Sudán, la mayor y más olvidada tragedia humanitaria en curso de todo el mundo
- Ignacio Montes de Oca
- hace 8 horas
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Por Ignacio Montes de Oca
Sudan es territorio de una masacre con poca prensa. La caída de Al-Fashir, la capital de la región de Darfur del Norte está dando lugar a manos de las fuerzas del grupo terrorista Fuerzas de Acción Rápida. Vamos a explicar el conflicto y los actores vinculados.
Al-Fashir estaba en manos de las Fuerzas Armadas Sudanesas. Resistió durante 18 meses el asedio de las FAR y con su caída comenzó una masacre de miles de pobladores árabes y el resto de las etnias. De allí que estemos hablando además de una limpieza étnica en curso. En 2023 publiqué un hilo contando los detalles de este conflicto étnico y el vínculo entre las SAF, el Hezbollah y el gobierno ruso. Se los dejo por si quieren profundizar: https://x.com/nachomdeo/status/1721969904612479153

Las fuerzas paramilitares de las FAR fueron creadas en 2013 por el expresidente sudanés Omar al-Bashir, el mismo que fue derrocado en 2019 tras estar 29 años en el poder y que es acusado por la Corte Penal Internacional por ordenar la masacre de 300.000 personas en esa región desde 2003. Las FAR son lideradas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hemedti. Surgieron de las milicias Janjaweed durante el conflicto de Darfur en los años 2000 en la zona fronteriza con Chad. Este dato y la presencia de minas de oro son dos de las claves. Los Janjaweed son tribus árabes nómades dedicadas al pastoreo que hace siglos se enfrentan a las tribus sedentarias y agrícolas o urbanas. La lucha por las rutas y las tierras fue uno de los detonantes de sus disputas centenarias y la guerra civil sudanesa potenció esa violencia.

Bashir les había dado autonomía y poder a las milicias de Hemedti porque lo ayudaron a controlar vía matanzas la región de Darfur. Acá otro hilo contando más detalles: https://x.com/nachomdeo/status/1647371759383900160
En 2023 se iba a producir la integración de las FAR dentro de las FAS, pero Hemedti cambió de parecer y atacó al gobierno en la capital, Jartum y en otras localidades sudanesas. Fue el inicio de otra fase de la guerra civil que hoy tiene epicentro en la ciudad de Al Fashir. Vamos a las alianzas.

El acuerdo más lucrativo para Hemedti fue acercarse a Prigozhin, el ex jefe de Wagner, para recibir ayuda, suministros y entrenamiento rusos a cambio de participarles de las ganancias que producían las minas en Darfur. Putin avaló el trato para ganar influencia en la región. Hemedti le abrió además las puertas para explotar los yacimientos de gas, plata, cromita, hierro y zinc en sus zonas de dominio. Prigozhin creó las compañías Sudán Meroe Gold y M - Investment en Moscú para operarlas. Esas empresas están hoy bajo control estatal ruso.
En 2023, cuando Prigozhin comenzó a trabajar como inspector de subsuelos, Rusia decidió cambiar de bando y comenzó a apoyar a las FAS en su lucha contra las FAR. Su objetivo era que el gobierno del presidente sudanés Abdelfatah al-Burhan apruebe la base rusa en Port Sudán. El acuerdo fue ratificado en febrero de 2025 pero aun así Rusia mantuvo una doble lealtad porque las FAR siguen siendo abastecidas desde Libia por las rutas que maneja la facción de Khalifa Haftar que es un aliado de Moscú y que demás es apoyado por los Emiratos Árabes Unidos.

Los emiratíes son el otro aliado de Hemedti. El oro de Darfur se lava y vende en Dubái y regresa en forma de armas traficadas desde Libia y desde El Chad, en donde las alianzas tribales y la identidad árabe facilitan el contrabando a favor de los Janjaweed que integran las FAR.
También hay complicidades en las rutas que llegan a Darfur desde Etiopia. Los etíopes recibieron ayuda de las FAR durante la guerra de Tigray entre 2022 y 2025. Y además le sirven para presionar a Egipto, que apoya al gobierno sudanés en la disputa por el uso de las aguas del Nilo. Etiopia recibe ayuda de los emiratíes y es así que por las rutas por el Chad, Libia o Etiopia las FAR se aseguran de sacar el oro y recibir suministros. El 70% del oro sudanés se extrae de manera ilegal y es contrabandeado por Hemedti. Su valor anual ronda los U$S 2.500 millones.
Sudan del Sur intenta ser neutral porque su producción petrolera, que representa el 95% de sus exportaciones, debe llegar al Mar Rojo pasando por territorio de su vecino del norte y porque aloja 3 millones de refugiados sudaneses en su territorio y no quiere recibir nuevas oleadas.

Los sudaneses del sur muestran tolerancia con las FAR y las FAS por igual, aunque también mantienen abiertas las rutas que abastecen de combustible y alimentos a Darfur. Y además le sirve para debilitar a Sudan, de la cual se separaron en 2001 y con la que mantienen disputas. Pero además Sudan del Sur recibe apoyo de los Emiratos Árabes Unidos, lo que termina por cerrar el juego de llaves que asegura a las FAR de Hemedti poder seguir adelante con las masacres.
Veamos ahora quienes apoyan al gobierno del presidente sudanés Al Burhan. Egipto es su principal aliado. Su interés es frenar la llegada de refugiados (aloja 250.000 desplazados) y evitar que las FAR desestabilicen la región aledaña a la Gran Presa del Renacimiento Etíope que controla las nacientes del río Nilo en la zona del Nilo Azul. Egipto envió tropas para asistir a las FAS y también lo hizo Arabia Saudita, que además respalda al gobierno sudanés con financiamiento, lo que es muy necesario porque el oro y otros recursos en territorios de las FAR representan cerca del 80% de los ingresos del estado. También lo hace, como Qatar y Kuwait, por su competencia con los emiratíes a la hora de establecer zonas de influencia y para asegurar los pasos marítimos que controlan su exportación de petróleo. Como se ve, las petrocoronas y el espacio sunita no son una unidad monolítica.

Turquía es otro aliado de Jartum y le envía armas y parte de los drones usados para combatir a las FAR. también se detectó la presencia de operadores de drones ucranianos dedicados a represaliar a los miembros de Wagner que operaban junto a las milicias de Hemedti. China apoya al gobierno de Al Burhan para proteger sus inversiones. La empresa estatal China National Petroleum Corporation es el principal operador petrolero de Sudan. Es el mayor inversor extranjero con emprendimientos en las áreas de infraestructura, comunicaciones y minería.
Desde la llegada de Trump, EEUU intentó imponer un proceso de paz denominado “Proceso de Jeddah” con los emiratíes y sauditas, pero la convocatoria fue un fracaso y terminó sancionando a Hemedti y a Al Burhan por no colaborar con la pacificación. Por ahora no es un actor relevante.
Dentro del país, las FAS son apoyadas por las milicias islamistas como al-Bara' ibn Malik y Furqan que también tienen en su historial masacres en los tiempos de Bashir. Se trata de grupos que movilizan entre 20.000 y 25.000 hombres armados cada uno en zonas calientes.
En la región, Sudan es apoyado además por Eritrea y se enfrenta con Uganda porque siempre fue la retaguardia de Wagner. Las relaciones con los vecinos tienen mucho que ver además con la tragedia humanitaria generada por la violencia y que es la mayor y la más ignorada del mundo.

En total, existen 9,6 millones de sudaneses que son desplazados internos, un total de 14 millones son refugiados y de los 50 millones de habitantes de Sudán, 30 millones dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. De ellos, 25,6 millones sufren de riesgo alimentarios. Por causa de la guerra, 15,2 millones de niños sobreviven con asistencia humanitaria. El 90% de los centros educativos están cerrados, 4,5 millones sufren de desnutrición, 1 de cada 10 no puede superar los 5 años de vida por falta de nutrientes o enfermedades asociadas a la guerra.
En total se registraron 150.000 muertes a partir de la nueva etapa del conflicto, aunque se supone que el número es mayor por la falta de registros en zonas de combates. Ese número está creciendo porque las 250.000 personas de Al-Fashir están siendo masacradas por las FAR.

Las escenas de grandes masas de pobladores agrupadas en zonas de ejecución indican que Hemedti ordenó una masacre para la ciudad que resistió durante un año y medio la conquista. Soldados, médicos y personal humanitario son parte de las victimas elegidas por las FAR.
Las fuerzas de Hemedti están atacando además a los miembros de las etnias masalit, fur y zaghawa de manera indiscriminada y para alimentar las fosas comunes y tomaron por asalto zonas protegidas por la ONU y la Medialuna Creciente como el campo de refugiados de AbuShouk. Las ejecuciones sumarias y la limpieza étnica continúan desde que cayó Al Fashir el 26 de octubre. En solo tres días se verificaron 3.000 asesinatos a manos de las FAR, que además “cazan” civiles que intentan escapar y bloquearon las rutas para evitar que huyan a otras zonas.

No hay indicios de intervención frente a la matanza. Las FAS no tienen medios para recuperar la ciudad y el conglomerado de países que intervienen en el conflicto tampoco parecen dispuestos a hacer algo para frenar a las FAR o para ponerle un freno a la guerra civil sudanesa.
Salvo por alguna mención hemolítica, tampoco hay mucha información sobre este conflicto en los medios. Solo sucede y se menciona cuando surgen imágenes que aseguran interacciones. Nadie quiere transpirar para contar lo que está sucediendo en Sudán a pesar de a cifras dantescas. La masacre que están cometiendo las FAR son el último capítulo de una saga que tiene muy baja audiencia pese a ser la mayor catástrofe humanitaria en el mundo. Incluso el río púrpura que genera y supera a los de otros conflictos, no llama la atención pública global. Ese es el dato que faltaba para comprender por qué continúa la masacre desde hace años. Sudan les importa a muchos países habida cuenta la cantidad de naciones que interfieren en su territorio, pero lo que les sucede a los sudaneses parece ser intrascendente para casi todos.
