Por Santiago Rivas
Las recientes declaraciones del ministro de Defensa uruguayo, Javier García, sobre la existencia de negociaciones por la compra de 12 Embraer EMB-314 Super Tucanos de segunda mano con la Fuerza Aérea Brasileña reavivaron la discusión para la renovación de la flota de combate de la Fuerza Aérea Uruguaya.
El país retiró sus últimos aviones de ataque FMA IA-58 Pucará en 2016, después de 35 años de servicio en el Escuadrón 1 de la Brigada Aérea II en Durazno, y no se compró ningún reemplazo para ellos. Al mismo tiempo, la Fuerza Aérea Uruguaya busca un reemplazo urgente para su único otro avión de combate, los envejecidos Cessna A-37B Dragonfly, con más de 40 años de operaciones en el Escuadrón 2 de esa misma brigada.
A lo largo de los años, Embraer ofreció muchas veces el Super Tucano, pero ejemplares nuevos, para reemplazar toda su fuerza de combate, pero los uruguayos quieren un avión a reacción para reemplazar a los A-37, para tener la capacidad de interceptar aviones de vuelo rápido.
Uno de los objetivos de la Fuerza Aérea Uruguaya es tener la capacidad de proteger su espacio aéreo contra vuelos irregulares, de los cuales algunos se realizan con jets o turbohélices rápidos, como King Air, para lo cual el Super Tucano no tiene suficiente velocidad. Además, la fuerza considera la necesidad de tener un radar a bordo para realizar interceptaciones de manera autónoma.
Pero el modelo brasileño podría ser un reemplazo para los aviones Pucará en los roles de ataque aéreo e interceptación de aviones lentos.
Además, la Fuerza Aérea Uruguaya planea utilizar los Super Tucano para reemplazar a los Pilatus PC-7 en uso para entrenamiento avanzado en la Escuela de Vuelo Avanzado, también en Durazno.
En el caso de la sustitución del A-37, la fuerza está analizando diferentes opciones, entre nuevas y de segunda mano. Entre los primeros se encuentran el Leonardo M346FA, el Aero L-39NG, el Hongdu L-15 y el FAdeA IA-63 Pampa III, mientras que los modelos de segunda mano incluyen una oferta por BAe Hawk y una por Northrop F-5E Tiger II.
El L-39NG fue evaluado en abril de 2022, cuando personal de la Fuerza Aérea Uruguaya fue a la República Checa.
El F-5 fue considerado hace diez años cuando RUAG hizo una oferta para que los aviones de la Fuerza Aérea Suiza fueran recorridos y modernizados, y un acuerdo estaba muy cerca de ser alcanzado. El modelo es interesante para la fuerza, ya que es el único supersónico y el único avión de caza real, pero también consideran la edad de los fuselajes disponibles. Un oficial de la Fuerza Aérea Uruguaya contó que recibieron una nueva oferta por F-5 modernizados, a través de Estados Unidos, que podían comprarlos a otro operador, pero que no podía informar el origen de los mismos. Posiblemente podrían ser de la Fuerza Aérea Brasileña, ya que comenzarán a retirar los F-5EM una vez que los Gripen estén completamente operativos.
Entre los nuevos tipos, el M346FA es el más atractivo para la fuerza, debido a su radar, sistemas de misión modernos y capaces, capacidad de armas y bajos costos operativos, aunque estaría por fuera del presupuesto que maneja el gobierno uruguayo, que estaría en los 100 millones de dólares.
Los F-5 brindarían la capacidad de intercepción de aviones rápidos sin mayores problemas, pero su costo operativo es muy alto y podría significar un gran problema para la fuerza.
Por su parte, si bien China ha indicado su disposición a vender el L-15, no ha hecho una oferta formal, por lo que la FAU aún no sabe cuánto podría costar un lote de los mismos.
Los aviones como el Pampa, L-39NG y el Hawk brindan una posibilidad de reemplazo al A-37 más modesta pero más alcanzable para la FAU y, en el caso del avión argentino, si bien no posee radar, tiene la ventaja de la relación geopolítica entre ambos países, así como la cercanía al fabricante y a las unidades de la Fuerza Aérea Argentina que ya lo operan, algo que fue muy importante en el sostenimiento de los IA-58 Pucará a lo largo de su vida operativa.
