El golpe de estado en Guinea Bissau puede influir en el bloqueo de EEUU a Venezuela
- Ignacio Montes de Oca
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Por Ignacio Montes de Oca
Un golpe de estado en Guinea Bissau se conecta directamente con la crisis entre EEUU y Venezuela. Además, muestra como la Autopista 10 que nace en Colombia y conduce a Europa vía Cartel de los Soles es un problema creciente. Analicemos el golpe y sus consecuencias.
Primero un resumen del golpe: El 26 de noviembre, 3 días después de las elecciones presidenciales y legislativas, un grupo militares liderados por el brigadier general Denis N’Canha derrocó al presidente Umaro Sissoco Embaló, quien fue arrestado junto a altos mandos militares. Tras un breve tiroteo en el Palacio Presidencial, los golpistas suspendieron el proceso electoral del 23 de noviembre disputado por Embaló y el opositor Fernando Días, cerraron fronteras y declararon un toque de queda, formando el “Alto Mando Militar para la Restauración del Orden”.
Los militares justificaron el golpe alegando que intervenían para frustrar un "plan de desestabilización" orquestado por "barones nacionales de la droga". En octubre hubo otro intento conjurado por Embaló, que acusó a los golpistas de estar relacionados con los narcos. En Guinea Bissau todos se acusan de ser parte del narcotráfico y un poco de razón tienen porque en los hechos el país es un narcoestado. Desde el año 2000 los narcos colombianos, venezolanos y brasileros y comenzaron a explotar la ruta hacia África conocida como Autopista 10.
En este link se cuentan más detalles de la Autopista 10: https://x.com/nachomdeo/status/1963210844851888237

En 2013 la DEA llevó adelante la operación "Wide Receiver" que condujo a la intercepción de un yate de lujo frente a las costas guineanas. El operativo frustró un envío de 2,5 toneladas de cocaína a EEUU y Europa desde Guinea Bissau. El cargamento fue valuado en U$S 200 millones. Hubo tres militares de alto rango detenidos: José Américo Bubo Na Tchuto, el exjefe de la Armada de Guinea-Bissau, fue identificado como el líder de la banda. Lo acompañaban el capitán de navío Papiss Cissé y el teniente coronel Ángel Almada como encargados logísticos. Los tres fueron juzgados en EEUU y condenados a penas de entre 35 y 20 años de prisión. En el curso de la operación, los agentes de la DEA, que fingieron ser parte de las FARC, obtuvieron testimonios de los militares en los que ofrecían protección para sus cargamentos de droga. Embaló los acusó de ser parte del intento de golpe de febrero de ese año, aunque en los hechos el presidente depuesto no hizo un esfuerzo para atacar el problema del tránsito de drogas. El decomiso de 2,5 toneladas de cocaína en 2024 indica que solo una fracción pequeña es interceptada.
Otro ejemplo de figuras narco de alto nivel. En una operación conjunta en 2022 entre la DEA y la policía alemana se ejecutó el arresto a Malam Bacai Sanha Junior, hijo del presidente guineano entre 2009 y 2012, mientras negociaba un envío de droga para la ´Ndrangheta italiana. El exjefe del Estado Mayor Conjunto, Antonio Indaji, está prófugo de la justicia de EEUU, que ofrece U$S 5 millones por su entrega. Se le acusa de liderar las redes de narcotráfico en su país y de intentar venderle misiles antiaéreos a agentes de la DEA encubiertos como terroristas. El problema es doble porque Guinea es un país pobre - el 70% de sus habitantes vive en la pobreza- y por lo tanto carece de medios para hacerle frente a la droga que mueve anualmente hasta U$S 4.000 millones en un país cuyo PBI apenas alcanza los U$S 2.120 millones. Casi el doble. Cada kilo de cocaína multiplica su valor por 30 o 40 veces al llegar a Europa y esto es un incentivo para que los grupos narco enrolen a parte de la población que vive con 2,15 dólares diarios o entre los sectores más jóvenes, en donde la deserción escolar trepa al 33%.

Las grandes mansiones de funcionarios y jefes del narco o colombianos, europeos y venezolanos que se levantan en la capital, Bisáu, contrasta con la pobreza general de una población en la que solo una cuarta parte accede a redes de energía eléctrica o agua potable. Otro modo de explicar el peso de la droga está en la principal exportación guineano: los anacardos, una especie de maní. Representa el 90% de sus exportaciones y no alcanza a mover U$S 80 millones anuales. Solo en una requisa de drogas se triplica ese valor.
Los golpes exitosos y fallidos se convirtieron en un modo de disputarse las rutas de las drogas. Es aquí en donde el problema se vuelve regional y fuente de violencia, porque Guinea Bissau está camino a convertirse en el nodo principal para la cocaína que llega desde Sudamérica.
En el intento de golpe del 2022 hubo 11 de muertes, en el de marzo de 2009 otros 2 y en la guerra civil de 1998 a 1999 entre 2.000 y 6.000. Con tanto dinero en juego, hay muchos grupos violentos que se disputan las ganancias que deja el control de los puertos y las rutas de exportación. La actividad se concentra en las 90 islas del archipiélago de Bijagós en donde se desembarca una gran parte de la droga proveniente de Colombia y Venezuela que además tiene una ruta alternativa que parte de los puertos brasileños. Comienza a verse que no es un problema local.
La violencia se expresa por medio de asesinatos selectivos, robos de cargamentos o la disputa violenta de territorios entre grupos armados que responden a cada banda, que algunas veces son integradas por soldados que obedecen a algún oficial de alto rango de Guinea Bissau. El ejército está dominado por la etnia balanta que representa al 32% de la población guineana y la lucha narco tensiona las relaciones con las etnias papel (15/20%), fulani (20%) y mandinka (13%) que tienen sus propios circuitos de tráfico, lavado y venta de influencias.

El otro punto de control del tráfico es Porto Pidjiguiti, el mayor del país, usado para el trasbordo de los cargamentos hacia buques que parten a Europa y los EEUU. Los que salen por tierra se dirigen al Sahel en las rutas que pasan por Burkina Faso, Mali, Niger, Marruecos y Libia, entre otros. El 30% de la droga llega por vía aérea. El 7 de septiembre de 2024 autoridades guineanas y de la DEA incautaron 2,6 toneladas de coca y detuvieron a 4 venezolanos en el aeropuerto Osvaldo Vieira durante la "Operación Landing". El Gulfstream IV que había partido de Venezuela.
Cada ruta deja un rastro de dinero al pagar peajes a grupos tribales o a yihadistas que controlan el paso de las rutas hacia el norte. Hay más grupos que lucran con el cobro de derecho de paso y alimentan la inestabilidad interna y regional por tratarse de organizaciones terroristas. El grupo separatista de Senegal Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance usa el territorio de Bissau como santuario y se financia con su participación en el negocio de las drogas. Lo mismo sucede con los grupos de Al Qaeda, el JNIM y Boko Haram, que están en expansión. Dado que una parte importante del ejército está dedicada a tareas vinculadas al narco, estos grupos terroristas se están asentando y en la medida que crece el negocio más se expande su influencia en la política guineana. El golpe de estado es entonces una consecuencia lógica.

Pero también puede tener un efecto mucho más allá del territorio guineano. Dijimos que hay hasta 4.000 millones de movimiento narco y participación de funcionarios civiles y militares en la trama. Ahora bien, la fuerza antinarcóticos del país cuenta con apenas 230 funcionarios en total. Gran parte de esa tarea se financia con 8 millones de euros que aporta la Unión Europea y algunos fondos adicionales de la ONU por 4,3 millones de dólares para un lustro de actividades. Por su pobreza, el país carece de aviones, buques y radares para controlar su soberanía. EEUU cortó la asistencia del USAID, que incluía asistencia antinarcóticos a Bissau, como parte del recorte general a África y colocó a esa nación como una de las de “baja prioridad estratégica”. Es probable que Washington y Bruselas deban revisar presupuestos y asistencias. Debe hacerlo urgente porque Senegal, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental, que agrupa a las naciones, y la Unión Africana, ya condenaron el golpe y hay un riesgo de un acercamiento del gobierno golpista con sus similares pro-rusos en Níger, Mali y Burkina Faso.
Por ahora Denis N’Canha se mostró pragmático respecto a posibles alineamientos, pero un aislamiento político o una presión para que controle efectivamente el tráfico de drogas podría hacerlo buscar aliados en regímenes menos exigentes y los gobiernos pro-Moscú calzan en esa horma.

Pero tampoco existe una voluntad política porque la droga es el combustible de la política y explica en gran parte por qué, desde su independencia en 1974, la excolonia portuguesa tuvo cuatro golpes de estado y otros 17 intentos fallidos. Volvamos al Caribe en donde inicia la ruta. La situación en Guinea Bissau afecta directamente la capacidad de aguante del chavismo frente a la presión de la flota de EEUU desde el instante que sirve de válvula de escape y ruta de ingresos alternativa para redirigir la droga que ahora no puede salir por el bloqueo en el Caribe. Si el Cartel de los Soles maneja 250 toneladas anuales de cocaína y una parte es derivada hacia África, en donde Guinea Bissau es la principal ruta de entrada, entonces es previsible que el corte de actividad en el Caribe haga derivar más mercancía en esa vía alternativa.
El asunto se vuelve más importante para los EEUU porque implicaría que el chavismo y sus aliados colombianos encontrarían un modo de reunir recursos para resistir el bloqueo. Por eso el golpe y la actitud del nuevo gobierno hacia el tráfico de drogas es relevante en otro escenario. El golpe de N’Canha marca una tendencia preocupante para la zona, que ahora es conocida como el “cinturón de golpes” por las 9 rebeliones exitosas que se dieron en los últimos cinco años en Mali, Guinea, Burkina Faso, Níger, Gabón y Guinea-Bissau. Esto tiene derivaciones.
Gran parte de estas rupturas tienen que ver con disputas por los recursos en países dominados por la pobreza y, salvo por el caso de Gabón, todos ellos son parte de la ruta que conduce la droga sudamericana a Europa. Quizás existe una relación directa entre ambos factores. Esto implica además un aumento en los envíos por fuera de la zona de control de EEUU, no solo de la coca que transita por Venezuela, sino que además podría robustecerse por su uso por parte de los carteles colombianos que también están obturados en su ruta por el Pacifico hacia EEUU. Si la Autopista 10 empieza a ser más transitada también va a implicar a Brasil, cuyos puertos y grupos criminales organizados son parte del circuito. Eso le abriría a Lula otro foco de conflicto con Trump además de los generados por los aranceles y la condena al expresidente Jair Bolsonaro.

El problema es que, si bien esta ruta abastece el 30% de la demanda de los consumidores europeos, también es usada como vía larga para entrar a los EEUU desde sitios en donde la vigilancia de las aduanas estadounidenses es menor. No es solo un problema para los europeos. Es una cuestión de magnitudes. EEUU colocó una flota en lo que ahora es su mar interior caribeño para controlar los 3.762 km de costa venezolana y los países ribereños. Pero de colarse cada vez más droga por la Autopista 10, se le agregan 7.914 km de la costa de Brasil. Una cosa es presionar al chavismo y otra diferente al Brasil. Habría que sumarle el control de las costas y rutas que parten hacia África desde Surinam, Guyana y la Guyana Francesa usadas para el trasiego de cocaína. Y también el control de los 350 km de la costa de Guinea Bissau.
La presencia de la DEA en ese país y las operaciones que lleva adelante hace más de una década indican que no se trata de un país más dentro de los que EEUU señala como puntos de origen de la droga que es introducida en su territorio. El golpe debería renovar esas preocupaciones. Con un narcoestado sumido en un mayor deterioro institucional por un lado y los carteles buscando rutas para evitar el bloqueo en el Caribe, puede que esta sea la oportunidad que esperaban el Cartel de los Soles y a sus aliados colombianos para aguantar el embate de EEUU. Por Guinea Bissau pasan anualmente unas 50 toneladas de cocaína y ahora se le suman cargamentos de drogas sintéticas y cannabis. Si aumenta el tráfico es posible que la crisis en el país se convierta en una ventaja para rehacer los ingresos cortados por el asedio de la flota de EEUU. Con un poco de contexto, un golpe que para muchos ocurre en un sitio exótico y lejano impacta en uno de los principales focos de crisis a 6.000 km de distancia. Puede que a muchos no les haya importado, pero con un poco de información se vuelve relevante y un poco más cercano.
