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Ignacio Montes de Oca

El mito del corte de la asistencia occidental a Ucrania

Por Ignacio Montes de Oca


A partir de la polémica entre Ucrania y Polonia por la cuestión de los granos, resurgieron las versiones sobre el fin del apoyo a Ucrania ante la falta de resultados militares de la ofensiva lanzada el 4 de junio. Revisemos datos para saber si es cierto que se está cortando la asistencia, tomando solo los datos de septiembre, porque es un tiempo lo suficientemente corto y reciente como para medir la respuesta ante el resultado en el frente de batalla. De haber descontento, se debería reflejar en pocos o ningún anuncio a favor de los ucranianos.

Sin embargo, Canadá informó que aportará ayuda por U$S 482 millones que incluyen tanques Leopard y la construcción de 50 vehículos sanitarios y una cantidad similar de blindados. España enviará vehículos de transporte de tropas, sistemas antiaéreos, camiones, ambulancias y botes de pequeño porte. Lituania anunció el envío de 1,5 millones de municiones. Bulgaria está completando el envío de 100 blindados. El primer ministro japonés anticipó asistencia por U$S 7.600 millones. Incluso la pequeña Albania anunció el 26 de septiembre que enviará 22 blindados MaxxPro y proyectiles para morteros. Alemania informó de un nuevo paquete por valor de 400 millones de euros que incluye Leopard 2, munición de artillería, sistema de desminado, misiles antitanque, tanques de ingenieros y, para que no haya dudas del apoyo a largo plazo, uniformes para el combate para el invierno.

EEUU anunció un nuevo paquete militar valuado en U$S 325 millones que abarcan misiles antiaéreos, sistemas de defensa Avenger, misiles Javelin, 59 vehículos tácticos y proyectiles para artillería para cañones (que incluyen munición de racimo) y aérea sus lanzadores HIMARS.



Solo EEUU gastó unos U$S 49.800 millones en asistencia militar a Ucrania en lo que va de la guerra, cifra que en un año y medio representa una inversión en el debilitamiento de Rusia menor el 10% de su gasto militar anual.

De acuerdo a un artículo de National Review que recopila la asistencia recibida por Ucrania, por cada dólar que puso EEUU en Ucrania, hubo otros 2,2 dólares desde otros países (https://www.nationalreview.com/the-morning-jolt/dispelling-a-myth-about-aid-to-ukraine/)

Esa cifra incluye los U$S 6.000 millones del Reino Unido (además del aporte en entrenamiento de 15.000 reclutas ucranianos), U$S 7.090 millones de asistencia financiera y otros U$S 600 millones de ayuda humanitaria. Recordemos que los británicos no son parte de la UE desde el Brexit. Gran Bretaña enviará otras 100.000 municiones de artillería y considera nuevos envíos de blindados, sistemas antiaéreos y misiles Storm Shadow. Noruega tampoco es parte de la UE y donó U$S 3.940 millones en asistencia militar, 21 en ayuda humanitaria y 3.800 en ayuda financiera.

También hubo aportes de U$S 2.140 millones en asistencia humanitaria desde Suiza. Japón entregó asistencia militar y humanitaria por 4.700 millones y se comprometió a escalar los U$S 7.600 millones. Corea del Sur sumará otros U$S 150 millones a los U$S 100 millones de 2022.


El 22 de septiembre Ursula Von der Lyden anunció que entregarán una ayuda de la UE por 1.500 millones de euros para reconstruir escuelas, hospitales y otras obras de infraestructuras civil. En la comunicación recordó que ya habían entregado otros 13.500 millones de asistencia.

Europa prevé ayuda financiera por 18.000 millones de euros para 2023, que se complementa con los U$S 26.400 millones y los U$S 3.600 millones para ayuda humanitaria que entregó EEUU. Suman U$S 49.200 millones que hacen dudar sobre la idea de un abandono a la causa ucraniana.


Respecto a las voces en EEUU en contra de seguir prestando asistencia a Ucrania, no hay que disociarlas de la carrera electoral y que en su mayoría se trata de republicanos como Kevin McCarthy, que maniobran a partir de la necesidad de confrontar con las decisiones de Biden. En un análisis menos basado en zoquetes como Robert F. Kennedy Jr, de conocida militancia a favor de Putin, en el Congreso de los EEUU cada paquete de asistencia es aprobado de manera sistemática. Los 15 detractores de la asistencia a Kiev tienen el peso de una musaraña en ayunas.

La ofensiva ucraniana empezó el 4 de junio, hubo 111 días para expresar cualquier nivel de frustración mediante el corte de asistencia en caso de considerar que estaba fallando o estaba destinada a fracasar. Por eso tomamos solo septiembre, para darle margen estrecho a la duda.



Hay otros aportes no monetarios como el que hizo Putin al sumar a Finlandia y Suecia a la OTAN y que obligan a Rusia a sumar guarniciones de frontera. O los apoyos en inteligencia que son un intangible que permite hacer incursiones lejos de la retaguardia y ahorrar tropas en el frente. Es difícil seguir sosteniendo que Occidente está exhausto o desengañado con el modo en que Ucrania le responde a Rusia. De estarlo, no sugerían invirtiendo para su victoria. Y el apoyo se mantiene constante en el tiempo lo que refuta a los mentideros pro invasión. O se puede especular sobre la nada misma sobre desengaños con las ofensivas ucranianas y supuestos malestares de dirigentes occidentales a partir de interpretar la borra del café o se toman números de asistencia concreta para medir el nivel de compromiso occidental. Es la misma diferencia que existe entre adivinar lo que piensa comprar una persona a partir de observar el modo que camina, cómo toma el picaporte de la entrada del negocio, el color de su pantalón y la relación con su suegra o ser lógico y consultar el ticket de compra.


Cerremos con una reflexión: la asistencia a Ucrania depende de la popularidad de su causa ante la agresión rusa. Hay otra guerra y es por el apoyo a Kiev. Vivimos en democracias en donde los dirigentes deciden a partir de la suma de opiniones, porque eso los lleva a sus cargos, por eso no es tan inocente mentir acerca del cansancio de Occidente respecto a la guerra o inventar enojos y malestares. Se trata de una toma de posición no solo respecto a la invasión rusa, sino también en torno a matanzas como la de Bucha o en los bombardeos a civiles. A veces detrás de una especulación que parece política hay un apoyo implícito a la irrupción rusa en Ucrania y a la anexión violenta de sus territorios por parte de Putin. Se hace difundiendo ideas que se contradicen con las cifras y tienen un objetivo político concreto y preciso. Por eso, incluso ante la frase defensiva “me dicen pro Putin, pero no lo soy”, hay cuentas dedicadas a sembrar discordias que, cada vez que prenden en una parte de la opinión pública mundial que hoy se conecta a través de las redes, favorecen una invasión y al sueño imperial ruso. Con el supuesto corte de la ayuda polaca a Ucrania quedó claro. Ciento de notas anticiparon el corte de la ayuda a Ucrania, dictaminaron que era por la derrota ucraniana en el frente y prometieron el fin de la OTAN, de Occidente, del capitalismo y el triunfo del ajedrez 6D de Putin. De allí que fuera importante revisar las cifras del mundo real luego de desmentirse la ruptura polaco - ucraniana y hacer un balance realista y fundado para diagnosticar que hay de cierto y que hay de falso junto con las intenciones de los que saben que mienten o, al menos, no chequean los datos. Para evitar el sesgo, digamos que Corea del Norte le enviará a Rusia algunos millones de municiones de artillería y quizás algunos cañones y voluntarios en desuso. Y el envío de reclutas cubanos y blindados “cedidos” por Bielorrusia. Rusia también tiene sus aliados.


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