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La seguridad operacional en la aviación: un pilar fundamental en la prevención de accidentes aéreos




 

Por Miguel Alejandro Sánchez Peña - Escritor y redactor

 

La seguridad operacional es un factor clave tanto en la aviación militar como en la civil. En este contexto, las normativas establecidas por la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil, de Argentina), especialmente en la formación de los factores humanos y en la implementación del CRM (Gestión de Recursos de la Tripulación), juegan un papel crucial en la prevención de incidentes y accidentes aéreos.

La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), creada en 1944, ha identificado la seguridad en la aviación como su principal objetivo. Se ha comprobado que los factores humanos tienen un impacto significativo en los accidentes e incidentes dentro del transporte aéreo. Errores cometidos por la tripulación, los controladores aéreos, el personal de mantenimiento y el despacho de aeronaves son algunas de las principales causas de estos eventos. De hecho, una gran parte de los accidentes de aviación se atribuyen a fallos humanos.

En este sentido, si la seguridad aérea depende en gran medida de la responsabilidad del factor humano para evitar accidentes, es imprescindible profundizar y fomentar un enfoque creativo en el desempeño laboral de los pilotos, quienes interactúan constantemente con aeronaves, equipos y otros sistemas complejos.

La fatiga y el estrés son factores que condicionan la labor diaria de los pilotos, por lo que, de acuerdo con las normativas aeronáuticas, es obligatorio realizar un examen psicofísico anual, así como participar en cursos especializados en factores humanos. Además, se exige la obtención de licencias que certifican la experiencia del piloto, que incluye un número específico de horas de vuelo.

Para profundizar en este tema, la Lic. Florencia Marangone*, psicóloga y especialista en el área con un posgrado en Psicología Aeronáutica del Instituto de Investigación Aeronáutica y Espacial (INMAE), compartirá su valiosa perspectiva y conocimiento sobre la importancia de estos factores en la seguridad aérea.


Pucará Defensa: ¿Qué considera usted de la frase: La seguridad en la aviación, es el objetivo más importante de la organización de aviación civil internacional? ¿Qué aporte hace la psicología y los psicólogos frente a la seguridad operacional?

Florencia Marangone: La seguridad operacional debe ser considerada el objetivo primordial tanto en la aviación civil como en la militar. Sin embargo, en la aviación militar este concepto está más arraigado. En cuanto al aporte de la psicología, su desarrollo en este ámbito es reciente, especialmente en España, donde se están llevando a cabo importantes avances, a diferencia de Argentina. En el país ibérico, la psicología aeronáutica ha logrado contribuciones relevantes, particularmente en el estudio de las funciones cognitivas y cómo la conciencia se altera en diversas situaciones. Por eso se necesita un entrenamiento altamente especializado, tanto físico como psicológico.

La investigación en este campo abarca la percepción, la memoria, el almacenamiento de la información y el razonamiento lógico, que se ven modificados durante el vuelo. Además, otro ámbito relevante de estudio es el de las relaciones humanas dentro de la aeronáutica. En la aviación civil, por ejemplo, se investigan aspectos como el diseño de las cabinas para pilotos, copilotos y tripulantes de cabina de pasajeros (TCP). Las dinámicas interpersonales, similares a cualquier entorno laboral, influyen directamente en el rendimiento, ya que una relación fluida y saludable favorece el desempeño, mientras que una mala comunicación puede resultar perjudicial.

En relación con el concepto de "cabina aséptica", se debe considerar que la personalidad de los miembros de la tripulación, en especial la del piloto y copiloto, juega un papel crucial. La interacción entre ambos puede determinar el ambiente del vuelo: si existe buena comunicación y compañerismo, el viaje será más llevadero; sin embargo, si predomina una relación marcada por egos, con uno de ellos actuando de forma narcisista y el otro sumiso, las barreras en la comunicación pueden dificultar el desempeño. Este tipo de dinámicas y el estudio de cómo las personalidades influyen en las relaciones laborales dentro de la cabina representan uno de los avances más recientes y significativos que aporta la psicología a la aviación.

 


 

PD: Los factores humanos frente al avance tecnológico e instrumentos cada vez más precisos en los vuelos permiten una mayor seguridad aeronáutica y eficiencia. Por otro lado, la persona en toda su complejidad física, psicológica y espiritual puede cometer errores que pueden corregirse con la formación y experiencia. ¿Qué propuestas y soluciones se ofrecen desde el campo de la psicología?

FM: El factor humano sigue siendo una de las principales causas de incidentes en la aviación. Por ello, la formación de los pilotos no solo se enfoca en habilidades técnicas, sino también en el conocimiento de sus propias reacciones ante situaciones críticas, como la fatiga o la falta de oxígeno.

Uno de los ejes fundamentales para mitigar el error humano es entrenar a los pilotos para que reconozcan sus propios signos de fatiga y estrés. Conocer los propios límites fisiológicos y psicológicos permite tomar mejores decisiones en vuelo y evitar situaciones de riesgo.

La personalidad del piloto también juega un rol clave. Según expertos, quienes eligen esta carrera suelen tener una alta tolerancia a la incertidumbre, acompañada de una fuerte inclinación al control. Este rasgo, si bien es necesario, puede derivar en una “falacia de control”, un sesgo cognitivo que lleva a creer que entender todas las variables garantiza evitar cualquier accidente. Sin embargo, siempre existe un margen de incertidumbre, y la tolerancia al azar es una habilidad esencial que también se entrena.

Una herramienta pedagógica clave es el uso de simulacros, similares a los que se realizan para entrenar a la población ante un sismo u otra situación. En estos ejercicios, aunque no haya peligro real, se activan zonas cerebrales relacionadas con la respuesta de huida, ataque o parálisis. Con esta práctica, los pilotos pueden identificar cómo reaccionan ante situaciones críticas —sudoración, palpitaciones, parálisis— y modificar esas conductas para responder de forma más eficaz.

Además, se utiliza tecnología como la cámara hiperbárica, que simula condiciones de vuelo a gran altitud con bajos niveles de oxígeno. Allí, los pilotos experimentan de forma controlada los síntomas de la hipoxia, como desorientación, y aprenden a reconocerlos a tiempo para actuar durante un vuelo real.

Este enfoque integral se completa con herramientas de análisis como el Modelo de Reason, también conocido como el "modelo del queso suizo". Este esquema muestra cómo, en un sistema complejo, los errores pueden alinearse y provocar un accidente solo si fallan varias capas de protección simultáneamente. Por eso, cada medida —desde la preparación técnica, los simuladores, el entrenamiento en toma de decisiones, hasta el control de sistemas en cabina— actúa como una barrera que previene consecuencias mayores.

El entrenamiento psicológico y fisiológico, junto con la tecnología y el enfoque en la gestión del riesgo, son pilares clave en la seguridad aérea moderna.

 



PD: Como especialista en psicología aeronáutica ¿cómo se trabaja en prevención en salud del personal aeronáutico y el tratamiento en determinados casos como el stress que deriva en síndromes y enfermedades?

FM: En la aviación, la prevención de errores humanos es un aspecto clave para garantizar la seguridad de los vuelos. Uno de los elementos fundamentales en este proceso es la formación de los pilotos, particularmente en cuanto a la identificación de los signos de fatiga durante el vuelo. La eficiencia en la capacitación no solo se centra en los procedimientos técnicos, sino también en el desarrollo de la autoconciencia de los pilotos sobre sus propios límites físicos y emocionales.

Para ser piloto es esencial tener una personalidad con una inclinación hacia el desafío y la tolerancia a la incertidumbre. La aviación implica muchas situaciones impredecibles, lo que requiere que los pilotos no solo controlen los factores inmediatos, sino que también se preparen para manejar posibles alarmas, incidentes o accidentes. Se enseña a los pilotos a ser controladores y a gestionar secuencias complejas de eventos, lo que puede fomentar una tendencia a querer sobrecontrolar las situaciones. Sin embargo, esta necesidad de control puede llevar a la falacia de control, un sesgo cognitivo que hace creer que, al entender todas las variables, se puede controlar completamente un fenómeno. La realidad es que siempre existirá un factor de azar y es necesario aprender a tolerarlo.

Parte de la formación incluye la exposición a simulacros, como los que se realizan ante situaciones de emergencia como un sismo. Estos simulacros ayudan a los pilotos a entender cómo reaccionan ante una alerta, activando una respuesta cerebral que involucra la amígdala, el centro del cerebro encargado de las reacciones de ataque o parálisis. Los pilotos, al practicar estos simulacros, aprenden a reconocer sus propias respuestas y pueden modificar sus conductas para mejorar su reacción en situaciones reales de emergencia.

 

La cámara hiperbárica como herramienta de entrenamiento

Una de las herramientas utilizadas para preparar a los pilotos ante situaciones extremas es la cámara hiperbárica. Este dispositivo simula las condiciones de altitud y falta de oxígeno que pueden experimentarse en un vuelo, permitiendo que los pilotos conozcan los síntomas de la hipoxia (falta de oxígeno) en un entorno controlado. Al experimentar de forma gradual estos efectos, los pilotos aprenden a identificar la desorientación y otros síntomas de hipoxia, lo que les permite tomar decisiones informadas y seguras en un vuelo real si llegaran a enfrentarse a esta situación.

 



El modelo de Reason y la prevención de accidentes

En la aviación, el análisis y la gestión de riesgos se basan en el modelo de Reason, también conocido como el modelo del "efecto acumulativo". Este modelo utiliza una metáfora de un queso con agujeros para ilustrar cómo se acumulan fallos humanos y mecánicos en un sistema. Si una de las barreras de seguridad, como la preparación de los pilotos, la capacitación en simuladores, o la vigilancia de los sistemas de la aeronave, falla, se supone que las otras barreras impedirán que el incidente se convierta en un accidente grave. Este enfoque previene que los errores individuales se conviertan en problemas mayores durante una emergencia.

 

La salud del personal aeronáutico y el manejo del estrés

El manejo del estrés es otro aspecto crucial en la salud del personal aeronáutico. Aunque existe una cultura de prevención dentro de la aviación, en muchos casos la prevención sigue siendo más teórica que práctica. Se espera que los trabajadores del sector aéreo tengan habilidades adicionales para lidiar con el estrés, la fatiga y otros factores emocionales derivados de la profesión. Sin embargo, como cualquier ser humano, los pilotos y la tripulación pueden experimentar estrés, lo que puede derivar en síndromes como el "burnout" o enfermedades relacionadas.

Los signos de estrés incluyen alteraciones en el rendimiento, falta de sueño, exceso de tareas y dificultades en la comunicación con los compañeros. La psicología aeronáutica se enfoca en prevenir estos problemas, enseñando a los profesionales a reconocerlos y abordarlos antes de que se conviertan en un riesgo para su salud y la seguridad del vuelo.

En resumen, la prevención en la aviación no solo se trata de procedimientos técnicos, sino también de comprender la psicología humana, gestionando la fatiga, el estrés y las respuestas ante situaciones de emergencia. A través de simulaciones, el conocimiento de los propios signos de fatiga y el trabajo en equipo, los pilotos pueden mejorar su capacidad para responder de manera eficaz en situaciones críticas, garantizando la seguridad en los cielos.

 

*Psicóloga examinadora 2011 – actual Junta Médica Superior FAA, Docente Universitaria ATP 1º 2006 – actual Universidad de Buenos Aires, Facultad de Psicología; Docente de Diplomados 2020 – actual, Instituto de Salud Mental México, Terapia Cognitivo – Conductual; Docente de Psicología Aeronáutica 2013 – 2017 CRM Instituto Regional Moreno – Centro de Formación de Personal Aeronavegante. fmarangone1@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

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