención que merece.
PD: ¿Y en cuanto a capacidades?
SLT: Primero hay que dejar de armar powerpoints y empezar a armar a nuestras Fuerzas. Esto no va de lo que hoy tenemos o nos falta: necesitamos voluntad política y pensamiento estratégico alineado con los escenarios del futuro. Los planes en Defensa tardan décadas en asentarse; si no empezamos ahora, llegamos tarde otra vez. Han pasado 43 años desde el fin de Malvinas y todavía discutimos como si el futuro fuera a esperarnos.
Argentina carece hoy de un verdadero pensamiento estratégico y el sector Defensa no es la excepción. Necesitamos una fuerza moderna pero sostenible prepuestariamente, con prioridades concretas, por ejemplo, una fuerza de submarinos.

PD: ¿Por qué tanta insistencia en los submarinos?
SLT: Porque sin submarinos no somos mas que espectadores de nuestro mar y porque son un perfecto ejemplo de lo que alguna vez fue una política de Estado. A comienzos del siglo XX la Argentina se propuso ser potencia, tal como ahora lo hacemos con el presidente Milei y así como ocurrió con los acorazados Moreno y Rivadavia, años después para nuestros primeros tres submarinos, intervinieron desde Yrigoyen en su primer presidencia, hasta el presidente Justo que los recibió en 1933, demostrando que el consenso estratégico no solo era posible sino indispensable.
PD: Usted sostiene que la industria de la defensa está desorganizada. ¿Cuál es su diagnóstico?
SLT: En los papeles tenemos doctrina y leyes que nos reconocen como sector estratégico. En la práctica, las fábricas están paralizadas, los teléfonos no se atienden y ni siquiera podemos vender munición a un aliado que la requiere formalmente. El problema no es técnico, es de voluntad, gestión y coraje político para hacer lo que hay que hacer.

PD: ¿Cómo debería posicionarse Argentina en el plano internacional?
SLT: Nuestro espacio geopolítico es el Atlántico Sur y ahí tenemos que ser actores, no espectadores. Estamos ante un momento irrepetible: la principal potencia económica y militar nos invita a un alineamiento estratégico hemisférico. No se trata de subordinación, sino de un alineamiento inteligente y soberano que ponga a la Argentina donde tiene que estar para defender sus intereses.
El Atlántico Sur y la Antártida van a ser escenarios de competencia creciente entre potencias extrarregionales. Frente a eso, debemos elegir si queremos ser potencia regional o un satélite ideológico. Para lo primero, hoy tenemos una mano tendida. Ese paso, bien negociado, puede ayudarnos a dar vuelta la página del atraso estratégico. Para lo segundo, está el kirchnerismo con los resultados a la vista.
PD: ¿Es optimista sobre el futuro?
SLT: Sí, especialmente en materia de Defensa. El presidente Milei ha trazado objetivos y definido alianzas en las que la Defensa debe asumir un rol protagónico. Pero para que eso ocurra, es indispensable que el próximo ministro esté a la altura del momento histórico, comprenda el rumbo hacia el que debemos avanzar y la gravedad del punto en el que estamos. El desafío es enorme, pero no imposible: desde el Foro Argentino de Defensa estaremos siempre dispuestos a colaborar y a tender una mano para construir, entre todos, una política de Estado que trascienda los gobiernos.



