Para asegurar el éxito de la misión, la manera de conducir cumple un papel primordial.
Por Luis A. Briatore *
Llegar a ser “líder” no es sencillo. Ser elegidos exige cumplir una serie de requisitos:
1- La preparación y capacidad de un líder: Al encontrarnos a cargo de un escuadrón, una escuadrilla o una sección, ejercemos distintos niveles en la toma de decisiones. Para ello hay que saber comunicarse, poder establecer metas y objetivos correctos, planificar, conocer las fortalezas de los subordinados y explotarlas al máximo. Buscar crecer uno mismo, avanzar y hacerlo extensivo hacia el entorno. Tener carisma y ser innovador también forma parte de otras tantas virtudes fundamentales.
2- Ejercer correctamente el liderazgo: El trabajo, dentro de un escuadrón o en una escuadrilla, es distribuido entre todos sus integrantes y esto se logra delegando, asignando responsabilidades de acuerdo a la experiencia; los más añosos ejecutan las tareas más complejas dando el ejemplo.
3- Todos somos importantes: Cada piloto es un ser único, poseedor de diferentes capacidades, las que nunca lo habilitan a trabajar en soledad. Como en cualquier actividad de la vida, llegaremos más lejos afrontando los desafíos en conjunto. Debemos sacrificar parte de lo personal por el equipo; en este caso, el escuadrón. Explotar al máximo la capacidad del individuo, dando lugar a su iniciativa, aceptando sus sugerencias y analizando el disenso, siempre en un marco de respeto, mientras buscamos un mejor trabajo grupal. Debemos, entonces, dar preponderancia a lo colectivo, para magnificar el potencial del conjunto.
4- Sentido de la orientación: No sólo debemos saber cómo llegar con precisión y en el tiempo exacto al objetivo, sino también, la manera de sortear los obstáculos, alcanzar las metas mediante una pormenorizada planificación. No hay que dejar nada librado al azar. Todas estas virtudes son necesarias para alcanzar la victoria.
5- Es necesario contar con un líder, el que debe predicar con el ejemplo: No existe un liderazgo que se sostenga, solamente, imprimiendo órdenes. Para liderar hay que saber cómo hacerlo. El buen líder es quien, cuando imparte una orden, transforma la tarea en eficiente. De esta manera, al cumplirla, nos sentimos útiles, y percibimos que él busca lo mejor para el conjunto, sin perder de vista el objetivo. Otra de las virtudes de un buen conductor es detectar los comportamientos o actitudes tóxicas que contaminen o atenten al necesario trabajo en equipo. Debe evitar, con autoridad y respeto, cualquier situación que provoque divisiones. El líder es mucho más que un jefe, es quien toma decisiones acertadas y oportunas cuando nos dirige hacia una meta en común. Es capaz de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar y evaluar los logros. Por fortuna, nuestra institución, la Fuerza Aérea Argentina, ha formado y generado buenos líderes, a cuyos resultados históricos nos podemos remitir.
* Luis Alberto Briatore nació en la ciudad de San Fernando (Buenos Aires) en el año 1960.
Egresó como Alférez y Aviador militar de la Escuela de Aviación de la Fuerza Aérea Argentina en 1981 (Promoción XLVII) y como Piloto de Combate de la Escuela de Caza en 1982. Fue Instructor de vuelo en la Escuela de Caza y en aviones Mirage y T-33 Silver Star (Bolivia).
A lo largo de su carrera en la Fuerza Aérea Argentina tripuló entrenadores Mentor B45 y MS-760 Paris, aviones de combate F-86F Sabre, Mirage IIIC, IIIEA y 5A Mara ocupando distintos cargos operativos, tales como Jefe de Escuadrón Instrucción X (Mirage 5 Mara/Mirage biplazas) en la VI Brigada Aérea y Jefe del Grupo 3 de Ataque en la III Brigada Aérea.
En el extranjero voló Mirage IIIEE como Jefe de Escuadrilla e Instructor en el Ala 111 del Ejército del Aire (Valencia, España) y T-33 Silver Star como Instructor de Vuelo en el Grupo Aéreo de Caza 32 y Asesor Académico en el Colegio Militar de Aviación en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
Su experiencia de vuelo incluye 3.300 horas de vuelo en reactores y 200 horas en aviones convencionales.
Es también Licenciado en Sistemas Aéreos y Aeroespaciales del Instituto Universitario Aeronáutico (Córdoba, Argentina) y Master en Dirección de Empresas de la Universidad del Salvador.
Tras su pase a retiro en el año 2014, se dedicó a la Instrucción en aviones convencionales PA-11 Cub y PA-12 Super Cub en el Aeroclub Tandil (Buenos Aires) y el Aeroclub Isla de Ibicuy (Entre Ríos) y en el año 2018 se empleó como Piloto de LJ-60 XR – operando desde Aeroparque Jorge Newbery.
Actualmente, reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
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