Por José Javier Díaz*
Entre las tantas falencias logísticas que aquejan al Ejército Argentino (EA) desde hace décadas, han tomado estado público las diversas gestiones que viene llevando a cabo el Ministerio de Defensa (MINDEF) para avanzar en la adquisición de Vehículos Blindados de Combate a Ruedas (VBCR) 8x8 para equipar a la X Brigada Mecanizada, Gran Unidad de Combate (GUC) que -junto con la IV Brigada Aerotransportada y la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales (AFOE)- integra la Fuerza de Despliegue Rápido (FDR), punta de lanza y núcleo de vanguardia de la capacidad bélica del EA.
Remontándonos en el tiempo, la primera incorporación de blindados a ruedas en el Ejército tuvo lugar en 1967, con la compra de 41 ejemplares 4x4, de 6,5 toneladas de peso, fabricados por la firma suiza Mowag, en tres versiones: 20 armados con cañón de 20mm, 19 con ametralladora calibre 7,62mm y 2 con mortero de 81mm.
En 1978, teniendo en cuenta el excelente desempeño de los MOWAG y la inminencia de un enfrentamiento armado con Chile por el diferendo limítrofe del Canal de Beagle, el Ejército Argentino incorporó 39 unidades del blindado a ruedas 4x4, de 5,5 toneladas, modelo AML-90 (con cañón de 90mm) de la empresa francesa Panhard, para ser utilizado como vehículo de exploración de la Caballería Blindada.
Los AML-90 fueron empleados en Malvinas y, si bien no eran los vehículos de combate ideales para un ambiente insular con el clima y las condiciones del terreno de nuestras islas, demostraron su valía en combate, lo cual reforzó el interés del Ejército Argentino por incrementar su flota de Vehículos Blindados de Combate a Ruedas, con blindados de mejores prestaciones operativas.
A finales de la década de 1970 el Ejército explicitó un requerimiento para dotarse de 700 a 1.000 VBCR, los cuales deberían ser producidos en Argentina. Fruto del impulso industrialista y la visión de largo plazo para realizar las inversiones en medios de combate para las Fuerzas Armadas (FFAA), el Estado propició una serie de acuerdos entre las empresas francesas Panhard y Renault y sus socios locales “Talleres Electromecánicos Norte S.A.” (Tensa) y “Astilleros Argentinos Río de la Plata S.A.” (Astarsa) para la transferencia de tecnología, el desarrollo y construcción de prototipos, la producción en serie y el sostenimiento logístico durante su vida útil.
En 1979, cada grupo industrial (Panhard/Tensa y Renault/Astarsa) entregó al Ejército su prototipo del “Vehículo Argentino de Exploración” (VAE)[1], equipado con cañón de 20mm; y del “Vehículo Argentino de Apoyo de Exploración” (VAPE), con cañón de 90mm. Tanto el VAE como el VAPE estaban basados en una misma plataforma 6x6, de probada fiabilidad, pesaban entre 12 y 15 toneladas, tenían capacidad anfibia (podían flotar y propulsarse en el agua con hidrojets), utilizaban motores diésel comerciales (de fácil disponibilidad y bajo mantenimiento), tenían una autonomía de 1.000 Km a 70Km/h en ruta, desarrollaban una velocidad máxima de 90 a 100 Km/h, tenían casco resistente a la detonación de minas, disponían de protección NBQ, etc.
Como vemos, el requerimiento operativo del Ejército Argentino por dotarse de Vehículos Blindados de Combate a Ruedas comenzó hace más de 40 años y aún no se concretó. Sin embargo, tanto Brasil como Chile lograron abastecer a sus respectivas FFAA de VBCR fabricados en sus países.
Más cerca en el tiempo, el Ejército realizó un exhaustivo estudio de planeamiento en el cual analizó la naturaleza de los últimos conflictos armados, las tendencias del empleo de la Infantería y la Caballería en ambientes urbanos, enfrentamientos más frecuentes entre Fuerzas Armadas regulares e irregulares (organizaciones terroristas, paramilitares, bandas criminales, etc.), la naturaleza de los medios y amenazas del enemigo, entre otros muchos factores, determinando la necesidad de incorporar vehículos mecanizados a ruedas 8x8, en diversas versiones, a saber: transporte de personal, puesto de comando, exploración, portamortero, ambulancia, etc.
Dado el importante volumen de unidades que requiere incorporar el Ejército Argentino (más de 700), sería lógico que el Ministerio de Defensa priorice un desarrollo nacional (autónomo o asociado a otro país con transferencia de tecnología) en vez de recurrir a la compra por licitación internacional o contratación directa Gobierno a Gobierno.
En caso de priorizarse la incorporación de los VBCR fomentando la industria argentina, el MINDEF debería propiciar la articulación sinérgica con los Ministerios de Producción, de Economía, de Ciencia y Tecnología, etc., de manera tal que se haga el uso más eficiente y estratégico de los recursos presupuestarios del Estado para reequipar a las FFAA.
Esto es así en razón de que los VBCR no sólo serían utilizados por el Ejército Argentino sino también por las otras FFAA nacionales, ello en virtud de que tanto la Fuerza Aérea Argentina (FAA) como la Armada Argentina requieren este tipo de medios para, esencialmente, la protección de sus bases y para el transporte/asalto anfibio de la Infantería de Marina, respectivamente.
En este sentido, de las alternativas que han tomado estado público en los últimos meses, el MINDEF estaría evaluando la posibilidad de adquirir 37 vehículos “Stryker” a los Estados Unidos por U$S 100 millones o unos 200 blindados “VN1” a China por U$S 200 millones.
Dada la tensa relación entre el actual gobierno argentino y la administración Trump, es más probable que se avance en la alternativa china, dándose por cerrado un eventual contrato con la empresa Norinco para ensamblar en Argentina[2] aproximadamente 200 blindados “VN1”.
Respecto a las prestaciones del VBCR chino, hasta el momento el Ejército no ha realizado una comprobación en el terreno del VN1, por lo que no se sabe si satisface, o no, sus requerimientos operacionales. De lo que sí hay certezas es que se trata de un vehículo que no fue probado en combate, que lo emplean cuatro países en todo el mundo (únicamente Venezuela en Sudamérica) y que la experiencia del Ejército Argentino con los cuatro blindados a ruedas 6x6 modelo “WMZ-551B1” -comprados a Norinco en 2010- no dio los resultados esperados.
No obstante, de avanzar en la adquisición de los “VN1” se destacan como principales aspectos positivos de la oferta China los siguientes: incluye transferencia de tecnología; buena financiación; se harían algunas modificaciones al diseño original para adaptarlo a los requerimientos del Ejército Argentino; la fabricación de ciertos componentes y subsistemas -Unidades de Potencia Auxiliar, Torretas de Armas Operadas Remotamente, etc.- estarían a cargo de empresas públicas y privadas nacionales (INVAP, FixView, etc.); el ensamblado y la integración final se haría en el país, generando nuevos puestos de trabajo para técnicos y profesionales argentinos; el costo unitario de adquisición sería entre un tercio y la mitad de un VBCR occidental equivalente; se reduciría la dependencia (casi monopólica hoy) de Estados Unidos en materia de armamentos y se fortalecería la relación bilateral con China[3].
Si el MINDEF realiza una adecuada planificación en lo que hace a cómo gestionar las inversiones necesarias para reequipar a las FFAA se podría volver a reactivar la Industria de Defensa, en la cual la Argentina supo ostentar un puesto de vanguardia en Latinoamérica durante gran parte del siglo pasado.
Independientemente del modelo que se elija, la incorporación de los VBCR para el Ejército Argentino -y de cualquier otro Sistema de Armas para las FFAA- debería llevarse a cabo mediante un acuerdo Estado a Estado, en el cual se exija la transferencia de tecnología y la mayor participación de la Industria Argentina a fin de optimizar el uso estratégico de los escasos recursos presupuestarios asignados a la Defensa Nacional.
* El autor es Consultor de Empresas y Organismos Gubernamentales. Se desempeñó como Oficial de la Armada Argentina y Asesor de los Ministros de Industria, Comercio y Tecnología de Córdoba; de Defensa y de Seguridad de la Nación.
[1] Si bien la denominación de VAE explicita un cometido de Exploración, la misión principal del VAE sería el transporte de Personal, pudiendo llevar entre siete y diez soldados con su armamento completo. [2] Se estima que los VBCR serán ensamblados en las instalaciones de la ex planta de TAMSE (Tanque Argentino Mediano Sociedad del Estado) en Boulogne Sur Mer; o en el Astillero “Alte. Storni” (ex “Domecq García”, diseñado originalmente para construir submarinos), sito en la Ciudad de Buenos Aires. [3] China no sólo es el tercer socio comercial de la Argentina (después de Brasil y EE.UU.) sino que además es uno de los cinco miembros permanentes (con derecho a veto) del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el único de éstos que apoya a nuestro país en su legítimo reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas.
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