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La guerra en Ucrania, cuestiones para tener en cuenta

En el tercer día de guerra en Ucrania hay muchas cuestiones que aún no se pueden analizar a ciencia cierta, pero que un seguimiento exhaustivo de lo que sucede permite empezar a ver.

Por otro lado, hay muchas otras cuestiones para explicar y rebatir los erróneos análisis que hoy hacen en general los medios masivos de comunicación, y algunas historias que se ven en redes sociales.

Un primer punto para plantear es que una vez más se ve que existe una mejor cobertura en el terreno sobre lo que sucede en Ucrania a través de Twitter que en los medios masivos (que en su mayoría usan también a Twitter como su fuente primaria). Sin embargo, requiere un estudio bastante minucioso para poder determinar qué información de las redes es cierta y cuál es falsa. Tal es el caso, por ejemplo, del mito del piloto de MiG-29 ucraniano que habría derribado seis aviones rusos el primer día de la guerra. No solo no hay registros de tales aviones, además de que es muy poco probable que un solo piloto logre tal superioridad con un avión inferior a algunos de sus adversarios (Su-27 y Su-35 Flanker). Pero hay un par de factores que ya demuestran la falsedad de la historia: entre sus víctimas se dice que hay un MiG-29 ruso, cuando Rusia ya no emplea el MiG-29 en su primera línea ni ha desplegado los pocos que le quedan al frente ucraniano. La otra es que el piloto supuestamente pudo diferenciar entre Su-27 y Su-35 en el medio de un combate. Cualquiera que ha volado aviones de combate sabe lo difícil que es identificar otro avión en una acción tan rápida, más aún cuando el foco del piloto está en derribar y no ser derribado y no en identificar qué variante de avión es. Faltaba que indiquen que el piloto también vio la matrícula y el nombre del piloto enemigo…


Lanzacohetes y otros vehículos rusos abandonados

Balance de fuerzas

En general todos los grandes medios han publicado sus famosos (y absolutamente errados) balances de fuerzas entre Rusia y Ucrania. Comparar cuántos soldados y tanques tiene cada país carece del más mínimo sentido, ya que la comparación de capacidades de dos fuerzas es algo demasiado complejo y lejísimos está de reducirse a lo que los medios hacen.

Como primer punto, si se desea comparar la capacidad militar de cada estado, lo primero es ver cuánto del total de sus fuerzas cada uno podrá empeñar en una operación militar determinada. En el caso de Rusia, no ha desplegado, ni lo hará, la totalidad de sus fuerzas, sino, hasta hoy, alrededor de un 20 % y difícilmente pueda desplegar mucho más de un 30 o 40 %. Además, contar cantidades de efectivos y materiales no tiene en cuenta que esos materiales son de capacidades y prestaciones muy diversas. No es lo mismo un tanque Sherman que un M1 Abrams, pero ambos son tanques. A eso se suman muchos factores imposibles de medir, como el entrenamiento del personal, su motivación, su conocimiento del equipo a emplear, el conocimiento del terreno, la eficiencia de la cadena de mando, la capacidad del mando de ejecutar operaciones militares eficaces, la cantidad de munición, combustible y otros recursos que están disponibles, etc.


Tropas aerotransportadas rusas cerca de Kherson.

Por otro lado, en general el país que ataca debe tener una superioridad numérica y/o de equipamiento que balancee la ventaja que tiene un enemigo que se defiende desde posiciones que conoce, y que muchas veces están fortificadas o apostadas en terrenos favorables para la defensa. Eso a veces puede demandar una superioridad de dos, cuatro o más, contra uno. En un caso donde dos fuerzas son iguales en equipamiento, entrenamiento, capacidad de mando y todo lo demás, el atacante necesitará emplear más medios que el que se defiende.

Es importante tomar en cuenta que, si bien Rusia ha proclamado tener armas ultramodernas e invencibles, la realidad es que su presupuesto de defensa está en el orden de las potencias europeas (en 2020 fue de 57.000 millones de dólares, un 4.14 % de su PBI[1], contra 61.000 millones de Gran Bretaña y 55.000 millones de Francia, pero muy lejos de los 738.000 millones de Estados Unidos y los 193.000 millones de China), en un país cuyo PBI es de 1,578 billones de dólares, el 11º en el mundo, pero detrás, por ejemplo, del PBI de Brasil, que es de 2 billones. El de Ucrania es muchísimo menor, con 112.000 millones. La economía rusa, aunque se ve que el gasto militar está entre los más altos del mundo en relación a su PBI, no permite un incremento mucho mayor. Por otro lado, a diferencia de las potencias europeas, la colaboración con otros países en investigación y desarrollo en defensa es sumamente limitada y casi nula. Este es un aspecto importante en el sentido de que Europa, con un gasto en defensa menor por país, permite, al trabajar en conjunto y también asociados en muchos casos con Estados Unidos, obtener un mayor desarrollo tecnológico en conjunto y, al final de cuentas, la inversión para lograr determinada tecnología es mucho mayor.


Ataques aéreos rusos el 24 de febrero. Fuente: Janes.

Un primer análisis de la guerra

Ante años de propaganda rusa que convenció a muchísimos de que eran casi la nación más poderosa de la tierra, algunos analistas nos cansamos de insistir en que eso no era tal, que no existía tal nivel de desarrollo y que muchas de sus armas nuevas no eran más que prototipos que no habían sido evaluados ni se sabía si esas capacidades pretendidas realmente eran ciertas. Más bien, la experiencia mostraba armamento rústico, de calidad, pero tecnológicamente atrasado y producido cada vez más en cantidades menores.

La guerra actual demostró esto último, viéndose un ataque realizado con tácticas de los años 60 y 70, con columnas de tanques y blindados avanzando sin un poder decisivo contra el enemigo, sin empleo de armas ultrasofisticadas, sino más bien lo que parece ser una operación de una potencia de segundo o tercer orden.

Además, un asalto aéreo diurno que indicaría la incapacidad de las fuerzas rusas de lanzar una operación de asalto aéreo nocturna. Un asalto nocturno permite una mayor sorpresa y reducir el riesgo de tener bajas, sobre todo porque los ucranianos tampoco poseen una gran capacidad de combate nocturno. Pero Rusia esperó a las primeras luces del día para lanzar el asalto en el aeropuerto de Hostomel, sufriendo la pérdida de varios helicópteros en el proceso (al menos dos KA-52 y hay reportes no confirmados de seis o siete Mi-17) y debiendo cancelar el asalto con paracaidistas, dado que no pudieron obtener el control total del aeropuerto hasta más de un día después. El derribo de al menos un Ilyushin Il-76 con paracaidistas y el posible derribo de un segundo, en la noche del 25 de febrero, demostró que Rusia está muy lejos de lograr el dominio del espacio aéreo y que ha lanzado a los aviones a un asalto aéreo sin haber suprimido las defensas enemigas.


Avance ruso a las 15:00 del 25 de febrero. Fuente: Janes.

Una operación apresurada

Algo que llamó la atención desde el comienzo es que Rusia lanzó la invasión por tierra sin haber debilitado las defensas ucranianas antes, más allá de unos pocos ataques con misiles balísticos y de crucero y algunos ataques aéreos. Rusia no apuntó a destruir los sistemas de comando, control y comunicaciones de Ucrania, tampoco su capacidad estratégica. Esto se evidenció cuando Ucrania lanzó misiles balísticos contra la Base Aérea de Millerovo, destruyendo al menos un Su-30SM del Regimiento 31 de la Fuerza Aérea Rusa, sin que los sistemas antiaéreos y antimisiles rusos logren evitar el ataque.

La ausencia de estas acciones de ablande llevó a que las fuerzas rusas se topen con una resistencia no esperada, que hizo que en los primeros dos días de guerra los rusos apenas puedan lograr un gran avance por el sur, el cual el 25 de febrero estaba casi detenido en Kherson y Melitópol y que hoy, 26, parece estar logrando algo de éxito hacia el este, en la ruta a Mariupol, ciudad que se esperaba ocupar entrando por el este, desde los territorios ocupados por los separatistas prorrusos.

Por el norte, las tropas no pudieron terminar de ocupar las importantes ciudades de Sumy y Kharkov, mientras que el avance hacia Kiev no pudo lograr aún una victoria decisiva en la ciudad, a pesar de haberlo intentado durante el día 25.

Aunque muchas personas en redes sociales comentaban de que Rusia había aplastado a Ucrania en un día, alcanza con ver un mapa para ver que más del 90 % de Ucrania sigue en manos de los ucranianos. Y el avance de fuerzas rusas se debió principalmente a una estrategia de Ucrania que cada vez está más clara y que ha sido evitar un enfrentamiento a gran escala contra cada columna rusa y dejarlas penetrar en territorio ucraniano, evitando así ser blanco de la artillería y los ataques aéreos rusos a gran escala, lo que podría haber terminado con unidades ucranianas destruidas por completo.


Helicópteros rusos rumbo a Hostomel el 24 de febrero por la mañana.

Así, optaron por atacar a los rusos con golpes de mano y emboscadas, utilizando pequeñas unidades, para debilitar y dificultar el avance ruso todo lo posible, sin perder unidades completas. Además, están apelando a contrataques rápidos, que en la mañana del 25 permitieron la recuperación de Kherson, aunque luego esta ciudad fuera recapturada por los rusos, pero todavía se sigue peleando allí. Ucrania apelará al combate urbano, donde la ventaja rusa en blindados se reduce y donde las unidades ligeras pasan a valer más. La experiencia en Chechenia ha sido un buen ejemplo y la cautela de los rusos para entrar en las ciudades deja la idea de que aún tienen ese desastre en la cabeza. Un detalle interesante en ese sentido es que algunos tanques rusos han adoptado una especie de reja como protección arriba de sus torretas, contra cohetes o bombas molotov lanzadas desde edificios, algo ocurrido en Grozny y que les causó enormes bajas.

Como explica el analista Tom Cooper, analista de defensa, historiador, editor de ACIG.info y las series de libros @War, “A estas alturas, no hay duda de que las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia tienen la tarea de asaltar y ocupar Ucrania lo más rápido posible, e independientemente del costo. El resultado no es una operación militar ‘elegante’ en la que un lado está sufriendo todas las pérdidas: los rusos están atacando, lanzando cada vez más unidades nuevas a la lucha, en operaciones mal planificadas, sin ‘ablandar’ las defensas con la ayuda de ataques aéreos, ataques con misiles balísticos y de crucero, sin suficiente preparación de artillería. La velocidad es la esencia. Como era de esperar, con frecuencia se encuentran con emboscadas, realizan ataques helitransportados y lanzamientos de paracaidistas en paralelo contra objetivos que todavía están fuertemente defendidos, y a menudo sufren lo que se consideraría pérdidas ‘catastróficas’ en el proceso”.


Una lección de Chechenia, tanques rusos con reja de protección contra cohetes sobre la torreta.

Esta realidad genera un avance más lento de los rusos, que, en algunas partes, sobre todo en el norte, es casi nulo.

Si bien se puede plantear que apenas van 3 días de invasión, en el escenario actual y, siendo una guerra transmitida en directo por redes sociales, mientras se incrementa la presión global contra Rusia y aumentan las medidas que pueden diezmar su economía, la única posibilidad de éxito de Vladimir Putin era realizar la ocupación de Ucrania de una manera rápida, o al menos ocupando sus puntos vitales, especialmente Kiev, para sacar del poder al gobierno de Volodímir Zelenski.

Por eso se empieza a ver desde ayer el envío de unidades de refuerzo, incluyendo las basadas en Chechenia, con experiencia en combate irregular, más gran cantidad de artillería pesada como morteros de 240mm 2S4 Tyulpan, piezas de artillería de 203 mm 2S7M Malka y lanzacohetes pesados TOS-1 en un intento de quebrar la defensa ucraniana. También se empezó a ver un cañoneo indiscriminado de las ciudades que se defienden, como en Kiev y Sumy, que han alcanzado a civiles.

Como vuelve a indicar Cooper, “el resultado neto es que, excepto en el sur (es decir, el área al norte de Crimea), la operación rusa ya está muy retrasada. Los comandantes en Moscú obviamente han esperado ver colapsar las defensas ucranianas con una serie de asaltos rápidos y ‘ligeros’, combinados con una campaña de ‘conmoción y asombro’ que incluye unos 150 misiles balísticos y de crucero, lanzados en dos oleadas, y unos 70 ataques aéreos, ya el jueves (24 de febrero, primer día de la guerra). Esto no funcionó. Por lo tanto, desde ayer, los rusos están ejecutando su 'Plan B', que incluye un ataque masivo en todas las líneas del frente”.

Ahora hay que ver cómo sigue evolucionando la invasión a Ucrania y si los ucranianos logran seguir resistiendo, especialmente en Kiev, que es el objetivo principal de los rusos. El tiempo juega a favor de Ucrania, mientras la presión internacional aumenta y Putin se va quedando solo. Las sanciones económicas pueden llevar a una mayor presión en su frente interno, con los sectores poderosos de Rusia preocupados por sus finanzas ante la aventura de Putin, aunque acorralarlo también lo vuelve más impredecible y es muy factible que, al menos en el corto plazo, aumente considerablemente el esfuerzo militar para lograr una victoria rápida en Ucrania.

Mientras tanto, Europa y Estados Unidos siguen apostando solo a la retórica sin demasiado sentido.

[1] Según el Military Balance del IISS de 2021.

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