Por Santiago Rivas
En el mes de junio pasado, Ucrania comenzó la tan esperada contraofensiva contra las fuerzas de invasión rusas. Desde un primer momento y hasta hoy, muchos analistas hablan de que ésta fracasó debido a que no produjo un colapso absoluto del Ejército Ruso. Sin embargo, ese análisis es demasiado simplista y carente de profundidad. Si bien al día de hoy, en que las acciones ofensivas de Ucrania no han cesado, es imposible hacer un análisis definitivo, se pueden estudiar algunos factores relevantes para tener en cuenta.
El primero de todos, y tal vez el más importante, es que no hay que olvidarse que en febrero de 2022 Ucrania intentaba sobrevivir ante la invasión del que en ese entonces se creía que era el tercer ejército más poderoso del planeta, que incluso los prorrusos consideraban superior a toda la OTAN. Ucrania poseía al inicio de la guerra unas fuerzas armadas de tamaño mediano, dotadas con armamento casi en su totalidad de la era soviética. Sin embargo, poco más de un año después, se lanzaban a una ofensiva para intentar expulsar a los rusos de su territorio, luego de que estos ya prácticamente no puedan hacer avances y hayan perdido cerca de un tercio de su ejército.
Cuando Rusia, falló en ocupar Kiev y la mayor parte de Ucrania en menos de una semana, como era el plan, comenzó a verse la posibilidad de que Ucrania no iba a caer tan fácil, aunque en abril de 2022, a menos de dos meses de iniciada la invasión, Rusia debió abandonar sus planes de conquistar el país para un objetivo mucho más modesto que era mantener la ocupación en el Donbás y las zonas sur de Kherson y Zaporizhzhia. Para septiembre de 2022, sin embargo, se dio otro cambio grande en la guerra y fue cuando Rusia perdió la iniciativa, que pasó a manos de Ucrania. Desde entonces fueron los defensores los que comenzaron a plantear dónde, cómo y cuándo se desarrollarían las acciones, lo cual los llevó a la exitosa ofensiva en la zona de Kharkov y el norte del Donbás, donde lograron recuperar una gran cantidad de terreno.
El invierno frenó las acciones, pero Ucrania entendió que, con la mano de occidente proveyendo equipamiento y el enorme esfuerzo por crear unidades militares nuevas, podían ganar la guerra y expulsar a los rusos de su territorio. Así, comenzaron a planificar acciones ofensivas para la primavera, lo que en occidente comenzó a entenderse como una gran contraofensiva.
Sin embargo, así como los ucranianos empezaron a planificar el avance sobre los rusos, estos, habiendo pasado a la defensiva y pensando solo en mantener lo que habían ocupado, se esforzaron por muchos meses a preparar un enorme entramado de posiciones defensivas, con trincheras, una gigantesca cantidad de campos minados, defensas antitanque y posiciones de artillería para dar apoyo a las tropas propias.
Ante esto, resultaba claro que Ucrania, que no goza de una gran superioridad numérica con respecto a los rusos, no iba a poder quebrar las líneas con facilidad como algunos esperaban. Así, pensar que el éxito de la contraofensiva solo se daría cuando columnas de tropas ucranianas pasen las líneas y avancen cientos de kilómetros era algo totalmente ingenuo e irreal.
El esquema defensivo planteado por los rusos obliga a una guerra de desgaste, ya que es imposible atravesar rápidamente los campos minados, trincheras y defensas antitanque en medio del fuego masivo de artillería y armas livianas. Por eso, el éxito de la ofensiva no se iba a medir en metros ganados, sino en el desgaste que se puede generar en la capacidad de defensa de los rusos, hasta el punto de que estos ya no puedan sostener las líneas.
En los primeros días de la ofensiva se vio un caso en el que una columna ucraniana con tanques Leopard 2 y blindados M2 Bradley fue alcanzada y severamente dañada, lo cual llevó a los prorrusos a cantar la victoria. Sin embargo, esta acción dejó varias lecciones, la primera de ellas fue que no era una unidad de gran envergadura y que fue uno de los muy pocos casos en que los ucranianos tuvieron grandes pérdidas de material. Pero la segunda lección fue que casi todo el personal sobrevivió, lo que demostró la calidad muy superior del material occidental, ya que en el caso de los blindados y tanques rusos pocas veces la tripulación sobrevive ilesa, si es que no muere en el vehículo. Y aquí es importante recordar que la tripulación es lo más valioso en un sistema de armas. Fabricar un tanque lleva menos tiempo que formar a su tripulación, y el poder de una unidad blindada está dado principalmente por la cantidad de personal adecuadamente formado para emplear sus medios con eficacia. El mejor tanque del mundo tripulado por novatos es casi seguro que será vencido por un tanque más viejo tripulado por expertos. Por eso, que una tripulación logre sobrevivir tras haber sido alcanzada es algo muy valioso.
La tercera lección es que se debe entender que no existe el arma infalible. Hasta el mejor sistema tiene pérdidas en un combate intenso, y eso no lo vuelve un fracaso. Como ejemplo, el 50 % de los bombarderos Boeing B-17 Flying Fortress que entraron en combate fueron derribados o se accidentaron durante acciones de guerra, pero nadie duda de que fue una de las armas más importantes de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
También hay que tomar en cuenta que normalmente, la fuerza atacante se espera que tenga hasta un 200 % más de bajas que la fuerza que se defiende. Sin embargo, la información que se puede obtener de quienes intentan verificar las pérdidas de ambos bandos según la evidencia en imágenes que ambos publican, indica que Rusia ha perdido más equipamiento que Ucrania y, como se ve en muchos de los videos disponibles, en dichas acciones las bajas de personal rusas también han sido mayores, debido a la menor tasa de supervivencia.
Otro punto a tener en cuenta es que Ucrania aún no ha empleado todas las nuevas unidades creadas desde que comenzó la guerra, viéndose que algunas siguen siendo entrenadas y otras se mantienen como reserva estratégica, donde lo que se percibe es que, este año, más importante que una ofensiva ha sido impedir el avance ruso en cualquier parte del frente, lo cual se ha logrado, ya que exceptuando la toma del pueblo de Bahkmut, que para Rusia tuvo un costo altísimo para lograr un objetivo de escasísimo valor, los rusos no lograron ocupar ningún objetivo relevante.
Más allá de la acción descripta arriba en donde perdieron varios blindados, y varias otras donde Ucrania sufrió pérdidas de material provisto por occidente, lo cual es inevitable, lo que se vio fue un lento pero constante avance en algunas zonas del frente, especialmente al sur de Orkihiv, en donde se produjo la ruptura de las líneas rusas con una profundidad de más de 10 kilómetros. Abrir brechas en los campos minados bajo fuego no es nada fácil y eso llevó gran parte de las primeras semanas de la ofensiva, a la vez que los ucranianos también se esfuerzan en destruir la artillería rusa, lo cual han logrado con cierto grado de éxito.
El objetivo de ambos bandos es desgastar al oponente hasta que no tenga más capacidad de sostener las acciones, aunque hasta ahora se ha visto un mayor desgaste de las fuerzas rusas, que ya han tenido que movilizar parte de sus reservas y sacar unidades de otras partes del frente para sostener las líneas. A esto se suman la fallida ofensiva rusa en la zona de Kupyansk y ahora en la zona de Adviivka donde, si bien lograron ganar algo de terreno, las pérdidas fueron desproporcionadas.
Si bien muchos analistas han mostrado repetidamente las líneas de trincheras y defensas rusas, es preciso entender que esas líneas son espacios para que las tropas rusas defiendan el terreno, pero no significa que todas las líneas estén ocupadas por tropas en todo momento. Cuando una línea es rota por los ucranianos, los rusos se mueven a la línea posterior y continúan la defensa desde allí. Por eso el foco de los ucranianos está en desgastar a las tropas y diezmar a las unidades rusas para que cada vez les sea más difícil llenar esas líneas con tropas y que, a la vez, las unidades rusas que vayan al frente estén cada vez más integradas por soldados movilizados con poco entrenamiento. De esta manera, Ucrania apunta a mantener la presión y, posiblemente, incrementarla con el ingreso de las nuevas unidades que aún no han entrado en combate, apuntando a que a Rusia cada vez se le haga más difícil sostener las líneas y progresivamente sigan perdiendo terreno, hasta que puedan generar un quiebre total de las líneas y, ahí sí, avanzar con velocidad.
Otro punto que se ve en las acciones desde junio es el ataque a puestos de comando, depósitos y bases rusas detrás de las líneas, apuntando a dañar la capacidad de mando y la logística, lo cual puede tener más peso que las acciones en el propio campo de batalla. Un ejército sin mando, sin municiones y sin comida deja de existir como tal.
¿Qué se puede esperar en los meses que siguen? A pesar de que muchos analistas esperaban una ofensiva al mejor estilo de la guerra relámpago, Ucrania siempre entendió que el avance, en su primera etapa, sería muy lento, hasta lograr quebrar las líneas y desgastar suficientemente a Rusia para que ya no pueda sostener el frente. Los ucranianos saben que la guerra será larga, pero que hasta ahora el curso que viene siguiendo les es favorable, donde Rusia en más de un año no ha logrado recuperar la iniciativa y sigue sosteniendo pérdidas mayores a las ucranianas, que la industria rusa no puede cubrir.
Se ve incluso en el fuego de artillería, uno de los puntos más fuertes de Rusia al inicio de la guerra, llegando a disparar más de 50.000 municiones al día y que en las últimas semanas ha disparado menos que la artillería ucraniana, pero, a la vez, desde que se inició la contraofensiva, se lleva documentada al 13 de octubre la pérdida de 70 piezas de artillería más 22 sistemas de lanzacohetes múltiples por parte de Rusia, contra 19 y cero respectivamente por parte de Ucrania.
La guerra difícilmente termine en menos de un año, exceptuando que ocurra algo totalmente inesperado. Eso no solo lo saben los dos contendientes, sino que también lo comprende la OTAN, que está decidida a mantener el apoyo a Ucrania hasta el final de la contienda. No tanto por solidaridad con Ucrania, sino porque entienden que la invasión que Rusia hizo a Ucrania es parte de una guerra de Rusia con occidente y que, si se pierde Ucrania, la siguiente batalla será en Europa central. A la vez, porque la guerra no deja de ser un negocio, como también lo será la reconstrucción de Ucrania, en donde participarán aquellos países que asistieron a Ucrania en derrotar a los rusos. Y, finalmente, porque esta es la oportunidad que tiene la OTAN de acabar con el poderío militar convencional de Rusia, dejándola como un paria con capacidad nuclear, como hoy es Corea del Norte.
Ucrania, desde que entendió que podía derrotar a Rusia, también entendió que eso llevaría mucho tiempo, no están peleando contra una nación de tercer orden, sino contra uno de los ejércitos numéricamente más potentes del mundo. La mala calidad de la doctrina, entrenamiento y el material ruso, sumado a la baja moral de sus tropas es lo que hizo la diferencia desde el comienzo, pero eso no significa que Rusia no siga teniendo una capacidad militar considerable.
La proximidad del invierno, en que las acciones bajarán de intensidad muy probablemente, genera dudas sobre cómo Rusia podrá reorganizarse para mantener su resistencia en 2024 y seguir tratando de frenar el avance ucraniano, entrenando más soldados movilizados, pero confiando cada vez más en tropas de menor calidad, con un VDV diezmado y la desaparición de Wagner, que eran sus tropas de élite.
Como conclusión, se puede decir que la ofensiva ucraniana no ha tenido el éxito que muchos esperaban, pero se debe más bien a que muchos analistas pusieron expectativas demasiado altas e irreales. Muy posiblemente los ucranianos también esperaban un avance más contundente, pero difícilmente hayan esperado mucho más de lo que lograron, sabiendo a lo que se enfrentaban. La realidad es que hasta ahora tiene éxito y está logrando su objetivo de romper las defensas que los rusos construyeron durante un año y desgastarlos al punto de que deban empezar a empeñar sus reservas, entendiendo que, si logran aniquilar a las reservas, ya poco podrá hacer Rusia para frenar un avance ucraniano a gran escala y podría derivar en un colapso de todo el frente.