Con el corte de plancha del segundo buque, Chile pone en marcha su política naval de largo plazo
- Florencia Lucero Heguy

- 4 ago
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El gobierno de Chile oficializó su ambiciosa Política Nacional de Construcción Naval 2025–2040 (PNCCN) a través del Decreto Supremo Nº1, publicado el pasado 28 de julio en el Boletín Oficial. Se trata de un plan estratégico de largo plazo que apunta a transformar a la industria naval chilena en un actor clave del desarrollo económico, tecnológico y de defensa del país. Uno de los pilares centrales es la construcción nacional de todas las plataformas navales requeridas por la Armada de Chile, integrando capacidades estatales, privadas, universitarias y científicas.
En ese marco, el viernes 1º de agosto se celebró en los astilleros de ASMAR Talcahuano el primer corte de plancha del segundo buque multipropósito del Proyecto Escotillón IV. El acto fue encabezado por el presidente Gabriel Boric, acompañado por la ministra de Defensa, Adriana Delpiano, y por el comandante en jefe de la Armada, Fernando Cabrera. Este momento marca el arranque operativo del plan, y refuerza la voluntad del país de dejar atrás la dependencia de embarcaciones extranjeras para consolidar una capacidad industrial naval propia.
El nuevo buque tendrá una eslora de 110 metros y una manga de 20 metros. Su desplazamiento será de 8.800 toneladas y podrá navegar más de 30 días sin reabastecimiento. Será capaz de transportar unas 2.000 toneladas de carga, 250 efectivos embarcados y contará con helipuerto y un hospital modular a bordo. Además de cumplir funciones logísticas y de abastecimiento, podrá operar en misiones humanitarias, científicas y de apoyo a zonas aisladas o de emergencia. La entrega de esta segunda unidad está prevista para mediados de 2026. El primero, actualmente en construcción, presenta un avance del 87% y su botadura se espera para enero de 2026.

La PNCCN, además de renovar la flota naval chilena, busca impulsar un ecosistema de innovación productiva y tecnológica. A través de alianzas entre ASMAR, otras empresas navales como ASENAV, universidades y centros de investigación, se pretende generar empleos calificados, fortalecer encadenamientos industriales y posicionar a Chile como referente en el rubro dentro de la región. El director de ASMAR, contraalmirante José Miguel Hernández, remarcó que este plan es “la primera política de Estado que garantiza una construcción naval continua, sostenida y nacional, lo que nos permite alcanzar soberanía operativa y tecnológica”.
El plan contempla la construcción progresiva de distintas clases de naves, incluyendo buques logísticos, patrulleros oceánicos, unidades científicas antárticas y, a partir de 2032, el desarrollo de fragatas de combate construidas íntegramente en Chile. Esto representaría un hito en América del Sur, ya que ningún otro país del continente produce fragatas de forma autónoma. La Armada, por su parte, busca asegurar así el recambio de su flota con naves modernas y adaptadas a las necesidades operativas actuales.
Con la implementación de la PNCCN, se espera que ASMAR aumente su capacidad productiva y duplique su planta de trabajadores en los próximos años. Se calcula que por cada buque de gran porte construido se generan más de mil empleos directos e indirectos en rubros como metalurgia, diseño naval, electrónica, software y logística. Este enfoque, según autoridades del Ministerio de Defensa, no sólo fortalece la capacidad disuasiva del país, sino que convierte a la industria naval en una plataforma de desarrollo económico y científico con visión de futuro.
Chile apuesta así a una transformación estructural en su política de defensa y producción, combinando soberanía, innovación, empleo y desarrollo regional. La construcción del segundo buque multipropósito es apenas el primer paso de una agenda mucho más amplia, que se extenderá por los próximos quince años y que podría redefinir el rol del país en el escenario marítimo del Pacífico Sur.



