top of page
Buscar

Un paracaidista en Bahía Fox

Por José Javier Díaz


Entrevistamos al señor Veterano de la Guerra de Malvinas Julio César Coll, quien compartió sus experiencias en combate como Paracaidista y Teniente Primero del Ejército Argentino.


Durante el Conflicto del Atlántico Sur por la recuperación de nuestras Islas Malvinas, la Argentina desplegó varias unidades militares en dicho archipiélago austral, entre las cuales se hallaba el Regimiento de Infantería 8. Julio César Coll, aunque con formación como paracaidista, formaba parte de dicha unidad al momento de la guerra, con la que fue desplegada a Bahía Fox.

Pese a que el GA 4 fue la única Unidad orgánica de la IV Brigada Aerotransportada desplegada en Malvinas, muchos de los Oficiales y Suboficiales que prestaban servicios en otras reparticiones del Ejército Argentino eran paracaidistas que se formaron en la citada Gran Unidad de Combate (GUC).

Para conocer más de cerca cuál fue la participación de los paracaidistas militares argentinos durante el conflicto armado con el Reino Unido entrevistamos a Julio César Coll, quien, al igual que los caídos en las islas y los que regresaron con vida, deben ser reconocidos como héroes de la Patria por parte del Estado y de la sociedad.


Pucará Defensa: ¿Cuándo se incorporó a la IV Brigada Aerotransportada y dónde estaba destinado cuándo fue desplegado a Malvinas?

VGM Coll: Durante el año 1979 fui destinado al Comando de la IV Brigada Aerotransportada, donde tuve que realizar el “Curso de Paracaidismo Militar”, para obtener la “Aptitud Especial de Paracaidista”, ya que hasta ese momento yo nunca me había lanzado en paracaídas. Posteriormente fui incrementando mi formación técnica en esta materia a medida que completé distintos cursos, entre los cuales puedo citar los de “Cursos de Jefe de Lanzamientos y de Saltos Especiales”. También fui instructor del personal de cuadros durante el año 1980.

Al año siguiente me trasladaron al Regimiento de Infantería 14 Paracaidista (RI 14) y, en diciembre de 1981, me llegó el pase al Regimiento de Infantería 8 (RI 8), con asiento en la Ciudad de Comodoro Rivadavia, en plena Patagonia Argentina.





PD: ¿Dónde se hallaba el 2 de abril de 1982? ¿Cómo se enteró de la recuperación de nuestras Islas Malvinas? ¿qué sintió como militar y en lo personal teniendo en cuenta que ya estaba casado y tenía hijos?

VGM Coll: En 1982 la instrucción de la nueva clase de soldados conscriptos -que recién se incorporaban al Ejército- comenzó en los primeros días de febrero, algo inusual, dado que implicaba un adelantamiento de varias semanas y no entendía muy bien a qué se debía.

Nos enteramos de la puesta en marcha de la Operación “Rosario” en la noche del 01 de abril, cuando recibimos en nuestro cuartel algunas tropas del Regimiento de Infantería 25 (RI 25) que desembarcarían en las Malvinas al día siguiente, utilizando para ello aviones de transporte de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) que despegarían desde la IX Brigada Aérea, ubicada en Comodoro Rivadavia, al igual que nuestro Regimiento.

Cabe destacar que, algunos días antes, parte de los efectivos del RI 25 ya había sido desplegada a bordo de las Unidades de la Flota de Mar de la Armada Argentina (ARA) que navegaban rumbo a Malvinas para realizar el desembarco anfibio y recuperación de las Islas Malvinas, a bordo de los Vehículos Anfibios a Oruga (VAO) LVTP-7A1, junto a sus camaradas del Batallón de la Infantería de Marina N°2 (BIM 2) y los efectivos de las Agrupaciones de Comandos Anfibios (APCA) y de Buzos Tácticos (APBT) de la ARA.

Cuando me enteré que se llevaría a cabo la recuperación de nuestras Islas Malvinas yo tenía la jerarquía de Teniente Primero del Ejército Argentino y debo decir que sentí muchas emociones, algunas de ellas encontradas, porque si bien sabía que estábamos recuperando algo que legítimamente nos correspondía, también presentía que los británicos no se quedarían de brazos cruzados…

Respecto a mi familia, en esa época yo llevaba un par de años casado con mi esposa -Silvia Raspanti- y ya habían nacido los dos mayores -Luciano y Laura- de mis cuatro hijos (tras la Guerra nacieron Sonia y Matías), por lo que la posibilidad de ser desplegado a las islas era algo que podía suceder. Por suerte, mi esposa supo comprender que yo debía cumplir con mi deber y me brindó todo su apoyo, como lo sigue haciendo hasta el día de hoy.





PD: ¿Cómo fue su arribo a Malvinas? ¿Dónde estuvo desplegado y qué hacía durante los días previos al arribo de los ingleses?

VGM Coll: El RI 8 inició el despliegue hacia las Malvinas el día 6 de abril, por lo que fue una de las primeras unidades del Ejército en arribar a las islas. Al principio estuvo desplegada en Puerto Argentino y, días después, fue trasladado a Bahía Fox, al sur de la Isla Gran Malvina, donde había una estancia de la “Falkland Island Company” (la mayor empresa inglesa con asiento en Malvinas).

En mi caso particular, el día 15 de abril, recibí la orden del jefe del RI 8 de trasladarme a Malvinas para continuar e intensificar la instrucción militar de los soldados conscriptos. Llegué a Puerto Argentino a bordo de un avión Hercules de nuestra Fuerza Aérea que, además de personal, transportaba un camión con 8.000 litros de nafta que cargó en la Base Aeronaval que tiene la Armada Argentina en Trelew, Provincia de Chubut. Aterrizamos alrededor de la medianoche en suelo malvinero y pude observar la intensa actividad que tenía este pequeño aeropuerto, ya que se registraba un aterrizaje o despegue cada 20 minutos, ya fuera de una aeronave de la Armada, de la Fuerza Aérea o de Aerolíneas Argentinas/Austral con tropas y/o suministros para las tres FFAA.

Desde el Aeropuerto hasta el centro de Puerto Argentino hay unos 8 Km, los que tuve que recorrer caminando durante la madrugada, arribando alrededor de las 3 de la mañana, tras haberme encontrado -de casualidad- con unos soldados de mi Unidad que se encontraban en el puerto descargando un barco. Ellos me llevaron hasta el asentamiento de las tropas que todavía quedaban en Puerto Argentino.

A las 8 de la mañana embarqué en un helicóptero Puma del Ejército para trasladarme hacia Bahía Fox y presentarme ante el Teniente Coronel Ernesto Alejandro Repossi, Jefe del RI 8, con quien acordamos un plan de trabajo para fortalecer el adiestramiento físico militar.

Durante los diez días subsiguientes pude implementar sin problemas el citado plan de adiestramiento físico, no obstante, cuando comenzaron a escasear los alimentos tuvimos que suspender las clases de educación física. Ante esta vicisitud -propia de la falta de planificación logística- solicité a mis superiores que se me asignara un nuevo rol de combate, a partir del cual primero pasé a prestar funciones en el equipo de Asuntos Civiles y después en la seguridad del Puesto de Comando de la Unidad.



Junto a un helicóptero Puma del Ejército.


PD: ¿Qué cambió a partir del momento en que comenzaron los bombardeos británicos sobre las posiciones argentinas? ¿Su unidad tuvo que entrar en combate directo con las tropas inglesas?

VGM Coll: Días después del 1º de mayo nos llegó el momento de recibir el bautismo de fuego con el hostigamiento de la artillería naval británica. Me impresionó la cadencia de tiro y la potencia de fuego de los cañones de las fragatas y destructores ingleses, que efectuaban un disparo cada dos segundos y demostraron ser muy precisos.

En algunas oportunidades llegamos a tener hasta tres buques enemigos disparando sobre nuestras posiciones desde una distancia de 15 Km. Sabíamos esto a partir de la información que nos daban los radares “Rasit” con que contaba nuestra Infantería. De hecho, uno de los “Rasit” que teníamos fue destruido durante el primer ataque y el otro se salvó de la artillería británica debido a que fue apagado a tiempo por el operador. La pérdida no fue repuesta, tuvimos que seguir con un solo “Rasit” hasta el final de la guerra.

También los ataques aéreos eran una constante sobre nuestras posiciones y tuvimos que repeler un intento de penetración a nuestras líneas por parte del enemigo. Una Sección a las órdenes del Subteniente Guillermo Ricardo Aliaga combatió en Darwin, demostrando las virtudes de la instrucción militar recibida en el RI 8 por los soldados de la clase anterior. Muchos de ellos residen actualmente en la Provincia de Córdoba, asiento de la IV Brigada Aerotransportada.



En Bahía Fox junto a otros dos oficiales.


PD: ¿Tenían el vestuario, armamento y provisiones adecuados para un conflicto como el de Malvinas?

VGM Coll: Por tratarse de una Unidad cuyo asiento de paz estaba en una ciudad patagónica el RI 8 contaba con un adecuado vestuario para afrontar las bajas temperaturas. En cuanto al armamento, teníamos prácticamente la misma versión del fusil FAL y de la ametralladora MAG (ambos en calibre 7,62mm) así como de la pistola reglamentaria que usaban los ingleses (Browning Hi Power calibre 9mm), pero teníamos escasa cantidad de equipos de visión nocturna y de armas de apoyo como morteros, granadas y lanzacohetes, lo cual fue una seria desventaja respecto al equipamiento que tenían los británicos.

Por otro lado, la distancia entre nuestra Unidad y los grandes centros logísticos afectó especialmente la alimentación de las tropas, deteriorándolas de manera muy sensible. Además, carecíamos de una adecuada atención sanitaria, lo que derivó en muchas bajas entre el personal por afecciones que no siempre eran consecuencia de los bombardeos o del enfrentamiento directo con los ingleses.

A las dificultades y exigencias propias de estar en guerra, debo agregar que las tropas argentinas soportamos complicaciones relacionadas con la logística, el adiestramiento y las condiciones climáticas. En este sentido, el frío intenso -a nivel cercano al de congelamiento- y la elevada humedad, sumados a una escasa alimentación, deterioraron la aptitud física de alrededor de la mitad de los efectivos, siendo necesaria la evacuación de algunos de ellos.

No obstante lo expuesto, debo destacar que nuestra Unidad, el Regimiento de Infantería 8 del Ejército Argentino, cumplió con la misión asignada, hecho que me enorgullece hasta el día de hoy.



En Bahía Fox con un isleño.


PD: ¿Cómo recibió la noticia de nuestra rendición? ¿qué pasó ese día y cómo fueron sus días de prisionero de guerra?

VGM COLL: El fin del conflicto llegó el día 14 de junio de 1982, cuando en Puerto Argentino se firmó la rendición de todas las tropas argentinas apostadas en las Islas. En nuestro caso, recién dos días después -el 16 de junio- fuimos trasladados por medio de helicópteros “Sea King” de los ingleses hasta un buque de desembarco de su Marina, el HMS “Intrepid”, en calidad de prisioneros de guerra. Permanecimos allí alrededor de un día.

Posteriormente, y ya sobre la zona norte del Estrecho de San Carlos, nos trasladaron en lanchones de desembarco a un barco de mayor tamaño, el “Norland”. En este último buque, los Oficiales argentinos fuimos alojados -e incomunicados- en varios camarotes, sin posibilidad de poder salir los mismos, y recibiendo las raciones de comida cada 12 horas.

Después de navegar alrededor de seis días, llegamos de madrugada a Puerto Madryn, donde pudimos desembarcar del buque británico, de ahí nos trasladamos por la noche a Comodoro Rivadavia para alojarnos en nuestro Regimiento.


PD: ¿Alguna consideración o mensaje que quiera transmitir a nuestros lectores?

VGM Coll: Solo quisiera pedir a nuestros conciudadanos que no olviden el sacrificio, la entrega y el heroísmo de nuestros combatientes de Malvinas y, muy especialmente, el reconocimiento a quienes dejaron sus vidas por la Patria.


PD: Muchas gracias señor Veterano y Héroe de la Guerra de Malvinas por defender a la Patria, el pueblo argentino le agradece su coraje y valor para enfrentar a las tropas de la tercera potencia militar del mundo.


Image00016_edited.jpg

Pucará Defensa

Análisis, opinión e información estratégica sobre Defensa y Seguridad en América Latina 

bottom of page