Analizamos el mercado de morteros autopropulsados, en tiempos en que la guerra en Ucrania vuelve a mostrar el valor de la artillería y del mortero en particular, así como la importancia del alcance, la precisión y la rapidez para entrar, tirar y salir de posición para evitar el fuego de contrabatería.
Por Santiago Rivas
A pesar de que existe desde mucho antes, el uso del mortero se difundió a partir de la 1º Guerra Mundial, cuando se demostró un arma muy efectiva contra las trincheras enemigas, dada su trayectoria que le permite alcanzar su objetivo desde arriba. Además, su uso por la infantería les permitía a los jefes de las unidades tener su propia “artillería” que, aunque de corto alcance, podía llevarla a casi todos lados sin depender de vehículos ni de un terreno apropiado para mover cañones u obuses.
Aunque es un arma presente en todos los ejércitos desde hace ya más de un siglo, el desarrollo de nuevos sistemas que permiten un despliegue más rápido, tirar con mayor precisión y tener más alcance, están generando un mayor interés por este tipo de armas. Normalmente, el uso de los morteros varía según su calibre, siendo los más pequeños, como los de 60 mm, mayormente usados por unidades paracaidistas, los de 81 mm por infantería regular y los pesados de 107, 120 o más milímetros por infantería motorizada, mecanizada o por unidades de artillería, ya que dependen de vehículos para su transporte, debido a su peso. Normalmente, los morteros de 81 mm o menos se usan a nivel de compañías, mientras que los pesados son a nivel de batallón, mientras que algunas unidades de caballería usan morteros pesados para iluminación en combates nocturnos. Si bien un mortero de 120 mm tiene mucho menos alcance (7 a 9 kilómetros con munición normal y hasta 16 con munición de alcance extendido) que una pieza de artillería de 105 mm (más de 10 km), demanda menos personal, menos apoyo logístico y es más fácil de transportar.
Remolcados vs autopropulsados
Dentro de estos últimos, que es donde hay más desarrollos interesantes, se encuentran los remolcados y los autopropulsados, cada uno con sus ventajas y desventajas. En el caso de los remolcados, la ventaja que tienen es su menor costo, aunque en este punto es preciso destacar que no hay arma más cara que aquella que no cumple su función o que es destruida por el enemigo. El objetivo de cualquier arma es la de tener una capacidad en un entorno determinado y por eso, a la hora de considerar los costos, no cuenta solo con ver el precio de compra, sino qué capacidad se obtiene y qué nivel de supervivencia tiene en el entorno en el que se espera emplearla.
Por eso, si bien el mortero remolcado es un arma difundida porque es más económica y, en algunos casos, puede ser empleada por infantería con vehículos ligeros, en otros casos el mortero autopropulsado puede cumplir satisfactoriamente misiones que uno remolcado no, gracias a su mayor velocidad para entrar en posición, la necesidad de menor trabajo de la tripulación, facilidad para calcular el tiro con precisión y rapidez y la capacidad para dejar la posición, una vez realizada la misión de fuego, muy rápidamente para evitar el fuego de contrabatería.
En el escenario actual, donde el empleo de UAV para dirigir el fuego de artillería se ha masificado, así como el empleo de radares de artillería para detectar la munición del enemigo y calcular su posición, es muy poco el tiempo en que una pieza de artillería puede hacer fuego hasta empezar a recibir fuego de contrabatería.
Dentro de los autopropulsados, se han desarrollado sistemas livianos y con poco retroceso, como el español Ventura Defense Alakran de 120 mm, que se monta en vehículos livianos, que hoy Ucrania emplea montado sobre 4x4 Bars-8. Este sistema se destaca porque el mortero va sobre un brazo que lo despliega desde el vehículo y apoya la base en la tierra. Otro es el EXPAL Integrated Mortar System (EIMOS), para morteros de 81 y 120 mm en vehículos Uro Vamtac, y el Elbit Spear, aunque en estos casos se dispara desde arriba del vehículo, lo que implica que el retroceso es absorbido por éste.
Sin embargo, los vehículos ligeros tienen algunas contras: por un lado, su menor tamaño implica que pueden llevar menos munición y esto puede ser un problema en calibres como 120 mm, lo que obliga a que haya vehículos de apoyo a mano para sostener la operación. Otra es su falta de protección a la tripulación, algo que es sumamente importante cuando se opera a poca distancia del enemigo y se puede recibir fuego de armas livianas o de artillería. Además, no llevan sistemas de carga automática o semiautomática, que puede ser un diferencial importante cuando se necesita llevar adelante una misión de fuego de mayor duración o en un entorno de fuego enemigo que implica que una carga manual sea un gran riesgo para los servidores del mortero.
Flotas en América Latina
En América Latina solo cinco países cuentan con morteros autopropulsados: Argentina, Chile, Brasil, Perú y Venezuela. De estos, el Ejército Argentino cuenta con unos 25 M106A2 con mortero de 120 mm, basados en el chasis del M113, y 13 VC TAM VCTM sobre el chasis del TAM. El Ejército de Chile cuenta con morteros Soltam de 120 mm montados en 36 FAMAE Piranha 6x6 y 36 M113A2, mientras que el de Perú posee 24 M106A1 con mortero de 107 mm. Los Fuzileiros Navais de Brasil emplean dos vehículos M125A1, con mortero de 120mm M29A1. El Ejército de Venezuela contaba con 21 Dragoon 300PM y algunos AMX-VTT con mortero de 81 mm, aunque la operatividad de estos es muy dudosa y han sido reemplazados por un lote de sistemas 8x8 de origen ruso 2S23 y de 2S31 VENA, ambos con mortero de 120 mm. Mientras tanto, Brasil está trabajando en un programa para incorporar morteros autopropulsados de 120 mm como parte de la modernización de sus capacidades y la transformación de unidades motorizadas en mecanizadas, lo cual se inició con el programa Guaraní de blindados 6x6 y ya está siguiendo con el VBC Cav por un blindado 8x8 con cañón de 120 mm.
La experiencia en Ucrania y el “Shoot and Scoot”
La guerra en Ucrania está mostrando una nueva realidad en el uso de la artillería de todo tipo, donde alcance, precisión y cadencia de fuego son esenciales, pero también se ha mostrado la importancia de las tácticas de “Shoot and Scoot” (disparar y escapar) para cualquier sistema de tiro indirecto. Poder entrar en posición y disparar antes, hacerlo con precisión, con mayor alcance (idealmente más allá del alcance de las armas enemigas), con una alta cadencia de fuego y poder dejar la posición antes de que el enemigo comience a batirla, se han mostrado como claves del éxito. Las fuerzas ucranianas han logrado balancear en gran medida la superioridad numérica de la artillería rusa gracias a estas premisas que les han otorgado las armas occidentales.
La táctica “Shoot & Scoot” tiene el efecto de extender el alcance del sistema de armas más allá de su alcance inherente. Considerando que los morteros de ambos bandos tienen un alcance similar y ambos lados están tratando de mantener sus morteros fuera del alcance del otro lado, si uno de ellos avanza, dispara y se escapa rápidamente de vuelta a una distancia segura, sus granadas alcanzarán objetivos más allá de su posición segura.
Nuevas capacidades
Los sistemas más modernos pueden tardar hasta menos de un minuto para ponerse en posición e iniciar el fuego, algo imposible en un mortero remolcado. Esto es gracias a su computadora de control de tiro, que permite rápidamente hacer la solución de disparo según la posición del mortero, el blanco y las condiciones ambientales. Luego, puede salir muy rápidamente de su posición, antes de que el enemigo pueda iniciar el fuego de contrabatería.
Tomando como ejemplo uno de los sistemas más modernos en el mercado, como el RUAG Cobra, una operación de este tipo consta de las siguientes secuencias: emplazamiento y preparación de disparo (30 segundos), disparo (4 granadas en 20 segundos), preparación de desplazamiento (30 segundos) y desplazamiento, todo en 1:20 minutos. Este tipo de operación requiere de un sistema de control de tiro integrado y una computadora balística, con ajuste de valores de los blancos mediante transferencia de datos.
En los nuevos morteros, el sistema de control de tiro y la computadora balística permiten calcular el acimut, la elevación y la carga, mientras toman la posición del vehículo de su sistema de navegación inercial y/o GPS, además de integrar la información meteorológica, las tablas de tiro de la munición a disparar y hacer cualquier corrección necesaria.
Los elementos de elevación y acimut de tiro se introducen en la Gunner Display Unit y el sistema de puntería apunta automáticamente el mortero de acuerdo con ellos, después de la aprobación del artillero.
Durante el disparo, el tubo se estabilizará automáticamente en la posición de disparo exigida (acimut y elevación) independientemente de otros factores influyentes.
Además, los morteros autopropulsados modernos tienen sus movimientos transversales y de elevación eléctricos, muchos con capacidad de girar en los 360º, lo que permite mayor velocidad y precisión, mientras que no generan la firma de calor de los sistemas hidráulicos.
Mientras los primeros morteros autopropulsados occidentales se instalaron dentro del vehículo, con escotillas que se abren al momento de iniciar la misión de fuego, como es el M106 montado en un chasis de M113, otros desarrollos cuentan con los morteros montados en una torreta, de manera similar a un tanque, como el Royal Ordnance Armoured Mortar System (AMS) o los Patria AMOS y NEMO.
Además, quien dirige el tiro tiene usualmente otros métodos para detectar blancos (radares de artillería, detectores de sonido, UAVs, sistemas infrarrojos, etc., coordenadas enviadas por el “Battle Management System” – (Sistema de Gerenciamento de Combate) desde el Centro de Comando) y calcular su posición (telémetros láser o algunos de los citados sistemas de detección), pudiendo enviar estos datos hasta el mortero a través de sistema encriptados.
Puntos esenciales
A la hora de analizar los morteros, hay varios puntos que son esenciales, comenzando por el alcance de la munición. Éste estará dado por el tubo del mortero (el tubo se expande con la ignición de la carga del mortero y cuanta mayor expansión haya la munición tiene menos alcance) y la carga de la munición, especialmente por la manera en que se queme la pólvora y la composición de ésta, que permitirá alcanzar mayor o menor potencia en el disparo. También dependerá del empleo de cargas extra para extender el alcance y de la calidad de éstas.
Actualmente, la mayoría de los morteros de 120 mm tienen un alcance de alrededor de 7 kilómetros, aunque RUAG ha logrado con el Cobra superar cómodamente los 9 km con munición estándar.
El largo del tubo es uno de los factores esenciales para mayor alcance. El Elbit Spear y el Cobra ofrecen tubos de 2m, pero lo más común son tubos de 1,6-1,8 m.
El segundo punto lo da la precisión, cuando se busca reducir la posibilidad de daños colaterales y a la vez poder dar en el blanco con menor cantidad de disparos y en menos tiempo. Ésta comienza por los sistemas propios del mortero en cuanto a la posibilidad de recibir información de manera directa del director de tiro, procesarla para generar una solución precisa y apuntar correctamente el mortero con el menor error posible.
Por otro lado, hoy existen municiones guiadas, que se diferencian entre aquellas desarrolladas específicamente como tales o los kits de precisión que se pueden instalar a municiones no guiadas. Entre éstas están las que lo hacen por GPS, por sistema de navegación inercial (INS), por láser semiactivo (SAL, Semi-Active Laser) o tienen su propio sistema de encontrar el blanco y guiarse (self-homing), como puede ser por calor u otro sistema. Una munición guiada puede tener un margen de error de hasta 10 metros, contra más de 70 de una no guiada si se conocen con precisión las coordenadas del blanco.
Otro aspecto central es el sistema de carga, donde cada vez se emplean más los sistemas semiautomáticos, como ocurre en el Thales 2R2M, el Aselsan Alkar, y el RUAG Cobra. Aunque vuelve más complejo al mortero, brinda mayor seguridad a la tripulación, que no se expone al momento de cargar, mientras que su trabajo es bastante más simple y consiste en alimentar el sistema de carga dentro del vehículo.
Todo el personal que trabaja con tales armas es vulnerable al fuego de contrabatería, por lo que trabajar detrás del blindaje del vehículo es esencial para la supervivencia. Así, la carga manual en la boca del tubo significa una exposición extrema en el techo del vehículo, sacrificando en gran parte la ventaja del blindaje.
Esto es esencial en misiones de fuego de larga duración, donde una carga excesiva de trabajo no solo impacta en la velocidad de recarga, sino que aumenta la probabilidad de accidentes. Además, permitió reducir la cantidad de servidores del mortero a solo uno, lo que permite contar con más espacio para munición o combustible y, así, más capacidad de combate para el vehículo.
Esta reducción en la carga de trabajo permite al servidor concentrarse en obtener la carga correcta para el alcance de cada disparo, menos errores al colocar cargas en la granada y un mejor rendimiento.
Por otro lado, en algunos de estos sistemas se ha alcanzado una cadencia de cuatro disparos por minuto de manera sostenida, lo cual es el valor estándar en morteros de carga manual con una tripulación debidamente entrenada. En cuanto a la cadencia máxima, esta puede alcanzar hasta 12 por minuto con sistemas semiautomáticos y de 16 a 20 con carga manual.
Modelos en el mercado
Entre los modelos ligeros, están los citados:
Ventura Defense Alakran de 120 mm, de España.
EXPAL Integrated Mortar System (EIMOS), de España.
Elbit Spear de Israel (la variante LR – Long Range – incluye cargador semiautomático y ya entra en la categoría de los pesados).
Thales South Africa Systems Scorpion, de Sudáfrica.
Didgori Meomari, de Georgia.
Los más pesados
Thales 2R2M, de Francia.
Elbit Cardom, de Israel.
RUAG Cobra, de Suiza.
Singapore Technologies SRAMS MkII (Super Rapid Advanced Mortar System), de Singapur.
Rheinmetall Norway MWS 120 Ragnarok, de Noruega.
Rheinmetall Norway CV90 Multic.
Aselsan Alkar, de Turquía.
MKE, de Estados Unidos, lanzó en 2019 un mortero de 120 mm para emplear en vehículos.
Hanwha Defense y S&T Dynamics, de Corea del Sur, lanzó en 2022 un nuevo mortero para su sistema K242A1 de 107 mm.
Taiwán desarrolló el Mobile Mortar System (MMS) para mortero de 81 o 120 mm.
Georgia, por su lado, ha presentado el prototipo GMM-120, en un camión 6x6 con mortero de 120 mm.
Norinco SM4, de China, con un mortero de 120 mm, usando el chasis del 6x6 WMZ551.
Con torreta
Patria de Finlandia tiene dos productos, el Advanced Mortar System (AMOS) de doble tubo y el más nuevo NEMO (New Mortar) de un solo tubo, ambos sobre el chasis del Armoured Modular Vehicle (AMV). También han desarrollado una versión del NEMO que se instala en un container, para camiones 8x8 y para el Patria Armoured Wheeled Vehicle (AWV) 6x6.
BAE Systems Haggluds Mjölner: con dos tubos de 120 mm en una torreta, empleando un chasis de vehículo CV90.
El Rosomak, de Polonia, sobre blindados Patria 8x8 con torreta HSW Rak.
Rusia ha desarrollado muchos modelos de morteros autopropulsados: 2S9 (NONA) de 120 mm, empleando un chasis de blindado BMD, algunos modernizados a 2S9-1M.
El 2S23 basado en el 8x8 BTR-89, el 2S31 VENA en un chasis de BMP-3, el 2S34 con el chasis de un cañón autopropulsado 2S1 con el mortero 2A80 del sistema VENA, mientras el 2S41 DROK de 82 mm se usa en vehículos Taifun K-4386. El 2S42 Lotos es un reemplazo del 2S9 sobre un nuevo chasis anfibio, mientras que el UralVagonZavod Phlox de 120 mm usa un vehículo 6x6.
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