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Breve análisis del empleo del poder aéreo en la guerra en Ucrania

Por Santiago Rivas


El conflicto desatado por la invasión rusa a Ucrania está generando algunas cuestiones muy interesantes para analizar sobre la manera en que Rusia está usando su poder aéreo y cómo también lo emplea Ucrania. Si bien ya hace algunas semanas adelantamos un primer análisis, hoy publicamos algunas ideas que se van consolidando con la información disponible. En pocos días más seguiremos con otro reporte más acabado sobre las capacidades rusas y la manera en que las usan.


Aunque son los aviones de ataque más modernos de Rusia, los Su-34 operan regularmente con bombas de caída libre.

Tipos de empleo

Una de las primeras cuestiones que llama la atención es que desde el comienzo Rusia hizo un uso limitado del poder aéreo. Si bien realizan entre 200 y 300 salidas diarias, estas en general se limitan a un empleo táctico y muy poco en el plano estratégico.

En el aspecto estratégico se realizaron ataques con misiles de crucero, lanzados por bombarderos Tupolev Tu-22 y Tu-160, aunque de manera limitada, mientras que aviones de ataque tipo Su-30 y 34 han lanzado misiles guiados tipo Kh-31 y otros, como el Kh-59, que son guiados por televisión y antiguos (en su mayoría producidos en tiempos de la URSS), por lo que han tenido una efectividad baja y en la mayoría de los casos han errado los blancos.

Se ve que el VVS (Fuerza Aérea Rusa), realiza casi todos sus lanzamientos de armas desde espacio aéreo ruso o sobre el Mar Negro, sin adentrarse en espacio aéreo ucraniano. Esto indica que hay un temor grande a las defensas antiaéreas ucranianas.

En este último punto, se ve que desde un comienzo no hubo un esfuerzo significativo para destruir la estructura de comando y control ucraniano, así como tampoco su capacidad antiaérea de gran alcance. Se atacaron emplazamientos de defensa aérea (radares y sistemas de misiles) pero siempre cerca del frente de batalla. Eso ha llevado a que en todo el centro y oeste de Ucrania los sistemas de defensa antiaérea estén intactos en su mayoría, incluyendo muchos sistemas S-300 de largo alcance.

La Fuerza Aérea Ucraniana mantiene cierta capacidad de intercepción, especialmente sobre el este del país, donde los cazas rusos tampoco se adentran.


Los Beriev A-50 proporcionan conciencia situacional a la aviación rusa sobre el campo de batalla.

Conciencia situacional El VKS opera regularmente con aviones AEW&C Beriev A-50 (Código OTAN: Mainstay), inicialmente con varios de ellos operando desde Bielorrusia, lo que permite una mejor conciencia situacional de la que posee Ucrania. Sin embargo, esta solo cubre el frente de batalla y las áreas adyacentes, pero no todo el territorio ucraniano.

Ucrania, por su lado, carece de aviones de alerta temprana y el uso de sus radares de vigilancia es muy limitado, para evitar ser destruidos por misiles antirradar rusos.

La actividad constante de aviones AEW&C de la OTAN sobre Polonia en la frontera con Ucrania hace suponer que brindan algún tipo de información de este tipo a los ucranianos, lo que hace su aporte a la ausencia de aviones rusos en el oeste del país.

En cuanto al armamento, se percibe una gran escasez de armamento guiado por parte de los rusos, que han comenzado a emplear misiles más viejos y de menor precisión, así como se vio un uso muy limitado de armas guiadas por láser y un uso indiscriminado de bombas no guiadas, incluso desde sus plataformas más modernas, como el Su-34. Esto anula muchas de las ventajas del avión para la designación de blancos, debiendo operar a alturas más bajas si hay cielo cubierto, lo cual ha llevado a un número relativamente alto de bajas (al menos el 10 % de la flota rusa de Su-34 ha sido derribada en los primeros 80 días de guerra, todos por armas antiaéreas, según se pudo documentar con fotos y videos, aunque Ucrania reclama un número mayor).


La aviación de ambos bandos se ha demostrado muy vulnerable a las armas antiaéreas de corto alcance.

Sin supremacía aérea

Se percibe que Rusia en ningún momento planificó obtener la supremacía aérea y ni siquiera la superioridad sobre toda Ucrania, sino solamente superioridad sobre los distintos frentes de batalla. Esto se puede deber a la suposición de que la guerra sería muy corta y sin una resistencia significativa, por lo que no sería necesario un uso intenso del poder aéreo para destruir la capacidad enemiga. Por eso tampoco se vio la realización de algún tipo de campaña de bombardeo antes de lanzar los ataques y sigue sin verse un esfuerzo coordinado por destruir objetivos estratégicos ucranianos, sino que todo parece indicar que se golpean objetivos elegidos de una manera azarosa o al menos poco clara, como han sido instalaciones civiles u otras de escaso valor militar.

Se aprecia lo que parece ser más bien una improvisación en el uso de los medios cuando fueron tomando conciencia de que la guerra sería más prolongada y dura de lo previsto, pero también se ve que hay una falta importante de stocks de armas guiadas que limita la capacidad de operación de los aviones rusos.

Por otro lado, se ve la falta de sistemas de contramedidas y autoprotección, lo cual impide a los aviones rusos volar en las zonas donde Ucrania aún mantiene capacidad antiaérea de largo alcance.

Es muy probable que la OTAN también desde Polonia haya proporcionado alguna capacidad de guerra electrónica, interfiriendo sistemas rusos y dificultando sus operaciones, viendo la incesante actividad de aviones de guerra electrónica sobre esa zona, aunque también claramente están relevando información de inteligencia. La OTAN también realiza operaciones con P-8 Poseidon sobre el Mar Negro (incluso es posible que hayan ayudado en el ataque al crucero Moskva) y UAV Globalhawk.


Ucrania aún mantiene gran parte de sus sistemas S-300, que están evitando que Rusia ingrese al espacio aéreo del centro y oeste del país.

Uso táctico de escaso efecto

El uso táctico de los medios aéreos ha chocado con varios aspectos: Por un lado, fuerzas ucranianas bien atrincheradas y protegidas, lo que reduce el efecto de los bombardeos. Por otro, el temor de los pilotos rusos a ser derribados por los sistemas antiaéreos, lo cual lleva a que se lance el armamento no guiado desde mucha altura o tratando de estar sobre el enemigo el menor tiempo posible, reduciendo la precisión.

El uso en gran escala de sistemas antiaéreos portátiles (MANPADS) ha llevado a que los helicópteros de ambos bandos hayan sido vistos lanzando cohetes de manera balística, apuntando hacia arriba, para evitar sobrevolar las posiciones enemigas, con el efecto de una escasa precisión. Esto se puede deber a las fuertes bajas sufridas por los rusos en los primeros días de la guerra, cuando los helicópteros atacaron de manera directa, pero con muchos derribos.


Los helicópteros emplean sus cohetes de manera balística, para evitar el fuego antiaéreo, aunque las pérdidas de Kamov Ka-52 son altas.

En lo tecnológico, se aprecian varias falencias, además del uso de misiles anticuados y falta de bombas de precisión, como se ha visto el uso de sistemas GPS portátiles de uso civil y manufactura occidental en aviones de combate Su-34, lo cual, además de mostrar la falta de medios para contar con sistemas más capaces, plantea el interrogante sobre la confianza en el sistema Glonass.

También se ve la falta de capacidad para operar de manera nocturna. Tanto los asaltos aéreos, como ataques de helicópteros y aviones contra posiciones enemigas, se realizan todos de día y no se han registrado operaciones nocturnas más allá del lanzamiento de misiles de largo alcance.


Los Bayraktar TB-2 se demostraron como sumamente eficaces, difíciles de detectar y neutralizar.

UAVs

Los drones, aunque ya vienen ganando espacio desde hace algunas décadas, han vuelto a sorprender por su importancia en todo el frente. Desde los renombrados Bayraktar TB-2 con su capacidad de ataque, destruyendo sobre todo sistemas antiaéreos de corto alcance, pero también embarcaciones y otros vehículos, hasta drones comerciales de pequeño tamaño, usados tanto para guiar el fuego de artillería como para lanzar granadas y pequeñas bombas contra unidades rusas, logrando no solo un efecto destructivo, sino, sobre todo, desmoralizador sobre las fuerzas rusas, que sienten que pueden ser atacados en cualquier momento y lugar.


Ambos bandos operan regularmente a alturas muy bajas, para evitar las armas antiaéreas.

Un uso limitado del poder aéreo

Como conclusión se puede decir que Rusia está empleando el poder aéreo de una manera que tiene un impacto limitado en el desarrollo del conflicto, a diferencia del uso que la OTAN ha dado al mismo desde la Guerra del Golfo en adelante, en donde la supremacía aérea ha sido el primer paso para seguir con un empleo estratégico del poder aéreo con el objetivo de destruir la capacidad enemiga para hacer la guerra, acabando con sus defensas antiaéreas, su capacidad de comando, control y comunicaciones, sus reservas estratégicas y luego siguiendo por sus tropas en el frente, antes de iniciar acciones terrestres contra un enemigo ya casi sin capacidad de defenderse.

Rusia, por su parte, obvió todos esos pasos y se lanzó a la invasión de Ucrania contra un enemigo que mantenía casi la totalidad de su capacidad para defenderse, y ha lanzado ataques terrestres contra fuerzas que aún mantenían un alto porcentaje de sus capacidades de defensa. Se ve, además, que se ha confiado más en la artillería que en la aviación para ablandar las defensas enemigas.


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