Por Santiago Rivas
La Armada venezolana fue la fuerza menos beneficiada por las dictaduras de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, a pesar de los grandes planes para crear la fuerza submarina más poderosa de América Latina, solo recibió un lote de OPV, mientras ve desmantelarse casi toda su flota.
Durante muchos años, la Armada venezolana comprendió la fuerza naval más poderosa del Caribe, con unidades más modernas e importantes que los otros países de la región, seguida por Colombia. Aunque cuando Hugo Chávez asumió la presidencia del país, comenzó un plan de modernización muy grande para las Fuerzas Armadas de Venezuela, recurriendo a Rusia y China como los principales proveedores de material, después de que el gobierno de Estados Unidos decidiera iniciar un embargo de armas al país.
Sin embargo, aunque se anunciaron distintos programas de recuperación de capacidades y la compra de submarinos a Rusia en la primera década del nuevo milenio, caso nada de esto terminó ocurriendo y hoy la fuerza languidece convertida en una marina costera y casi sin capacidades.
OPVs
La única adquisición de importancia realizada por la marina en los últimos 25 años fue un contrato firmado en noviembre de 2005 con el astillero español Navantia para ocho patrulleras oceánicas. Cuatro de ellos, tipo Avante 1500 (clase Guaicamacuto en Venezuela) estaban destinados al servicio de Guardacostas (dependiente de la Armada) y tienen dimensiones más pequeñas, 1740 toneladas de desplazamiento y su armamento principal es un cañón compacto Leonardo Compatto de 76 mm, más un Rheinmetall Oerlikon Millennium GDM-008 con dos cañones de 35 mm y dos ametralladoras de 12,7 mm.
Los otros cuatro, tipo Avante 2200 (clase Guaiquerí), estaban destinados a la Armada, son más grandes, con 2300 toneladas de desplazamiento y las armas son las mismas, pero el Leonardo es un cañón Super Rapid. Todos tienen una cubierta de vuelo para un helicóptero mediano y un hangar.
Cabe destacar que los buques incorporan radares de navegación de Hensoldt UK, el sistema de control de la plataforma Navantia SICP, el sistema de mando y control Thales Tacticos, sistemas de comunicación Thales, radares multifunción Thales SMART-S Mk2 (en la clase Guaiquerí) y Variant (en la clase Guaicamacuto), el sistema de vigilancia Thales Mirador y el sistema de control de tiro Thales STIR 1.2 EO Mk2, así como el radar de vigilancia de superficie Thales Scout Mk2, lanzadores de señuelos BAE Systems MK36 SRBOC y sistemas de guerra electrónica Thales Vigile 100 y Altesse exclusivamente en la clase Guaiquerí.
La construcción del primero para el servicio de Guardacostas, llamado GC-21 Guaicamacuto, comenzó en diciembre de 2006 y se entregó en 2009. Los tres primeros buques para la Guardia Costera ya fueron entregados, el segundo y el tercero son el Yavire (GC-22) y el Naiguatá (GC-23), y el cuarto, llamado originalmente Tamanaco y luego Comandante Eterno Hugo Chávez (GC-24), debía ser construido por Dianca en Venezuela, pero finalmente fue mayormente construido por Navantia y con enormes demoras fue recién incorporado en 2020.
Los buques para la Armada fueron los Guaiquerí (PC-21), Warao (PC-22), Yecuana (PC-23) y Kariña (PC-24), entregados a partir de 2011. Recientemente sus designaciones pasaron a ser PO-11 a 14.
Sin embargo, el Warao sufrió un accidente en Brasil en agosto de 2012, apenas un año después de su incorporación, en cercanías de Fortaleza, durante un ejercicio Venbras. Fue llevado a Río de Janeiro para ser reparado, pero ante la negativa de Navantia para entregar los planos del buque, los trabajos se congelaron, en 2017 se lo llevó de regreso a Venezuela, permaneciendo en un muelle en la Base Naval de Puerto Cabello donde ha sido empleado como fuente de repuestos para sus gemelos y hoy se encuentra en un estado deplorable, por lo que muy probablemente nunca vuelva al servicio.
Por otro lado, el 30 de marzo de 2020 se perdió el Naiguatá cuando intentaba capturar el crucero RCGS Resolute en aguas del Caribe. El crucero lo embistió y escapó mientras el patrullero se hundía, de manera que ambas clases hoy solo constan de tres buques en dotación.
Fragatas
La Armada había ordenado el 24 de octubre de 1975 la construcción de seis fragatas clase Lupo italianas, las cuales eran un diseño sumamente moderno y potente para la época. Los buques fueron entregados entre 1980 y 1982 y bautizados Almirante Sucre (F-21), Almirante Brion (F-22), General Urdaneta (F-23), General Sounlette (F-24), General Salóm (F-25) y Almirante García (F-26). Entre 1998 y 2002 las dos primeras fueron modernizadas en el Astillero Ingalls en los Estados Unidos, con nuevos sistemas y una revisión completa del casco, sistemas de armas, motores y transmisión. Las otras cuatro iban a ser modernizados en Venezuela por Dianca, pero el embargo estadounidense y la falta de presupuesto obligaron a la Armada a mantener a tres de ellas fuera de servicio, las General Urdaneta, General Salóm y Almirante García. En 2021 finalmente comenzó el desguace de la Almirante García, que fue seguido por las General Salóm, en 2022 por las General Sounlette y General Urdaneta, mientras que la Almirante Sucre estaba fuera de servicio desde hacía tiempo en su base en Puerto Cabello, amadrinada a la General Sounlette mientras ésta era desguazada, y se hundió a fines de 2022.
Actualmente, solo queda en dotación la Almirante Brion, que fue sacada a seco en de 2022 para recibir mantenimiento mayor, el cual no ha terminado. Ésta es la única de las fragatas que aún se mantiene en dotación, aunque su futuro es incierto.
De OPV a corbetas
La clase Guaiquerí, si bien fue entregada con equipamiento como OPV, está diseñada como corbetas, teniendo espacio para recibir lanzadores verticales para misiles antiaéreos en la proa, sistemas de misiles antibuque en el centro, lanzadores de torpedos y otros sistemas.
Ya ante la situación de la clase Lupo y la imposibilidad de comprar nuevos sistemas en occidente, el octubre de 2016 el Ministerio del Poder Popular para la Defensa contrató a la empresa China National Aero-Technology Import & Export Corporation (CATIC) para instalar un sistema de misiles antibuque C802A en los tres buques de la Clase Guaiquerí operativos. Junto con ellos se negoció la compra del sistema antisubmarino antisubmarino Yu-8, que consiste en un misil que luego despliega un torpedo, de manera similar al viejo sistema ASROC estadounidense.
Si bien no se ha informado que se haya incorporado en los buques, en algunas fotos se puede ver que los tres patrulleros parecieran tener instalados lanzadores verticales en la proa, en el lugar reservado para los mismos, donde antes existía solo una placa metálica. El Yu-8 puede ser lanzado desde un sistema vertical, que también puede operar misiles antiaéreos HQ-16 (derivado del sistema ruso Buk).
Izquierda: Proa del Guaiquerí a poco de entrar en servicio, donde se ve la tapa que cubre el espacio para instalar lanzadores verticales. Derecha: el mismo buque visto en enero de 2023, donde se aprecia lo que podrían ser lanzadores verticales instalados.
La instalación de los misiles antibuque se ha venido retrasando y recién en mayo de 2023 se pudo ver al Kariña (PO-14) en las instalaciones de Dianca con el montaje para los lanzadores de C-802A, aunque sin los tubos de misiles instalados.
Por otro lado, en un ejercicio realizado también en mayo de 2023, se vio a los Guaiquerí (PO-11) y Yecuana (PO-13) con el agregado de tubos triples lanzatorpedos ILAS 3 de 324 mm que fueron removidos de las fragatas clase Lupo.
Cañón ZU-23-2 montado en el Yecuana en lugar del Millenium. Además, en la foto de la derecha se ve la instalación de tubos lanzatorpedos a los lados de la chimenea.
Más llamativa la instalación en el Yecuana de un cañón antiaéreo terrestre bitubo ZU-23-2 de 23 mm en lugar del montaje Oerlikon Millennium GDM-008 de 35 mm en 2020, lo cual se indicó que era para pruebas, pero a mayo de 2023 seguía estando equipado con el montaje. Esto parece indicar la falta de montajes Millenium en servicio y la recurrencia a una solución poco práctica, ya que los ZU-23-2 no están preparados para ser operados en el ambiente marino y va a sufrir los efectos de la sal rápidamente.
A la izquierda, un sistema de misiles C802A en un buque chino. A la derecha, los montajes en el Kariña, que tienen una base similar al del sistema chino.
Es probable que el Kariña reciba en un futuro próximo los lanzadores de torpedos, así como que los Guaiquerí y Yecuana sean equipados para lanzar los misiles C802A. Esto le permitiría a la Armada de Venezuela recuperar algunas de las capacidades perdidas con la baja de casi todas sus fragatas Lupo, aunque de una manera más limitada dado su menor tamaño y que serían solo tres unidades en lugar de seis.
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