El pasado 6 de julio, el diario La Nación publicó un artículo criticando la compra de un Boeing 737-700 para la Fuerza Aérea Argentina (www.lanacion.com.ar/economia/en-medio-pandemia-gobierno-comprara-avion-us9-nid2392098), con argumentos que distan bastante de basarse en un conocimiento del tema y, en algunos casos, contradictorios. El artículo sugería que el uso de la aeronave sería para reemplazar el avión presidencial, resaltando además la capacidad ociosa que hoy tiene Aerolíneas Argentinas con sus Boeing 737 y el tiempo que, según el autor de la nota, llevaría poner el servicio la aeronave (que, según dice, no estaría antes de 2021).
Dado que el artículo llevó a la respuesta del propio ministro de defensa, Agustín Rossi, y que el planteo en el mismo podría afectar la operación de incorporación de la aeronave, la cual creo que es correcta, creo que hay varios puntos que vale la pena aclarar sobre el tema.
El primero de ellos se refiere a la necesidad de contar con una aeronave de este tipo. Por muchos años, la Fuerza Aérea Argentina contó con los Boeing 707 para el transporte estratégico de largo alcance y los Fokker F28 para transporte de corto alcance. Casi todos los ejemplares de ambos modelos contaban con puerta lateral de carga, lo que permitía realizar también transporte de carga cambiando la configuración de la cabina, algo muy útil y que se empleó en gran medida, por ejemplo, en el conflicto de Malvinas, pero también se ha usado recientemente en el F28 durante la crisis del COVID-19.
De estas capacidades, en 2006 los Boeing 707 dejaron de volar sin ser reemplazados y el F28 está al final de su carrera operativa. Si bien se preveía retirarlos en 2019, la falta de un reemplazo y la necesidad de contar con aeronaves de este tipo llevó a recuperar la flota y estirar su retiro definitivo.
Pero, de todas maneras, la necesidad de un reemplazo es fundamental y debe realizarse en el menor tiempo posible.
En el mes de marzo ya había hablado sobre la problemática generada ante la pandemia a causa de la falta de inversión en defensa (www.pucara.org/post/cuando-se-necesitan-unas-fuerzas-armadas-que-se-dejaron-de-lado), cuando las Fuerzas Armadas debieron enfrentar una situación crítica en las peores condiciones en cuanto a medios, donde la capacidad y vocación del personal pudo suplir en cierta medida estas carencias.
Al analizar las opciones existentes en el mercado para recuperar esta capacidad de transporte, se ve que no son muchas y menos aún los aviones que eventualmente pueden ser transformados en cargueros, por lo que rápidamente la selección de la Fuerza Aérea fue por el Boeing 737, modelo ya completamente conocido en el país, donde opera desde hace casi cincuenta años, pero que, además, viene de fábrica con piso reforzado y en casi todas sus variantes puede recibir puerta de carga.
Ya desde al menos 2015 la fuerza ha venido avanzando en la idea de comprar Boeing 737 e incluso se intentó durante todo el 2019 poder comprar al menos una aeronave para reemplazar a los F28, aunque no pudo obtener la aprobación del presupuesto para la compra hasta el corriente año, en que las necesidades surgidas por la pandemia dejaron más en evidencia que era de suma importancia recuperar esta capacidad para vuelos como los que se hicieron para repatriar ciudadanos. En la mayoría de los casos, como fueron los vuelos a Perú y Ecuador, se debieron enviar C-130 Hercules, con la mitad de la capacidad de pasajeros y tardando el doble de tiempo, consumiendo además horas de vuelo en aeronaves que se requieren para otros usos, como el abastecimiento de las bases antárticas o para el transporte de cargas que no se podrían llevar en otras aeronaves de la fuerza.
En 2015 es cierto que se había estudiado la posibilidad de sumarse al leasing de Aerolíneas Argentinas y que fue desde la empresa que no se aceptó hacer la operación junto a la Fuerza Aérea, pero desde entonces no hubo ningún avance en ese sentido ni se retomó ese tema, ya que la empresa tampoco volvió a hacer nuevas operaciones de leasing a las cuales pueda sumarse la fuerza.
La operación de las aeronaves de Aerolíneas Argentinas por parte de la Fuerza Aérea, como se puede entender en el artículo de La Nación, no es factible de realizar, mientras que, en tiempos en que los espacios aéreos están cerrados para la mayoría de las operaciones, emplear aeronaves con matrículas militares tiene algunas ventajas ya que se pueden hacer a través de acuerdos entre los gobiernos, a la vez que las tripulaciones tienen otro nivel de disponibilidad y preparación para operaciones que puedan prolongarse en el tiempo. Como se evidenció en los vuelos a China para traer material médico, emplear aviones de pasajeros no es una buena idea desde el punto de vista de los costos, ya que la capacidad de carga que se puede llevar por vuelo es bastante más reducida. Tampoco, como en su momento se señaló desde la empresa e indica el autor del artículo en La Nación, se trató de alguna epopeya, ya que es un tipo de operación, en cuanto a distancias y lugares a sobrevolar, la realizan muchas aerolíneas habitualmente y ya la propia Fuerza Aérea Argentina ha efectuado operaciones más significativas, como, por ejemplo, cuando se dio la vuelta al mundo en un Hercules para llevar un reactor nuclear a Australia o cuando, durante la Guerra de Malvinas, los Boeing 707 fueron a países como Israel o Libia a buscar armamento. Transferir uno de los 737 de Aerolíneas Argentinas a la Fuerza Aérea tampoco aceleraría los tiempos, ya que estos están definidos por el tiempo para habilitar las tripulaciones, que tienen que ser de la fuerza y no pueden ser civiles.
Por eso se optó por la búsqueda de un 737 usado por un valor de alrededor de 8 millones de dólares, apuntándose a una aeronave producida entre los años 90 y la primera década del nuevo milenio, que pueda estar disponible con rapidez. Aunque la decisión administrativa de otorgar el presupuesto fue emitida el 8 de junio pasado, la fuerza ya venía planteando desde que comenzó la pandemia la solicitud de los fondos para hacer la compra.
En la entrevista que realicé en el mes de mayo al brigadier Xavier Isaac, jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, para la revista Tecnología Militar, ya había expresado, sobre la necesidad de recuperar la capacidad de transporte estratégico: “Estamos muy lanzados y decididos a, vía OACI, licitar la adquisición de un Boeing 737, por la rama de los clásicos -300, -400 y hasta un -700 de la línea NG, por una cuestión de costos, aunque en este nuevo mundo habría que ver qué costos vamos a recibir en oferta, por lo cual no dejamos de tener en cuenta al -800. Tenemos el apoyo del ministerio con ese tema. En esta pandemia se dio un gran esfuerzo de un medio aéreo que no está hecho para transportar gente, gran volumen de carga, pero no para meter pasajeros. Y a veces hacemos vuelos de 9 horas para traer 70 pasajeros. Con un 737 lo haces en la mitad del tiempo, sin escalas, y traés 140 o 150 pasajeros. Esa capacidad ya estamos decididos a adquirirla, ojalá en un futuro podamos contar con dos, tres o más, pero ahora creo que con uno vamos por un buen camino”.
Hoy ya hay personal recibiendo la instrucción en el 737, mientras se termina el proceso de selección de la aeronave, por eso se espera poder tenerlo en el país entre agosto y septiembre, o sea, en un mes o dos, lo cual es poco en términos de lo que lleva incorporar una nueva aeronave. La modificación del avión a Combi (con puerta de carga) no está prevista hacerla antes de la entrega, porque sí demoraría mucho este proceso, sino más adelante, cuando la demanda de su uso, luego de la pandemia, permita poder sacarlo de servicio el tiempo que requieran dichos trabajos. Esto siempre que no se pueda comprar una aeronave ya modificada (aunque hasta ahora los aviones pre-seleccionados no tienen esta puerta).
¿Es importante que tenga puerta de carga? Si bien no es esencial, es una capacidad más y podría servir, como hoy lo hace el F28, para reforzar a los Hercules en algunas operaciones de transporte de cargas menos voluminosas.
Es importante notar, en el reportaje de La Nación, la contradicción entre la sugerencia que hace el autor de que el avión se emplee solo para traslados presidenciales y su referencia a la conversión para transporte de carga, la cual sería innecesaria si se planteara hacer un uso para vuelos VIP. Además, el costo de la compra no incluye un interior VIP, por lo que la operación de compra, contrariamente a lo que indica el reportaje, no tiene semejanzas con la que se planteó entre 2016 y 2017, ya que en ese caso se buscaba un Boeing Business Jet (versión del 737 dedicada al transporte ejecutivo) usado, por un precio de unos 50 millones de dólares.
En este punto, creo que es importante tener en cuenta que, de contarse con un nuevo avión para traslados presidenciales, sería ideal que éste no solo pertenezca a la Fuerza Aérea (y no a presidencia), sino que también pueda ser empleado en misiones de transporte de la fuerza, cambiando la configuración, como hoy realizan muchos países. Hoy existen kits para adaptación rápida de interiores vip por medio de pallets (fáciles de instalar en un avión con puerta lateral de carga) que podrían emplearse.
La idea de hacer la licitación a través de la OACI, la cual se plantea para todas las compras de aviones de transporte de la FAA (a las empresas que ofertaron aviones para reemplazar los Fokker F27, así como a ofertas para la venta de aviones Twin Otter de segunda mano, se les indicó que la operación se podría hacer solo de esa manera), apunta a una mayor transparencia y eliminar sospechas de corrupción, dado que el análisis de las ofertas lo realiza una institución internacional de prestigio y ajena al estado argentino.
El objetivo de la fuerza es, en un mediano plazo, poder incorporar más 737, de manera de poder reemplazar a los F28 y recuperar la capacidad de transporte a reacción. Es importante tener en cuenta que, si bien el 737-700 no se equipara en tamaño y alcance con el 707, no está tan lejos como las primeras variantes del 737, con hasta 149 pasajeros de capacidad máxima contra 189 del 707 y un alcance máximo con pasajeros que puede llegar a los 6.000 kilómetros, contra 9.000 del 707 (llevando 147 pasajeros). Pero, por su parte, es mucho más eficiente en el consumo del combustible, lo que permite operar con costos mucho más reducidos.
Así, la compra no solo cubriría una necesidad importante que tiene la Fuerza Aérea Argentina, iniciando el tan necesario reemplazo a los Fokker F28, sino que, de la manera en que está planteada, permitiría contar con la aeronave en poco tiempo y a un bajo costo. Habría sido ideal que, en lugar de haberse intentado comprar un BBJ presidencial hace tres años, se hubiera usado ese presupuesto para comprar un lote de unos cuatro o cinco 737-700, que hoy habrían sido de una gran ayuda para repatriar ciudadanos y hacer otras misiones de transporte. A esto hay que agregar que hoy también sería importante que el gobierno estudie la compra de uno o dos aviones de mayor tamaño y con gran alcance, como pueden ser Boeing 767 (modelo adoptado por las fuerzas aéreas de Brasil, Chile y Colombia), para el reemplazo efectivo de los 707.
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