Colombia retiró de servicio el histórico Fokker F-28 presidencial tras más de 50 años
- Florencia Lucero Heguy

- 26 may.
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Después de más de cinco décadas surcando los cielos colombianos, el emblemático Fokker F-28 Mk.1000 matriculado FAC 0002, ha sido oficialmente retirado del servicio presidencial. Esta aeronave, adquirida en 1971 durante el gobierno de Misael Pastrana Borrero, ha sido testigo de momentos cruciales en la historia del país, transportando a nueve presidentes y participando en misiones de alto perfil.
A lo largo de su trayectoria, el Fokker F-28 desempeñó un papel fundamental en la movilidad presidencial. En 1986, durante la visita del Papa Juan Pablo II a Colombia, la aeronave fue utilizada para trasladar al pontífice a diversas ciudades del país, motivo por el cual se pintó el escudo papal junto al de Colombia y la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) en su fuselaje. Además, en 2008, fue la encargada de transportar a los liberados de la Operación Jaque desde San José del Guaviare hasta Bogotá.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las limitaciones técnicas y el desgaste natural hicieron evidente la necesidad de su reemplazo. Apodado “la cafetera” por el ruido característico de sus motores, el Fokker F-28 enfrentó restricciones en varios aeropuertos internacionales debido a la contaminación auditiva que generaba. En 2005, un intento de atentado por parte de las FARC en Neiva, que fue frustrado minutos antes del aterrizaje del presidente Álvaro Uribe, resaltó aún más las vulnerabilidades de la aeronave.
Ante esta situación, el gobierno colombiano inició un proceso de modernización de su flota presidencial. En 2004, se adquirió un Boeing 737-700 BBJ, conocido como FAC 0001, por un valor cercano a los 40 millones de dólares, incluyendo adecuaciones técnicas y de seguridad. Este avión, originalmente fabricado en 1999 para un jeque árabe que canceló el pedido, contaba con solo 22 horas de vuelo al momento de su compra.
Más recientemente, en 2022, se exploró la posibilidad de adquirir un Embraer EMB-135BJ Legacy, anteriormente utilizado como avión presidencial en Ecuador, por un monto de 8 millones de dólares. No obstante, el entonces presidente Iván Duque descartó la compra durante su mandato, dejando la decisión en manos de su sucesor.
Con la retirada del Fokker F-28, se cierra un capítulo significativo en la aviación presidencial colombiana. La aeronave, que ha sido testigo de momentos históricos y ha servido con distinción durante más de medio siglo, será recordada como un símbolo de la evolución y adaptación de la flota aérea al servicio del Estado colombiano.



