Por Lewis Mejía
A pesar de la preocupante situación de inestabilidad política que atraviesa el Perú hace casi tres años, su Marina de Guerra ha tenido la decisión y capacidad para seguir adelante con sus principales proyectos de desarrollo tecnológico e industrial.
Uno sus más recientes productos es el flamante BAP “Paita”, buque de superficie tipo LPD multipropósito, bautizado y lanzado al mar al anochecer del pasado viernes 9 de diciembre de 2022, en medio de una gran expectativa sobre el futuro para el corto y mediano plazo.
“Su construcción forma parte del Proyecto de Inversión Pública, orientado a la Recuperación y Mejoramiento del Transporte y Soporte Logístico de las Fuerzas Armadas, que permitirá a la Marina de Guerra del Perú efectuar operaciones en el litoral”, de acuerdo a lo manifestado por las autoridades navales, con relacion al buque de 7.294Tn de desplazamiento.
En la ceremonia oficial, llevada a cabo en la Base Naval del Callao, estuvo presente la nueva presidenta Constitucional del Perú, la abogada Dina Boluarte Zegarra, primera mujer que alcanza esa altísima designación.
Su asistencia al acto protocolar podría confirmar el acercamiento de la nueva Jefa de Estado con las Fuerzas Armadas, quienes se mantuvieron al margen y en estricto cumplimiento de la Constitución durante la crisis que atravesó el país la última semana.
“Esta unidad que se viene construyendo en los astilleros del SIMA CALLAO, evidencia el calificado y esmerado esfuerzo de los trabajadores, quienes han contribuido a consolidar el prestigio que hoy ostenta la industria nacional y, más aún, dinamiza la economía e impulsa la calidad de vida de los peruanos al generar alrededor de 3,000 puestos de trabajo de forma directa e indirecta, así como la participación de plazas en actividades conexas con empresas nacionales y MYPES” (micro y pequeñas empresas), agrega la reseña oficial del evento.
La embarcación, que luce la matrícula AMP-157, fue amadrinada por una dama descendiente del gran Almirante Miguel Grau, figura icónica de la nación peruana por su valor y heroísmo demostrados en el Pacífico sur durante la guerra con Chile del siglo XIX.
Importante proyecto
El nuevo Buque Armada Peruana (BAP) “Paita” significa la culminación de otro gran proyecto de construcción naval con el que el país sudamericano viene recuperando su industria en este campo y, especialmente, sus capacidades de proyección estratégica en el ámbito marítimo.
Además de la generación de oportunidades para empleo calificado y demanda de bienes y servicios, el logro permite reafirmar el reposicionamiento de los astilleros peruanos para abordar con éxito proyectos de construcción de gran magnitud en esta parte del mundo.
Estas capacidades habían quedado seriamente degradadas en los últimos años, debido a que los gobiernos anteriores demostraron mucha indiferencia sobre los principales aspectos de la Defensa, traducidos en la falta de asignación de recursos o en la reducción de los presupuestos asignados oportunamente.
A partir de ahora el panorama parecería mejorar, pues con este buque de grandes dimensiones, el segundo de su tipo ensamblado a nivel nacional, sumado al proceso de modernización del primeros de cuatro submarinos tipo U-209, que también se realiza localmente, se podrían fortalecen los planes de modernizar a la fuerza naval peruana.
En esta perspectiva figuran las fragatas y otros buques de guerra, que resultan necesarios de reemplazar por otros medios más actuales y modernos, pues en promedio tienen más de 35 años navegando y ya empiezan a exhibir limitaciones operativas ante los nuevos escenarios y en particular a la seguridad de la región.
Tenemos, por ejemplo, que las primeras unidades del componente de fragatas lanzamisiles tipo Lupo, y también las más veteranas corbetas misileras francesas tipo PR-72P, ya empezaron a ser dadas de baja por presentar alto nivel de obsolescencia.
Sin embargo, de seguir este impulso generado por el BAP “Paita”, las futuras unidades de superficie necesarias para el Perú podrían fabricarse en el marco de coproducción de la mano de empresas internacionales de Europa y Asia, abriendo una serie de posibilidades de negocios conjuntos en ese y otros campos de la seguridad.
Tecnología y conocimiento
Su planificación se orientó para reemplazar a los antiguos buques de desembarco anfibio clase Terrebonne Parish (1952), de los que solo queda un ejemplar operativo, el BAP “Eten” (DT-144), de los cuatro recibidos de segundo mano de la USNavy en la década de 1980.
El BAP “Paita” es básicamente una plataforma de desembarco tipo LPD (Landing Platform Dock), clase Makassar, cuyas medidas son 122Mts. de eslora, 22 Mts. de manga, 56Mts. de altura, y que con sus 7,294 toneladas puede alcanzar una velocidad máxima de 16,5 nudos.
El programa nació a partir de la experiencia de una serie de buques de asalto anfibio diseñados por el astillero Daesun Shipbuilding & Engineering, ubicado en Busan (Corea del Sur) para atender un requerimiento de la Armada de Indonesia.
Esta recién lanzada embarcación es la segunda de su tipo construida en el Servicio Industrial de la Marina (SIMA Perú) en el puerto del Callao, y gemela del BAP “Pisco”, también producto del mismo astillero gracias a la asesoría e intercambio tecnológico mediante la empresa Posco International, (antes Daewoo Corp).
Esta compañía surcoreana desarrolla su actividad a través de tres segmentos. El segmento de comercio se dedica a la venta de productos de acero, productos químicos, componentes de automóviles y productos electrónicos. El segmento de Energía se dedica a la explotación de gas natural, níquel, carbón bituminoso e infraestructuras. Y el segmento de otros se dedica a la explotación de hoteles y negocios de alquiler, dice la información institucional.
El acercamiento estratégico con este país asiático data de hace casi diez años, siendo uno de sus primeros resultados la incorporación a la fuerza de Infantería de Marina del Perú de un lote de fusiles de asalto Daewoo K2, calibre 5,56 x 45 OTAN.
La cooperación se hizo más estrecha a partir del 20 de octubre de 2015, cuando se recibió una patrullera de combate (PPC) de segunda mano, de la clase Pohang, rebautizada como BAP “Ferré” (PM-211).
Concretado el acuerdo de coproducción entre ambos países, con el primer buque de la serie, denominado BAP “Pisco” y cuya fabricación culminó en el Callao en el 2017, se marcó un hito en el renacer de la producción industrial naval peruana.
Es preciso recordar que el SIMA había tenido grandes éxitos décadas atrás, periodo en el que fabricó naves de carga diversa y de gran tonelaje para el transporte de petróleo, granos y otras mercancías.
Hasta que llegó la década de 1980, cuando el país le encargó construir dos de las primeras cuatro fragatas misileras tipo Lupo, con el diseño y la asesoría del fabricante italiano Cantieri Navali Riuniti (CNR).
Es por eso que hoy se sigue en conversaciones sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo de producción conjunta de las nuevas naves de combate que necesita el Perú, donde los astilleros surcoreanos se mantienen como un firme candidato en los proyectos.
El futuro
Más de 5,000 toneladas de acero naval se han procesado para la fabricación del BAP “Paita”, desde diciembre del 2017 con la puesta de la quilla a la fecha, faltando culminar las obras menores, como la colocación de los sistemas electrónicos y otros equipos, que se concretará en estos meses.
Con su dotación calculada en 557 tripulantes, empezará a navegar a plenitud a fines del 2022, según palabras del Comandante General de la Marina de Guerra, Almirante Alberto Alcalá Luna, quien resaltó la colaboración industrial que ha permitido la mejora de las capacidades del astillero con la correspondiente transferencia tecnológica.
“…contará con un puesto de comando a flote para la conducción de las operaciones, y tendrá la capacidad de portar helicópteros, efectuar operaciones con vehículos anfibios y desembarco de vehículos terrestres, de transporte de tropas y pertrechos militares cuando la patria así lo requiera”, puntualizó.
Interesante culminación de un ambicioso proyecto que también abre una serie de oportunidades y hace cada vez más viable la idea de renovar la flota de una de las Armadas más importantes de América Latina, con la decidida participación de la industria local.
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