INVAP continúa avanzando a grandes pasos en el desarrollo del sector espacial, con grandes programas como las segundas generaciones del SAOCOM y el ARSAT, el programa SABIAMAR y nuevas ideas. Luis Genovese, gerente del área, habló con Pucará Defensa sobre cómo están trabajando.
Por Santiago Rivas
Dialogamos con Luis Genovese, nuevo gerente del área espacial de INVAP, para tener una visión sobre cómo están avanzando los programas en el que es uno de los principales sectores de la empresa. Actualmente, INVAP produce los satélites más grandes y complejos en América Latina y apunta a empezar a convertirse en un proveedor internacional.
Pucará Defensa: ¿Cómo vienen los programas de INVAP en la parte espacial?
Luis Genovese: Para comenzar con el SAOCOM, estamos trabajando en la segunda generación de los satélites. El SAOCOM 1A y 1B, que se lanzaron en 2018 y 2020, tienen una vida útil entre 5 y 7 años, entonces ya hay que empezar a trabajar en la segunda generación, en el reemplazo del primer satélite. Igualmente apostamos a que la vida útil de la primera generación se pueda extender. Pero ya estamos con el SAOCOM 2. La novedad es que estamos incorporando una actualización tecnológica de varios componentes a bordo. Algunos componentes ya habían caído en obsolescencia. Y esperamos también poder incorporar tecnología sobre la antena, que era un equipamiento que en parte se adquiría en el exterior. Estamos a nivel de ingeniería preliminar.
PD: ¿En qué cambiaría en cuanto a capacidades con respecto a la primera generación?
LG: En capacidades, incorporamos una electrónica del instrumento radar de apertura sintética que es de nueva generación. Eso podría también plasmarse en una mejora de alguna de las prestaciones. El requerimiento principal no es para cambiar la misión, que es sumamente performante de por sí, pero sí actualizar algunos componentes por obsolescencia tecnológica de la plataforma. En el radar, pasando a una nueva tecnología de procesamiento digital, una radio definida por software, tecnología más moderna que nos permite poder manejar otras prestaciones para el radar. Pero la misión de por sí cumple los mismos requerimientos que ya estaban previstos. Recordemos que sobre las capacidades del instrumento radar se han venido desarrollando muchas aplicaciones, basadas en el procesamiento de esa información. Por ejemplo, para la medición de humedad del suelo para distintos usos, para lo cual también hay mantener la misma calidad de las imágenes para dar continuidad en la provisión del servicio.
PD: ¿Va a incorporar más componentes de producción nacional?
LG: Exacto, eso es un nuevo desafío. Quisiéramos ver la posibilidad de incorporar unos elementos activos de la antena, que son parte de la definición que estamos teniendo con la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales). Ya toda la electrónica de a bordo del instrumento radar es un diseño nacional y provisión de INVAP y quisiéramos avanzar también en lo que faltaría de la antena, de manera de que todo el instrumento tenga el mayor contenido posible de producción nacional.
PD: ¿Cuándo está previsto tener listo el primer SAOCOM de segunda generación?
LG: El satélite estamos pensando tenerlo alrededor del 2029. El cronograma tiene que ver con, por un lado, tenerlo listo de manera que empalme con la misión de la primera generación, pero, por otro lado, también la necesidad de poder incorporar estas tecnologías que requieren de un desarrollo extra, no es una réplica idéntica del anterior.
PD: ¿También se harían dos satélites o se planea tener más?
LG: Por ahora es un satélite. Se está evaluando la posibilidad de, en vez de tener dos idénticos, que haya un segundo más sencillo que permita cumplir con algunos requerimientos de la misión, algunos modos de operación y de imágenes. Y eso es parte de lo que estamos analizando, porque el nivel de inversión y de trabajo necesario para poder generar nuevamente dos satélites es alto, así que es parte de una optimización de la misión que estamos trabajando con CONAE.
PD: ¿Cómo es el trabajo en conjunto con CONAE? Tanto en la definición de los requerimientos como después, una es que se entrega el satélite. ¿Cómo se trabaja para sostener la operación? Entiendo que lo operan ellos y ustedes lo sostienen.
LG: La relación es siempre excelente, es un trabajo en equipo desde hace varias décadas. Desde el punto de vista de roles, CONAE es quien lleva adelante la definición de la misión, tiene una participación muy importante en algunos aspectos del diseño, sobre todo en la utilización de la información, los algoritmos o los modelos para procesar y extraer de esas imágenes el conocimiento. La operación de los SAOCOM también tiene un aspecto de operación conjunta con la Agencia Espacial Italiana, por el hecho de que están volando en constelación con los satélites Cosmo Skymed. Nosotros seguimos de cerca a través del soporte que proveemos anualmente, hay personas del equipo de ingeniería que están atentas a cualquier consulta durante la vida útil del satélite y proveemos lo que se llama un servicio de soporte en órbita.
PD: ¿Qué otros programas tienen en satélites?
LG: Hoy estamos con el SABIAMAR, que es la misión color oceánica. La etapa de ingeniería fue terminada y aprobada. Hemos fabricado también lo que llamamos modelos de ingeniería, son unidades nuevas, como un prototipo del satélite que no vuela, para probar todas las funcionalidades de estas unidades, la electrónica de abordo y su software. Y ya estamos iniciando la producción de las unidades del modelo de vuelo en el cuarto limpio, tanto de la plataforma y avanzando con la carga útil, que son las cámaras electroópticas diseñadas específicamente para la misión. También son desarrolladas en el país y construidas por INVAP. Es nuestro próximo satélite, que esperamos ver en órbita en el 2025.
PD: ¿Qué tipo de sensores va a llevar el SABIAMAR?
LG: El SABIAMAR tiene cámaras electrónicas cuyas bandas fueron elegidas en el rango del espectro visible, infrarrojo cercano e infrarrojo de onda corta, son varios canales. Están diseñadas para poder relevar información característica de los océanos, básicamente el estado de salud de los mismos, su productividad para el cuidado del ecosistema y de los recursos. Es la primera misión que está específicamente diseñada para poder relevar parámetros de los océanos. A diferencia de las cámaras que diseñamos para mirar, por ejemplo, las cosechas a través del índice verde, que requiere ciertas bandas espectrales, en este caso se utilizan otras bandas que permiten relevar estos parámetros de los océanos. Es una misión única a nivel mundial. Es totalmente dedicada a los océanos y grandes espejos de agua y ecosistemas costeros.
PD: ¿Y estas cámaras las está desarrollando INVAP localmente?
LG: Sí, estas cámaras y su desarrollo se inició hace bastante tiempo. Es más, aprovechamos también para dotarnos de un laboratorio de óptica con equipamiento de estado del arte, como en otros laboratorios del mundo para poder ensamblar las cámaras, poder probarlas, poder calibrarlas, poder hacer todos los trabajos iniciales de desarrollo y luego sobre el modelo de vuelo. Así que por primera vez estamos utilizando este nuevo laboratorio para la producción de estas cámaras.
PD: ¿Anteriormente habían desarrollado cámaras propias?
LG: Sí, habíamos desarrollado tres cámaras para la misión SAC-C, que se lanzó en el año 2000, también electroópticas, una cámara de muy ancho barrido, en el sentido de cuánto territorio podía escanear mientras el satélite avanzaba, multiespectral, con el objetivo de poder determinar el estado de salud de la vegetación para determinar el índice verde, monitoreo de productividad agrícola y procesos de desertificación. Fue la primera vez que logramos mapear a toda la Argentina con esas bandas y con esa información con un satélite propio, pero también llevó a bordo otras dos cámaras, una de alta sensibilidad, que permite tomar imágenes nocturnas con usos muy interesantes para determinar fenómenos urbanos nocturnos. Y una tercera cámara, con 30 metros de resolución. Hoy las altas resoluciones son por debajo del metro, pero en el año 2000 era una cámara de alta resolución que permitía, dentro de toda la imagen de la cámara multiespectral, poder tomar una parte de esa imagen en mayor resolución. Así que desde el año 2000, luego también en SAC-D volaron otras cámaras provistas por INVAP y ahora, después de alguna pausa donde nos enfocamos mucho en los instrumentos radar de apertura sintética, con la misión SABIAMAR estamos retomando e invirtiendo en nueva tecnología de sensores electro-ópticos para las próximas misiones.
PD: ¿El SABIAMAR se sigue trabajando con Brasil?
LG: Originalmente estaba previsto que fueran dos satélites, los cuales tenían una plataforma de servicios provista por Brasil y las cargas útiles electroópticas provistas por la Argentina, de manera que eran dos satélites que funcionaban en conjunto, mejorando la capacidad de revisita, es decir, de frecuencia de toma de imágenes. Lamentablemente, y ya hace varios años de esto, por razones presupuestarias, Brasil no pudo continuar. Entonces la decisión de Argentina, de CONAE, fue continuar y nosotros, además de hacer el desarrollo de la carga útil, las cámaras, hicimos el desarrollo de una plataforma de nueva generación, sobre todo la electrónica de abordo, que nos está sirviendo ahora para la nueva generación de los satélites SAOCOM. Esperamos ahora retomar la relación con Brasil, que sería muy bueno. Brasil está nuevamente interesado en sumarse y entiendo que en este momento están habiendo charlas a nivel de las agencias espaciales para ver de qué manera podría ocurrir eso. Desde nuestro punto de vista sería excelente. Nosotros además hemos trabajado con el equipo de Brasil del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) en la provisión de un sistema de navegación, control y supervisión para sus satélites. E inclusive entrenando a Brasileños aquí en Argentina, en Bariloche, con lo cual la relación históricamente siempre ha sido muy buena desde hace mucho tiempo. Recordemos que en los tiempos de los satélites de aplicaciones científicas íbamos a ensayarlos ambientalmente a Brasil, así que quisiéramos se pueda se pueda retomar el curso de la cooperación.
PD: ¿El SABIAMAR también sería operado por CONAE?
LG: Sí, es operado por CONAE, nosotros no nos hacemos cargo de la operación, sí tuvimos una parte inicial de la misma cuando se desplegó el segmento terreno en Falda del Carmen para la misión SAC-C, en todos los SAC teníamos una participación importante, pero luego también es lo más natural que la Agencia Espacial lleve adelante la operación. Ya tiene también una red de contratistas que se ocupan de este tema, con lo cual nosotros no estamos buscando incrementar nuestras actividades hacia la operación de los satélites.
PD: Además tiene otros proyectos hacían con ARSAT.
LG: Sí. A fines de 2020 y gracias a un desarrollo que habíamos comenzado a emprender antes, se pudo plasmar la tercera misión del ARSAT, Segunda Generación número 1 (SG1), que incorpora nuevas tecnologías tanto en la plataforma como en la carga útil, que en este caso la diseñamos completamente. A diferencia del ARSAT 1 y 2, en los cuales se había adquirido la carga útil a una empresa europea, en este caso avanzamos con la nacionalización de todo lo que es el diseño, integración y ensayos de la carga útil y es una carga útil de nueva generación, que se denominan cargas útiles de alto rendimiento. Tiene un conjunto de antenas que permiten iluminar el área de cobertura, particularmente en el SG 1 serán Argentina y países limítrofes, como si hubiera spots, zonas de iluminación, más de 40 en esa área de cobertura. El alto rendimiento tiene que ver con que utiliza una tecnología que hace más eficiente el uso del ancho de banda disponible, por ejemplo, en frecuencia. Y eso permite tener un sistema a bordo que complementándose con el sistema en tierra, brinda un servicio de Internet de banda ancha satelital. En los ARSAT 1 y 2 el servicio era distinto, desde tierra se enviaba información y esa información luego era distribuida en el área de cobertura. Con el satélite de carga útil de alto rendimiento de banda ancha satelital, junto con el segmento terreno y la red de fibra óptica, que también es de ARSAT, se arma todo un esquema de comunicación donde cualquier usuario en tierra tiene conectividad de banda ancha como si estuviera conectado a una red de Internet. Por supuesto que cuando hablamos de banda ancha satelital sabemos que toda la información son datos, quiere decir que cualquier tipo de servicio se puede montar sobre esa banda ancha satelital, en particular con la capacidad a bordo del satélite se podría dar un servicio a más de 200.000 usuarios que no tienen otra posibilidad de acceder a un servicio de Internet. Eso tiene que ver con el plan de poder conectar y dar servicios a escuelas rurales u hospitales o distintas oficinas de la administración pública y, por supuesto, también a privados, en lugares donde no hay otro medio para tener ese tipo de conectividad, y el alto rendimiento tiene que ver con el hecho de que al hacerlo utilizando la tecnología más moderna, el costo es similar al costo que se tiene en otros lugares del mundo. Entonces, además del desarrollo de la tecnología satelital en sí misma, está el aspecto de estar en línea con lo que ocurre en el Mundo. A nivel de la plataforma de servicios hemos desarrollado e incrementado la participación nacional, a través de desarrollos de, por ejemplo, la computadora de abordo, del sistema de distribución de potencia, pero también incorporamos algo novedoso, nuestra primera experiencia sistemas de propulsión eléctrica. Son propulsores que utilizan la acelaración de un haz de iones para generar el impulso. Esa electrónica capaz de comandar a esos propulsores iónicos también la estamos desarrollando en INVAP (los propulsores iónicos los adquirimos de un proveedor). ¿Y por qué estamos yendo a ese sistema? Tiene muchísima más eficiencia que los sistemas químicos. A nivel del satélite hay una reducción del peso del combustible, más de una tonelada respecto a los ARSAT 1. Tardan más tiempo en llegar a la posición geoestacionaria, porque los propulsores iónicos tienen un empuje menor que un sistema químico, pero la eficiencia global tiene que ver con el costo de lanzamiento por la reducción de masa, y el aprovechamiento de la energía generada por los paneles solares para propulsar al satélite hasta la llegada a la posición orbital. Así que hay varias tecnologías que estamos incorporando y en todos estos casos se está reemplazando la de terceros, que fueron adquiridas antes en el exterior, a través de nacionalización. Y el control de la tecnología también, y la posibilidad de que, a través de este tipo de satélites, nosotros también queremos incursionar en el mercado global, queremos poder tener un producto competitivo, atractivo, que nos permita dar un salto y poder ofrecerlo regionalmente o globalmente.
PD: Dentro de lo que es producción local, ¿lo hacen todo en INVAP o tienen también proveedores locales?
LG: Nosotros a lo largo de muchos años de trabajo hemos logrado armar un conjunto de subcontratistas. Por mencionarte, ya hace más de 20 años en SAC-D teníamos alrededor de 100 subcontratistas, en SAOCOM fueron alrededor de 80. Seguimos con esa línea y varios de esos subcontratistas también trabajan no solo para el área espacial, sino para otras áreas, de manera de poder generarles un volumen de trabajo que pueda darles mayor sostenibilidad a lo largo del tiempo, son pequeñas y medianas empresas en muchos casos. Nosotros lo que sí mantenemos dentro de INVAP es el conocimiento y las tecnologías muy críticas, muy especializadas. Otras tecnologías hemos tratado de que otras empresas puedan incorporarlas, para lo cual hemos establecido programas de entrenamiento y certificación. También con otros subcontratistas, por ejemplo, la empresa Veng, que es de CONAE, también buscamos la forma de poder subcontratarla y darle participación en los proyectos, claramente en el SAOCOM Veng ya tiene una participación importante. Y con el crecimiento del ecosistema nacional, cada vez hay más empresas que quieren ingresar al tema espacial.
PD: ¿La segunda generación reemplazaría la primera generación del ARSAT o se sumaría a los que ya están?
LG: Los satélites geostacionarios el ARSAT 1 y ARSAT 2 están diseñados con una vida útil de diseño de 15 años y es probable que pueda incrementarse por disponibilidad de combustible a bordo. Sin embargo, lanzados en el 2014 el ARSAT 1 y en el 2015 el ARSAT 2, dentro de no mucho tiempo llegando al fin de su vida útil, con lo cual, el SG 1 es un tercer satélite de la flota. El SG 2, el Segunda Generación número 2, que estamos trabajando con ARSAT para poder iniciar ya los trabajos, reemplazaría al ARSAT 1, y además incorporaría servicios de alto rendimiento, ya sea en banda Ku o en banda Ka.
El SG 1 incorpora nueva tecnología y aprovecha la misma posición orbital que el ARSAT 2. El SG 1 operará en banda Ka
PD: ¿El ARSAT 2 lo reemplazarían más adelante?
LG: Tendríamos que pensar en otro tipo de reemplazo o el mismo SG 2 con el SG 1 combinados podrían tomar los servicios, pero es una definición que tiene que hacer ARSAT.
PD: ¿El SG 1, para cuándo calculan que lo estarían lanzando?
LG: El SG 1 debería estar listo para el año 2026, para lanzarlo ese año. Como te comentaba antes, con la propulsión eléctrica, cuando se lanza el satélite queda en una órbita que no es la definitiva, es en una órbita de transferencia, y luego le lleva entre 5 y 6 meses, todo el tiempo propulsando, para llegar a la órbita definitiva. Quiere decir que la puesta en servicio ocurre después de llegar a la órbita definitiva, a la posición orbital, y a las pruebas que se hacen para hacer la puesta en marcha del satélite y de la carga útil del segmento terreno, así que probablemente a fines de 2026 debería estar operativo.
PD: ¿Cómo están trabajando en satélites con otros países? Está el acuerdo con Turquía.
LG: La asociación que hicimos con Turquía, con la empresa Turkish Aerospace, que además se canalizó en la formación de una empresa conjunta, GSATCOM, tuvo que ver con esta decisión que tomamos hace varios años de desarrollar e incorporar nuevas tecnologías que nos permitieran conformar un producto satélite de comunicaciones, en línea con lo que encontramos en el mercado. Prácticamente más de la mitad del trabajo que nos habíamos propuesto hacer se está completando a fin de año. Así que ese fue un esquema de asociación para poder financiar el desarrollo de esta tecnología que requirió de una inversión sustancial. A su vez tiene un beneficio para ARSAT desde el punto de vista que nosotros estamos vendiendo el satélite sin trasladarle a ARSAT costos de desarrollo. En los ARSAT 1 y 2, ARSAT se hizo cargo del desarrollo de la parte de la tecnología que llevamos adelante en INVAP. Este caso, decidimos buscar un esquema de asociación para poder financiar el desarrollo, que es lo que estamos haciendo con Turkish Aerospace.
PD: ¿Cuál sería el aporte de Turkish Aerospace en el desarrollo de este satélite de comunicaciones?
LG: El aporte fundamental es el instrumento financiero para poder llevar adelante el desarrollo y la designación de un equipo de trabajo de ingenieros turcos que se sumaron al equipo de INVAP para participar en el desarrollo del satélite.
PD: ¿El objetivo es ofrecerlo en terceros países o a Turquía?
LG: La idea es terminar el desarrollo de este producto, el primer satélite que va a utilizar esta tecnología va a ser el ARSAR-SG11. El mercado de los satélites de comunicaciones es conservador, por lo que un paso extremadamente importante es poder mostrar que un satélite similar al que queremos comercializar en el exterior está siendo diseñado y fabricado para el operador satelital nacional ARSAT. Estamos haciendo todo este esfuerzo para generarnos una oportunidad de poder de ingresar en el mercado de los satélites de comunicaciones, con un interés muy grande en la región, pero también a nivel global. Lo mismo para Turquía, ellos tienen un interés muy grande de poder llevar este producto a su región o área de incumbencia.
PD: Actualmente, ¿qué otros proyectos tienen INVAP en el área satelital?
LG: Estamos por iniciar lo que sería una nueva generación de otro tipo de satélites más pequeños, que son compatibles para ser lanzados con nuestro lanzador nacional, el Tronador. Satélites de 200 a 250 Kg. Con un esquema que queremos también sea de un ciclo de diseño, fabricación y lanzamiento mucho más corto. Que pueda también acompasarse con el desarrollo tecnológico que está siendo cada vez más dinámico, y también por una cuestión de costos, poder hacer una misión más pequeña, enfocada a alguna necesidad específica para proveer imágenes o luego montar servicios sobre esas imágenes. Mirando justamente a esas necesidades, pero tratando de resolverlas con un nivel de inversión menor comparado con lo que es el SAOCOM, por ejemplo, y con un ciclo de producción muchísimo más corto, idealmente de 2 años, estandarizando plataforma y componentes, siendo flexible con las cargas útiles que se puedan embarcar. Cargas útiles de distinto tipo: ópticas, radar, sistemas de identificación, sistemas de navegación, hay todo un conjunto de cargas útiles, casi todas desarrolladas con participación del sistema científico nacional: universidades, laboratorios.
Es un programa ambicioso, de largo plazo también, pensando en que vamos a poder completar el ciclo de acceso al espacio desde Argentina con un vehículo propio. Estamos esperando iniciarlo en breve, idealmente ya el año próximo, con una misión en poco tiempo para mostrar este esquema de trabajo más ágil, con una dinámica un poco distinta de las misiones insignia. También utilizar estas misiones de menor costo para probar tecnologías y no hacerlo en misiones costosas y que demandan mucho tiempo.
PD: ¿Estos satélites podrían llevar distintas cargas útiles?
LG: Sí, concretamente es el programa SARE, Satélites Argentinos de Alta Revisita, en algún momento se planteó el hecho de que tengan algún esquema de cooperación entre los satélites, que puedan volar coordinadamente para poder embarcar cargas útiles más complejas o cumplir requerimientos de misión, por ejemplo, de vuelos en formación, es decir, varios satélites volando coordinadamente y compartiéndose recursos.
PD: En el desarrollo del Tronador, ¿INVAP participa con VENG y CONAE?
LG: En el desarrollo del vehículo propiamente dicho no participamos, sí participamos en el segmento terreno. De hecho, estamos llevando adelante un proyecto para la CONAE, que es el desarrollo del banco de prueba de los motores del Tronador. Es una instalación que tiene por objetivo hacer la prueba de los motores, en eso sí estamos contribuyendo con el desarrollo de nuestro lanzador nacional.
PD: ¿Están trabajando con el resto de la región Latinoamericana?
LG: Sí, hay un proyecto muy interesante que venimos trabajando desde hace varios años, que es el satélite meteorológico regional. Nosotros en Latinoamérica obtenemos servicios de satélites meteorológicos brindados por Estados Unidos, por una agencia meteorológica estadounidense. Uno de los problemas que tenemos es que, en la época de huracanes en Estados Unidos, en la zona del Caribe, buena parte de la capacidad de toma de imágenes de ese satélite es redireccionada para poder tener una cantidad mayor de información, cuando aparecen este tipo de eventos climatológicos. Eso está reconocido por la Organización Meteorológica Mundial y hay una decisión de dotar a la región de un sistema para brindar ese servicio, un satélite en órbita geoestacionaria para Latinoamérica. Lo que estamos buscando, siempre conjuntamente con la CONAE, es transformar el proyecto en uno regional con la participación de varios países, aportando para hacerlo realidad.
La tecnología que se necesita para llevar adelante este tipo de proyectos a nivel de la plataforma ya la conocemos. A nivel de la carga útil, tal vez debamos incorporar tecnología de terceros, pero yo creo que es totalmente abordable y además tiene un aspecto simbólico muy importante, poder trabajar mancomunadamente, los países de la región, para dotarse de un sistema que es necesario para nosotros, a través de tecnología que en buena medida está disponible en la región. Así que ese proyecto esperamos que siga adelante, inclusive existen los mecanismos de financiamiento a través de créditos de organismos para el desarrollo, como el BID.
Además, seguimos trabajando con otros países de la región en el tema de los satélites de comunicaciones. Para poder ponerlos en conocimiento, aunque parezca mentira, en el resto de la región no se conocen del todo las capacidades que tiene la Argentina en tecnología satelital, así que también estamos haciendo, desde hace muchos años, un trabajo muy grande de participar en congresos y ferias, y en recibir a delegaciones de distintos países aquí en Bariloche, para que conozcan y sepan que en la región disponemos de tecnología comparable a otros lugares del mundo e invitarlos a que se sumen a estos proyectos con esquemas de entrenamiento y participación para darle mayor entidad al poder de decisión regional.
PD: ¿Hay alguna relación en la parte satelital con el área de defensa? Dado que las Fuerzas Armadas de Argentina han tenido interés en satélites.
LG: Sí, acabas de mencionar un punto muy importante, conocemos esas necesidades que tienen las fuerzas, y al tener nosotros una vinculación y proyectos muy exitosos con todas las fuerzas en el área de los radares, vemos una posibilidad de trabajar juntos para encontrar soluciones, en este caso, tanto de observación de la tierra como de detección radar y de comunicaciones. Así que nuestra aspiración es trabajar de la misma manera que se hizo con el área de radares, donde hubo un trabajo muy grande a nivel de INVAP y de las fuerzas, donde ellos tienen perfectamente claro cuáles son los requerimientos operativos. También desde el punto de vista de la operación de los sistemas, se da una sinergia muy grande.
PD: No sé si nos ha quedado algún otro proyecto.
LG: Solo algo que es también importante, que tiene que ver con lo que llamamos el downstream o aguas abajo de la tecnología satelital, que son las aplicaciones. Del uso, por ejemplo, de las imágenes satelitales a través de sistemas que llamamos de Machine Learning, sistemas que aprenden de la información contenida en las imágenes y pueden detectar patrones de comportamiento que, por ejemplo, hoy están siendo utilizados para detectar canteras en la provincia de Río Negro y a partir de esa detección, poder determinar si es una cantera que está activa, está adecuadamente fiscalizada, todo eso se hace a través de información satelital, pero sobre ella se montan varias capas de procesamiento de información que conforman un software, un sistema que es capaz de, sistemáticamente, barrer el territorio y generar este tipo de información.
Ese tipo de sistemas creemos que es muy importante, no solo para nuestra provincia, sino para otras provincias de Argentina y queremos avanzar también en llegar a la necesidad concreta y cómo eso se puede resolver, ya sea con imágenes nuestras o de terceros, pero utilizando esas imágenes y montando sobre ellas estos sistemas de analítica de datos o geoinformación.
PD: ¿Es un software que desarrolla INVAP?
LG: En este caso estamos desarrollando una parte nosotros y tercerizando otra, para darle participación al ecosistema de empresas de software que están en enorme crecimiento en Argentina.
Hace algunos años, nosotros conformamos la empresa Frontec, que tenía como propósito llegar al productor rural con información de valor agregado sobre los ambientes productivos. Imaginemos un productor rural que tiene uno o más lotes y quiere tener alguna información que combina conocimiento agronómico con tecnologías de la información y tecnología satelital para tener recurrentemente un mapa de información sobre cómo está progresando la productividad de su lote y, por ejemplo, la necesidad de aplicar fertilizantes o pesticidas de una manera inteligente. También para el cuidado del ecosistema a través de lo que se denomina agricultura de precisión.
La parte que hizo INVAP fue desarrollar la plataforma sobre la cual se montaron estos servicios y se agregaron estos sistemas de aprendizaje y de predicción de ambientes. Esa misma tecnología o muy similar la estamos aplicando ahora para el monitoreo de canteras, pero claramente se puede utilizar para clasificación de cultivos, predicción de rinde, deforestación o procesos iniciales de desertificación. Son tecnologías que se pueden aplicar a cualquier manejo del ambiente.
PD: Es increíble lo que están haciendo hoy en día con la parte satelital.
LG: La verdad que son muchos proyectos y queremos darles continuidad, que no se interrumpa y también poder proyectarnos para utilizar esto en otros lugares y continuar el esquema de crecimiento.
PD: Por una parte, esto de empezar a salir al mercado internacional con el trabajo con Turquía y el satélite meteorológico, donde de a poco va entrando INVAP en el mercado internacional con el área espacial, como ya están el área nuclear y de defensa.
LG: Queremos seguir esos pasos de nuestros hermanos nucleares. Necesitamos, además, por una cuestión de volumen de mercado en Argentina, poder tener una oferta atractiva y desarrollar nuestras habilidades para ganar esos mercados, es lo que nos permite poder darle sostenibilidad a la empresa.
PD: Además, es importante como exportación de tecnología, por el alto valor agregado que implica.
LG: Es el circuito más virtuoso que podemos tener, desarrollar el talento nacional, poder aplicarlo y exportar con el máximo valor agregado.
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