Las Fuerzas Armadas de México enfrentan una situación compleja, ante un escenario interno cada vez más violento y a la vez una reducción en los recursos para mejorar sus capacidades. Actualmente, la mayoría de los programas de equipamiento y mejoras se encuentran detenidos, ante la reducción de presupuesto para el sector.
Por Santiago Rivas
México enfrenta una de las problemáticas de seguridad más importantes de América Latina, principalmente debido al crecimiento del narcotráfico, pero también ante otras actividades criminales. Por otro lado, prácticamente carece de amenazas convencionales, debido a la gran diferencia que existe con sus vecinos, teniendo al norte a los Estados Unidos, con el mayor poderío militar mundial, y al sur a Guatemala y Belice, con Fuerzas Armadas de muy pocos recursos.
Esto ha llevado a que históricamente las Fuerzas Armadas de México tengan preponderancia de unidades ligeras y más bien pensadas en misiones de seguridad, sin poseer, por ejemplo, fuerzas acorazadas, submarinos o una aviación de combate demasiado sofisticada, pero con una gran cantidad de unidades de infantería, blindados ligeros, buques de patrulla, helicópteros y aviones de transporte.
Desde la asunción al poder de Andrés Manuel López Obrador en diciembre de 2018, el gobierno de México apuntó a reducir la violencia interna a través de buscar acuerdos con los grupos criminales, reduciendo la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra las bandas más importantes. En ese aspecto, la Infantería de Marina llevaba adelante un papel primordial y había cosechado algunos de los mayores éxitos, pero el gobierno apostó a la creación de la Guardia Nacional, con personal de la Policía Federal y las Fuerzas Armadas, que hasta ahora no ha alcanzado buenos resultados.
Este cambio de políticas, más la maltrecha economía mexicana, llevaron al gobierno a reducir significativamente el presupuesto destinado al equipamiento militar, por lo que casi todos los programas de adquisiciones se encuentran detenidos y las fuerzas esperan poder retomarlos luego de 2024, cuando termine el actual período presidencial.
A pesar de estas dificultades, las fuerzas siguen proyectando adquisiciones y negociando la obtención de recursos, manteniendo algunos programas, aunque a ritmo más lento. A continuación, detallamos cuáles son las principales prioridades de reequipamiento de las fuerzas.
Ejército
El Ejército Mexicano desarrolló en 2006, a través del Centro de Investigación Aplicada y Desarrollo Tecnológico de la Industria Militar (CIADTIM) el fusil FX-05 Xiuhcóatl, calibre 5,56x45mm, con versión en 7,62x51mm, con el objetivo de reemplazar al Heckler & Koch G3, el cual es fabricado por la Dirección General de Industrias Militares de la SEDENA. Hasta 2019 el Ejército había recibido unos 122.000 fusiles, pero las distintas fuerzas aún requieren unos 155.000 fusiles adicionales, pero desde 2018 que se ha detenido la producción.
En materia de vehículos, el foco está en continuar con la producción nacional, con la producción de versiones mejoradas del DN-XI, que es un blindado 4x4 desarrollado desde 2011 sobre la base del Plasan Sand Cat por la Ensambladora Militar de la Dirección General de Industria Militar (DGIM), perteneciente a la SEDENA, aunque con un chasis más largo y una torreta de diseño mexicano. Ambos emplean el chasis de la Ford F-550 Heavy Duty. El objetivo es contar con un millar de vehículos, incluyendo a la Armada y la Fuerza Aérea. Además, en 2018 se firmó un convenio con la empresa IBN, representante en México de Plasan, por la compra de 30 kits para armar Plasan Stormer en la DGIM, los cuales fueron entregados al Ejército entre ese año y 2019, denominados DN-XII y difieren del Stormer original en el diseño de la parte frontal.
Por otro lado, la DGIM desarrolló en 2014 el Cimarrón, sobre la base del Mercedes Benz Unimog U5000, al que se le agregó blindaje, y el cual en 2019 fue presentado en la versión Cimarrón II, con mejoras en el blindaje y capacidad para llevar hasta 13 soldados, con un peso de 9500 kilos y una capacidad de carga de 3000.
Junto al Cimarrón II, en julio de 2019 se presentó el Kitam II, basado en un chasis de Dodge Ram 5500 con motor diésel V8 de 410 hp, el cual es una versión mejorada del Kitam, presentado en 2014. La parte trasera puede ser abierta para llevar hasta once soldados o cerrada para su uso como ambulancia o utilitario.
Ambos fueron desarrollados entre 2017 y 2018, con pruebas llevadas a cabo en 2019.
Por otro lado, la fuerza desarrolló un plan para comprar un primer lote de un IFV 8x8 con el objetivo de iniciar el reemplazo de los viejos AMX VCI, de los que se cuenta con unos 400, pero por ahora no ha podido progresar y no se ha definido qué modelo se pretende incorporar, aunque había preferencia por el General Dynamics Stryker / LAV III. Lo mismo ocurre con el plan para reemplazar a los 120 Panhard (hoy Arquus Defense) ERC-90F1, los aproximadamente 40 Ford M8 A1 Greyhound modernizados y con un nuevo cañón Nexter F2 de 20 mm, cerca de cien Beherman Demoen Engineering BDX, unos 40 MEX-1 (Chrysler MAC-1 y 2), 40 Panhard VCR/TT, unos 40 Henschel HWK-11, algunos con torreta CALF 38 con ametralladora de 7,62 mm, con torreta británica Helio FVT9000 con cañón de 20 mm DN-XL, más los remanentes de los DN-III CBR, 25 DN-IV-A Caballo, 24 DN-V Toro con torreta Helio FVT9006 con un cañón GIAT (hoy Nexter) M621 de 20 mm y seis DN-V Búfalo, estos últimos con torreta Howitzer Motorcarriage M8A1 con obús de 75mm, todos desarrollados localmente por el Departamento de Industria Militar, hoy la empresa Diesel Nacional. Además, la fuerza espera poder modernizar parte del parque de artillería.
Fuerza Aérea
Desde hace ya al menos 20 años que la Fuerza Aérea Mexicana desea incorporar un nuevo avión de combate que reemplace a los Northrop F-5E/F Tiger II, que han sido hasta ahora sus únicos aviones supersónicos. Si bien por muchos años se han evaluado distintas opciones, destacándose siempre el interés por un lote de Lockheed Martin F-16C/D Fighting Falcon, esto no ha podido avanzar. La fuerza aspira a un mínimo de 12 máquinas y un máximo de 24, muy posiblemente de segunda mano. Sin embargo, en los últimos años creció el interés por el KAI FA-50 o el Leonardo M346, en este caso de nueva construcción, el cual, si bien tiene prestaciones muy inferiores al F-16, representa una actualización importante frente al F-5 y, ante las potenciales amenazas del país, alcanza a cubrir las necesidades. De todas maneras, la fuerza no espera que se pueda avanzar en este programa antes de 2024.
También la fuerza ha mostrado interés en un jet de menores prestaciones, ante lo cual hubo algunas negociaciones con la argentina Fadea por la posibilidad de ensamblar en México un lote de IA-63 Pampa III, pero no se ha logrado un avance significativo.
Por otro lado, se espera poder reemplazar a los Pilatus PC-7 de la Escuela Militar de Aviación, ante lo cual se han discutido distintas ideas, que van desde el uso de algunos de los Beechcraft T-6C+ Texan II actualmente en servicio en la fuerza, la compra de un lote adicional, la selección de otro modelo o la estandarización de toda la flota con los Grob G-120TP.
Además, dado el creciente uso de los Texan para el control de vuelos ilegales, se espera poder agregarles el cableado y soportes para artillarlos, como ya los tiene la Armada Mexicana.
En cuanto a helicópteros, sigue pendiente el reemplazo de los McDonnell Douglas MD530 por una aeronave similar, pero no ha habido avances en el proceso de selección. También hay interés por parte de la fuerza para la compra de algunos Bell 412 adicionales.
Con el objetivo de reemplazar a la flota de MiL Mi-17, la fuerza espera conseguir el presupuesto para comprar un lote adicional de 18 Sikorsky UH-60M Black Hawk, aunque difícilmente se apruebe antes de 2024.
De la misma manera se espera continuar con el reemplazo de los Bell 206 por más Bell 407GXi, aunque aún no se han asignado fondos para ello.
En el rubro de aviones de transporte, la intención de la FAM es la de incorporar al menos un par de Lockheed C-130 Hercules y dos Airbus C-295W adicionales, proyectos que podrían concretarse en el corto plazo ante la necesidad y el papel que estas aeronaves vienen desempeñando en asistencia a la población. En el caso de los Hercules no se ha definido si serían nuevos o usados.
Un segmento que la FAM hoy no cubre de manera efectiva es el transporte ligero, luego de la baja de los IAI Arava, empleándose los C295 mucho mayores o helicópteros Mi-17, con un costo muy superior, cuando se requiere el transporte de cargas livianas.
Dado que la cobertura radar actualmente no supera el 32 % del territorio nacional, se espera avanzar con el Proyecto SIVA Norte, para la compra de otros cinco radares de vigilancia. Inicialmente se había seleccionado el Thales GM400 pero la compra fue cancelada, aunque el aumento significativo de vuelos ilegales ha llevado a que se analice retomar el tema en el corto plazo y poder cubrir el norte del país.
En la actualidad, la cobertura incluye cinco AN/TPS-78 en el sur y cuyo estado operativo no es el mejor, un AN/TPS-70 prestado por Estados Unidos en el norte del país y los cinco MPQ-64 operados por la Marina en la península de Yucatán para la seguridad de las plataformas petroleras.
Armada de México
Originalmente, el plan 2020-2024 de la fuerza preveía la construcción de dos buques de Patrulla Oceánica de Largo Alcance (POLA), cuatro de patrulla costera, cinco interceptoras y un buque de patrulla logística, aunque el plan total de las POLA era el de alcanzar las ocho unidades.
Estas últimas en realidad son fragatas Damen Sigma Clase 10514 de 2365 toneladas de desplazamiento, y el objetivo era el de reemplazar a las dos unidades de la clase “Bronstein” que poseía la Armada de México, pero luego de la entrada en servicio de la ARM “Benito Juárez” (inicialmente bautizada ARM “Reformador”), el programa se ha detenido por completo y no tiene presupuesto asignado para 2021, por lo que su continuidad es dudosa. Además, algunos sistemas, como los dos lanzadores dobles de misiles antibuque Boeing Defense RGM-84L Harpoon Block II no han sido instalados, mientras que, si bien en agosto de 2018 se anunció la aprobación por parte de Estados Unidos para la venta de un lanzador vertical Mk56 y ocho misiles RIM-162 ESSM (Evolved Sea Sparrow) para incorporar a la fragata, dicha operación no se terminó concretando.
La fragata, construida entre el astillero local Astimar en Salina Cruz, Oaxaca, y Damen, posee un sistema de combate Thales Tácticos, radares Raytheon Anschütz Synapsis y Thales Smart, sistema de contramedidas electrónicas Indra Rigel, sistema de integral de control de comunicaciones Navantia Hermesys y sonar Thales Captas. El armamento consiste en dos lanzadores triples de torpedos Raytheon Mk.54 Mod 0, un cañón BAE Systems Bofors Mk3 de 57 mm, un cañón BAE Systems Bushmaster Mk 38 Mod 2 de 25 mm, un lanzador Raytheon Mk 31 con 21 misiles RIM-116 Rolling Airframe Missile (RAM) Block II y cuatro montajes para ametralladoras de 12,7mm. También tiene a popa una plataforma para desplegar lanchas interceptoras y cubierta de vuelo y hangar para un helicóptero mediano.
Los otros buques que se esperan construir antes de 2024 son cuatro patrullas costeras Damen 4207, cinco lanchas interceptoras Polaris II y un buque Damen Fast Crew Supplier, aunque tampoco se ha aprobado su presupuesto ni se ha avanzado durante 2020.
En cuanto a la aviación naval, recientemente recibieron un Airbus H145 perteneciente a la empresa Pemex, dos Airbus H225 que pertenecían a la Presidencia de la República y dos Bombardier Learjet 45 de la Policía Federal.
En cuanto a la flota de ala rotativa, existe un proyecto para comprar tres Mi-17V5, aunque se encuentra detenido desde 2019, de la misma manera que el plan para comprar dos NH-90, con capacidad antisubmarina, para equipar a las fragatas clase “Benito Juárez”.
Además, se planea comprar cinco Cessna 182 equipados con FLIR para vigilancia costera y reemplazar los Maule MX-7-180, aunque debido a que no se aprobó el presupuesto se está trabajando en extender la vida útil de los Maule. También la fuerza solicitó la compra de un Cessna 208 Grand Caravan, aunque no consiguió la aprobación del presupuesto por el momento.
Para vigilancia del espacio aéreo la fuerza tiene planes de remplazar los radares MPQ-64 con el Tzinacán, un 3D de 80 km de alcance de concepción nacional, desarrollado en conjunto por la SEDENA y la SEMAR.
Para la Infantería de Marina se encuentra pendiente el programa de reemplazo de los blindados rusos APC-70/BTR-60 por una flota de al menos 12 blindados anfibios, mientras que se apunta a completar la dotación de personal de los batallones, ya que actualmente están en aproximadamente un 70 %.
Si bien se puede observar que existe una amplia variedad de programas de equipamiento, la situación es complicada por el hecho de que para la mayoría de ellos no se han aprobado los fondos y se encuentran detenidos o progresando a un ritmo mucho más lento que lo esperado. Esto en un contexto en donde las amenazas asimétricas se han ido incrementando considerablemente y se demanda cada vez más la presencia de las fuerzas para resguardar la seguridad en el territorio nacional, desde la protección de los espacios marítimos y aéreos ante el ingreso de embarcaciones y aeronaves en actividades ilícitas como en apoyo a las operaciones de seguridad contra organizaciones criminales en acciones terrestres.
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