El 27 de abril, mientras uno de los OPV Clase Bouchard de la Armada Argentina patrulla la milla 200 del Mar Argentino, para prevenir la operación dentro de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de buques pesqueros sin autorización, el Comando Conjunto Marítimo ordenó la realización también de un vuelo de patrullaje, de manera de cubrir una zona más amplia a ser controlada. Esta es una época del año en que buques de bandera extranjera operan en aguas internacionales frente a la ZEE y existe mayor riesgo de pesca ilegal dentro de las 200 millas, por lo que es fundamental incrementar la presencia de buques y aeronaves de la Armada.
Para patrullar el mar desde el aire, la Armada Argentina cuenta con los P-3B Orion de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, los Beechcraft B200M Super King Air de la Escuadrilla Aeronaval de Vigilancia Marítima y los Grumman S-2T Tracker de la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, los cuales, en total, suman quince aparatos en dotación… Sin embargo, ninguno de ellos estaba operativo al momento de ordenarse el vuelo de patrullaje.
Los seis Orion, como es bien conocido, se encuentran fuera de servicio desde hace ya unos cuántos años y los trabajos para terminar la inspección mayor de uno de ellos, que comenzó FAdeA hace también muchos años, no avanzan. En el caso de los cuatro B200M, la operatividad en los últimos años ha sido excesivamente baja y pasan más tiempo fuera de servicio que volando, y cuando lo hacen, es solamente con un ejemplar. Mientras que, de los Tracker, el único que está operativo (de cinco en dotación) presentó problemas y quedó fuera de servicio antes de que se realice el vuelo. Así, se ordenó el despliegue del único avión con capacidad para llegar a la milla 200 que poseía el Comando de Aviación Naval en servicio, uno de los Beechcraft B200F Super King Air. Sin embargo, este avión no es de patrulla y no cuenta con ningún equipo para detectar embarcaciones, ya que es de relevamiento fotográfico, con capacidad de emplear cámaras de fotos verticales, que no tienen utilidad en este tipo de misiones. Tampoco posee computadora táctica para procesar información de radar, ni sistema AIS para identificar a los buques ni capacidad para lanzar una línea de mar (balsa salvavidas) en caso de tener que actuar para rescatar personas en el mar.
Esto hace que solo se puedan detectar buques de manera visual, a través de las ventanillas de la aeronave, que brindan un campo visual limitado, pero al no poseer radar de búsqueda, no solo se cuenta con menos alcance, sino que tampoco se pueden determinar las coordenadas de los buques, lo cual impide cualquier acción legal en caso de que se considere que un buque está pescando ilegalmente en aguas de la ZEE. Esto es fundamental ya que para la actuación ante la justicia se debe demostrar, mediante la información de radar u otros sensores, de manera fehaciente, que el buque estaba pescando dentro de la ZEE. La falta de AIS tampoco permite identificarlos, lo cual también vuelve casi imposible la tarea de llevar un control de la operación de los pesqueros en la zona. Así, se consumen horas de vuelo sin que se pueda cumplir la misión, en tiempos en donde el Comando de Aviación Naval tiene la más baja operatividad de su historia.
Actualmente, el Estado Argentino pierde en pesca ilegal muchísimo más dinero del que cuesta tener una flota de aviones de patrulla marítima en condiciones, pero nada se ha hecho en los últimos años, a pesar de que, por ejemplo, existe un contrato firmado con FAdeA para poner en servicio el P-3B Orion que allí se encuentra, y que ya en 2019 existía una oferta concreta de Estados Unidos por P-3C Orion que no fue tenida en cuenta por el actual gobierno. Mientras, se espera que avance la compra de Orion a Noruega, lo cual se ve muy difícil en un año de crisis económica y elecciones presidenciales, y se pueda recuperar la flota de Grumman Tracker y B200M, que permiten cubrir parte de los espacios marítimos a costos más bajos (los Tracker además mantienen su capacidad antisubmarina, fundamental para tener capacidad disuasoria). Ahora, el Comando de Aviación Naval espera recibir dentro de muy poco el primero de los dos TC-12 Huron que irán para dicha fuerza, pero sin tener capacidad de patrullaje marítimo.
Si bien desde hace tiempo existe un proyecto junto con INVAP para desarrollar un radar aerotransportado para estas misiones y así modernizar los B200M, el programa avanza muy lentamente por la falta de fondos.
Sin embargo, hoy sería más importante pensar en que dicho programa avance junto con la compra de aeronaves más modernas, como podrían ser los Beechcraft 350, como actualmente opera la Prefectura Naval Argentina, y reemplazar a los viejos B200 que ya tienen 45 años de antigüedad.
Pero también es fundamental que se aumente el presupuesto operativo, para que se pueda realizar el entrenamiento y adiestramiento de las tripulaciones de manera adecuada, y realizar vuelos operativos de patrullaje marítimo como corresponde, sin tener que manotear las pocas aeronaves operativas, derrochando recursos y poniendo en riesgo a las tripulaciones en vuelos sin sentido.
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