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FAdeA pelea por recuperarse en un escenario complicado


Mientras la empresa atraviesa una crisis muy seria, debiendo demorar el pago de los salarios, mientras mantiene con deudas a sus proveedores, sus directivos intentan encontrar soluciones junto al Ministerio de Defensa argentino para resolver los problemas de la empresa.

Si bien se ha venido avanzando fuerte en la recuperación de las capacidades, recuperando las certificaciones de los talleres que la gestión de Mirta Iriondo había dejado caer, así como negociando contratos para la producción de aeropartes, destacándose el alcanzado con la brasileña Akaer, esto se verá reflejado en el mediano y largo plazo, mientras que el problema de FAdeA es resolver sus problemas de fondos en el corto plazo.

El problema de FAdeA viene desde muchos años, con la fallida privatización a Lockheed Martin, que redujo drásticamente la actividad y abandonó cualquier proyecto nuevo de producción, luego una más fallida reestatización en 2010, donde se usó a la empresa para hacer política, despilfarrando sus pocos ingresos en corrupción y proyectos inviables. Mientras la gestión entre 2016 y 2020 pudo poner orden y eliminar el déficit, la que siguió hasta enero de 2024 volvió sus pasos hacia una situación en donde la empresa retomó las pérdidas y dejó de buscar la eficiencia.

Ante la situación actual, desde la empresa destacaron que “desde enero de 2024, la nueva gestión recibió una estructura condicionada por decisiones tomadas en los años previos, particularmente durante el período 2019–2023, con un modelo de funcionamiento insostenible, alta dependencia de contratos estatales, desorden operativo y graves limitaciones financieras”.

En un escenario en donde el país para diciembre de 2023 también se encontraba en una desastrosa situación económica, el escenario no era nada bueno, ya que el estado no podía invertir en recuperar la empresa y las Fuerzas Armadas, que para ese entonces eran casi el único cliente, tampoco tenían presupuesto para mantener algunos de los contratos.

Según indicaron desde FAdeA, para enero de 2024 la empresa tenía una alta dependencia del Estado nacional, donde el 90% de su facturación provenía de contratos con organismos estatales. A la vez, había un incumplimiento de contratos firmados en la gestión anterior: los niveles de avance eran inferiores a los fondos cobrados, generando desconfianza y bloqueo operativo. Por otro lado, el cepo al dólar impedía realizar pagos anticipados al exterior, por lo que la cadena de suministros estaba virtualmente detenida, mientras se agrandaban las deudas con los proveedores. Como se indicó más arriba, se sumaba que FAdeA había perdido en 2023 la habilitación de la ANAC de Argentina (recuperada poco después) y la DGAC de Chile, limitando gravemente su capacidad de intervención en aeronaves comerciales de ese país. A la vez, con un staff de 917 personas, era una dotación sobredimensionada para el nivel de actividad de la empresa.



Así, durante 2023 se realizó una reorganización y se redujo el personal en un 23 %, a partir de retiros voluntarios, jubilaciones anticipadas y bajas específicas, mientras que se implementó un plan de suspensiones entre abril y diciembre 2024 en sectores con baja actividad o sin provisión de materiales, con un ahorro proyectado del 30% en costos de sueldos.

En cuanto al mantenimiento, se firmaron contratos con Aerolíneas Argentinas, Flybondi y JetSMART, mientras que se decidió seguir adelante con el programa IA-100 Malvina, cuyo prototipo ya está listo para volar. También se logró firmar un contrato marco con la empresa brasileña Akaer, que apunta a que ésta transfiera a FAdeA la producción de piezas para los proyectos de producción en donde Akaer tiene participación, como el D328eco de Deutsche Aircraft y el Lus 222, entre otros.

La falta de contratos vigentes con el Estado —por la necesidad de cerrar los incumplimientos generados en los contratos 2019-2023— afectó de forma directa la liquidez de FAdeA. Aunque se incrementó el volumen de negocios por fuera del Estado, eso aún no resulta suficiente para cubrir el funcionamiento general. Así, se apuntó a regularizar los contratos con el Ministerio de Defensa, realizándose una auditoría integral de los contratos vencidos (gestión 2019–2023) y negociándose nuevos contratos con la Fuerza Aérea, actualmente en proceso formal de instrumentación. El Ministerio de Defensa instruyó que sean firmados a la mayor brevedad (plazo estimado: 45 días).

Por otro lado, el pasado 8 de mayo se realizó una Asamblea Extraordinaria para avanzar en el procedimiento de capitalización, en la cual se definió establecer un cuarto intermedio de 30 días para resolver su tramitación. Es importante destacar que esta capitalización brindará a la empresa la posibilidad de gestionar distintas líneas de crédito productivo en el mercado financiero.



A la vez, dada la complicada situación económica de la empresa, el 8 de mayo se realizó un pago parcial del 30% de los sueldos, mientras que el 9 de mayo se abonó un refuerzo de $500.000 a todo el personal no jerárquico y el 14 de mayo se completó el pago total, retomándose el 15 de mayo la actividad productiva.

A la vez, debido a algunos incidentes ocurridos durante una protesta el día 9 de mayo, poniendo en riesgo bienes de la empresa, aeronaves militares y despachos para Embraer, para preservar la seguridad de personas y activos críticos, se dispuso una suspensión de actividades por 72 horas, desde el domingo 11 de mayo. A la vez se inició el Procedimiento Preventivo de Crisis ante el Ministerio de Trabajo de Córdoba para preservar fuentes de trabajo, ordenar la operatoria según el nivel real de actividad, evitar decisiones unilaterales de corto plazo y facilitar un espacio de diálogo con gremios y autoridades para encontrar soluciones de forma compartida.

De esta manera se busca estabilizar la situación de la empresa en el corto plazo, mientras se apunta a un crecimiento sostenible en el largo plazo, de manera eficiente y competitiva, que permita recuperar la empresa y volverla a convertir en un referente de la industria aeroespacial latinoamericana.

Por su lado, desde la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CArAE), destacaron el problema que representa para las pequeñas industrias que proveen a FAdeA, subrayando que hoy se está “perdiendo una posibilidad única en su la larga historia y perderla hoy significa perderla para siempre: Su capital humano disminuye día a día, en muchos casos prescindiendo de personal prácticamente irreemplazable. Perdiendo también capacidades que requieren de su actual equipamiento, que en este rubro decaen rápidamente por obsolescencia y perdiendo, o a punto de hacerlo, a proveedores que han aportado su experiencia y trabajo a lo largo de años, hoy soportando una deuda impaga y muchas veces creciente que FAdeA tiene con ellos, situación imposible de sobrellevar y que, en muchos casos los ha puesto al borde de la desaparición”.

El trabajo que queda por delante para sus integrantes es muy grande y necesitará de un fuerte apoyo desde el Ministerio de Defensa y otras áreas del gobierno nacional, teniendo en cuenta que FAdeA puede convertirse en una importante fuente de ingresos para el país y de generación de productos tecnológicos de alto valor agregado.




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