Por Santiago Rivas
Hoy, 8 de julio, se cumplen 500 días desde que Rusia inició su invasión a Ucrania, la cual estaba pensada para tomar el control total del país en menos de una semana. La guerra se ha convertido en el mayor conflicto convencional de los últimos tiempos y la mayor guerra en Europa desde la 2º Guerra Mundial, generando además muchas enseñanzas y puntos a tener en cuenta que generarán importantes cambios doctrinarios en las Fuerzas Armadas de todo el mundo para los próximos años.
Hay dos aspectos iniciales que han sorprendido al mundo en distinta medida y que han sido la evidente debilidad del aparato militar ruso y el modo de empleo de los mismos, de una manera que pocos en occidente podían imaginar.
Hasta el 24 de febrero de 2022 se consideraba a las Fuerzas Armadas rusas como las terceras más poderosas del mundo y capaces de, al menos, poner en serios aprietos a toda la OTAN en caso de un conflicto a gran escala. Además, se pensaba que el material militar ruso era similar o superior en algunos aspectos al de occidente. Estos dos puntos se demostraron claramente como falsos.
Balance de fuerzas
Según datos del Military Balance, el poder militar de ambos países a inicios de la guerra era como se muestra a continuación (no se incluyen las armadas dado el poco peso de las fuerzas navales, a pesar de que ambos sufrieron pérdidas en buques). Si bien este cuadro no es exacto, permite tener una idea del diferencial entre ambos países en cuanto a la cantidad de material.
Las acciones
En primer lugar, Rusia no pudo doblegar a una nación de segundo orden como Ucrania, con Fuerzas Armadas mucho menores y armamento anticuado. Además, las pérdidas de material ruso demostraron serias falencias en el mismo, así como un retraso tecnológico significativo y el empleo de una doctrina obsoleta, con grandes fallos en la cadena de mando, en el entrenamiento del personal, en las comunicaciones y falta de motivación.
En los primeros días, Rusia inició un avance por muchos frentes, avanzando sobre todo el nordeste, este y sur de Ucrania, en lo que parecían ser tres objetivos iniciales:
· La ocupación de Kiev para forzar la caída del gobierno y la instauración de un gobierno títere, iniciando la operación con un fallido asalto aéreo al aeropuerto de Hostomel.
· La ocupación de los sectores de la región del Donbás aún no en poder de los separatistas rusos.
· La ocupación de toda la zona costera de Ucrania, hasta la ciudad de Odesa, para cortarle la salida al mar y llegar al territorio prorruso de Transitria.
Esta operación inicial chocó con dos fracasos de gran importancia, como fueron el fracaso en Hostomel y el fallido intento de tomar la ciudad de Mikolaiv en la ruta hacia Odesa. La resistencia ucraniana pronto se mostró mucho más fuerte de lo esperado por Rusia, que había avanzado grandes distancias por distintas rutas, dejando los flancos desprotegidos, lo que rápidamente fue aprovechado por los ucranianos para lanzar emboscadas.
La resistencia en Kiev fue superior a la esperada también, causando la aniquilación completa de unidades aerotransportadas rusas (VDV) al norte de la capital ucraniana, mientras que tampoco tuvieron éxito los intentos de entrar por el este, intentando ocupar la margen oriental del río Dniéper.
En Mikolaiv, primero fracasó un intento de asalto aéreo en uno de los aeropuertos de la ciudad y pronto el avance por tierra también quedó frenado.
Esto llevó a dos cuestiones de importancia:
· Por un lado, occidente, viendo que Ucrania no caería rápidamente, como muchos se habían resignado a aceptar, comenzó de a poco a apoyar a dicho país con equipamiento, que fue permitiendo reemplazar pérdidas e iniciar un camino de recuperación y obtención de capacidades.
· Por otro, Rusia abandonó a su idea inicial de ocupar toda Ucrania, abandonó el frente nordeste y se concentró en ocupar el Donbás y el óblast de Kherson al sur.
Ya para mayo de 2022 quedaba claro que Rusia no tenía el poderío que había reclamado tener y que era incapaz de quebrar a las fuerzas ucranianas. Posteriormente, la ofensiva que Ucrania lanzó en septiembre de 2022, donde se recuperó parte del nordeste del país y luego toda la zona ocupada al oeste del Dniéper en el óblast de Kherson, significaron un quiebre en el conflicto, en el que Rusia perdió la iniciativa, que pasó a manos de Ucrania.
Los ucranianos lograron recuperar rápidamente y con pocas bajas gran parte del territorio ocupado, mientras que Rusia inicialmente tuvo una retirada desordenada y recién pudieron reorganizarse varios días después.
Desde entonces, el foco del esfuerzo ruso se puso en ocupar el pequeño pueblo de Bahkmut, lo cual lograron recién en mayo de 2023 luego de más de ocho meses de combates con enormes pérdidas y la casi total destrucción del poblado. Esta fue una operación más bien con carácter simbólico, ya que el valor militar del pueblo es casi inexistente. A la vez, durante el invierno lanzaron una ofensiva para intentar recuperar la iniciativa, pero fue un enorme fracaso en casi todo el frente y apenas lograron avanzar unos pocos metros en muy pocos lugares.
Mientras tanto, la pérdida de la iniciativa por parte de los rusos en septiembre de 2022 y la sorpresiva ofensiva ucraniana llevó a los mandos rusos a construir líneas defensivas a lo largo de todo el frente, apuntando a una guerra de trincheras al estilo de la I Guerra Mundial, con enormes campos minados al frente de las mismas, mucha artillería y el empleo de blindados y tanques en cantidades mucho menores, ya no como el eje de sus fuerzas sino más bien como elementos de apoyo a la infantería, lo cual permite suponer que el impacto de las pérdidas de material ha sido realmente significativo y ha obligado a cambiar el modo de empleo de las armas combinadas.
En todo el período entre mayo de 2022 y el mismo mes de 2023 hubo otro factor importante que fue reconfigurando el conflicto y es el creciente apoyo militar de occidente a Ucrania, tanto con equipamiento como con entrenamiento, lo cual permitió en junio de 2023 iniciar una ofensiva que, hasta ahora, tiene un carácter bastante limitado, ya que la mayor parte de las nuevas unidades de combate creadas en este tiempo aún no han sido enviadas al frente.
Por ahora, mientras Rusia sigue sin lograr avances significativos, Ucrania ha logrado recuperar algunas localidades menores y vuelve a pelear por Bahkmut. El mayor esfuerzo ucraniano hasta ahora ha sido por abrir brechas en los campos minados y la primera línea del frente ruso, sabiendo que, superada ésta y las segundas (y en algunos casos tercera) líneas, pueden quebrar la resistencia rusa en algunas áreas y obligarlos a replegarse o empeñar sus reservas para frenar el avance ucraniano.
Pérdidas
Es imposible a esta altura (y seguramente sea imposible en el futuro también) hacer un recuento complejo de las pérdidas de cada bando, pero la enorme cobertura que se ha hecho al conflicto a través de redes sociales, en donde ambos bandos comparten infinidad de videos y fotos del frente, ha permitido que algunas personas o grupos puedan llevar un recuento de aquel material capturado, dañado o destruido del cual hay evidencia en imágenes. Sin dudas el más conocido es el de Oryx (https://www.oryxspioenkop.com/), que es también considerado como el más confiable, ya que todas las entradas están respaldadas por imágenes y hay un trabajo exhaustivo para verificar su autenticidad y su no repetición.
Sobre las pérdidas de Rusia han elaborado la siguiente lista: https://www.oryxspioenkop.com/2022/02/attack-on-europe-documenting-equipment.html
Mientras que sobre las de Ucrania se cuenta con la siguiente: https://www.oryxspioenkop.com/2022/02/attack-on-europe-documenting-ukrainian.html
De ellas se puede ver no solo la enorme diferencia entre uno y otro bando, sino que, si se la compara con el listado de más arriba del material que ambos tenían al inicio de la guerra, se puede ver la pérdida de capacidades que han sufrido.
Sin embargo, Ucrania ha recuperado dichas capacidades no solo con la enorme cantidad de material capturado (parte del cual se ha puesto en servicio) sino con la gran ayuda de occidente (documentada aquí: https://www.oryxspioenkop.com/2022/04/answering-call-heavy-weaponry-supplied.html). Si bien Rusia contó con la ayuda de algunos aliados (https://www.oryxspioenkop.com/2022/11/moscows-coalition-arms-and-equipment.html), esta fue muy limitada.
Como ejemplo, Rusia tuvo pérdidas, confirmadas con imágenes, de más de 1100 tanques T-72, sobre algo más de 2000 que tenía operativos al comienzo de la guerra. Si bien sacaron de depósito muchos ejemplares, recibieron 98 de Bielorrusia y capturaron unos 40, no llegan a cubrir la cantidad perdida, a la cual hay que sumar aquellos que han ido quedando fuera de servicio debido al desgaste producido por un año de guerra y uso intensivo.
En cuanto a aviones, Rusia ha perdido ya más del 10 % de su flota de modelos como el Su-25 de ataque al suelo (29 destruidos sobre una flota de unos 200), Su-24 de ataque (11 perdidos sobre 116), Su-30 de caza (11 perdidos sobre unos 110 en servicio) y el Su-34 de ataque (21 destruidos sobre 122 en dotación), a pesar de la casi inexistencia de combates aéreos. En helicópteros se da algo similar, donde los Ka-52, con 38 perdidos sobre unos 112, son los que más han sufrido el impacto de la guerra.
Si bien Ucrania perdió cerca del 50 % de sus aviones de combate, la gran mayoría de esas pérdidas fueron cubiertas por las entregas de Su-25 y MiG-29 de la OTAN.
Aprendizajes preliminares
Es muy difícil todavía poder con seguridad qué equipos, modos de empleo o cuestiones doctrinarias han funcionado o no en este conflicto, pero ya se perciben algunas de ellas.
La primera de ellas, como se mencionó, es la evidencia de un poder militar ruso mucho menos sofisticado de lo esperado y de una industria militar rusa con poca capacidad y un nivel tecnológico muy retrasado.
Los tanques rusos han demostrado ser vulnerables, carecer de equipos de puntería, estabilización y autoprotección acordes con las necesidades, lo que implicó menos precisión y más vulnerabilidad. Se vio la eficacia de armas antitanque y hasta cañones de calibres como 30 o 35 mm contra el blindaje de dichos tanques. Medidas improvisadas para aumentar la protección, como los enrejados, demostraron tener poca eficacia. Además, el sistema de amunicionamiento demostró ser una trampa mortal para las tripulaciones, que en la mayoría de los casos perecieron al ser impactados sus vehículos. En el caso de los tanques Leopard 2 que Rusia logró destruir en junio de 2023, se pudo ver que casi ninguno tuvo un nivel de destrucción masivo que haya matado a la tripulación. Es importante aquí resaltar que la tripulación es lo más importante y que lleva más tiempo reemplazarla que un tanque.
La doctrina de empleo de tanques con infantería demostró ser pobre, en donde en las etapas iniciales de la guerra los tanques y blindados quedaron expuestos a emboscadas sin que la infantería pueda actuar con eficacia contra las fuerzas enemigas. Se vio la falta de sistemas fumígenos y otros para dificultar la puntería del enemigo y en muchos casos los tanques operaban completamente solos, siendo presa fácil de la infantería.
La artillería rusa, si bien demostró un poder de fuego enorme, llegando a disparar hasta 50.000 disparos diarios, se vio como poco precisa, dependiendo para la puntería del uso de UAVs, los cuales estaban limitados en muchas oportunidades por las condiciones meteorológicas. La artillería entregada por occidente, mientras tanto, demostró tener mayor alcance y una precisión muy superior, lo que permitió compensar en gran parte el diferencial en cuanto a cantidad de piezas y munición. Así, Ucrania logró golpes estratégicos con los sistemas HIMARS, los cuales Rusia no pudo igualar.
Las altas pérdidas de material ruso llevaron a que se empiece a ver una cantidad creciente de equipos muy viejos y en muy mal estado, mientras que la presencia de sistemas nuevos, como el tanque T-14 Armata, fue inexistente, lo que indica que por ahora solo existen en muy pequeñas cantidades y con una capacidad operativa limitada o en fase experimental.
Si bien al inicio de la ofensiva ucraniana en junio Rusia mostró repetidamente la destrucción de algunos tanques Leopard 2 y blindados M2 Bradley ucranianos, un análisis de las imágenes permite ver que solo alcanzaron, dentro de las categorías de ambos vehículos, un Leopard 2A4, tres Leopard 2A6, tres Leopard 2R barreminas, cuatro AMX-10 RC(R) y 13 M2A2 Bradley ODS-SA, además de varios M113 y blindados de ruedas de menor capacidad. Mientras, Rusia en las acciones iniciadas en esos días perdió 31 tanques y 31blindados de combate (AFV), manteniendo el balance entre las pérdidas de ambos bandos desfavorable a Rusia (Ucrania también perdió tanques y AFV de origen ruso, lo cual lleva a totalizar 15 y 21 respectivamente). En esto es importante tener en cuenta que, al ser Ucrania la que está atacando, es esperable que tenga una tasa de pérdidas de hasta 4 a 1 superior al que se defiende.
UAVs
Por otro lado, el empleo de drones ha sido uno de los aspectos más relevantes en la guerra. Si bien su existencia en conflictos data de ya unas cuantas décadas, con algunos experimentos en la Segunda Guerra Mundial y un uso operacional ya en Vietnam, este es el primer conflicto en donde se ve un uso masivo por ambos bandos y en distintos niveles.
Por un lado, la OTAN usa sistemas como el Global Hawk de gran autonomía para obtener inteligencia en tiempo real, mientras también se usan otros como el Reaper. Por otro lado, Ucrania llamó la atención al inicio del conflicto con los ataques perpetrados por drones Bayraktar TB-2, aunque su eficacia cayó a medida que los rusos fueron aprendiendo a neutralizarlos.
Además, Ucrania comenzó a hacer un uso masivo de drones civiles, principalmente de origen chino y de muy bajo costo, primero para observación por parte de pequeñas unidades de infantería y para guiar a la artillería, pero luego se adoptó el uso de armamento, con granadas de mortero u otros tipos de explosivos, para atacar vehículos o tropas, generando no solo un efecto directo en la neutralización de fuerzas enemigas, sino un fuerte efecto psicológico, ya que las tropas rusas comenzaron a sentir que podían ser atacadas en cualquier momento y con pocas posibilidades de contrarrestar el ataque.
Rusia ha empleado principalmente drones de reconocimiento, especialmente para guiado de artillería, pero también adoptó el uso de drones civiles de la misma manera que los ucranianos, aunque en menor escala.
Por otro lado, ambos bandos han adoptado el uso de municiones merodeadoras, donde en el caso de Rusia, además del uso contra blancos militares en el frente, se suma el empleo de sistemas Shahed iraníes contra infraestructura civil. En el caso de estos últimos, su eficacia ha sido muy baja y los ucranianos han desarrollado una gran capacidad para derribarlos.
Guerra aérea
En cuanto a la guerra aérea, Rusia fue incapaz de lograr efectos estratégicos, empezando por no poder destruir a la Fuerza Aérea Ucraniana y no disputar en ningún momento la superioridad aérea sobre territorio ucraniano, operando como máximo hasta unos pocos kilómetros detrás de las líneas ucranianas.
Las defensas antiaéreas de ambos bandos jugaron un rol central, negando efectivamente al oponente el uso del espacio aéreo propio. Así, cada uno logró mantener su superioridad aérea sobre sus cielos, anulando el empleo del poder aéreo fuera de las líneas del frente, en donde también ha sido bastante limitado y con poco efecto.
La densidad de las defensas de misiles junto a radares de vigilancia y control de tiro, sumado a la falta de sistemas de contramedidas eficientes y de capacidad de supresión de defensas antiaéreas a gran escala han sido cruciales.
La aviación estratégica rusa lanzó y continúa con una campaña de bombardeo sobre Ucrania, pero enfocada principalmente contra la población civil, en un intento, infructuoso, de doblegarla. En el invierno se intentó destruir la red energética para que las ciudades ucranianas no puedan calefaccionarse, lo cual también fracasó. Si bien han causado la muerte de varios miles de civiles, el impacto en la guerra solo se puede ver en que Ucrania ha debido dar prioridad a la instalación de sus defensas antiaéreas en las ciudades y no en el frente de batalla. Esto puede ir cambiando en la medida en que Rusia vaya agotando su stock de misiles y Ucrania vaya aumentando sus sistemas antiaéreos.
Un punto importante fue que se demostró la vulnerabilidad de los sistemas hipersónicos, que Rusia proclamaba como imposibles de derribar.
La aviación estratégica hasta ahora siempre lanzó sus armas a muchos kilómetros del frente, sin que en ningún momento los bombarderos se pongan a tiro de las armas ucranianas.
La aviación rusa agotó rápidamente sus armas guiadas al inicio del conflicto, lo que la obligó a usar armamento no guiado al poco de iniciada la guerra, con el consiguiente aumento de pérdidas. A partir de 2023 se vio que comenzaron a adaptar nuevos sistemas de guiado a bombas convencionales, copiando el concepto de occidente de usar kits de guiados en lugar de tener bombas específicamente diseñadas como armamento guiado.
Por otro lado, se pudo ver el empleo de sistemas GPS civiles occidentales en los aviones rusos, lo que genera dudas de la precisión del sistema Glonass ruso, del cual ya se consideraba con una precisión inferior al sistema norteamericano.
Ucrania pudo mantener la gran mayoría de su fuerza aérea en condiciones, a la vez de que recibió aeronaves de occidente, como MiG-29, Su-25 y helicópteros. Además, fueron adaptando armas occidentales a sus aeronaves, como misiles antirradar HARM, misiles Storm Shadow, bombas JDAM guiadas por GPS y cohetes no guiados, lo cual fue aumentando su precisión y su capacidad stand off.
Si bien Ucrania viene pidiendo desde hace muchos meses la entrega de aviones de combate, especialmente F-16, y, si bien se anunciado que se está entrenando personal en su operación, así como en JAS-39 Gripen y otros modelos, no se ha anunciado la entrega de ninguno de ellos. Es muy probable que dicho anuncio se haga cuando las aeronaves ya estén entregadas. Sin embargo, formar tripulaciones y preparar la capacidad para operar este tipo de aviones demanda muchos meses de trabajo y es posible que no se vean en el frente por algunos meses más.
Los helicópteros de ambos bandos demostraron su vulnerabilidad ante los sistemas de misiles portátiles y en general se los emplea para transporte sobre territorio amigo o ataques con cohetes en modo balístico, sin cruzar las líneas, a pesar de que esto afecta considerablemente su precisión. Ante la última ofensiva ucraniana se ha visto un amplio uso de helicópteros de ataque con misiles antitanque por parte de Rusia, especialmente los Kamov Ka-52, que tuvieron éxito en la inutilización de tanques Leopard, blindados Bradley y otros vehículos al lanzar sus misiles fuera del alcance de las armas antiaéreas ucranianas.
En el mar
Si bien la actividad naval fue muy limitada, el hundimiento del crucero Moskva por parte de Ucrania, usando misiles antibuque, fue determinante en el empleo de medios navales por parte de Rusia. Por su lado, Ucrania prácticamente carecía de una armada al inicio de la guerra y sus pocos buques fueron capturados o destruidos al comienzo del conflicto.
Ucrania, además, logró dañar o destruir varios otros buques rusos por medio de drones, lo que llevó a que Rusia aleje sus naves y ya no haya casi ninguna presencia de buques rusos cerca de la zona del frente.
La única operación anfibia rusa, con la toma de la Isla de la Serpiente al inicio del conflicto, culminó en un fracaso cuando debieron abandonarla meses después, luego de haber perdido una gran cantidad de material y personal intentando defenderla.
Al avance por tierra hacia Odesa se cree que se esperaba reforzarlo con un desembarco en dicha ciudad, ya que se vio una gran cantidad de buques anfibios a pocos kilómetros de la misma, pero el freno en el avance por tierra en Mikolaiv llevó a que se cancele cualquier operación anfibia.
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