Con un nuevo pedido de rendición a Ucrania y la embestida a Europa, Trump sincera su postura a favor de Rusia
- Ignacio Montes de Oca
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Por Ignacio Montes de Oca
Europa rechazó otro plan de Trump que le fue presentado horas atrĆ”s. La propuesta contiene un claro premio de Rusia por la invasión a Ucrania y estĆmulos para su reincorporación al sistema financiero global asociados a la creación de una alianza económica a largo plazo con los EEUU. Vamos a los detalles filtrados al Wall Street Journal que los europeos calificaron como una nueva versión del Plan de Yalta. Fue presentado en una conversación telefónica entre Trump, Merz, Macron y Starmer en el que, de acuerdo con Trump, generó una enĆ©rgica discusión. El nuevo plan es aĆŗn mĆ”s duro para Ucrania que el anterior de los 28 puntos y tiene beneficios mĆ”s grandes para Rusia y las empresas norteamericanas. Comencemos por el uso de los 200.000 millones de activos rusos embargados. Trump propone manejarlos a discreción en el futuro. Esa maniobra implica sacarlos del plan para financiar con U$S 140.000 millones a Ucrania y somete a Kiyv a una debilidad extrema que, y no es casual, la obliga a firmar un acuerdo para acceder a una parte menor de ese monto y compartido ademĆ”s con su enemigo, Rusia.
Ese dinero serĆa utilizado en parte para que las empresas de EEUU inviertan en proyectos de explotación en petróleo, gas y tierras raras en Rusia para favorecer su recuperación, acompaƱado de un programa para que Europa levante las sanciones y vuelva a comprarle hidrocarburos. La idea es reconstruir el sistema de dependencia del gas ruso de la era Merkel, lo que le darĆa a Putin un instrumento para presionar polĆticamente a los paĆses europeos, pero esta vez asociado a la presencia de empresas norteamericanas como parte de ese sistema de influencia. Plantea ademĆ”s usar la central nuclear de Zaporoyhia como fuente para un gran centro de IA. No queda claro si se pagarĆa con el 50% que recibirĆa Ucrania o con la otra mitad que serĆa entregada a Rusia. En cualquier caso, le legitimaria la ocupación y operación rusa.
Al congelar la lĆnea del frente, la central seguirĆa en manos de Rusia y el usufructo serĆa compartido con las compaƱĆas que Trump designe como beneficiarias. Este es otro lucro cesante para Ucrania que antes de la segunda invasión obtenĆa divisas de la venta de energĆa a Europa.
Esa colaboración se ampliarĆa al sector espacial, con proyectos conjuntos entre Rusia, EEUU y Ucrania que incorporan a Space X como parte del trato. Ucrania tiene que resolver una reconstrucción que demanda dos veces su PBI y quizĆ”s no tenga recursos para planes espaciales. La propuesta no solo congela la lĆnea del frente, sino que ademĆ”s insiste en el reconocimiento de facto de los territorios invadidos como parte de Rusia. TambiĆ©n vuelve a presionar a Ucrania para que rinda los territorios que controla en el DonbĆ”s y los entregue sin ofrecer resistencia.
El retiro ucraniano se agrava al crear una zona desmilitarizada por la que Kiyv deberĆa abandonar todas las defensas construidas hasta hoy para contener los avances rusos. Rusia no se retirarĆa y ofrecerĆa un ācompromisoā de no volver a atacar como cuando lo prometió en Minsk. La concesión a Rusia se amplĆa al reducir las Fuerzas Armadas de Ucrania a 700.000 efectivos, pero incorpora una nueva exigencia y es que renuncie a tener cualquier capacidad ofensiva. Se refiere en particular a medios de ataque como el Flamingo o cualquier otro sistema similar. AdemĆ”s, incluye una moratoria de 15 aƱos para el ingreso de Ucrania a la OTAN y una garantĆa de seguridad provista por los paĆses europeos sin el compromiso de tropas de EEUU. Y luego propone un indulto preventivo y retroactivo a los crĆmenes de guerra ruso āno procesadosā.

Lavrov, que a esta altura tiene el rol de delegado proctólogo ante la Casa Blanca, aclaró que se guarda el derecho de atacar a tropas europeas que entren en Ucrania. Con esto le vuelve a poner un nuevo objetivo a Trump, que predeciblemente convertirÔ ese pedido en una idea propia.
La pregunta necesaria es ¿Qué concede Putin a cambio? Nada en absoluto. Trump no le pide que se retire de ninguno de los oblast ucranianos, ni que firme un compromiso para no atacar, ni que se comprometa a reducir fuerzas o que reduzca su producción de misiles y drones.
Al mismo tiempo, Trump le exige a Ucrania que se comprometa a buscar la restitución de su territorio por la vĆa diplomĆ”tica, no por medios militares. Ese compromiso estarĆa vigente incluso si Rusia volviese a atacar y anula las opciones de reciprocidad y disuasión razonable. En el intercambio con los paĆses europeos Trump habĆa amenazado con cortar la asistencia que aun presta a Ucrania, que en lo material es igual a cero, pero que implica los restos de la entrega de información estratĆ©gica, si no obtiene una respuesta positiva antes de fin de aƱo.
Lavrov ya dijo que acepta el plan, pero aclaró que tiene mĆ”s exigencias para realizar. Por ejemplo, insiste en la cuestión de la protección de ālos ucranianos de habla rusaā (curiosamente Zelensky entra en esa categorĆa) para aprobar cualquier propuesta de Trump. Esa demanda es la misma que usó como excusa para invadir a Ucrania en 2014 y 2022. De aceptarla, Ucrania le estarĆa dando a Rusia un argumento de interpretación ambigua para reiniciar el ciclo de ataques rusos. La protección de los 20.000 niƱos secuestrados desapareció.

Lo que sigue vigente es la demanda para que Ucrania realice elecciones en los 100 dĆas posteriores a la firma de un cese el fuego, un reclamo que Putin hizo por primera vez en marzo de este aƱo para deshabilitar a Zelensky como contraparte. Trump ya lo tomó como una idea propia. La ley ucraniana prohĆbe realizar elecciones hasta 180 dĆas despuĆ©s del fin de la Ley Marcial, que debe ser finalizada por la Rada. Trump sigue pidiendo tonteras y es impermeable a la opinión de los asesores y a los ucranianos que le explican la imposibilidad de sus caprichos.
Ucrania rechazó la propuesta de Trump y le aclaró que la sola mención de cederle territorio a Rusia hace que el resto de la propuesta sea una idea fantasiosa. Por enésima vez le explicó que, aunque quisiera decir que si, la Constitución lo impide. Y aunque pudiera, no quiere.
Trump insiste en un plan que ya fue rechazado y dirigió su impotencia a los tres paĆses que apoyan a Zelensky para tratar de doblegar su resistencia a la redención polĆtica y económica rusa. Hay un ultimĆ”tum con Ucrania como rehĆ©n que vence el 31 de diciembre y una grieta que crece.
Trump propuso desarmar el actual G7 y volver a crearlo excluyendo a Europa, pero incorporando a India y Rusia. El desprecio hacia Europa va camino a una confrontación tan abierta como la nueva alianza con Rusia. La OTAN no puede durar 15 minutos con esa premisa. La recuperación de Rusia y el premio a su invasión se da en el contexto de las amenazas de Putin a Europa y los preparativos de los europeos occidentales para una colisión con los rusos en el futuro. Lo que propone Trump es acelerar los tiempos de recuperación rusos para ese caso.
Pero, ademĆ”s, estas presiones se dan en el marco de la publicación de la nueva doctrina de seguridad de EEUU que menciona a Europa como un adversario cultural y desdibuja la idea de Rusia como un contendiente. No se trata solo de consideraciones teóricas, hay algo mĆ”s. En esa nueva doctrina se autoriza a intervenir en el sistema polĆtico y electoral europeo para promover fuerzas afines a su idea de moldear a Europa de acuerdo a las premisas ideológicas de Trump. Con el plan para Ucrania, le da a Putin elementos para actuar en la misma dirección. Esa estrategia le da sentido al apoyo simultĆ”neo de candidatos crĆticos a la UE en cada elección por parte de MoscĆŗ y el aparato de MAGA. El AfD alemĆ”n, el partido de LePEn en Francia, el FPĆ austrĆaco y los candidatos pro-rusos en Moldavia y Rumania son ejemplos recientes.
El planteo es mĆ”s profundamente antipĆ”tico: descalifica a priori a Europa como interlocutor al asignarle un rol de potencia decadente, pero calla crĆticas de igual profundidad a Rusia por lo que por omisión la valida como ejemplo contrario y con quien amerita hacer pactos a futuro. Al enlazar económicamente a sus empresas con Rusia, Trump se estarĆa situando un poco mĆ”s del lado de Rusia en el futuro porque cualquier sanción que hoy fuese levantada y luego reimpuesta por Europa originada en una agresión rusa, afectarĆ” entonces a los intereses de EEUU. Esta idea de crear una alianza económica y polĆtica con Rusia se refuerza con el anuncio del retiro progresivo de las tropas de EEUU de Europa y del abandono gradual de la participación del PentĆ”gono en las estructuras y compromisos de la OTAN. Ya retiró 700 de Rumania.
En enero Trump avisó que retirarĆa el 20% de los 100.000 efectivos de EEUU en Europa. EstĆ” pendiente un anuncio de retiro de otros 20.000 soldados estacionados en Alemania, Polonia y los paĆses bĆ”lticos, causalmente las regiones europeas mĆ”s amenazas por Putin.
El 8 de diciembre de 2024 Trump dijo que considerarĆa abandonar la OTAN. En diciembre de 2023 el Congreso ya habĆa aprobado una nueva ley que le quitaba a la presidencia la atribución de dejar la Alianza. Pero eso no significa que Trump no pueda vaciar de poder militar a la OTAN. El 3 de diciembre Marco Rubio faltó a la reunión de ministros de RREE de la OTAN en Bruselas y su segundo, Christopher Landau, dijo: āLa UE debe convertir sus compromisos de defensa en capacidades reales y evitar polĆticas proteccionistas que excluyan a empresas estadounidensesā. Al dĆa siguiente se publicó la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU en la que dice āEE.UU. busca terminar la percepción y prevenir la realidad de la OTAN como una alianza en expansión perpetuaā. El no incorporar nuevos miembros a la Alianza fue una exigencia constante de Putin.
El 5 de diciembre oficiales del PentÔgono informaron que EEUU dejarÔ de participar en los mecanismos de coordinación en la OTAN si Europa no incrementa sus desarrollos en la defensa convencional antes de 2027, un plazo infantilmente corto para lograr ese objetivo. Vamos a un ejemplo: EEUU comenzó a desarrollar el sistema Patriot en 1961 y lo puso en servicio en 1982. Son 20 años y el F-35 tardó 15 años hasta la primera entrega. Trump amenaza a Europa con desatar su ira si no logra desarrollar en dos años una capacidad operativa propia.
El 7 de diciembre el secretario de defensa Pete Hegseth avisó que, si bien no pueden retirar tropas de EEUU sin el consentimiento del Congreso, nada les impide retirarse del puesto de Comandante Supremo Aliado en Europa que desde la Guerra FrĆa tiene EEUU. La amenaza es abierta.
La demanda de Trump a los europeos es que disminuyan el gasto de EEUU en la defensa comĆŗn, pero que al mismo tiempo aumenten sus gastos de defensa y destinen mayores presupuestos a comprar armas norteamericanas. Pero tambiĆ©n que sean menos dependientes. Al mismo tiempo que pide mĆ”s autonomĆa, se adjudica el derecho a apoyar a grupos polĆticos afines que construyan una dependencia europea hacia Washington y sus postulados estratĆ©gicos. En cierto punto la humillación que proponen es similar a la que le piden a Ucrania. Trump pide que Europa se desacople defensivamente de EEUU pero que aumente sus U$S 300.000 millones en compras de armas en sus fĆ”bricas. Pero si Europa se desacopla con desarrollos propios surgen criticas como la de Landau en la cumbre que Rubio vació de presencia de primer nivel.

Esta directiva contradictoria se acentĆŗa porque Trump al mismo tiempo les propone que asuman mĆ”s responsabilidades, pero tambiĆ©n los vacĆa de capacidad de asumirlas al afirmar que, al estar en un proceso de decadencia, son incapaces de entender sus compromisos de fondo. Hay mĆ”s āgaslightingā polĆtico porque con el plan propuesto para Ucrania les demanda hacerse cargo de la defensa convencional en plazos ajustados, que se vuelven mĆ”s estrechos al tomar medidas que acelerarĆan el rearme ruso y sin un ultimĆ”tum ni una presión similar sobre Putin.
La Navaja de Ockham corta las especulaciones al imponer la idea de que Trump encuentra mĆ”s rĆ©ditos polĆticos y empresarios en un acercamiento a Putin que en los condicionantes y compromisos que tiene con Europa, en donde no hay bilateralidad y su poder se diluye. De allĆ el pedido de abolición de la Unión Europea. Negociar de a uno es mĆ”s sencillo que hacerlo con un interlocutor reunido. Toda la potencia de la propaganda rusa se asoció a esa idea y junto a los fanĆ”ticos del culto polĆtico de turno se unieron en un mismo reclamo.
Putin abusa de la abdicación intelectual y el fanatismo de los seguidores de su socio para afianzar la propaganda contra la integración europea. Y la refuerza con la idea de una victoria inevitable de Rusia que carece de asidero en la realidad, pero que Trump compró sin dudar. Es irónico, pero Trump le pide a Europa que se desasocie mientras le presenta un plan que implica asociarse con Rusia. El plan que propone para Ucrania es solo parte de una idea mÔs amplia para cambiar las prioridades estratégicas de EEUU y poner a Europa donde estaba Rusia.
El apuro de Trump por forzar una firma de Ucrania tiene que ver con los tiempos internos de EEUU. Si pierde el control del Congreso le va a ser mĆ”s difĆcil continuar el derrape pro ruso porque los legisladores pueden bloquearlo. Ya hay republicanos dispuestos a hacerlo. Pero hay una movida escondida que va mĆ”s allĆ” de las elecciones. Trump insiste en acumular el poder de decisión respecto al reparto de favores, asignación de recursos y aprobación de inversiones en Rusia y en otros escenarios. La presencia de su yerno, Kushner, es el indicio.
En la medida que Trump construya poder empresarial a la sombra de sus funciones como presidente, podrĆ” crear una estructura de poder que puede trascender a su presidencia y resistir incluso un escenario de pĆ©rdida de poder durante las elecciones de medio tĆ©rmino. Las negociaciones discretas y los favores otorgados entre bambalinas suelen comprometer lealtades a largo plazo y eso puede favorecer a la parte empresaria de Trump y a su entorno. El riesgo de un escrutinio puede ser tan fuerte en este caso como la parte punitiva de un contrato. Kushner no es funcionario ni tiene mandato legal para intervenir en negociaciones de alto nivel, pero es parte de todas las reuniones cruciales. El grupo Trump estĆ” Ćntimamente ligado con cada oportunidad de negocios allĆ donde el yerno presidencial hace acto de presencia.Ā

Trump tiene negocios en todos los emiratos con quienes Kushner medió las cuestiones palestinas e iranĆ. El manejo de los inmensos recursos naturales rusos es una oportunidad empresaria de proporciones inmensas. AllĆ tiene sentido su presencia como negociador. Si esos negocios dependen del visto bueno de Putin entonces tiene sentido la postura de coito a tergo apuntando al Kremlin de Trump y su insistencia, cada vez mĆ”s chantajista, para que Zelensky firme un acuerdo hecho completamente a medida de los intereses rusos.
El acoplarse con la estrategia rusa para debilitar a Europa y promover a los movimientos mÔs simpÔticos para Rusia es parte de ese razonamiento. Con una hipótesis sólida es fÔcil explicar y predecir. La evidencia dice que Trump actúa abiertamente como un aliado de Rusia. Luego puede intentarse alguna forma de contorsionismo para evitar esa idea, como por ejemplo que quiere sacar a Rusia de la órbita china, que Europa tiene la pollera demasiado corta y merece ser sodomizada o que hay un ajedrez 6D inasible para el resto de los mortales.
En los nĆŗmeros, Trump propone una colisión con la UE que tiene un PBI de 19,4 billones y 448 millones de consumidores con un PBI per cĆ”pita de U$S 65.000 anuales para reemplazarlo por Rusia con su PBI de 2,4 billones y 144 millones de consumidores con un PBI per cĆ”pita U$S 41.705. Incluso si hiciera el mejor negocio con los recursos naturales de Rusia, una confrontación le podrĆa obstruir el ingreso a uno de los mercados globales mĆ”s grande por poder adquisitivo. El mercado a veces vale mĆ”s que la fuente de recursos. Europa no es un cliente despreciable. La falta de lógica al planteo estratĆ©gico y económico de Trump despierta dudas incluso dentro de los EEUU. Su apuro por imponer acuerdos tiene que ver con esas fisuras y en las urgencias de Putin por aprovechar el momento de hiperlubricación que logró con Trump en Alaska.
Obligar a Ucrania a una paz humillante y colocar a Europa en el rincón no va a frenar los ataques de Putin, pero el desgaste al que somete Trump a la alianza occidental estÔ alineado con sus objetivos para alargar la guerra. El solo sacar a EEUU del medio es un logro importante.
En 1997 Alexander Dugin, el teórico preferido de Putin, escribió en su libro āFundamentos de la GeopolĆticaā que āLa tarea de MoscĆŗ es arrancar a Europa del control de EEUUā. La propuesta para Ucrania y el resto de las medidas contra sus aliados cumplen con esa premisa. En otra parte de ese libro dice que Rusia debe fomentar populismos, separatismos y la "derecha continental" que rechacen la OTAN y la UE atlĆ”ntica. O Trump estĆ” leyendo a Dugin o Putin le estĆ” recitando los pĆ”rrafos de su ideólogo preferido en cada llamada que le hace. Solo queda terminar de convencer a Trump para que dirija toda su capacidad de daƱo a Europa seduciĆ©ndole con un futuro de exceso de materias primas. Putin juega con las capacidades y ambiciones del presidente de EEUU a su antojo. La factura la pagan los que quedan fuera.
