Ante los incendios forestales que están ocurriendo actualmente, especialmente en la Argentina, analizamos las distintas soluciones que existen desde el aire y cómo funciona la lucha contra incendios en cada país de América Latina.
Por Santiago Rivas
Los incendios de bosques y pastizales son un problema creciente en América Latina, ante el avance del hombre sobre áreas naturales y el cambio climático, con algunas regiones experimentando un mayor riesgo, debido a climas semiárido o la falta de infraestructura. El caso de la Argentina es tal vez el más preocupante, porque a eso se suma la enorme ineficiencia del estado, que desde hace varias décadas ha estudiado la incorporación de aviones hidrantes, pero nunca lo hizo realidad, a pesar de que es una de las partes del subcontinente que más sufre de incendios.
Las actividades de extinción de incendios en América Latina son muy diferentes según cada país. Si bien en la mayoría el trabajo es realizado por el estado, utilizando aviones de la Fuerza Aérea o de otras organizaciones estatales, en algunos países también hay participación privada. De estos últimos, los casos más relevantes son Chile, Argentina, Colombia, Brasil y México.
Además, en algunos países, las empresas forestales contratan servicios de extinción de incendios a operadores privados, en la mayoría de los casos con helicópteros. Muchos operadores de helicópteros en América Latina tienen sus propios Bambi Buckets para la lucha contra incendios y les ofrecen sus servicios.
Entre los operadores privados, se pueden dividir en tres tipos: operadores de helicópteros, empresas de extinción de incendios de ala fija y empresas de aviación agrícola que realizan extinción de incendios bajo petición.
Tipos de aeronaves
La institución más desarrollada relacionada con la extinción de incendios con aeronaves en la región es la chilena CONAF, que ha estudiado el uso y eficiencia de diferentes plataformas aéreas de extinción de incendios. Este estudio, realizado en base a la lucha contra el fuego ante la llamada “Tormenta de Fuego” de febrero de 2017, analizó los resultados de los trabajos de distintos tipos de plataforma y es muy interesante, ya que rebate el mito popular de que a mayor tamaño de aeronave más eficiencia.
Este trabajo analizó distintas variables, teniendo como principal cuántos litros alcanzaron el fuego sobre el total de litros lanzados y cuántos de ellos cayeron sobre el objetivo de manera compacta.
Además, se tuvo en cuenta el mecanismo de descarga de agua, la manera en que pudieron atacar el fuego (si en el frente de avance o en los flancos), la demora en la carga de agua y el tiempo que la aeronave debe permanecer en tierra entre cada lanzamiento, la cantidad de personal de apoyo terrestre, si requiere que se restrinja el espacio aéreo para su operación, la maniobrabilidad y el tipo de pista que necesitan.
Estos puntos son muy relevantes, ya que lo que cuenta en la operación es cuántos litros de agua, en un espacio de tiempo determinado, alcanzaron efectivamente las llamas y permitieron controlar el incendio.
El estudio de la CONAF indicó que los helicópteros y pequeñas aeronaves (basadas en aviones agrícolas) son los más eficientes en cuanto a la cantidad de agua que cae de manera compacta o en forma de lluvia al fuego, las cuales son las únicas que son eficientes para combatir el fuego. Los helicópteros alcanzaron un 100 % de eficiencia (porcentaje de agua caída que llega al fuego), y los aviones Air Tractor AT-802F alcanzaron un 90 %, y en ambos casos toda el agua que llegó al fuego lo hizo como una masa compacta, lo que es importante para la eficiencia de la tarea. Esto se debe en gran parte a que su reducido tamaño y mayor maniobrabilidad les permite lanzar el agua a poca distancia del fuego, aún en zonas montañosas, reduciendo así las pérdidas por evaporación o acción del viento y la probabilidad de que el lanzamiento de agua no alcance el objetivo.
Otras ventajas de ambos tipos de aeronaves son que requieren pocas facilidades en tierra, pudiendo operar los Air Tractor desde pistas sin preparar y muy cortas. Eso hace posible que puedan operar incluso desde caminos de tierra y la carga de agua lleva poco tiempo, necesitándose solo de un camión cisterna o un tanque de agua y una bomba. La carga de helicópteros y aviones pequeños lleva no más de 2 minutos y el tiempo en tierra es inferior a los 10 minutos, con los helicópteros pudiendo cargar desde espejos de agua sin aterrizar, lo cual también puede hacer la versión anfibia del AT-802 (el Fire Boss). Mientras los helicópteros no demandan personal en tierra para la carga del helibalde, los aviones pequeños demandan hasta dos personas solamente.
Grandes ineficientes
El trabajo de CONAF planteó, por su parte, que los aviones grandes tuvieron poca eficiencia (con un 13 % para el Hércules y Boeing 747 Global Super Tanker, un 35 % para el Ilyushin Il-76 y un 72 % para el BAe 146). El tamaño y la velocidad de los aviones grandes los obligan a volar más alto, especialmente en áreas con montañas, por lo que un gran porcentaje del agua caída se evapora o el viento lo saca del área objetivo. Esta baja eficiencia se debe a que en aviones como el Super Tanker, Hercules, Il-76 o similares, entre un 20 a 25 % de los lanzamientos cae fuera del objetivo, mientras que, del agua lanzada sobre el blanco, solo entre un 50 y un 80 % cae sobre el mismo (el resto se evapora o es llevada por el viento) y entre un 33 % (en el caso del Hercules y el Super Tanker) y un 90 % (para el BAe 146) cae en forma compacta.
Además, la necesidad de grandes pistas y más infraestructura significa que generalmente no pueden operar cerca de los incendios, debiendo hacerlo desde aeropuertos, especialmente en el caso del Boeing 747 (lo mismo aplica para aviones como el Douglas DC-10). En el caso de los aviones más grandes, necesitan el apoyo de uno más pequeño que los guíe a los incendios, haciendo que la operación sea más complicada y difícil y su baja maniobrabilidad y alta velocidad obliga a restringir el espacio aéreo, impidiendo que operen otras aeronaves (en el caso del 747, requiere un despeje de 10 millas, lo que en Chile significó un gran retraso en la operación de otras aeronaves).
A estos puntos hay que sumar los costos operativos, que son sumamente altos en los aviones grandes. En cuanto al costo de adquisición, muchos de ellos pueden ser alquilados o, en el caso de otros como el C-130 Hercules, se pueden usar aviones disponibles en las Fuerzas Aéreas. En el caso de alquiler, está el problema de la disponibilidad, ya que es común que la temporada de incendios en un país coincida con la de otro (el caso de Argentina y Chile, por ejemplo), ya que no hay una cantidad demasiado grande de los mismos en el mundo. Los kits que se emplean para instalar en aviones tipo Hercules tienen el problema de que no pueden lanzar toda el agua junta y muy poca cae en forma compacta, por lo que su eficiencia es extremadamente baja. Para resolverlo, Leonardo Aircraft diseñó un sistema de tanques lanzables de cartón de 1000 litros cada uno, adoptado por la Fuerza Aérea del Perú, que liberan el agua a muy baja altura y permiten que ésta llegue de manera compacta. Este sistema es práctico, pero tiene el costo de que los tanques son descartables.
El famoso Bombardier / Viking CL-415
Por otro lado, aunque no analizado en el informe de la CONAF, se encuentra el muy conocido Bombardier / Viking Air CL-415, descendiente del CL-215, que fuera el primer avión específicamente pensado para lucha contra incendios. Tiene la gran ventaja de poder cargar desde espejos de agua (aunque depende de la existencia de los mismos para una operación rápida) y una gran maniobrabilidad para su tamaño, pudiendo lanzar muy cerca del fuego y con una eficiencia muy similar a la de un Air Tractor. Sin embargo, la demanda de los mismos ha caído mucho debido al alto costo de adquisición (unos 35 millones de dólares contra unos 3 millones de un Fire Boss), el costo de operación (13.500 dólares contra 4.200), teniendo en cuenta que lleva solo el doble de agua (6.100 litros contra 3.000 de un Fire Boss), requiriendo además al menos dos tripulantes contra uno. Así, un Fire Boss puede lanzar 53.000 litros de agua por hora, con un costo de 17 centavos de dólar por litro de agua lanzada, mientras que un CL-415 en ese período lanza 103.000 litros de agua, con un costo de 54 centavos de dólar por litro (https://firebossllc.com/cost-comparison/).
Terrestre versus anfibio
La recarga de agua desde un lago o río vuelve muy tentador el empleo de aviones anfibios, aunque esto depende de la existencia de espejos de agua cercanos. El uso de agua de mar en muchos casos se desaconseja, porque llena de sales el suelo y pierde su fertilidad dificultando la recuperación del área afectada por el fuego. La decisión, ante un incendio, de emplear los aviones terrestres o el Fire Boss, depende del triángulo entre el fuego, las pistas y el lago, lo que va a determinar cuántas descargas pueda hacer cada plataforma en un tiempo dado. Desde la Dirección de Aeronáutica de Córdoba explicaron que, si el fuego está a más de 35 kilómetros del lago más cercano, la prioridad será el avión terrestre. En los demás casos, se prioriza el anfibio, aunque si el fuego es grande se van sumando más aviones, según la necesidad.
Si bien calculan que cerca de un lago el Fire Boss puede sextuplicar la capacidad de un AT-802 terrestre, normalmente calculan que están en una relación de 1 a 4.
Aeroaplicadores
Otra opción es el empleo de aeroaplicadores, que, si bien no son específicos para apagar incendios, pueden hacer lanzamientos de agua. En este caso, se emplea el lanzamiento de emergencia, que realiza un vaciado rápido del tanque.
Si bien los aviones agrícolas tienen algunas características inferiores frente a aquellos que son específicos para luchar contra incendios, igualmente tienen utilidad. Como explica un especialista en lucha contra incendios, la principal diferencia está en la compuerta para lanzar el agua. “La diferencia es el ángulo de apertura que tienen las puertas y las bocas de venteo que tienen en la tapa de la tolva, arriba. Son cosas que trae la compuerta de fuego y no trae la de fumigación. La compuerta de fumigación hace un disparo más largo, no puede concentrar tanto la descarga de agua y se chupa la tolva, porque la depresión que se genera en el momento de apertura de la tolva es tan grande que no permite que el agua salga tan rápido” explica. En cambio, en los aviones equipados con las bocas de venteo en la tapa de la tolva, el ingreso de aire por allí permite una salida más rápida del agua por la puerta inferior.
Helicópteros
Los helicópteros, aunque tienen costos operativos más altos que los aviones pequeños, tienen la más alta efectividad, por poder concentrar toda el agua sobre el fuego de una manera compacta, atacar el frente de avance de las llamas y recargar a muy poca distancia de las mismas, sin requerir pista. La velocidad de su operación hace posible, además, que haya muchos atacando el fuego simultáneamente. La capacidad de carga de los Bambi Bucket va de los 500 a los 9.800 litros (esto último en el caso de aparatos como el Chinook o el S-64 Sky Crane), mientras que el S-64 Sky Crane puede llevar un tanque ventral de 10.000 litros.
Argentina
El Ministerio de Ambiente está a cargo de las operaciones de extinción de incendios a nivel nacional, como parte del Sistema Federal de Manejo del Fuego, creado en 1996 como el Plan Nacional de Manejo del Fuego. El país tiene diferentes zonas con mayor riesgo de incendios forestales, siendo los bosques de la Patagonia, los montes de las provincias de Córdoba, Tucumán y Salta y los pastizales en el delta del río Paraná y zonas de esteros (como ahora ocurre en la provincia de Corrientes) donde los incendios son más comunes. Además, en Córdoba y la Patagonia, las zonas pobladas se ven afectadas regularmente.
Mientras que la Fuerza Aérea, el Ejército, la Prefectura Naval, la Policía Federal y la Gendarmería Nacional tienen Bambi Buckets para helicópteros, el ministerio organiza una licitación cada año para contratar operadores privados para incendios en los bosques de la Patagonia, tanto en alas fijas como rotativas. Si bien generalmente se contratan un par de compañías con aviones hidrantes y una con helicópteros cada año, si los incendios son más grandes o más de lo esperado, se podrían contratar otras compañías, pero esto es poco común.
Las empresas que pueden pujar por la licitación deben tener certificación local y la aeronave debe estar registrada localmente. En 2018 se produjo un escándalo cuando la empresa chilena Helicópteros del Pacífico fue contratada sin licitación, lo que provocó las protestas de las empresas argentinas, que demandaron al gobierno. Desde entonces, solo se contrataron empresas locales y ahora Helicópteros del Pacífico está trabajando para establecer su filial argentina, llamada Helos LV, para tratar de obtener el contrato nuevamente.
Según una fuente de una de las compañías, la mayoría de las empresas que operan helicópteros en Argentina se promocionan como capaces de realizar tareas de extinción de incendios, pero no tienen la capacitación y el equipo adecuado para eso.
Actualmente, Jasfly es la principal empresa que ofrece extinción de incendios con helicópteros en Argentina, equipados con Bell 206, 407 y 412. Hay otras empresas que ofrecen el servicio, pero no lo han realizado nunca.
En ala fija, se encuentra AAXOD, en la provincia de Córdoba, equipada con Air Tractor 802F y Agropecuaria Litoral con Dromader.
En la provincia de Mendoza existe la empresa Aerotec Argentina, con aviones Thrush (son los representantes de la empresa para Argentina y Chile), mientras que Darío Colombi, con sede en la ciudad de Bariloche, cuenta con un Fire Boss y dos Air Tractor 802F.
Además de las operaciones nacionales, algunas provincias tienen las suyas propias, con la provincia de Córdoba con tres Air Tractor 802F y un Fire Boss para la extinción de incendios, y la provincia de Santa Fe contratando a AAXOD y Agropecuaria Litoral en algunos casos. La provincia de Salta cuenta con su propio helicóptero Bell 412 para la extinción de incendios.
Asimismo, la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FeArCA), que reúne a las empresas de aviación agrícola, ha ofrecido, de manera gratuita, aeronaves para emergencias, y tienen convenios con la provincia de Santa Fe y algunos municipios de distintas provincias, para proveer aeronaves cuando las necesiten. Siendo que la Argentina posee la tercera mayor flota del mundo de aviones agrícolas (con más de 600 empresas y más de 1.000 aviones), esta es una capacidad nada despreciable si se aprovechara correctamente.
En los casos en donde la federación ha prestado los aviones de sus asociados, el estado solo paga por el combustible, pero en general la experiencia de la federación ha sido mala, ya que en muchos casos ha sido muy dificultoso el cobro de los gastos de combustible por parte de los operadores de los aviones, lo que hace que hoy muchos asociados no quieran prestar sus aviones para estas tareas. De todas maneras, muchos colaboran ad honorem en la extinción de incendios, sin ser convocados por el estado.
Brasil
En Brasil, casi todas las tareas de lucha contra incendios son realizadas por el estado, principalmente por la Fuerza Aérea, a pesar de que algunas compañías tienen capacidad de extinción de incendios con helicópteros, pero no son contratadas por el estado.
Cuando es necesario, el gobierno hace uso de los aviones agrícolas gracias a un acuerdo con el Sindag (Sindicato Nacional das Empresas de Aviação Agrícola), la organización que reúne a toda la aviación agrícola del país. Brasil tiene la segunda flota de aviación agrícola más grande del mundo, después de los Estados Unidos (y seguido por Argentina), lo que significa que hay una gran oferta de aviones.
México
En México, el gobierno federal utiliza sus propios aviones para la lucha contra incendios, coordinados por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR). La Fuerza Aérea, la Armada y la Guardia Nacional actualmente realizan las operaciones a nivel nacional, con contratos con la CONAFOR, y no existe participación privada a esa escala. Otras organizaciones estatales, como la Comisión Nacional del Agua, proporcionan sus helicópteros Bell 407 equipados para la extinción de incendios.
Asimismo, los gobiernos de los estados de Aguascalientes, Jalisco, San Luis Potosí y Nuevo León operan un solo Airbus H125 cada uno para diferentes misiones, incluyendo la extinción de incendios.
Además, algunos estados contratan compañías privadas para la lucha contra incendios cuando lo necesitan.
Chile
Es el país con mayor experiencia en el uso de aeronaves para la extinción de incendios en América Latina, con una gran cantidad de empresas dedicadas a prestar servicios, mientras que algunas extranjeras también son contratadas en la temporada de incendios. El clima seco de Chile, la proximidad de áreas densamente pobladas a bosques o zonas de arbustos y el amplio uso de madera en las construcciones contribuyen a un alto nivel o riesgo. En 2014 un incendio en la ciudad de Valparaíso significó la destrucción de 2.600 viviendas y la muerte de 15 personas, en el mayor incendio urbano de la historia de América Latina. Pero en 2017 un incendio destruyó unas 100 casas en la misma ciudad y en 2019 otro destruyó 245 casas, mientras que en otros años los incendios también afectaron gravemente partes de la ciudad.
En el sur, los incendios forestales son comunes, pero el clima húmedo impide que se vuelvan tan grandes como lo son en la parte central del país.
En 1981, el Ministerio de Agricultura de Chile, a través de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) creó el Sistema de Protección Contra Incendios Forestales para coordinar las actividades. Cada año contratan, por licitación, una gran flota de aviones de empresas locales y también algunas del extranjero. Las licitaciones son organizadas por la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI), que también proporciona los fondos para las operaciones.
El CONAF tiene algunos aviones propios, siendo 3 PZL Dromader M-18, un helicóptero Sokol W3A y tres Air Tractor AT-802F.
Algunos operadores locales son sucursales locales de empresas extranjeras.
Además de la CONAF, algunas empresas privadas dedicadas a la producción de madera contratan servicios de extinción de incendios cuando los necesitan o contratan servicios mientras dure la temporada de incendios, siendo la principal Forestal Mininco S.A., Masisa S.A. y Celulosa Arauco y Constitución S.A.
Si bien hay una gran cantidad de empresas que brindan servicios de extinción aérea de incendios, cuatro tienen la mayoría de los contratos, siendo Calquin, Pegasus Aero Group, Discovery Air y Asesoría Alazán Limitada.
Otros países
En el resto de los países, las actividades de extinción de incendios son realizadas principalmente por el estado con aviones de la Fuerza Aérea, la Armada, el Ejército o las policías. En algunos casos, contratan operadores privados, cuando los incendios están fuera de control, como fue el caso de Paraguay, que un par de veces contrató a la empresa argentina Agropecuaria Litoral con sus Dromader.
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