Rusia inaugura la primera etapa de una fábrica de municiones en Venezuela
- Florencia Lucero Heguy
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Rosoboronexport, la agencia estatal rusa de exportación de armamento, finalizó el montaje inicial de una planta de producción de cartuchos calibre 7,62×39 mm en Maracay. El proyecto refuerza la cooperación militar entre Caracas y Moscú.
La corporación estatal rusa Rosoboronexport, dependiente del conglomerado Rostec, anunció la finalización de la primera etapa de una fábrica de municiones en Venezuela, ubicada en la ciudad de Maracay, estado Aragua. La planta está diseñada para producir cartuchos del calibre 7,62×39 mm, utilizados por los rifles de asalto Kalashnikov AK-103, que integran el arsenal de las Fuerzas Armadas venezolanas.
Según informó la empresa, ya se encuentran operativas cuatro líneas de producción: dos para munición con núcleo de acero y otras dos para cartuchos especiales como balas trazadoras y de fogueo. La capacidad instalada permitirá producir hasta 70 millones de cartuchos por año. También se construyeron depósitos, campos de prueba y un área para la destrucción segura de residuos industriales.
“A pesar de las sanciones contra Rusia y Venezuela, logramos avanzar en este proyecto estratégico. Es una muestra de nuestra capacidad de cooperación tecnológica y militar”, expresó Alexander Mikheev, director general de Rosoboronexport.
Por su parte, Oleg Yevtushenko, director ejecutivo de Rostec, anticipó que en etapas futuras se pondrá en marcha la línea de producción de los fusiles AK‑103, completando así un ciclo integral de fabricación de armamento en territorio venezolano.
El acto de inauguración contó con la presencia de autoridades venezolanas, entre ellas el viceministro Henry Rodríguez Martínez y el ministro Alex Saab, quienes firmaron el acta de puesta en funcionamiento formal de la planta.
Esta obra forma parte de un convenio bilateral de cooperación técnico-militar que Rusia y Venezuela mantienen desde hace más de una década. Con este desarrollo, el gobierno de Nicolás Maduro busca fortalecer la capacidad industrial de defensa y avanzar hacia una mayor autonomía estratégica en materia armamentista.
La fábrica se inaugura en un contexto geopolítico complejo, en el que ambos países enfrentan sanciones internacionales y promueven alianzas para sostener sus respectivos proyectos políticos y militares. La iniciativa también ha despertado la atención de observadores internacionales, que ven en esta alianza un nuevo capítulo en el acercamiento entre Moscú y América Latina.