La Argentina sufrió en 1992 y 1994 dos atentados terroristas que dejaron 107 muertos y una enorme cantidad de heridos, así como una cicatriz imposible de olvidar en la sociedad, que aún hoy espera que se haga justicia, ante la inacción del estado y la complicidad de muchos funcionarios. Todas las investigaciones llegaron a la conclusión de que hubo participación directa de miembros del gobierno iraní, algunos de los cuales hoy siguen ostentando cargos jerárquicos de importancia y, a pesar de los pedidos de captura internacionales emitidos por Interpol, no han podido ser detenidos debido a la complicidad del estado iraní.
Esta situación convierte a Irán en un estado enemigo de la Argentina y con el cual el estado argentino mantiene un conflicto, ya que la protección directa a quienes asesinaron argentinos en territorio argentino solo puede otorgarla un estado enemigo.
Mientras esto sucede y mientras casi todos los políticos argentinos insisten en el discurso vacío de que el país carece de hipótesis de conflicto (no nos olvidemos que además la Argentina mantiene un conflicto con Gran Bretaña por la usurpación de Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur), el gobierno de Bolivia anunció la firma de un memorándum de entendimiento para ampliar la cooperación bilateral en el campo de seguridad y de defensa, con el gobierno de Irán. Según informó la agencia de noticias estatal de este último país, IRNA, el acuerdo fue firmado en Teherán por el ministro de Defensa boliviano, Edmundo Novillo Aguilar, y su par iraní, y Mohammad Reza Ashtiani.
Aunque no se dieron muchos detalles del acuerdo, del cual el gobierno boliviano hasta ahora no ha informado, Irán ha dicho que apunta a a ayudar a Bolivia en su lucha contra el narcotráfico y a reforzar la vigilancia de sus fronteras. Esto resulta llamativo dado que desde hace tiempo se sospecha que el estado boliviano está directamente vinculado con la producción de coca para elaborar cocaína. Según hace poco nos indicó Martín Verrier, ex subsecretario de lucha contra el narcotráfico de Argentina y analista en seguridad, “Bolivia ha declarado que sus necesidades de consumo ancestral de hoja de coca representan unas 14.000 hectáreas y, sin embargo, produce el doble. Ahora nadie explica a dónde va ese excedente de producción”. Bolivia no solo se ha mostrado reticente a brindar información, sino también a colaborar con sus vecinos en el combate al narcotráfico y todas sus fronteras hoy son áreas muy calientes en donde el tráfico ilegal es constante. Esto viene generando problemas en los países vecinos, especialmente en Argentina y Chile, que deben combatir ese flujo de drogas casi sin apoyo de la contraparte boliviana.
Por otro lado, según indicó la BBC, el ministro de defensa iraní admitió que el pacto incluye la venta de material y el entrenamiento de personal. “A la luz de las necesidades críticas de Bolivia en materia de defensa de fronteras y de lucha contra el narcotráfico, estableceremos activamente colaboraciones en equipos y conocimientos especializados con ese país”, declaró Ashtiani, y se estima que Irán podría proveer a Bolivia de drones, como los modelos de Shahed hoy usados por Rusia para bombardear Ucrania, u otros equipos, lo cual puede representar una amenaza para sus vecinos.
El ministro Novillo aseguró por su lado que el gobierno boliviano está “interesado y dispuesto a cooperar con Irán” no solo en materia de seguridad , sino también “en los sectores científico, de defensa y de seguridad”, reportaron medios bolivianos, al tiempo que agregó que el país islámico, condenado por sus violaciones a los derechos humanos y la persecución de opositores, es “un modelo” para las naciones que buscan la libertad, por su “notable progreso en ciencia, tecnología, seguridad e industria de defensa, a pesar de las sanciones” internacionales impuestas contra el régimen.
Irán, además, ya ha puesto un pie firme en Venezuela y ha comenzado a acercar posiciones con el gobierno de Lula da Silva en Brasil, país que en febrero pasado acogió a dos buques de la Armada de Irán. A esto se suma la sospechosa visita a la Argentina del Boeing 747 de la empresa venezolana Emtrasur, el cual había pertenecido a Irán y era volado por personal iraní vinculado a grupos terroristas (https://www.pucara.org/post/emtrasur-yv3531-como-un-avi%C3%B3n-venezolano-iran%C3%AD-desnud%C3%B3-el-sistema-de-inteligencia-argentino), así como la presencia del grupo terrorista Hezbollah en la región (organización que habría realizado los ataques terroristas en la Argentina), especialmente en la zona de la Triple Frontera entre la Argentina, Paraguay y Brasil.
La injerencia de Irán, país que ya dos veces ha atacado a la Argentina, en los asuntos internos de Bolivia, representa una seria amenaza a la seguridad de la Argentina, dado que podrían lanzarse nuevos ataques terroristas, ahora teniendo a Bolivia como santuario. Teniendo en cuenta que Ashtiani indicó que “los países de América del Sur tienen un lugar especial en la política exterior y de defensa de Irán debido a ubicarse en una zona muy sensible”, es de esperar que la presencia de Irán en la región se incremente en el futuro cercano y colabore para desestabilizar aún más a la región.
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