El Arma de Artillería del Ejército Argentino
Por José Javier Díaz*
Los conflictos modernos han demostrado la necesidad del apoyo de fuego para las fuerzas terrestres. Consciente de su relevancia, el Ejército Argentino viene ejecutando una serie de proyectos de investigación, desarrollo y producción nacional, así como también algunas adquisiciones de material para su Artillería de Campaña y Antiaérea.
La Artillería es una de las cinco Armas que posee el Ejército Argentino y su función principal es brindar Apoyo de Fuego. Para ello está organizada, equipada y adiestrada para conducir y ejecutar el volumen de fuego que posibilite al comandante el desarrollo de la operación táctica, mediante el logro de los efectos deseados sobre blancos terrestres y aéreos, contribuyendo al cumplimiento de la misión general. Está conformada por un sistema de artillería de campaña y otro de artillería antiaérea.
La Artillería de Campaña es el sistema de apoyo de fuego básico y esencial de las fuerzas terrestres, cuya misión es conducir y ejecutar los fuegos sobre blancos de superficie que impidan, interfieran y/o amenacen el cumplimiento de la misión de la fuerza apoyada.
La Artillería Antiaérea constituye el sistema de defensa aeroespacial específico (del Ejército), preparado para accionar sobre la amenaza aérea en oportunidad, prevenir e interferir los ataques de medios aéreos enemigos en vuelo, a fin de proteger los objetivos materiales y el despliegue de los las fuerzas terrestres propias.
En las operaciones convencionales, los elementos de apoyo de fuego son aquellos que, empleando un volumen variable de fuegos superficie-superficie y/o superficie- aire, contribuyen al desarrollo de las operaciones tácticas, apoyando y protegiendo la maniobra de los elementos de la Fuerza, a fin de facilitar el cumplimiento de su misión.
En teatros de operaciones de índole urbana y bajo las condiciones que impone el combate moderno: influencia de las reglas de empeñamiento, el derecho internacional de los conflictos armados y limitaciones directas de todo tipo, cobrará fundamental importancia completar los elementos de juicio sobre la letalidad o no letalidad que requieren determinadas misiones de fuego. Se entiende, en tal sentido por “armas letales” o “misiones de fuego letales” a aquellas que causan o pueden causar la muerte; a diferencia de aquellas armas que pueden no ser letales como aquellas que disparan proyectiles para provocar humo, para difundir propaganda, para disparar sensores, etc.

Organización y despliegue
La Artillería en el Ejército Argentino se organiza según los niveles a los que debe brindar apoyo de fuego. A nivel División de Ejército (DE) está constituida por la Artillería “de” la División de Ejército y por la Artillería “con” la División de Ejército. La primera está materializada por aquellas unidades de artillería que son formaciones de la DE. La segunda incluye la artillería de la División de Ejército y todas las unidades de artillería que son orgánicas o fueren agregadas o asignadas a los elementos dependientes.
A nivel Brigada, la Artillería está representada por un Grupo de Artillería (GA) orgánico y, según la misión, se pueden sumar otros elementos de artillería eventualmente agregados o asignados a cada Gran Unidad de Combate.
Actualmente el Ejército Argentino dispone de dieciséis Grupos de Artillería de Campaña y tres de Artillería Antiaérea (el 601 y 602 en Mar del Plata y el GA 161 en San Luis).
De los 16 GA de Campaña cabe destacar que el Regimiento de Artillería 1 “Brigadier General Tomás de Iriarte” (RA 1, con asiento en la Provincia de Buenos Aires) es la Unidad Decana del Arma de Artillería, ejerce la función de ceremonial y escolta del Ministro de Defensa; tres GA están especializados en el Ambiente Geográfico Particular (AGP) de Montaña (GA 5 en Jujuy, 6 Neuquén y 8 Mendoza); dos en el AGP de Monte (GA 3 y 12, ambos en Corrientes); cuatro son GA Blindados (GA Bl 1 en Buenos Aires, 2 Entre Ríos, 9 Chubut y 11 Santa Cruz); un GA posee la aptitud para ser Aerotransportado (GA Paracaidista 4 en Córdoba); un GA dispone de Lanzadores Múltiples de cohetes (GALM 601, San Luis); y los restantes cuatro GA brindan flexibilidad para potenciar el apoyo de fuego (GA 7 en San Luis, 10 Buenos Aires, 15 Salta, 16 Neuquén).
En el marco del proceso de reconversión del Ejército Argentino, en 2019 se ordenó la creación de la Agrupación de Artillería de Campaña 601, cuya organización estará a cargo de una Jefatura de Agrupación a partir del personal y medios del GA 161 y GALM 601, a la cual se agregarán orgánicamente los Grupos de Artillería 7, 15 y 16.
La mencionada Agrupación de Artillería depende del Comando de Adiestramiento y Alistamiento del Ejército Argentino y su creación implicó la desactivación del GA 161 y GALM 601, buscando concentrar las Unidades de Artillería de mayor calibre bajo un comando único y dotar a la Artillería del nivel División con una organización acorde a su nivel que le permita interactuar en el marco especifico y conjunto con otros elementos de Apoyo de Fuego, de la Aviación de Ejército, de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y de la Artillería de la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA).

El Personal del Arma de Artillería
Los artilleros, al igual que el resto del personal del Ejército Argentino, se forma en los institutos de formación de la Fuerza: el Colegio Militar de la Nación y la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”. Una vez egresados, comienza un período de perfeccionamiento que se va incrementando a través de sus años de servicios. Dicho perfeccionamiento se logra en los diferentes cursos regulares o complementarios que dicta la Escuela de Artillería “Teniente General Eduardo Lonardi”.
Asimismo, los Soldados Voluntarios que integran las Unidades del Arma de Artillería son instruidos y adiestrados en las características técnicas, procedimientos de operación y mantenimiento, etc., de los sistemas de armas, municiones, sensores, etc.
Actualmente, sobre un total de casi 58 mil hombres y mujeres que integran el Ejército, casi el 7,5%, pertenece al Arma de Artillería.

La Conjuntez en la Artillería
En los últimos años, la Escuela de Artillería del Ejército Argentino invita a oficiales artilleros de la Infantería de Marina de la Armada Argentina para realizar cursos regulares. Los cursantes Infantes de Marina son sometidos a las mismas exigencias que sus pares del Ejército Argentino y, durante el desarrollo del curso, cubren todos los roles de combate necesarios para adquirir las competencias exigidas para alcanzar el perfil establecido.
Asimismo, desde el año 2014 el Batallón de Artillería de Campaña (BIAC) de la Infantería de Marina ha participado con personal y medios en ejercitaciones realizadas en el terreno conjuntamente con la Escuela de Artillería, contribuyentes a la formación de los futuros Jefes de Subunidades y Encargados de Secciones del Arma.
Por otro lado, todos los años la Escuela de Artillería “Teniente General Eduardo Lonardi” dicta el Curso Conjunto de Coordinación de Apoyo de Fuego (C 16), en el que participan personal de la Armada Argentina y de la Fuerza Aérea Argentina. Otro curso que se realiza y que materializa la conjuntez es el Curso de Señalador de Objetivo y Oficial de Control Aéreo Adelantado (C 15) que, al igual que en el C 16, participan representantes de las tres Fuerzas Armadas.
Un paso interesante que se está dando en materia de conjuntez está materializado por un Sistema Automatizado de Tiro de Artillería de Campaña (SATAC) diseñado y desarrollado por el Centro de Desarrollo de Software del Ejército Argentino (CIDESO). Este sistema será utilizado por las unidades de artillería del Ejército y la Infantería de Marina.

La Educación y el Adiestramiento
En el ámbito del Ejército Argentino la máxima instancia responsable de la instrucción es la Dirección General de Educación Operacional (DEOP), la cual elabora anualmente un Plan General de Educación del Ejército (PGEE), y de éste deriva el Subplan de Educación Operacional que tiene por finalidad orientar la instrucción de las Unidades y organismos de la Fuerza en el mediano plazo, asegurando la continuidad durante el quinquenio.
Basándose en el PGEE, las Grandes Unidades de Batalla (GUB) -que son las Divisiones de Ejército- y las Grandes Unidades de Combate (GUC) -las Brigadas- elaboran sus directivas de educación particular en función de sus misiones, capacidades y limitaciones de los medios e instrucción particular con que están dotadas, según el ambiente geográfico donde prioritariamente deberán operar.
Los documentos señalados tendrán por finalidad orientar el desarrollo de la educación operacional de los comandos y/o elementos dependientes de la gran unidad en el mediano plazo, asegurando la continuidad de la misma durante el quinquenio.
Cada una de las Unidades de Artillería elabora el Programa de Educación de la Unidad (PEU) que establece las fechas, tiempos, objetivos y exigencias de educación operacional que deberá satisfacer la organización en su conjunto y el personal de las distintas categorías durante el año militar, correlacionadas con otras exigencias del servicio. Para ello existen las Tablas de Adiestramiento Operacional, que regulan, certifican y permiten establecer el grado de instrucción operacional individual y conjunto que poseen las unidades del Arma. Este proceso de sistematización del adiestramiento de los conjuntos permitió centralizar, ordenar y ahorrar recursos a las organizaciones operativas para llevar adelante la educación operacional de sus fracciones orgánicas.
En el marco del Proceso de Reconversión, el Ejército creó la Dirección de Educación Operacional (DEOP), con la misión de centralizar la Educación Operacional, planificando, programando y evaluando el proceso de enseñanza y aprendizaje en la Fuerza.
Como instituto dependiente la DEOP, la Escuela de Artillería “Teniente General Eduardo Lonardi” dicta cursos regulares y complementarios para capacitar y perfeccionar a los Cuadros del Arma. Las competencias y perfiles establecidos para los diferentes cursos se encuentran reglamentados en proyectos curriculares regulados y aprobados por la DEOP.
En lo que hace a formación y adiestramiento conjunto, desde hace unos años atrás el personal de Artillería de la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) realiza cursos regulares en la Escuela de Artillería del Ejército. Los Artilleros navales cumplen las mismas exigencias que los del Ejército y durante el curso cubren todos los roles de combate para adquirir las competencias exigidas para cada perfil.
Con relación a los cursos regulares dictados por la Escuela de Artillería del Ejército, desde 2014 el Batallón de Artillería de Campaña N° 1 (BIAC) de la IMARA participa con personal y medios en las ejercitaciones reales, contribuyendo a la formación conjunta de los futuros Jefes de Subunidades y Encargados de Secciones de Artillería de ambas FFAA.
Finalmente, la Escuela de Artillería dicta anualmente el Curso Conjunto de Coordinación de Apoyo de Fuego, en el cual participa personal del Ejército Argentino, de la Armada Argentina y de la Fuerza Aérea Argentina.

La Artillería del Ejército en Malvinas
Al desatarse el conflicto armado con Gran Bretaña, el Ejército Argentino envió a Malvinas durante el mes de abril dos Unidades de Artillería de Campaña, a saber: el Grupo de Artillería 3 (GA 3), con sede en Paso de Los Libres, Corrientes, y el Grupo de Artillería Paracaidista 4 (GA 4), con asiento de paz en Córdoba Capital.
Tanto el GA 3 como el GA 4 disponían de tres Baterías equipadas con obuses Oto Melara M-56 de 105mm con un alcance de 10 km. En mayo arribó a Puerto Argentino personal del Grupo de Artillería 101 con dos cañones CITER de 155mm.
También se desplegaron diversos componentes de la Agrupación de Defensa Antiaérea 601 (ADA 601), destacándose las secciones de cañones antiaéreos controladas por Director de Tiro Skyguard y una unidad del sistema de lanzamiento de misiles antiaéreos Roland, pertenecientes a los Grupos de Artillería Antiaérea 601, la primera, y al Grupo de Artillería Antiaérea Mixto 602, respectivamente.
Con relación al destacado desempeño de la artillería de campaña argentina basta consultar la bibliografía sobre la Guerra de Malvinas, donde los mismos británicos y también analistas internacionales de EE.UU., Europa, etc., coincidieron en el alto nivel de formación y adiestramiento de los artilleros argentinos.
La precisión de la Artillería propia no sólo permitió batir a las tropas inglesas con fuego directo, sino que también se empleó para señalar objetivos terrestres que luego fueron atacados por aviones de la Fuerza Aérea Argentina.
A fines de mayo de 1982, cuando arribaron a Puerto Argentino los cañones CITER, se pudo brindar apoyo de fuego a casi el doble del alcance de los obuses Oto Melara M-56 y también se usaron estos cañones de 155mm como una improvisada batería de defensa de costas, con la cual se atacó a los buques británicos que bombardeaban las posiciones terrestres argentinas todas las noches, aprovechando que la aviación de combate criolla carecía de aeronaves aptas para atacar buques en horario nocturno.
Una mención especial merece la asignación de un grupo de suboficiales y soldados conscriptos del GA 3 a un grupo especial de la Armada Argentina que, al mando del entonces Capitán de Fragata Julio Pérez, tenía a cargo la operación de una batería costera improvisada para lanzar misiles antibuque MM-38 Exocet.
El grupo de marinos que operaba la denominada “Instalación de Tiro Berreta” (ITB) carecía de un radar específico para cargar los datos que requería el misil previo a su lanzamiento, por lo que el aporte de un radar Rasit del GA 3 resultó decisivo para lograr una relativa alta probabilidad de impacto.
Tras varios intentos para “adquirir” un blanco rentable, hacer puntería y disparar, el grupo conjunto de marinos y efectivos del GA 3 realizó diversas correcciones en un intento de esbozar algo parecido a un “procedimiento”, con el objeto de disparar un misil pensado originalmente para ser lanzado desde buques, concretando en la noche del 12 de junio el lanzamiento de un Exocet que impactó en el destructor inglés HMS “Glamorgan”, el cual quedó fuera de combate y provocó 26 bajas británicas.
El personal de artillería practica en la paz el funcionamiento de un sistema que está integrado por comunicaciones, la localización de los blancos, la determinación de los datos de tiro y el servicio de pieza tal cual se ejecuta en caso de guerra. El alto nivel de capacitación y adiestramiento de los artilleros argentinos permitió resolver múltiples dificultades y limitaciones de índole logística, técnica y táctica, generando asombro y respeto por parte de los británicos.
Junto a la formación y adiestramiento del personal se debe destacar la calidad del material de Artillería en dotación. En ese sentido, la versatilidad del obús Oto Melara; una pieza de artillería que -por sus reducidas dimensiones y peso- podía trasladarse a lomo de mula, remolcada, helitransportada o incluso a tracción humana, adaptándose fácilmente a las particularidades del ambiente geográfico de las Islas Malvinas. Este aspecto fue vital para facilitar los frecuentes cambios de posición de las piezas argentinas, gracias al esfuerzo denodado de sus sirvientes, a fin de evitar su ubicación y neutralización por parte de los ingleses, que no escatimaron esfuerzos por destruir la artillería argentina mediante bombardeos aéreos y navales.
Con relación al desempeño de la Artillería Antiáerea, el Ejército Argentino disponía de una importante cantidad y calidad de sensores, cañones y misiles, que se encontraban a la vanguardia tecnológica por entonces.
En ese sentido, tanto los cañones bitubo Oerlikon calibre 35mm como los directores de tiro con radar de adquisición y seguimiento Skyguard y los sistemas lanzadores de misiles Tigercat y Roland, permitiendo brindar una cobertura antiaérea a baja cota que se mostró muy eficiente a lo largo de todo el conflicto.
Haber mantenido operativa la pista de Puerto Argentino hasta el mismo momento de la capitulación y los derribos acreditados de cazas Harrier y Sea Harrier ingleses son la muestra más evidente del alto desempeño que le cupo a la Artillería Antiaérea, la cual generó un efecto disuasivo que llevó al enemigo a realizar bombardeos desde muy alta cota, reduciendo/anulando su precisión.
Finalmente, resultó un factor decisivo para el éxito de la Defensa Antiaérea la integración coordinada y sinérgica de los componentes antiaéreos de las tres Fuerzas Armadas, bajo la conducción funcional de la Fuerza Aérea Argentina, constituyendo un excelente ejemplo de Acción Militar Conjunta (AMC) en tiempo de guerra.

Evolución del equipamiento de la Artillería
En líneas generales, la tecnología de radares ha avanzado desde los iniciales sistemas “valvulares”, pasando luego a los “electrónicos” y actualmente los “digitales”, integrados a ordenadores con gran capacidad de procesamiento de datos, capaces de interactuar con otros sistemas de armas y equipos de contramedidas electrónicas.
En materia de sensores de adquisición de blancos se poseen los radares Cardion Alert de alerta temprana con una capacidad de adquirir blancos en un radio de 360 Km. Estos radares son valvulares, corresponden a las primeras generaciones, si bien poseen sistemas IFF de su época, las aeronaves no poseen respondedores para este tipo de codificación.
En lo que respecta a misiles, en 1982 el Ejército disponía de lanzadores Tigercat y Roland con alcance eficaz de hasta 6 Km a muy baja altura. Con relación a este último, en aquella época el sistema franco-alemán era de última generación, con capacidad todo tiempo y contramedidas electrónicas. La creciente obsolescencia tecnológica y la falta de presupuesto derivaron en la baja de ambos sistemas, pese a que no se los ha reemplazado hasta el presente.
Con respecto al material de tubo, el Ejército Argentino dispone de una interesante cantidad de cañones simples y bitubo de 35, 30 y 20mm. Los primeros poseen la capacidad de tirar en forma óptica y autónoma o asociadas a un director de tiro que permite la detección y seguimiento radar todo tiempo o seguimiento óptico en tiempo claro. Los otros cañones solo poseen sistemas de puntería óptica en la medida que las condiciones del tiempo permitan mantener línea de vista directa entre la pieza y el blanco.
Con motivo de la reunión del G-20 en Buenos Aires, el Ejército adquirió un nuevo Director de Tiro Skyguard para cañones de 35mm, a fin de reponer el perdido durante la Guerra de Malvinas y así brindar cobertura antiaérea durante la estadía de los presidentes extranjeros en Argentina. De los directores disponibles, solo uno tiene capacidad para asociarlo a sistemas misilísticos como el Roland y ninguno dispone de IFF (Identification Friend or Foe) para identificar aeronaves propias y enemigas con codificación encriptada.
Con respecto a las otras fuerzas, la Armada posee misiles RBS-70 de primera generación y cañones de 40mm. En tal sentido es necesario destacar que durante el año 2019 se anuló un proyecto conjunto de las tres Fuerzas Armadas para adquirir una importante cantidad de lanzadores, misiles y simuladores del sistema misilístico tierra-aire RBS-70NG. Si bien no se concretó la compra, se trató del primer trabajo para homogeneizar el armamento de defensa antiaérea de las FFAA argentinas y es de esperar que, en cuanto se disponga de fondos, se retome la iniciativa, ya que se trata de un sistema de armas versátil (se puede montar en trípode sobre vehículos, buques, etc.), eficaz y de excelente relación costo/beneficio.
Relacionado al entrenamiento del personal, por falta de presupuesto las capacidades para ejercitar y acceder a cursos extranjeros de actualización han hecho que se degrade notoriamente el nivel operacional de los cuadros, con la única excepción del personal que integra las Unidades de Artillería Antiaérea equipadas con material Oerlikon de 35mm y los operadores del radar “Alert”, que al encontrarse desplegados en la Operación “Integración Norte” (OPINOR) mantienen un nivel óptimo de entrenamiento.

Básicamente, el armamento en dotación de las unidades de Artillería es el siguiente:
En los últimos años el Ejército ha adquirido equipos tecnológicos para recuperar capacidades e incrementar su efectividad en misiones de apoyo de fuego; destacándose la incorporación de una batería de obuses M-56 Oto Melara nuevos para equipar al Grupo de Artillería de la Brigada de Monte XII, así como un Director de Tiro Skyguard para los cañones bitubo Oerlikon de 35mm.
Asimismo, se incorporaron estaciones totales de topografía Trimble M3 y 3605 DR, estaciones meteorológicas Vaisala Marwin 32, Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) diferencial, telémetros láser, visores nocturnos, redes de enmascaramiento multiespectrales, equipos de comunicaciones encriptados con salto de frecuencia, etc.

Desarrollos nacionales de Artillería
El Ejército Argentino ha impulsado, desde hace décadas atrás, el desarrollo de la Industria para la Defensa. Particularmente en lo que hace a la Artillería, el Ejército -a través de la Dirección General de Investigación y Desarrollo (DGID)- interactúa con el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) y Fabricaciones Militares Sociedad del Estado, para desarrollar nuevos equipos, modernizar los existentes y asegurar su sostenimiento logístico.
Entre los beneficios de llevar a cabo proyectos de alta tecnología que implican actividades de Investigación, Desarrollo y Producción nacional se pueden citar la mayor independencia en la provisión y mantenimiento de sistemas de armas, especialmente en tiempos de guerra; el desarrollo autónomo de tecnología para la Defensa y el know how asociado; la preparación de Ingenieros Militares, profesionales civiles y técnicos altamente calificados en áreas estratégicas; la modernización más accesible (técnica y económicamente) de los diferentes sistemas de armas desarrollados en el país; los menores costos de adquisición y operación de los sistemas nacionales versus similares extranjeros (lo cual reduce la fuga de divisas); entre otros.
A continuación de describe el estado de situación actual de los proyectos de modernización y repotenciación del poder de fuego de la Artillería del Ejército Argentino:
1. Cañón CALA 30/2 de 155 mm: El Cañón Argentino de Largo Alcance (CALA) es una pieza de artillería con alcance eficaz de 30 a 40 Km, está dotado de una Unidad de Potencia Auxiliar (APU) que acciona cuatro ruedas para hacer cambios de posición en forma autónoma. Hasta el momento sólo se fabricaron dos ejemplares, los cuales fueron evaluados operacionalmente para verificar su performance en cada ambiente geográfico del país y con distintos tipos de municiones. Pese a sus excelentes prestaciones, por falta de presupuesto no se avanzó en su producción en serie.
2. Cañón de Argentino Liviano (CALIV): CITEDEF comenzó el desarrollo de un cañón de artillería de campaña calibre 105mm, remolcable y helitransportable por su bajo peso (1800 Kg), con un alcance eficaz de 17 a 19 Km según el tipo de munición empleada, que satisface los requerimientos operacionales del Ejército y la Infantería de Marina de la Armada Argentina, que solicitaron 90 y 18 ejemplares, respectivamente.
El diseño del CALIV optimiza la relación peso-alcance. A través de distintas simulaciones y estudios por elementos finitos, se logró obtener un afuste (cabeza, plataforma y flechas) de baja deformación y una figura de bajo perfil. La configuración de los sistemas móviles en la culata y la acción del sistema de freno recuperador permitirán obtener una adecuada cadencia de tiro dentro del primer minuto de acción.
Si bien el diseño ha sido probado en distintas simulaciones, aún no se ha construido el prototipo, condición indispensable para comprobar su performance en el terreno y luego determinar su producción en serie. Las estimaciones preliminares de costos de fabricación indican que costaría aproximadamente un 50% del precio que tienen cañones similares en el mercado internacional.
3. Modernización de cañones CITER al estándar CITER III: A partir de las lecciones de Malvinas y la experiencia acumulada por las Unidades de Artillería del Ejército Argentino en los diversos ambientes geográficos del país, CITEDEF realizó varias modificaciones a los obuses SOFMA Modelo 1977 y L-33 Modelo Argentino de 155 mm, que permitieron reducir en casi un tercio la cantidad de servidores de estas piezas, aumentar su cadencia de fuego, reducir su tiempo de entrada en posición, etc.
La modernización incluye la incorporación de un motor para automatizar los distintos movimientos de la pieza cuando está en posición de batería; de una bandeja articulada para manipular la munición; la colocación de un sistema de luces indicando posición, freno y marcha atrás; el recambio de las cubiertas por otras más anchas y un nuevo esquema de pintura verde. Ya se han entregado los primeros ejemplares modernizados de los cañones SOFMA y CITER al Ejército, comprobándose las ventajas del mismo.

4. Modernización VCA: Con la participación de la industria privada argentina el Ejército modernizó los Vehículos de Combate de Artillería (VCA) “Palmaria” de la familia TAM (Tanque Argentino Mediano). Los trabajos consistieron en la reparación y recorrida general del sistema de giro de la torre y elevación del cañón de 155mm, mejorando su precisión y rapidez, del sistema de carga de munición en modo semiautomático y automático, el agregado de pantallas digitales, nuevos sistemas de comunicaciones para operar el Sistema SATAC en red LAN; mejor equipo de visión nocturna, etc.