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Foto del escritorSantiago Rivas

Con el ARA Piedrabuena en operaciones

Navegamos en la primera salida operativa del patrullero ARA Piedrabuena desde su llegada a la Argentina, en la cual pudimos conocer al detalle las capacidades del buque, apreciar las tareas de entrenamiento y adiestramiento de la tripulación, además de participar en las distintas operaciones que se realizaron.


Por Santiago Rivas


Lo primero que llama la atención del ARA Piedrabuena, el buque más moderno con que cuenta la Armada Argentina, es tanto el salto tecnológico y en capacidades para el patrullaje marítimo que significa esta incorporación, como el alto nivel de entrenamiento y profesionalismo de su tripulación, que en la primera navegación del buque desde su llegada a la Argentina fue poniéndolo a prueba para ir alcanzando el máximo grado de operatividad.

En los últimos días de agosto y durante ocho días, participamos en la primera navegación desde su llegada a la Argentina en el pasado mes de junio, en la cual se realizó una gran cantidad de ejercitaciones para poner a prueba sus sistemas y continuar con el adiestramiento de la tripulación, a la vez que se participó de la Etapa de Mar realizada por la Flota de Mar.

El pasado sábado 21 de agosto zarpamos a las 6:00 AM de la Base Naval Mar del Plata, comenzando una navegación muy intensa, en la cual también participó gran parte de la que será la primera tripulación del ARA Contraalmirante Cordero, el cuarto y último OPV de la serie que se entregará a mitad de 2022.


El ARA Piedrabuena cuenta con 40 tripulantes y tiene capacidad para transportar otras 19 personas, por lo que, luego de algunas horas de navegación, parte de la tripulación del ARA Contraalmirante Cordero retornó a tierra, lo cual permitió tener una primera apreciación de la capacidad que brindan los dos RHIBs (Rigid Hull Inflatable Boat, botes semirrígidos) Zodiac Hurricane ZH-935 IO, bautizados Tridente e Hipocampo, que el buque puede desplegar desde la popa (hablaremos sobre ellas en un próximo reportaje).

Posteriormente fue nuestro turno de embarcar para participar de un ejercicio de interdicción de un pesquero cooperativo (que atiende las indicaciones del patrullero). Gracias al apoyo de la tripulación del pesquero Mateo I, que puso su buque a disposición, un equipo de VRC (Visita de Registro y Captura) compuesto por siete integrantes, simuló una inspección al buque. Luego de abordar la embarcación, dos miembros del equipo dieron seguridad para que los demás puedan abordar y avanzar tanto hacia el puente como hacia proa, en donde se reunió a la tripulación de la nave. Mientras se inspeccionaban los registros del pesquero en el puente, la falta de un tripulante llevó a que tres miembros del equipo de VRC inicien una inspección exhaustiva, ante la posibilidad de que el tripulante faltante pueda actuar de manera agresiva contra el equipo. Por estar acompañando al equipo de VRC tuve el privilegio de representar a dicho “tripulante rebelde” y ser capturado en la zona de la cocina del buque.


Antes de zarpar en la madrugada del 21 de agosto, el segundo comandante del buque, capitán de corbeta Campi, da instrucciones a la tripulación en la cubierta de vuelo. Luego, frente a Mar del Plata, se lanzaron los RHIBs para hacer la visita al pesquero Mateo I por parte del equipo de VRC (Visita de Registro y Captura).


Finalizado el ejercicio y desembarcado el equipo de VRC nuevamente en la Base Naval Mar del Plata, zarpamos con las dos RHIBs hacia el ARA Piedrabuena, para, una vez próximos y aprovechando un oleaje creciente (con mar fuerza 3 y olas de unos dos metros), alejarnos diez millas del buque para medir la capacidad de detectarlas por parte de los radares del patrullero. Luego de esta evaluación emprendimos el regreso al buque entre las olas, en donde tripulaciones y botes se pusieron a prueba.

Una vez de regreso en el ARA Piedrabuena se hicieron distintos ejercicios, comenzando por el de rol de abandono y luego uno de incendio a bordo, con una máquina generadora de humo para permitir al equipo de lucha contra incendios entrenarse en una situación más parecida a la que pueden encontrar ante un siniestro. También se hizo un ejercicio de buque sin gobierno, el cual se repitió más adelante en la navegación.

Mientras tanto, se inició una navegación a 12 nudos, la velocidad económica del buque, hacia la Base Naval Puerto Belgrano, durante la cual se mantuvo un patrullaje de la zona a recorrer, tanto para prevenir actividades ilícitas como para asistir ante cualquier situación de emergencia en el mar. También se prestó atención ante la posibilidad de encontrar a un tripulante filipino de un buque que supuestamente había caído al mar el día 20 de agosto frente a la localidad de Pehuén Có, el cual era buscado intensamente por varias unidades de la Armada y la Prefectura Naval.

Apenas llegamos al área cercana a la localidad de Monte Hermoso, en la madrugada del domingo 22, se desplegaron los dos RHIBs a 10 millas de la Flota de Mar y el buque siguió navegando para tomar posición a 20 millas y hacer un ataque a los buques que estaban en operaciones en la zona. El plan era que los RHIBs puedan aproximarse sin ser detectados, mientras el patrullero actuaba de señuelo aproximándose desde otra dirección, realizando desde las 9:45 de la mañana maniobras evasivas a máxima velocidad, para lanzar a las 10 un ataque contra las naves simulando el empleo de misiles antitanque desde los botes. En esos momentos el destructor MEKO 360 ARA Sarandí, las corbetas MEKO 140 ARA Spiro, Espora y Gómez Roca y la lancha rápida ARA Intrépida se encontraban tomando parte de la Etapa de Mar y el patrullero actuó como buque enemigo.

Finalizado el ataque, nos cruzamos con las corbetas ARA Espora y Robinson, mientras se inició la recuperación de los RHIBs, que estaban a 20 millas del buque. Poco después el ARA Piedrabuena se destacó a inspeccionar un objeto amarillo flotando cerca de la zona de búsqueda del tripulante desaparecido, que resultó ser solamente una defensa inflable de un buque.

A partir de entonces comenzaron ejercicios de formaciones tácticas con el ARA Sarandí y las corbetas Espora y Rosales que duraron por el resto de la tarde hasta que se fondeó frente a Monte Hermoso.

Por la noche se hizo un ejercicio de lanzamiento de bengalas, desde el ARA Sarandí, culminando las operaciones del día.

Al día siguiente continuaron las maniobras con la flota y con los RHIBs, que se desplegaron hasta el destructor ARA Sarandí, y posteriormente se entró a la Base Naval Puerto Belgrano. Allí, durante el día martes se efectuó la certificación de la cubierta de vuelo, por personal de la 1º Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, paso previo a las primeras operaciones embarcadas, que serán realizadas en una de las próximas navegaciones.


Durante la primera parte de la navegación se hicieron ejercitaciones de lucha contra incendios, buque sin gobierno y rol de abandono. Además, se probó el funcionamiento de las consolas de los sistemas de armas y el despliegue de los RHIBs.


Segunda etapa de navegación

El día miércoles 25 a las 15:00 zarpamos nuevamente y se realizó la prueba de la boya que sirve como blanco de tiro, llamada “Tomato” por la US Navy, que la diseñó, por su forma y color. Se evaluó también su recuperación empleando los RHIBs, ya que la misma sería empleada al final de la etapa. Posteriormente fondeamos en el mismo lugar de la ocasión anterior.

A las 7:30 del jueves se levó el ancla y se iniciaron maniobras con el ARA Sarandí y las corbetas Espora, Spiro y Robinson, operando con condiciones meteorológicas que fueron desmejorando, hasta alcanzar 48 nudos de viento y olas de tres metros al mediodía (Mar 4) y por la tarde con chubascos y ráfagas de hasta 56 nudos.

Además de las maniobras, donde se practicaron virajes en formación y cambios de formación, también se practicó el pasaje de revista por parte del ARA Sarandí.

A las 18:30 se hizo un ejercicio de hombre al agua, con poca visibilidad, en donde en 60 segundos se desplegó el bote de rescate, el cual se aproximó a un objeto flotante que sirvió para la ocasión, simulando el rescate y retornando al patrullero.

Finalmente, el día viernes, con la presencia del ministro de defensa, Jorge Taiana, el

Jefe del Estado Mayor General de la Armada, vicealmirante Julio Guardia; el Jefe del Estado Mayor Conjunto, general de división Juan Martín Paleo; y del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, brigadier mayor Xavier Isaac, se hizo una revista naval con todos los buques, un helicóptero Sea King de la 2º Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros y un Fennec de la 1º Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, seguida por un ejercicio de tiro con cañones, primero con los Oto Melara Compact de 76 mm de las corbetas MEKO 140, luego el Oto Melara de 127 mm del ARA Sarandí y finalmente con los cañones Breda Bofors 40/70 de ambas clases de buques. Dado que el cañón Leonardo Marlin WZ de 30 mm aún no fue probado, el ARA Piedrabuena no participó de dicho ejercicio, aunque desplegó el “Tomato” hacia el que apuntaron los buques y luego realizó una demostración del despliegue y recuperación de los RHIBs, las cuales finalmente hicieron la recuperación del blanco al mediodía.

Terminado el tiro, las unidades se dividieron, con el ARA Piedrabuena pasando a operar con la corbeta ARA Spiro para realizar una operación de trasbordo de cargas entre ambos buques, mientras se desplegaron los RHIBs para permanecer en alerta en caso de que haya un hombre al agua.


En las ejercitaciones con la flota se incluyó el despliegue de la lancha de rescate, el uso del blanco naval y pruebas con el cañón de 30 mm. También se efecuaron maniobras en formación y trasbordo de cargas, entre otras tareas. A pesar de que el clima por momentos empeoró y el viento alcanzó los 58 nudos, las operaciones se llevaron adelante con normalidad.


La última parte de la ejercitación consistió en el despliegue de los RHIBs en horas de la noche para entrenar tanto al personal del ARA Piedrabuena como del ARA Contraalmirante Cordero en actividades nocturnas con los botes, lo cual duró casi hasta la medianoche mientras ya se navegaba con rumbo a la Base Naval Mar del Plata.

Finalmente, a las 13:00 del sábado el buque ingresó a su base, finalizando su primera navegación operativa por el Mar Argentino.


 

En diálogo con el comandante del ARA Piedrabuena

Durante la navegación entrevistamos al capitán de fragata Gastón Vega, comandante del buque, sobre la función que cumple el patrullero, que va mucho más allá de la vigilancia del Mar Argentino. “El OPV, así como es tendencia en el mundo, sobre todo los que tienen territorio de ultramar, como puede ser Francia y otros países, suma un buque multipropósito para la protección de los recursos marítimos y la salvaguarda de la vida del mar, dentro del sistema de búsqueda y rescate. En la primera instancia, capacidad de interdicción marítima, tanto para cooperativos como no cooperativos, da una seguridad al traslado de las dotaciones de visitas, registros de altura y buzos tácticos para poder concretar la defensa de nuestro patrimonio. En ese sentido también tiene capacidad de transporte de buzos tácticos en operaciones de combate tanto, como para infiltración como para exfiltración. Y fundamentalmente, en lo que es búsqueda y rescate, su sistema modular de contenedores con cámara hiperbárica y sistema de control de la contaminación, permiten que la primera instancia de rescate en donde hay vidas en juego se duplique la velocidad del traslado con respecto a nuestras unidades más pesadas, como puede ser el ARA Bahía Agradable. Les permite llegar rápidamente a la zona para poder actuar rápidamente donde todavía hay vida con personal de buzos salvavidas del Servicio de Salvamento de la Armada Argentina (SISA). Y en esa primera instancia también pueden contener una contaminación o un problema en la protección de los recursos marítimos” destacó Vega y agregó que “el buque, dependiendo de la misión que tenga que cumplir, puede cambiar la modalidad. Al tener cuatro buques, uno puede estar listo para interdicción marítima con buzos tácticos y personal de visita y captura embarcado y un helicóptero tipo Fennec. O puede, a través de los módulos, estar previsto para SAR, llevando el módulo para poder trabajar con los buzos en cubierta. O puede ser proyectado a un puerto del sur y dependiendo de la tarea que tiene que hacer o la emergencia que surge, dejar los módulos en ese puerto e intercambiarlos.

La capacidad que tiene el buque de estar clasificado por código polar OMI (Organización Marítima Internacional) y certificado, lo habilita para navegar por zonas de hielo joven de hasta 40 centímetros, lo que le permite poder asistir ante una emergencia usando de base a Ushuaia”.


La posibilidad de desplegar los RHIBs es uno de los mayores aportes en capacidades que brindan los nuevos OPV.

¿Cómo fue la incorporación del buque?

La incorporación fue por parte de la Dirección General de Material Naval, a la cual dependía yo cuando era comandante de quilla. El Comando de Adiestramiento de la Armada le dio la misión al Área Naval Atlántica, a la División de Patrullado Marítimo de adiestrar a la tripulación en los equipos similares en el ARA Bouchard y cumplir los requisitos mínimos de cursos de abandono, lucha contra incendios, y control de averías para que esa dotación cumpla con los estándares que requiere el Naval Group para tripular el buque de manera segura. Una vez que cumplimos todas esas etapas, la Dirección General de Material Naval se ocupó de determinar, a través del comodoro Calvete, todas aquellas cosas que la Armada pensaba que debía tener el buque para operar en su plenitud, desde elementos de seguridad a elementos que contribuyen a la operación de la unidad. Una vez finalizado eso, y en una época muy complicada de pandemia para poder coordinar los recursos para las compras a través del SIAF y de la DGSA, que es la Dirección de Sanidad de la Armada, se procedió a la cuarentena del personal en instalaciones de la Dirección de Educación Naval, a cargo del contralmirante Tarapow, para poder ser enviado a Francia para empezar en dos grupos el adiestramiento y el adiestramiento de la unidad.

En Francia está la Comisión de Inspección en Francia de la que depende el Proyecto Patrulleros, que está a cargo del ingeniero naval buzo salvamentista y abogado capitán de navío Bellino, que, a través de las capacidades que tiene por las distintas áreas que maneja lleva a cargo el contrato y el control a través de la Comisión de Inspecciones en Francia, la cual se encontraba a cargo del capitán de navío ejecutivo Ortiz. Esa comisión está integrada por el capitán de fragata García Moreno que es no solo ingeniero mecánico sino también ingeniero naval. Y el capitán de fragata Bosas, que es ingeniero en sistemas. Esas tres personas conforman la inspección de la construcción del buque para que cumpla los estándares convenidos por la Armada Argentina y el Ministerio de Defensa en la contratación a Naval Group.

Naval Group creó una empresa que se llama Kership que está compuesta por ellos y Piriou, una empresa de Concarneau, y es la que hizo la construcción de nuestro buque”.


¿Cómo fue el adiestramiento del personal en los cuatro meses que estuvieron allá y el vínculo con las empresas que intervinieron?

Naval Group proporcionó el adiestramiento y la capacitación con cada una de las empresas que conforma este buque, por ejemplo, Volvo Penta y cada empresa dio cursos a las personas que tenían injerencia en ese equipo. Luego de dar cursos especializados en la operación de esos equipos y el mantenimiento de primer y segundo escalón, que es lo que compete, se realizó un STO (Ship Training Operation), un adiestramiento en conjunto, lo cual logró la certificación de la operación del buque en su conjunto. Desde el cabo más moderno, con sus respectivos comandantes, fuimos evaluados y adiestrados por una empresa que se llama SEAOWL.

Hizo la evaluación y el adiestramiento de la operación. Desde los RHIBs que fue la empresa Zodiac Milpro, para el adiestramiento hasta la operación en conjunto del lanzamiento y la recuperación de los RHIBs hasta su máxima capacidad en cuanto a velocidad y condiciones hidrometeorológicas”.


El capitán de fragata Gastón Vega observando la corbeta ARA Espora durante las maniobras.

¿Cómo evalúa las actividades realizadas en esta navegación en función de las capacidades que brinda la unidad?

Fue muy importante, los objetivos en primera instancia eran la evaluación por parte de la División Patrullado Marítimo, a cargo del capitán de navío Antonini, de nuestras condiciones para reaccionar a distintas eventualidades, principalmente lucha contra incendios, control de averías, abandono, capacidades de lanzamiento y operación de RHIBs. La segunda etapa que estaba prevista era llegar a Puerto Belgrano, al cual vino la Jefatura de Mantenimiento de la Armada para hacer una primera evaluación de los equipos sobre todo de los motores de los RHIBs. Y también el objetivo era que los jóvenes cabos conozcan el buque y la nueva incorporación de este tipo de sistemas en la Armada Argentina, que el Piedrabuena es distinto en sus capacidades al patrullero oceánico Bouchard.

Estoy convencido de que la única forma de tener eficiencia y poder disminuir la cantidad de incidentes y la cantidad de averías es con el adiestramiento continuo y constante en el mar. Nuestro objetivo es poder operar y cumplir con nuestra misión principal que es la patrulla y la protección de los recursos en el Mar Argentino en cualquier condición de mar y con el mínimo preaviso posible. Esto toma especial importancia cuando tenemos que ir a rescatar algún buque siniestrado en el cual hay vidas en juego. En el cual el incentivo de salvar esa vida está por sobre el peligro que tenemos que aceptar nosotros contra esas condiciones hidrometeorológicas. Mi misión es que el personal y sobre todo el que baje y opere en los RHIBs, pueda hacerlo en cualquier condición de mar y cualquier condición hidrometeorológica, inclusive, si es necesario, arriesgando su vida para poder salvar la vida de otra persona que se encuentre en emergencia”.


 

La División de Patrullado Marítimo y su misión

Dialogamos también con el capitán de navío Andrés Antonini, comandante de la División de Patrullado Marítimo, de la cual dependen los OPV, además de la corbeta tipo A-69 ARA Granville y el aviso ARA Bahía Agradable. Anteriormente tuvo las corbetas ARA Drummond y Guerrico, también tipo A-69, que ya fueron radiadas de servicio. “Con la llegada de estos OPV, en estos momentos tenemos dos, el ARA Bouchard y el Piedrabuena y estamos próximos a recibir para fin de año el Storni, nos da un aire nuevo para lo que es patrullado y estas operaciones. Traen otras capacidades que los otros buques no tenían, en particular la cubierta de vuelo, y los RHIBs. Eso les da una capacidad muy superior, de proyección para cubrir un área muy superior en menos tiempo, y tecnológicamente también.

Al tener tanta proyección uno va a ver mayor economía en las tareas de vigilancia o cualquier otra tarea que se le asigne y mucha más versatilidad en el trabajo. En relación con esto van a cambiar también las tácticas de operación, no solamente en lo que es patrullado y control de pesca, sino búsqueda y rescate y otras operaciones para las cuales están capacitados estos buques. Pueden hacer cualquier tarea de interdicción con un pie en fuerzas especiales” explicó Antonini.

En cuanto al salto tecnológico, destaca la versatilidad que permiten en cuanto a las comunicaciones, “en tener una situación más clara y más fácil en menos tiempo. Antes se hacían muchas cosas para obtener una información determinada, ahora es instantánea. Siempre los avances tecnológicos pasan por ahí. Y el sistema es muy amigable también, cualquiera que usa una computadora se adapta” afirmó.


La corbeta ARA Granville en la Base Naval Mar del Plata, sigue sirviendo para la División de Patrullado Marítimo.

¿Cómo ve la proyección que genera para la armada y para la división hacia futuro?

La Armada con esto pega un salto muy importante y yo creo que también da un impulso a nivel nacional a modernizar toda su flota y sus Fuerzas Armadas en general. Hoy en día el mundo se está modernizando y un poco va en dirección a lo que estamos yendo nosotros, que son los OPV. Se está hablando también de buques multipropósito y en particular en América Latina se está trabajando en esa dirección. Además, la proyección antártica, que es una de las particularidades de los OPV, que tienen esa capacidad.


¿En la Antártida hasta donde pueden operar?

En la Antártida tiene una capacidad de hasta hielo joven de 40 centímetros. Es una capacidad importante, no es un rompehielos, pero da para hacer muchas cosas como patrulla naval antártica combinada. Y otra cosa es la gran autonomía que tiene el buque, que permite hacer tareas, por ejemplo, de Naciones Unidas, que requieran unidades de este tipo. Estamos hablando más o menos de 20 a 25 días sin abastecerse. Va a depender mucho de las velocidades, pero es una buena capacidad.


El ARA Bouchard en la Base Naval Mar del Plata. Si bien es bastante similar al ARA Piedrabuena, tienen varias diferencias de diseño y equipamiento.

¿Cuál es la función de la División de Patrullado Marítimo, más allá de los OPV?

La función des el adiestramiento y el alistamiento de los buques que normalmente, cuando se requieren para cualquier tipo de operación que hemos nombrado, yo como comandante lo entrego y ese comando que rinde esas responsabilidades es el que asume el control del buque. Yo lo que hago alistarlo y adiestrarlo. Un poco lo que estamos haciendo ahora, adiestramiento y demás.

La operación, por ejemplo, en una patrulla, la va a hacer el Comando Conjunto Marítimo (CCM) y va a estar delegado en el comandante del Área Naval Atlántica. Entonces el control del buque, cuando sale a operar, lo lleva el comandante del Área Naval Atlántica. Después vuelve al puerto y yo continúo con el alistamiento y el adiestramiento de las siguientes operaciones.

Por ejemplo, ahora el buque está bajo el control del Comando de la Flota de Mar, después el Bouchard se está por ir a Ushuaia y pasa a depender del Área Naval Austral.

Además, tengo la Granville, que está todavía operativa, funciona y está en buen estado como para continuar en servicio, y el aviso ARA Bahía Agradable, que se está alistando para ir a la Antártida, bajo control operativo del Comando Conjunto Antártico y del Área Naval Atlántica.


El capitán de navío Andrés Antonini, comandante de la División de Patrullado Marítimo, y el capitán de fragata Gastón Vega, comandante del ARA Piedrabuena.

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