Lula le pone un límite a Maduro y le recomienda aceptar el resultado de las elecciones del domingo. Además, se mostró "asustado" por la amenaza de un baño de sangre que hizo el dictador venezolano en caso de que gane la oposición.
Por Ignacio Montes de Oca
El presidente de Brasil indicó que enviará dos observadores de su Junta Electoral para monitorear la transparencia de las elecciones bajo el mando del ex ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim. Hay antecedentes de esta noticia. En abril, Lula y Petro, el presidente colombiano, pidieron que se garantice una salida a Maduro y sus funcionarios en caso de una victoria electoral de la oposición mediante un referéndum simultáneo a la votación. Desde entonces se advierte de una derrota electoral del chavismo.
Una huida de Maduro presenta varios problemas. La Corte Penal Internacional que investiga sus crímenes podría emitir una orden de arresto y, ya sin fueros al vencer su mandato, debería encontrar un sitio fuera de la jurisdicción de la CPI y los 91 estados que la reconocen. Además, evadir el pedido de detención y la recompensa de 15 millones de dólares que ofrece EEUU por cargos de narcotráfico. Los que no se adhieren a la CPI, pueden recibir la presión política proveniente de Washington.
A Maduro le queda escapar a un territorio aliado como Rusia, Cuba, China o Irán, pero eso no resuelve la cuestión de miles de cómplices que deben encontrar una salida similar. De allí que se tema que Maduro y sus funcionarios opten por radicalizar la dictadura si pierden. Brasil es el cuarto receptor de la emigración forzada de Venezuela luego de Colombia, Perú y EEUU. Pero es además uno de los que recibió con mayor impacto el incremento del paso de la droga comerciado por el Cartel del Sol integrado por Maduro y sus subalternos.
Todas las encuestas indican que el candidato opositor Edmundo González Urrutia, reemplazo de Corina Machado tras su proscripción, recibirá más del 70% de los votos. El problema es que, aun ganando, Maduro puede declararse vencedor y lanzar una represión para acallar las protestas.
EEUU y los países del Acuerdo de Aruba también advirtieron a Maduro sobre una manipulación de las elecciones luego de fracasar en su intento por acordar el levantamiento de sanciones a cambio del relajo de la persecución a la oposición en Venezuela.
Tras la visita del canciller ruso Lavrov a Venezuela en marzo y abril, queda claro que los mayores respaldos que tiene Maduro son Rusia e Irán. China se anotó también en marzo al apoyar "la independencia de Venezuela" en cuestiones electorales. Y Cuba, con un apoyo empetrolado.
El pedido de Lula quiebra el frente interno latinoamericano. Petro pide también respetar el resultado electoral, aunque sin atreverse a embestir contra el dictador. Chile y Argentina ya anticiparon un rechazo a cualquier maniobra de Maduro. México... México produce muchos aguacates.
La duda es entonces hasta dónde puede llegar Maduro en su intento por mantenerse en el gobierno. Las urnas le son esquivas. Semanas atrás les prometió a los militares adictos a su régimen que no entregará el poder. La incógnita es si se resistirá por el fraude o por las armas.
En cualquier caso, está acorralado. Los indicadores sociales y económicos son un desastre crónico, la represión asfixiante y los ocho millones de emigrantes sobre 38 millones de habitantes son una prueba de la debacle. El enojo se canalizará en las urnas. Si se las obtura, brotará por otros lados. Sin nada que perder y con pocos sitios donde escapar, el chavismo deberá enfrentar un resultado adverso el domingo. Se sabe que va a perder, pero no quién va a gobernar luego. Si Lula abre el paraguas, es porque se viene una tormenta fuerte, como las que traen los rayos de Catacumo.
PS: el chavismo gobierna desde el 2 de febrero de 1999. Ya pasaron 9.302 días y el fracaso es absoluto, tanto en términos económicos y sociales, como en los intentos por desplazar a la dictadura por las urnas. Venezuela sabe que ya no quedan más chances políticas, Maduro también.
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