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Aviación embarcada en América Latina: una necesidad en crecimiento contra actividades ilegales

El uso de patrulleros oceánicos con lanchas interceptoras y helicópteros es una tendencia creciente en América Latina, que implica una mayor demanda de este tipo de aeronaves por parte de las armadas.

Por Santiago Rivas

La aviación naval embarcada con helicópteros ya tiene una larga historia en América Latina, desde que a comienzos de los años cincuenta la Argentina comenzó a embarcar helicópteros Bell 47 y Sikorsky S-51 en sus cruceros, seguida luego por Brasil, Chile y otros países. Si bien inicialmente su función fue de enlace, sumando luego tareas antisubmarinas, de observación, antibuque y apoyo a operaciones anfibias, desde fines de los años noventa México, ante el crecimiento de las actividades ilegales en las aguas del Caribe y el Océano Pacífico, comenzó a innovar con el desarrollo de lo que pasaron a llamar Trinomio buque-helicóptero-interceptora. Este concepto significa que el patrullero oficia de nave madre desde la cual se despliega una lancha interceptora, que hará la interdicción de la nave interceptada, y un helicóptero que brindará apoyo de fuego, a la vez que el cañón del buque también se emplea para dar apoyo en caso de que sea necesario.

Este concepto nace luego de las experiencias con los buques patrulleros de las clases Holzinger y Uribe, en donde se fueron perfeccionando los métodos para interceptar embarcaciones que transportaban drogas u otros productos ilegales a través del Golfo de México, el Caribe y el Océano Pacífico, hasta que entre 1998 y 1999 se produjeron cuatro unidades de la clase Sierra, que incorporaban el concepto con las lanchas interceptoras. El éxito de la idea llevó a que sea adoptada por Colombia en sus tres OPV del tipo Fassmer OPV80 y por Honduras en su nuevo buque construido por IAI, mientras que la clase Bouchard que comenzó a ser incorporada por la Armada Argentina en febrero pasado también lo incorpora.



Un Panther de la Armada de México con su artillero de puerta, durante un ejercicio de interdicción. Foto Santiago Rivas.


La idea también fue adoptada en cierta forma por los OPV incorporados por la Armada de Chile, pero el uso de este tipo de embarcaciones, aunque sin las lanchas interceptoras, también fue adoptado por las armadas de Brasil y Venezuela, mientras que es analizado por las de El Salvador, Uruguay, Perú y Ecuador, entre otras.

Esta realidad llevó a las armadas a aumentar su demanda por helicópteros livianos y medianos, aunque algunas han tenido que contentarse con lo que ya tenían en dotación, ante la falta de recursos.

En el caso de México, la fuerza incorporó un total de catorce Airbus AS-565 Panther, modelo que junto al Dauphin se ha convertido en uno de los preferidos por las fuerzas a la hora de incorporar nuevas unidades. Las aeronaves, generalmente equipadas con un artillero de puerta con una ametralladora, son las primeras en interceptar las embarcaciones ilegales, dándole además protección a las lanchas interceptoras que harán el abordaje. Tras la baja de los MBB Bo.105, son los únicos helicópteros embarcados junto a dos MD Helicopters MD-902 Explorer.

Chile también optó por el Dauphin, del cual compró ocho ejemplares, que se han constituido en el principal helicóptero ligero embarcado, no solo en sus OPV, sino también en sus fragatas Tipo 22, Tipo 23 y clase M. Además, emplea sus helicópteros Super Puma y Cougar pero principalmente desde los buques logísticos y de desembarco, que poseen cubiertas de vuelo mayores.



Uno de los Dauphin de la Armada de Chile, modelo que se ha convertido en la principal aeronave embarcada de la fuerza. Foto Santiago Rivas.


El Dauphin también fue elegido por Colombia para sus OPV, aunque continúa empleando en ellos sus Bell 212 y 412, de la misma manera que en las fragatas de la clase Almirante Padilla. La fuerza incorporó dos Dauphin en 2018 y planea comprar otros dos. Los modelos de la Bell también se emplean embarcados en los patrulleros rivereños de mayor porte, en operaciones antiguerrilla en los distintos ríos de Colombia. La fuerza espera comprar helicópteros mayores, para equipar a sus futuras fragatas que reemplazarán a las Almirante Padilla.



Bell CUH-1N de la Armada de Colombia, durante un ejercicio de rescate. Estos helicópteros operan embarcados mayormente con unidades fluviales. Foto Santiago Rivas.


En Honduras, con la compra de un MBB Bo.105 para equipar al OPV “José Trinidad Cabañas”, la fuerza se convirtió en la primera armada centroamericana en tener capacidad embarcada, dando una muestra de la tendencia hacia este tipo de operaciones, que El Salvador espera también poder sumar.

En la Marina de Guerra del Perú, se espera este año comenzar a operar al menos al primero de los cinco Kaman SH-2G Seasprite comprados a Australia, que operarían embarcados reemplazando en gran parte a los cuatro viejos Agusta-Bell AB-212ASW y complementarán a los tres Agusta-Bell AB-412SP y los seis Sea King que quedan en servicio.

Por su lado, la Armada Argentina intentó comprar cuatro helicópteros Dauphin junto a los OPV clase Bouchard, pero el gobierno no aprobó el presupuesto. Hoy solo opera sus Eurocopter Fennec y los viejos Sea King, embarcados en sus corbetas, destructores, buques logísticos y desde el nuevo OPV ARA Bouchard.



La Armada Argentina, junto a la de Perú, son las últimas operadoras del Sea King en América Latina. Si bien en Argentina se busca un reemplazo y se analizó el Black Hawk o el Sea Hawk, no ha habido avances al respecto. Foto Santiago Rivas.


En Venezuela, si bien la Armada negoció por 2013 un lote de ocho Harbin Z-9 (basados en el Dauphin), esta compra no se concretó y la fuerza sigue operando embarcados a sus últimos cuatro AB-212ASW.

En el caso de Uruguay, dados de baja sus Bo.105 y el Esquilo que poseían, ya recibieron el primero de sus dos AB-412 comprados usados en Italia, para operar embarcados en el buque logístico ROU Artigas. En un futuro la fuerza espera poder recibir un par de OPV con cubierta de vuelo para ampliar sus capacidades.

Por su parte, otra armada pequeña que opera helicópteros embarcados es la ecuatoriana, con sus Bell 206 a bordo de las corbetas clase Esmeralda y su Bell 230 y los 4 Bell 430 en las fragatas clase Condell (Leander modernizadas en Chile), mientras que esperan incorporar OPV con capacidad embarcada.

Por último, la Armada de Brasil tiene una de las mayores flotas embarcadas de la región, con una docena de Westland Super Lynx, que están siendo llevados al estándar Wildcat, más ocho Sikorsky S-70B Sea Hawk, 17 Helibras AS-350 y ocho AS-355 Esquilo, cinco AS332F2 Super Puma y está en proceso de recibir 16 EC725 Cougar, de los cuales seis estarán equipados para ataque, con misiles Exocet, entre otras armas. Los Bell 206B de la fuerza, sin bien se emplean mayormente en instrucción, también a veces operan embarcados. Además, está recibiendo tres Airbus H135, modelo que se espera que reemplace a los Bell 206 y los Esquilo.

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