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Ignacio Montes de Oca

Rusia no puede seguir la guerra sin la ayuda de sus aliados




Por Ignacio Montes de Oca

 

Corea del Norte es el factor que le permite a Putin sostener su ofensiva contra Ucrania. Hay otros que son secundarios y que luego se van a explicar con más detalle. Vamos al principal: 12 mil soldados y 8 millones de municiones entregadas por Kim Jong Un a Putin. Revisemos más cifras para comprender por qué Putin necesita mano de obra norcoreana. El 16 de septiembre, Putin emitió un decreto para aumentar en 180.000 el número de soldados del ejército ruso. En diciembre de 2023, ya los había aumentado en 170.000. Hay que sumarle 137.000 reclutas convocados por año en agosto de 2022 y alcanza la cifra de 478.000. Esta cifra es consistente con número de bajas mensuales rusas informadas por los servicios de inteligencia de Occidente, entre 1.000 y 1.200 diarias. Hagamos cuentas…

Sumando las convocatorias, apenas cubren las 465.000 bajas anuales. Esto es en el estimado más bajo de bajas de un millar por día. Consideremos que Rusia necesita tener al menos 600.000 soldados en el frente y un adicional en Kursk tras la entrada de Ucrania en agosto. El aumento de la demanda de mano de obra en la industria militar, la caída de la productividad por la falta de maquinaria a causa de las sanciones y un nivel de desempleo en mínimos históricos suman al problema de capital humano de Putin y anulan la ventaja demográfica rusa.



Por otro lado, el aporte al frente de las zonas pobres y de minorías relegadas del imperio como yakutos, tuvanos y buriatos llegó a un límite y de continuar la guerra Putin debería tocar las zonas eslavas de la etnia dominante. Tiene aún más sentido comenzar a usar norcoreanos. El reclutamiento de voluntarios extranjeros tampoco ayuda porque las cantidades de seducidos por la paga y la posibilidad de obtener la ciudadanía tampoco cubrió ni la cantidad ni la calidad necesaria. Tampoco se dejó que los mercenarios aumenten mucho sus filas tras el fin de Wagner.

Hay otros signos. El pago por alistarse para marchar a Ucrania pasó de 195.000 rublos (U$S2.250) a 390.000 rublos (U$S 4.630) en julio de 2024. Aun así, los rusos no acudieron en las cantidades necesarias y Putin dispuso de un fondo especial de U$S 300 millones para resolverlo.



Mas signos. En septiembre el mando ruso envió a la tripulación de su único portaviones, el Kutznezov, al frente de Kursk. Ya lo había hecho con los cocineros y maquinistas de la flota del Mar Negro para tomar Vuhledar. Rusia es infinita, el hambre de la picadora de carne, también. Tiene sentido entonces que Kim comience a enviar su tropa de estómagos rugientes. Primero con los 12.000 soldados anunciados, que luego pueden convertirse en muchos más gracias al Art 4° del acuerdo de defensa mutua firmado por ambos gobiernos en junio de este año. La estrategia de Putin desde enero en Ucrania consistió en lanzar olas de infantería sobre las posiciones ucranianas luego de arrasarlas con fuego masivo de artillería. Aquí hay que confirmar la caída de un mito y es la capacidad industrial militar de Rusia. Sabemos que las oleadas humanas son producto de la perdida masiva de vehículos blindados y las dificultades para reemplazarlos. También, que Putin ordenó un reclutamiento constante y masivo. El misterio de la picadora de carne está resuelto. Falta el de la artillería.



Los analistas pro Kremlin sostuvieron durante años que Rusia tenía una inmensa cantidad de producción de municiones de artillería. Se hacían eco de la propaganda que decía que las fábricas rusas producían 3 millones de cartuchos por año. Las cuentas, sin embargo, no cierran. Rusia dispara 10.000 municiones de artillería diarios. Es una cuenta simple: necesitan 3.650.000 municiones anuales. Pero, y aquí viene el dato relevante, Corea del norte le envió desde septiembre de 2023 ocho millones de municiones a Rusia. Salvo que las matemáticas funcionen de modo diferente en el universo autócrata, esos envíos debieran haber multiplicado por tres la cadencia de tiro de los rusos. La explicación más sencilla es que Rusia no produce las cantidades que dicen sus operadores en redes y medios. Lo más probable es que Rusia siga en su nivel de producción de un millón de cartuchos anuales y que el resto haya sido provisto por Corea del Norte y por Irán, que también envió 300.000 proyectiles en el mismo lapso. El aporte iraní es escaso, pero ayuda.

Rusia comenzó la guerra disparando 64 mil municiones de artillería diarias. Hoy, incluso con la ayuda de sus aliados, llega a 10 mil. Cuenta también la pérdida de 1.700 piezas de artillería de todo tipo y un desgaste de los tubos de los obuses que la industria rusa nunca pudo resolver.



La conclusión necesaria es que, sin el aporte norcoreano, Putin hubiera tenido grandes dificultades para sostener su ofensiva y que lo de la capacidad de producción infinita era un mito erótico ideológico de sus admiradores en Occidente. El otro mito dice que Rusia puede producir también cantidades estalinianas de misiles balísticos y de crucero para atacar a Ucrania y que por lo tanto “estaba condenada a triunfar” en la guerra. Otra vez, el mito se desarma con matemáticas e información.

Rusia pasó de un uso extensivo y diario de hasta cien misiles en los meses iniciales de la guerra a un promedio de docenas con pausas de semanas antes de cada ataque masivo. Cada ataque mayor reciente coincide con el arribo de misiles de Corea del Norte a Irán. Es decir que Corea del Norte y en menor medida Irán están supliendo a Putin de los tres elementos que Rusia no puede producir con suficiente velocidad para sostener su estrategia: artillería, misiles y soldados. Y hay un factor temporal que hay que tener en cuenta. Putin necesita sostener la presión en el Donbás, pero también amasar una cantidad de nuevos reclutas para lanzar una ofensiva en el futuro que le permita hacer avances más rápidos en Ucrania y resolver la presencia ucraniana en Kursk. Vamos a los otros facilitadores.

Se sabe que la gestión exitosa de Trump y Orbán para frenar la ayuda de EEUU y Europa respectivamente entre octubre de 2024 y abril de 2024 le permitió a Putin tomar Avdiidka tras 9 años de intentos. En el gráfico se observan los avances rusos coincidentes con el bloqueo de MAGA.



En las elecciones de noviembre se le abre a Putin -y también a Irán, China y Corea del Norte- una oportunidad similar, y permanente. Con la excusa de los problemas domésticos MAGA además bloqueó la asistencia miliar a Israel y al resto de los aliados y puede volver a hacerlo. En caso de un triunfo de Trump se prevé un abandono de Ucrania por parte de EEUU y que Europa deberá evaluar hasta donde puede asistirla militarmente. En esa reevaluación, el húngaro Orban y su socio menor, Fico en Eslovaquia, tienen una oportunidad para quebrar el apoyo europeo. Cuentan con las dudas alemanas y la resistencia de los grupos de derecha e izquierda repartidos en Europa afines a la idea de pactar una salida de la guerra con Putin. Antes, Rusia debe resolver Kursk con ayuda de la tropa de Kim y obtener una posición favorable para negociar.

Ya se adivinan las dudas con la oposición de EEUU, Alemania y España a que Ucrania sea invitada a ser parte de la OTAN. Invitada, no aceptada. Esta vez coincidieron con Eslovaquia y Hungría. También se revela en la restricción para el uso de armas occidentales de largo alcance. Tiene sentido que Putin apure la llegada de los soldados de Kim. Tiene que lograr la capacidad real, y un poco escenográfica, para revalidar la idea que es imposible vencerlo en Ucrania. Y que su capacidad militar es infinita, aunque ahora sea sumando a sus aliados.



Para sus socios en el eje autócrata hay una ganancia estratégica, más allá de la transferencia de dinero, equipos militares o tecnología para dar un salto evolutivo en sus programas de misiles o de desarrollo de armas de destrucción masiva. Abramos el panorama.

Si Putin logra prevalecer en Ucrania podría rehacer sus arsenales y tendrá el campo libre para asistir a sus aliados con armas convencionales que hoy pierde en el frente. O para que estén disponibles como respaldo a las políticas exteriores de sus socios. De todos ellos, China, que es el Consigleiri que sostiene económicamente a Rusia e Irán con sus importaciones de materias primas y a Corea del Norte con todo lo que necesita Kim para mantenerse en el poder, es quizás la que salga más beneficiada. Una tregua en Ucrania es pura ganancia.

Con EEUU aislada en sus temas internos, el negocio estratégico es aún más nítido. Si Trump sostiene que las guerras son siempre ajenas y un gasto que no deben asumir los contribuyentes norteamericanos, hay una previsibilidad mayor que es oro en polvo para el eje autocrático. Más aún si sabe que Trump no acudirá en ayuda de Ucrania ni Europa y que buscará resolver con su mirada Mágnum el conflicto de Medio Oriente sin gastar los 14.600 millones en ayuda militar y 5.000 millones en despliegue de fuerzas que demandó por ahora el apoyo de Biden a Israel.

Europa dedicada a Ucrania, Israel pendiente de los resultados de la mirada Magnum y el Extremo Oriente que asume un repliegue estratégico de EEUU es casi un escenario ideal al que además Rusia pueda aportar una capacidad liberada por una menor presión militar en su occidente.



No es lo mismo afrontar la amenaza de China o Corea del Norte en el Pacífico con EEUU como respaldo militar que hacerlo con una coalición apurada que intente cubrir el vacío credo por una defección norteamericana. Y que del otro lado estén China y Rusia resurgiendo en lo militar.

En Medio oriente, se da un escenario análogo. Con Rusia liberada del compromiso en Ucrania, Irán podría contar con un aliado mucho mejor preparado para respaldarlo en su yihad. También se repite en el Cáucaso y Asia Central, en donde Putin podría intentar recuperar su influencia. Putin ya lo insinuó al enviar baterías antiaéreas y aviones Su-57 a Irán y al sugerir que podría abastecer de misiles a los hutíes. Corea del Norte destruyó literalmente los puentes que conducen a una solución con su vecino del sur. Irán, lleva un año distrayendo recursos de Occidente.



Las guerras en Ucrania e Israel demostraron ser devoradores de recursos fuera de todo cálculo previo. Sin el apoyo de aliados es imposible sostener una campaña que se extienda por meses o años. Rusia lo resolvió gracias a sus socios. Trump es la clave pendiente para Occidente.

Se sabe que Harris prolongará la línea de su antecesor. De Trump puede preverse un retiro como el ordenado durante su presidencia de Afganistán, Siria, Iraq, Somalia y Alemania, en donde redujo también la presencia militar. Es lo que se puede pronosticar en base a la experiencia.



Hay otro riesgo y es que Trump levante una parte de las sanciones a Rusia. Así lo sugirió el republicano el 17 de julio al decir que "Lo que estamos haciendo con las sanciones es obligar a todo el mundo a alejarse de nosotros. Así que no me encantan las sanciones". Si EEUU abandona el bloqueo económico a Rusia, el que realiza Europa y el resto de sus aliados perdería su sentido y la recuperación rusa sería mucho más acelerada. Sin el apoyo militar norteamericano, Europa difícilmente podrá hacerle frente al desafío ampliado de Putin.

Tiene mayor sentido que tanto Corea del Norte como Irán estén haciendo un esfuerzo al desprenderse de una parte de sus arsenales aun con conflictos en curso o latentes con sus enemigos históricos. Detrás, China calcula los tiempos con precisión y quizás mira hacia Taiwán. Sin el apoyo tecnológico, político y de recursos chino, ni Rusia, ni Irán ni Corea del Note podrían realizar este esfuerzo para ayudase mutuamente. Con un veto chino, podría haberse evitado. El Eje tiene su Deus ex machina. Occidente, más dudas que un paisajista en el Sahara. Mas sentido tiene la llegada de las tropas norcoreanas a Rusia con una munición bajo el brazo si sirve además para desnudar y agudizar el pánico político en el bando occidental, al fortalecer la alianza detrás de Putin y profundizar la zozobra ante la eternización del conflicto.



Hay una dimensión comunicacional detrás de esta jugada. Europa debe asumir el riesgo de quedar sola frente a Rusia y sus socios que, además, muestran un carácter militar muy alejado de sus dudas y disputas. EEUU es por ahora un misterio que puede convertirse en ausencia miliar. La aparición de los norcoreanos desnuda debilidades rusas, pero también un plan ambicioso para resolverlas. Y una estrategia conjunta que apuesta a un resultado favorable en noviembre para el bloque que integra. Coinciden fechas, cifras y los temores y las estrategias.

Quizás haya pasado por alto un factor implícito en la llegada de tropas, misiles y munición y es que muestra que quizás Rusia no puede ganar la guerra solo con sus recursos. Y cuando queda expuesta esa debilidad, Occidente se llena de dudas, de forcejeos y de vendedores rusos.


PS: noviembre está por llegar y con él muchas definiciones. El Eje apostó todo para este fin de año y aún quedan dos meses que pueden ser eternos. Putin se jugó la carta norcoreana y Corea del Sur marca el camino a los que dudan sobre si apoyar a Ucrania a pesar de todo.

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