La evolución del camuflaje en la aviación militar
- Ćngel Rojo
- 7 may
- 9 Min. de lectura
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Por Ćngel Rojo
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El camuflaje en la aviación militar ha variado a lo largo del tiempo en función de los avances tecnológicos, cambios en las tÔcticas de combate y especialmente, por la evolución de los sistemas de detección. Su objetivo principal es ocultar a los aviones de la vista del enemigo, engañÔndolo para obtener una ventaja tÔctica.
Desde los inicios de la aviación, esta prÔctica ha sido crucial para la defensa pasiva, dificultando los ataques enemigos y favoreciendo la acción ofensiva al afectar la conciencia situacional del adversario.
En la Primera Guerra Mundial, los pilotos solĆan pintar sus aviones con colores llamativos y marcas personales para ser fĆ”cilmente distinguidos entre compaƱeros y tambiĆ©n como forma de intimidar al adversario, como el icónico Fokker Dr.I del "Barón Rojo", Manfred von Richthofen. Sin embargo, esto tambiĆ©n facilitaba su identificación por parte del enemigo, lo que llevó a la adopción de patrones de camuflaje para dificultar su visualización tanto desde tierra como desde el aire.

Por ello, inicialmente el camuflaje era puramente óptico o visual, permitiendo que los aviones se confundieran con su entorno para evadir la detección a simple vista.
Este camuflaje consistĆa en pintar al avión de colores y formas que dificultaban su visualización. Pero tambiĆ©n se empleaban elementos de la naturaleza para ocultarse del enemigo, especialmente en el combate aire-aire o pelea de perros (dogfight), donde el atacante se trata de ocultar en el sol dejĆ”ndolo a su espalda para dificultar la visión del adversario, en las nubes o bien empleando las sombras de Ć©stas sobre el terreno. Otras tĆ”cticas empleadas para reducir su exposición a la vista humana desde el suelo y posteriormente al radar, era evitar que se recortara la figura del avión sobre el horizonte, volando cubierto por las copas de los Ć”rboles o dentro del contorno del terreno o bien, volando por las laderas de la montaƱa, especialmente por las laderas de umbrĆa.
Existe una larga tradición de diferentes mimetizados empleados por las diversas Fuerzas Aéreas en sus escuadrones, los cuales fueron evolucionado a lo largo del tiempo.
Durante la Primera Gran Guerra se comenzaron a emplear los caracterĆsticos patrones de manchas verde y marrón, lo cual dio lugar a fratricidio por la dificultad en la identificación amigo o enemigo. Debido a ello cada paĆs desarrolló su propio esquema para ser identificado. En este sentido los alemanes desarrollaron un diseƱo geomĆ©trico de tipo romboidal llamado Lozenge-Tarnung (camuflaje en lozenge). Este sistema se hizo muy popular y tambiĆ©n fue adoptado por otros paĆses. Aunque las grandes marcas llamativas y la insignia nacional para lograr la identificación propia casi siempre anularon cualquier camuflaje efectivo.

Durante el perĆodo inter-guerras se experimentaron diferentes camuflajes adaptados a entornos de desierto, mar o tierra. Mientras que los bombarderos, para reducir el peso y mejorar la aerodinĆ”mica, se mantuvieron de color metĆ”lico. TambiĆ©n se emplearon colores gris claro o azul celeste en la parte inferior de los aviones para dificultar su detección contra el cielo.
En la Segunda Guerra Mundial se fue especializando el camuflaje tratando de adaptarlo de la mejor forma al entorno y a las necesidades operativas. AsĆ cada paĆs desarrolló sus propios estĆ”ndares, que fueron evolucionando a lo largo de la guerra. En el inicio, se emplearon esquemas de verde y marrón o gris; por ejemplo, la Real Fuerza AĆ©rea (RAF) del Reino Unido implementó el Temperate Land Scheme, con verde oscuro y marrón tierra en la parte superior y aluminio con franjas negro y blanco en la parte inferior (para reconocimiento de cazas). El Cuerpo AĆ©reo del EjĆ©rcito de los EE.UU. (USAAC) el esquema en verde oliva sobre gris neutro. Por su lado la Luftwaffe (Alemania) usaba el RLM 70/71Ā en sus cazas (dos tonos de verde negro y verde oscuro) y el RLM 65Ā (azul gris) en las superficies inferiores; mientras que la URSS adoptó esquemas verdes y marrones, con la parte inferior en azul pĆ”lido.
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Pero para adaptarlos al combate aéreo se introdujeron algunas modificaciones. Asà la RAF introdujo el esquema Day Fighter Scheme sustituyendo el marrón oscuro por gris océano y las superficies inferiores en gris marino mar medio para mejor camuflaje a alta altitud; mientras que en el Frente del Este, Alemania y la URSS adaptaron sus esquemas al invierno, con aviones pintados de blanco para camuflaje en la nieve.
Los diferentes escenarios donde se desarrolló la Segunda Guerra Mundial llevaron a la necesidad de adaptar el camuflaje a cada uno de esos entornos, dando origen al camuflaje de desierto para las operaciones en el norte de Ćfrica mientras que los aviones navales que operaron en el PacĆfico pasaron del gris neutro a un esquema de azules y grises oscuros. TambiĆ©n se introdujo el camuflaje nocturno para los cazas y bombarderos con esquema de negro mate.

Después de la Segunda Guerra Mundial se abandonó el camuflaje en muchos cazas de reacción iniciales, adoptando acabados metÔlicos para optimizar el rendimiento y mejorar la velocidad. Pero con la Guerra de Corea y Vietnam se volvió al esquema de camuflaje en cazas y bombarderos. Por ejemplo, la USAF utilizó el esquema del sudeste asiÔtico durante la Guerra de Vietnam que empleaba una combinación de marrón, verde y verde oscuro sobre gris claro.

También se desarrollaron técnicas de engaño, como es la de simular una cúpula falsa en la parte inferior del fuselaje. Esta invención resulta muy efectiva en el combate cercano o pelea de perros (dogfight) ya que este engaño visual puede inducir a un error al piloto adversario sobre la posición real del otro avión. En 1980, el reconocido artista y diseñador de camuflaje estadounidense Keith Ferris, patentó la "False Cockpit".
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También en los últimos tiempos apareció en los cazas rusos un tipo de esquema deformante que usa formas geométricas multicolor cuyo efecto es dificultar la determinación de distancia visual para tiro con cañones. Es empleado en Su-57 y Su-35S.
AdemĆ”s, los Ćŗltimos Su-57 han recibido un esquema pixelado que muestra un falso contorno que se aplica con pintura gris oscuro sobre la base de color gris claro. El falso contorno repite la silueta del avión, pero debido a su menor tamaƱo y al contorno de pĆxeles, confunde al enemigo y dificulta apuntarle. Aunque con los sistemas actuales de tiro se estima que no debe ser muy efectivo.

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Pero los avances tecnológicos perfeccionaron el ojo humano con la optrónica u óptica electrónica generando familias de sensores que trabajan en el espectro electromagnético visible y también con la aparición de otros sensores que actúan fuera del espectro electromagnético visible, como son los radares y los sensores infrarrojos.
Con la aparición de los radares, se desarrollaron diversas tecnologĆas para enmascarar las aeronaves, entre ellas los recubrimientos absorbentes de ondas radar. Un ejemplo de esto es el uso de fibra plĆ”stica, similar a la fibra de vidrio, con la adición de un derivado del amianto. AdemĆ”s, se aplicaron pinturas con baja reflectividad y se diseƱaron superficies diĆ©dricas para aprovechar un principio fĆsico segĆŗn el cual el Ć”ngulo de reflexión es igual al Ć”ngulo de incidencia, reduciendo asĆ la detección de la aeronave por los sistemas de radar enemigos. Dichas tecnologĆas son empleadas en el F-117 Nighthawk, el B-2 Spirit, el F-22 Raptor o el B-21 Raider.
Con ello se busca reducir la sección transversal de radar (Radar Cross Section o RCS, por sus siglas en inglĆ©s)Ā que es la medida de cuĆ”nta energĆa de radar es reflejada de vuelta por un objeto. Cuanto menor sea este valor, menor serĆ” la detectabilidad, lo que es la esencia de las aeronaves furtivas.
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Sin embargo, esta capacidad de invisibilidad debe reservarse para operaciones reales. Para evitar revelar su RCS real en tiempos de paz, se ha implementado el uso de la lente de Lüneburg, un dispositivo pasivo que permite modificar temporalmente la detectabilidad de la aeronave. La lente de Lüneburg aumenta la reflectividad de un objetivo sin necesidad de utilizar energĆa adicional cuando es iluminada por un radar.
Este dispositivo tambiƩn es usado en drones para dar la apariencia de ser mƔs grandes y confundir a las defensas antiaƩreas.
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Pero la tecnologĆa avanza en ambos sentidos: por un lado, mejorando la indetectabilidad de los aviones, y por otro, desarrollando nuevas tecnologĆas para detectarlos. Un ejemplo de esto son los radares pasivos, que basan su detección en la dispersión de las ondas electromagnĆ©ticas cuando un objeto, como un avión, atraviesa su trayectoria. Este fenómeno genera pequeƱas perturbaciones en la seƱal, las cuales son registradas y analizadas para determinar la ubicación del objetivo. En este sentido, Starlink, con su extensa red de satĆ©lites, estĆ” facilitando este tipo de sistemas de detección, lo que pone en duda la vigencia de la tecnologĆa de sigilo o stealth.
Sin embargo, un grupo de ingenieros y cientĆficos chinos ha desarrollado una tecnologĆa que podrĆa hacer que casi cualquier avión militar desaparezca de la pantalla de un radar. Esto se logra mediante el uso de plasma, un estado de la materia que se genera al suministrar una gran cantidad de energĆa a un gas. Esto se puede lograr de dos formas. Recubriendo las zonas sensibles ante los radares con un isótopo radioactivo que ioniza el aire de alrededor, lo cual crea una pelĆcula de plasma lo suficientemente densa como para dispersar la seƱal del radar. O bien, a travĆ©s de un dispositivo que ioniza el medio gaseoso que estĆ” alrededor del avión, creando una cortina de plasma.
En un estudio publicado, los investigadores afirman que una de las principales ventajas de la tecnologĆa furtiva basada en plasma es su control activo. Esto permite activar y desactivar el sistema de camuflaje segĆŗn sea necesario, ademĆ”s de ajustar la densidad del plasma en función de los sistemas de detección del enemigo. Lo mĆ”s destacable es que esta tecnologĆa puede adaptarse a diferentes tipos de aviones, incluidos cazas convencionales, eliminando la necesidad de diseƱar aeronaves furtivas especĆficas. De este modo, se evita comprometer la aerodinĆ”mica con estructuras geomĆ©tricas complejas que, si bien reducen la detección por radar, afectan la velocidad mĆ”xima y la maniobrabilidad.
Por último, en el espectro infrarrojo es necesario reducir la emisión de calor del avión para minimizar su detección por sensores térmicos y misiles guiados por calor.
Uno de los principales desafĆos en la reducción de la firma tĆ©rmica de un avión es la gestión del calor generado por el motor, ya que representa la mayor fuente de emisión infrarroja. Para minimizar esta detección, se emplean diversas tĆ©cnicas, como el uso de deflectores de calor y pantallas tĆ©rmicas, que bloquean o dispersan la radiación infrarroja. AdemĆ”s, algunas aeronaves estĆ”n equipadas con sistemas que redirigen los gases de escape, desviĆ”ndolos hacia arriba o a los lados para dificultar su rastreo. Otro mĆ©todo efectivo es la mezcla de los gases calientes con aire frĆo antes de su expulsión, lo que reduce la diferencia tĆ©rmica con el entorno y disminuye la visibilidad en el espectro infrarrojo.
La superficie de la aeronave también genera calor debido a la alta velocidad, por lo que se emplean recubrimientos con pinturas de baja emisividad, capaces de absorber y disipar el calor en lugar de irradiarlo, reduciendo asà la señal térmica del fuselaje. AdemÔs, la incorporación de materiales compuestos en la estructura del avión, en sustitución de los metales convencionales, contribuye a disminuir la emisión infrarroja, ya que estos materiales poseen una menor conductividad térmica. Asimismo, la forma aerodinÔmica y estructural del avión es clave para reducir la fricción con el aire, al igual que la ubicación estratégica de las toberas de escape, que ayudan a disipar el calor antes de que pueda ser detectado por radares o sistemas de búsqueda por calor.
AdemĆ”s, existen otras tecnologĆas de enfriamiento activo, como los sistemas de refrigeración lĆquida o por aire, que absorben y redistribuyen el calor hacia zonas menos expuestas. Aunque todavĆa en fase experimental, tambiĆ©n se ha explorado el uso de plasma o campos electromagnĆ©ticos para distorsionar la firma infrarroja de los aviones, lo que podrĆa representar un avance significativo en el futuro del sigilo tĆ©rmico.
Al mismo tiempo de las soluciones tecnológicas, las tÔcticas operacionales juegan un papel clave en la reducción de la detección infrarroja. Volar a grandes altitudes contribuye a enmascarar la firma térmica, ya que las temperaturas mÔs bajas del entorno dificultan la detección del calor emitido por el avión. Asimismo, se procura minimizar el uso de postquemadores, dado que generan una gran cantidad de calor y pueden hacer que la aeronave sea fÔcilmente detectable. Algunos modelos modernos, como el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II, han sido diseñados para alcanzar velocidades supersónicas sin necesidad de postquemadores, lo que reduce significativamente su firma térmica.
En el futuro, la evolución del camuflaje seguirĆ” combinando tecnologĆas avanzadas y tĆ”cticas operacionales para mantener la supervivencia de las aeronaves en un entorno cada vez mĆ”s vigilado. La innovación en materiales, diseƱos y sistemas de ocultación seguirĆ” siendo una prioridad en la aviación militar moderna.
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