El pasado jueves 6 de junio, se realizaron pruebas de lanzamiento del misil antitanque MSS 1.2 AC por parte de soldados del Comando Fronterizo de Roraima / 7º Batallón de Infantería de Selva (C Fron RR/7º BIS), con sede en Boa Vista (RR), y el 1º Escuadrón de Caballería Paracaidista (1.º Esqd Cav Pqdt), de Río de Janeiro, con miras a su evaluación operativa en un proyecto de desarrollo.
Las pruebas contaron también con la participación del 5º Batallón de Infantería Ligera (5º BIL), de Lorena (SP), y del Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada de Brasil para evaluar la efectividad y precisión del misil contra objetivos móviles y fijos. Una totalidad de 21 disparos que serán realizados por tropas del Ejército de Brasil de distintos tipos.
Las actividades comenzaron con una presentación detallada del material, seguida de estudios técnicos y tácticos del misil. La fase final de los ejercicios implicó el uso práctico de las armas antes mencionadas, permitiendo a los soldados verificar su funcionalidad en el campo.
El mes pasado, el CAEx ya había realizado pruebas que verificaron la seguridad en el uso del material y el cumplimiento de los requisitos técnicos proyectados, además de ratificar los requisitos de seguridad y eficacia. En aquella ocasión, el misil fue lanzado contra un objetivo blindado y, para comprobar el éxito de la prueba, se utilizó un conjunto de cámaras y drones que registraron su trayectoria.
El MSS 1.2 es un armamento orgánico de los pelotones antitanques de las unidades de Infantería y Caballería, cuya misión principal es la destrucción de los blindados enemigos, pudiendo ser utilizado también contra otros objetivos compensatorios, tales como concentración de vehículos, edificios fortificados, depósitos de combustible y municiones, buques blindados y helicópteros que vuelan a baja altura.
De esta forma, el proyecto de desarrollo MSS 1.2 AC entra en la fase final que precede a su adopción, por parte del Ejercito de Brasil, como material de uso militar con alto contenido tecnológico. El proyecto demuestra el compromiso del Ejército Terrestre por incrementar su capacidad de disuasión militar y entregar bienes a la sociedad, a través de la generación de empleos y el fortalecimiento de la Base Industrial de Defensa (BID).
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