Conocer de cerca uno de los tres principales ejercicios anuales de la FAB en medio de la pandemia COVID-19 proporciona una visión clara de los esfuerzos de una Fuerza Aérea activa y que no para.
Por João Paulo Moralez
En la mitología finlandesa, Tapio representa al Dios de los bosques, la caza y el maestro de los espíritus. En la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), este es uno de los tres ejercicios operativos más grandes que se realizan cada año utilizando diferentes modelos de aviones y helicópteros, en acciones conjuntas, coordinadas y complementarias.
Es el momento en que las unidades aéreas y las organizaciones militares, de diversas localidades del país, pueden operar de manera integrada, compartiendo experiencias, reforzando la formación conjunta y la doctrina en evolución.
Como tercera edición de un ejercicio de Comando de Preparación (COMPREP), la atención se centra en la acción de la FAB en el contexto de una guerra irregular, limitada, asimétrica y a nivel regional.
El ejercicio se divide en dos etapas. En Cachimbo, en el Campo de Pruebas Brigadeiro Velloso, del 10 al 14 de agosto, con el 1º/1º Grupo de Transporte con dos C-130 Hercules; el 1º/9º GAv con un C-105 Amazonas; el 1º/15º GAv con un C-105 Amazonas; el 6º ETA con un U-100 (Embraer Phenom 100) y el 7º/8º GAv con un UH-60L Black Hawk. Estas unidades realizaron misiones de infiltración aérea, transporte aéreo, formación táctica, lanzamientos de carga, instrucción para nuevos alumnos y vuelos SAR (búsqueda y rescate).
En Campo Grande, en el Ala 5, del 17 de agosto al 4 de septiembre, comenzó a involucrarse a otras unidades aéreas y otras tareas como ataque, vigilancia del espacio aéreo, rescate de un piloto derribado más allá de las líneas enemigas (C-SAR), SAR, escolta aérea, acciones de Fuerzas Especiales, control aéreo avanzado, reconocimiento para evaluación de daños al enemigo y otros. Además, se están llevando a cabo misiones tipo “paquete”, en las que diferentes tipos de aeronaves despegan y actúan simultáneamente para lograr un mismo objetivo. Mientras que algunos llevarán a cabo el ataque, otros guiarán, escoltarán, controlarán el espacio aéreo e interferirán con los sistemas de defensa del enemigo, por ejemplo.
Además de las unidades mencionadas anteriormente, en la segunda fase participan los escuadrones 1º/3º GAv, 2º/3º GAv y 3º/3º GAv con Super Tucano; 1º/10º GAv y 3º/10º GAv con AMX A-1; 1º/8º GAv, 3º/8º GAv y 5º/8º GAv con H-36 Caracal; el 2º/8º GAv con Mi-35M; el 1º/6º GAv con R-35AM Learjet; el 2º/6º GAv con el E-99 y R-99, el 2º/10º con UH-60L y SC-105 Amazonas SAR; 1ª, 2ª, 3ª y 5ª ETA con C-95M Bandeirante; PARA-SAR y el 1º Grupo de Defensa Aérea.
También se contó con la participación de 300 soldados del Ejército de Brasil y 45 de la Armada de Brasil.
"Necesidad de que la Fuerza Aérea no se detenga"
La frase del director del ejercicio, Brigadeiro do Ar Luiz Claudio Macedo Santos refleja la realidad. Es innegable que la pandemia de COVID-19 afectó a la población mundial y los militares no estuvieron exentos de ello. Pero, paulatinamente, es necesario volver a una situación de normalidad hasta encontrar una solución definitiva a esta enfermedad.
Sin embargo, se debe mantener el mínimo mantenimiento del adiestramiento en vista de que, la interrupción de esta preparación provoca, posteriormente, una serie de efectos catastróficos.
En las dos ediciones anteriores (2018 y 2019) la Operación Tapio se realizó en mayo, también en Campo Grande y este retraso en la realización de la Tapio 2020 muestra la elaboración de los protocolos y medidas de seguridad involucradas para minimizar la contaminación viral entre los involucrados.
Comparando números anteriores, el número de aviones y personal militar se mantuvo prácticamente igual. En 2018 el contingente involucrado fue de 700 soldados y en 2020 alrededor de 600, es decir, muy equivalente. El número de aviones participantes fue en promedio para el año, aproximadamente 50 aviones y helicópteros.
Pero, por supuesto, el escenario es diferente ahora. El distanciamiento social, el uso de máscaras, alcohol en gel y decenas de otras acciones higienizantes se llevan a cabo desde las oficinas hasta la cabina del avión.
En los próximos artículos detallaremos cada una de estas actividades. Uno de ellos fue realizar pruebas antes, durante y al final del ejercicio, como forma de identificar casos de personal militar con COVID-19. De los cinco sospechosos, dos fueron descartados y tres terminaron siendo retirados de las actividades.
Otras historias sobre la operación Tapio se publicarán a lo largo de la semana.
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