En febrero y marzo de 2014, Ucrania se vio envuelta en una profunda crisis político-militar con Rusia con motivo de la caída del presidente ucraniano Viktor Yanukovuch. El detonante fueron las intensas protestas que tuvieron lugar en 2013 (Revolución Ucraniana) en la capital (Kiev) contra la posición adoptada por Yanukovich quien, al acercarse a Moscú, ignoró la ratificación del acuerdo que preveía la asociación del país con la Unión Europea.
Por Rodney Lisboa
Las medidas implementadas por el nuevo gobierno ucraniano, favorables al distanciamiento del país del gobierno ruso, causaron grandes disturbios en la península de Crimea, una provincia semiautónoma ubicada en la región sur de Ucrania, cerca del Mar Negro, que tenía un fuerte vínculo histórico con Rusia.
En reacción al derrocamiento del presidente Yanukovuch y al efervescente ambiente político ucraniano, la administración rusa del presidente Vladimir Putin tomó la iniciativa de poner en alerta a sus Fuerzas Armadas (FFAA) estacionadas en la frontera con Ucrania. Con el apoyo de movimientos separatistas favorables a los vínculos con Rusia, Moscú comenzó a intervenir militarmente en territorio ucraniano en respuesta a una solicitud de ayuda solicitada por Sergey Aksyonov, líder de los manifestantes prorrusos, causando un escenario de gran inestabilidad en la región de Europa del Este.
En las acciones de confrontación llevadas a cabo por Rusia en territorio ucraniano, se destacaron acciones estratégicas específicas de la llamada Guerra Híbrida.
Este es un tipo de conflicto que reúne una diversidad de amenazas, que apuntan a atacar las vulnerabilidades de los Estados en una condición de fragilidad, promoviendo disturbios sociales internos y disputas territoriales, apoyadas por fuertes campañas de información con una narrativa efectiva, actuando en el umbral de la legalidad y la legitimidad sin, necesariamente, recurrir directamente a los militares.
A pesar de que no hay evidencia de que exista una doctrina rusa inherente a la conducción de la Guerra Híbrida, esta percepción ha llegado a ser utilizada como una tendencia, especialmente en los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en estudios destinados a comprender la forma rusa de
llevar a cabo la guerra.
En un artículo publicado en febrero de 2013 sobre el pensamiento militar ruso, el general Valery Gerasimov (Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa) argumenta sobre la ruptura del paradigma geopolítico convencional, debido a la adopción de nuevos métodos de confrontación en los conflictos armados. En el texto en cuestión, Gerasimov revela la visión rusa de las nuevas estrategias de la guerra moderna (denominada "guerra no lineal"), señalando que, debido a los cambios que se han producido en la forma de hacer la guerra, los métodos empleados en los conflictos requieren el uso integral de todos los instrumentos de poder (militares y no militares) a disposición de un Estado para que pueda alcanzar sus objetivos.
Por loque se presenta, la concepción rusa que trata de los conflictos no Lineales representa un intento de comprender las realidades de la guerra moderna (Guerra Híbrida), con la que Estados Unidos se ha enfrentado desde 2001, cuando se ha desatado la Guerra Global contra el Terrorismo (GWOT).
El término "Guerra Híbrida" fue introducido en la escena internacional por William.
J. Nemeth, coronel del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos (USMC), con motivo de la preparación de una tesis intitulada "Guerra futura y Chechenia: un caso de guerra híbrida" (Guerra do Future and Chechnya: A Case of Hybrid War), presentado a la Escuela Naval de Postgrado de la Marina de los Estados Unidos en junio de 2002.
El estudio en cuestión abordó las tácticas utilizadas por los grupos guerrilleros chechenos contra Rusia durante la Segunda Guerra Chechena, librada entre agosto de 1999 y mayo de 2000. Sin embargo, la base teórica para las amenazas híbridas fue establecida por el teniente general James N. Mattis y el teniente coronel Frank G. Hoffman, también vinculados al USMC, en noviembre de 2005, cuando el artículo "Future Warfare: The Rise of Hybrid Wars" fue publicado por el U. S. Naval Institute Proceedings. En este artículo, los autores caracterizan la guerra híbrida considerando el compromiso de actores estatales y no estatales que emplean actividades de guerra multimodal (modelos de confrontación distinta), conjunta y simultáneamente, con el propósito de promover la desestabilización del orden actual en un Estado Nacional.
En la transición del siglo XX al siglo XXI, la supresión o reducción de la influencia soviética y estadounidense, provocada por el final de la Guerra Fría (1947/1991) obligó al mundo a redefinirse, buscando una nueva configuración. La aparición de un nuevo orden geopolítico, marcado por el colapso de la URSS en 1991, por el fortalecimiento gradual de algunos actores estatales, así como por el advenimiento de nuevas amenazas sin vínculos estatales en el escenario internacional (terrorismo, piratería y crimen organizado, entre otros), puso de relieve la falta de mecanismos competentes de seguridad colectiva capaces de hacer frente a la creciente violencia.
Si en la época de la Guerra Fría se conocían las intenciones de los antagonistas, en el mundo globalizado que surgió después las amenazas son difusas y presentan potenciales distintos forzando a las fuerzas de defensa nacional a adaptarse a los cambios en curso en el tablero de ajedrez geopolítico global, influenciados por el impacto desestabilizador de estos nuevos actores. En este contexto, durante la Guerra del Golfo (1990-1991), las tropas estadounidenses adoptaron el acrónimo VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity, o Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad) en referencia a las características de los conflictos de la llamada Era de la Información (inaugurada en la década de 1980, con motivo del creciente aumento de los flujos informativos/recursos de comunicación en el mundo).
Como consecuencia de la evolución tecnológica informacional de este período, la población comenzó a tener acceso al conocimiento, con el fin de crear un entorno tridimensional en el que el combate no se restringe solo a la dimensión física (choque de
Fuerzas antagónicas en el campo de batalla), pero se extiende más allá de él, encarnando las dimensiones informativas y humanas. En este contexto, la percepción de la opinión pública sobre los hechos relacionados con un conflicto es fundamentalmente importante para ganar el apoyo de la sociedad (población) para fortalecer la voluntad y la cohesión
nacional.
Elevada al estatus de un importante centro de gravedad (fuente de fuerza, poder y resistencia física o moral que en última instancia confiere al contendiente la libertad de acción para utilizar plenamente su poder de combate) en la conducción de la guerra contemporánea, la población hace que la opción de la guerra convencional sea menos factible, debido a los altos costos políticos y físicos implícitos. Ante esta realidad, la guerra indirecta alternativa, que no emplea abiertamente tropas militares (convencionales o no convencionales) vinculadas a actores estatales, está ganando cada vez más protagonismo en la planificación estratégica que considera escenarios de confrontación futuros. En este contexto, esta tipología de confrontación se constituye en base al concepto de Guerra Híbrida, que se presenta como un conflicto en el que todos los agresores exploran todos los modos de guerra, simultáneamente, empleando armas, tácticas convencionales avanzadas, irregulares, tecnologías agresivas, terrorismo y criminalidad, con el objetivo de desestabilizar el orden imperante en un Estado Nacional.
Los eventos caracterizados por el desarrollo de la Guerra Híbrida ocurren a través de una combinación de las llamadas Revoluciones de Color y las Guerras No Convencionales. Las revoluciones de color son acciones previamente planificadas que hacen uso del binomio Propaganda/psicología para promover la desestabilización de un estado objetivo mediante la incitación de manifestaciones populares en nombre de demandas abstractas (democracia, libertad, derechos civiles, etc.) con el fin de generar una situación de conflicto interno.
Las guerras no convencionales, a su vez, ocurren cuando las revoluciones de color no son suficientes para interrumpir el gobierno del estado objetivo, siendo desencadenadas por movimientos insurgentes, movimientos guerrilleros o milicias. El impasse geopolítico creado por la Guerra Híbrida representa un desafío gigantesco para el estado objetivo, porque, al sembrar el caos, promueve la división de la sociedad y la generación de incertidumbres que ponen al gobierno del país en cuestión a la defensiva estratégica y, en última instancia, provocan su derrocamiento.
Compromiso de las Fuerzas de Operaciones Especiales en el contexto de la guerra híbrida
Analizando los atributos y tendencias que caracterizan los conflictos contemporáneos
(incluida la Guerra Híbrida), en la que la seguridad y la soberanía de los Estados pueden verse amenazadas por la intervención de las autoridades estatales y/o sin vínculos estatales, adoptando medidas violentas y/o no violentas, es posible deducir que un aspecto general intrínseco a todas estas conflagraciones se refiere a la presencia de lucha armada y la necesidad del uso de fuerzas militares, incluyendo Operaciones Especiales (OpEsp) como componentes inseparables de ellos.
El escenario de confrontación del siglo XXI se inserta en el contexto de aquel que convencionalmente se llamaba la Guerra de la 5ª Generación. Para mejor entendimiento, les recordamos que: la 1ª Generación de Guerra se caracteriza por el Principio de Masa; la 2ª Generación, por el Principio del Fuego; la 3ª, por el Principio de Maniobra; la 4ª Generación, por el Principio de Guerra de Insurgencia; y la 5ª Generación, por el Principio de Guerra sin Restricciones.
Más detalladamente, se caracteriza así la 5ª Generación de Guerra: guerra con geometría variable y configuración difusa; El predominio de las amenazas es no estatal; El paradigma que relaciona la guerra con la confrontación entre dos fuerzas de estados antagónicos se rompe; es librada por fuerzas irregulares en conflictos predominantemente asimétricos; el estado pierde su monopolio sobre la guerra; la violencia es un recurso que puede emplearse indiscriminadamente; y los medios de comunicación son una herramienta ampliamente utilizada a favor de intereses intrínsecos.
Aunque la Guerra Híbrida no es un fenómeno reciente, ya que la combinación de acciones regulares e irregulares para enfrentar a una fuerza enemiga constituye un procedimiento tan antiguo como la guerra misma, tal manifestación de confrontación se hizo más común en los siglos XIX y XX, ganando nueva configuración en los conflictos librados en las dos primeras décadas del siglo XXI.
Combinando un conjunto diverso de instrumentos convencionales y no convencionales, la Guerra Híbrida reúne acciones de fuerzas regulares, fuerzas irregulares, las Fuerzas de Operaciones Especiales, apoyo a manifestaciones locales, guerra de información, diplomacia, ciberataques y guerra económica, con el propósito de crear un entorno ambiguo, mantener la iniciativa de la fuerza atacante y paralizar el estado objetivo, para
obstaculizar su proceso de toma de decisiones y reducir la velocidad de coordinación de posibles respuestas a las amenazas que lo acosan.
Al considerar planes y doctrinas para Operaciones en el Amplio Espectro de conflictos, las FFAA de los Estados Nacionales deben necesariamente analizar posibles escenarios de Guerra Híbrida, dedicándose a la tarea de estudiar este tema para asimilar las lecciones aprendidas en diferentes confrontaciones de esta naturaleza, promoviendo adaptaciones de estructuras y medios (humanos y materiales) que proporcionen las capacidades adecuadas (flexibilidad, letalidad selectiva, adaptabilidad, modularidad, elasticidad y sostenibilidad) para que puedan oponerse a esta categoría de enfrentamiento.
Los conflictos contemporáneos que requieren el empleo de FFAA en operaciones de amplio espectro (combinación de actitudes: ofensivas, defensivas, pacificadoras y de apoyo a agencias gubernamentales) empleadas en operaciones militares, sucesivas o
simultáneamente, como parte de la acción llevada a cabo por una Fuerza u operación desatada de manera conjunta), incluida en este contexto la guerra híbrida, son extremadamente fluidos y no se limitan solo a la confrontación con fuerzas hostiles.
Las acciones resultantes de ellas ocurren, fundamentalmente, en medio de la sociedad civil (población), y es necesario que las FFAA promuevan el formateo de las condiciones civiles mientras buscaba derrotar al enemigo militarmente.
Por lo tanto, para alcanzar los objetivos establecidos en las Operaciones de Amplio
Espectro no basta sólo con hacer uso de la fuerza, también demandan del esfuerzo conjunto para realizar acciones colectivas encaminadas a la reanudación de la estabilidad, condición que en consecuencia llevará al Estado amenazado por los efectos de la Guerra Híbrida a buscar la conciliación.
Particularmente, con respecto al uso de Fuerzas de Operaciones Especiales en Operaciones de Amplio Espectro, es pertinente aclarar que debido a que tienen capacidades únicas que les permiten cumplir misiones con alto valor estratégico (operando con baja visibilidad, haciendo uso de pocos recursos y con un mínimo de dirección y apoyo), las tropas especiales se perciben como un instrumento único que debe utilizarse para evitar que las crisis se conviertan en situaciones de conflicto. Explorando los tres pilares básicos que expresan sus principales capacidades operativas (Acción Directa, Acción Indirecta y Reconocimiento Especial), las unidades militares especiales se esfuerzan por evitar que el estado de crisis se escale al estado de conflicto, que es su misión prioritaria en los entornos operativos típicos de la Guerra Híbrida.
Específicamente en el marco de la Guerra Híbrida, las Fuerzas de Operaciones Especiales tienen un efecto estratégico significativo al emplear la modalidad de Guerra Irregular (Guerra de Guerrillas) defendida por Thomas Edward Lawrence en el contexto de la Revuelta Árabe, que ocurrió en el continente africano durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Aunque las acciones de choque constituyen una capacidad primaria en otros escenarios de confrontación, no son la clave para la solución de conflictos híbridos, y es imperativo que las tropas especiales en confrontaciones de este tipo promuevan la erosión (desgaste) de las condiciones adversas que contribuyen a la manifestación y durabilidad de la conflagración.
Actuar en un entorno de guerra híbrida requiere un enfoque multidisciplinario amplio, en el que el componente militar es solo uno de los elementos de un proceso que involucra diferentes segmentos sociales y una composición diversa entre los diversos actores civiles y militares involucrados en la realización de este tipo de confrontación.
Específicamente en el caso de la participación rusa en el tema ucraniano, en febrero de 2014 el gobierno de Putin llevó a cabo una acción de distracción, promoviendo un ejercicio militar cerca de la frontera occidental rusa, con el fin de desviar la atención a lo que estaba sucediendo en Crimea.
Al mismo tiempo, los cuadros operativos de las Fuerzas de Operaciones Especiales, vestidos con uniformes sin insignias (conocidos como "Pequeños Hombres Verdes"), haciéndose pasar por las fuerzas de autodefensa de Crimea, fueron empleados con el propósito de controlar las instituciones gubernamentales para que las unidades regulares pudieran operar, más tarde anexando formalmente la península de Crimea a Rusia.
Moscú también ha hecho uso del uso de unidades de Fuerzas de Operaciones Especiales en las ciudades y provincias de la región, constituyendo y conduciendo unidades insurgentes que actuaron a favor de las intenciones rusas.
En cuanto a la forma en que Rusia percibe la conducción de las nuevas formas de guerra, el artículo publicado por el general Gerasimov es ilustrativo en cuanto al uso de Fuerzas de Operaciones Especiales, ya sea utilizando métodos de Acción Indirecta (IA) o Acción Directa (AD).
Considerando que el papel de los medios no militares en el logro de objetivos políticos y estratégicos ha crecido, en muchos casos superando el poder de la fuerza de las armas en términos de efectividad, el uso de Fuerzas de Operaciones Especiales, haciendo uso de métodos de IA (guiados por la conducta de la modalidad de Guerra Irregular), debe emplearse de manera velada/disfrazada, junto con grupos internos de oposición, con el propósito de crear un frente operativo permanente diluido en todo el territorio enemigo y capaz de neutralizar las ventajas del adversario. En el contexto de la IA, las Fuerzas de Operaciones Especiales también pueden actuar en las llamadas "Operaciones de Influencia" (Operaciones Psicológicas; Acciones de Diversión; Operaciones de seguridad; Operaciones de Contrainteligencia; Operaciones de Asuntos Civiles; y Operaciones de Contrapropaganda), entendidas como acciones dirigidas a influir en las percepciones y la conducta de los líderes, grupos o poblaciones enteras, lo que puede resultar en cambios en el ciclo de decisión del oponente. Por su parte, Gerasimov enfatiza la importancia de llevar a cabo métodos AD llevando a cabo, lo más rápido posible, ataques detrás de las líneas enemigas, con el propósito de promover la destrucción de la infraestructura crítica del oponente, ya sea que los objetivos sean militares o civiles. En este contexto, las fuerzas regulares, según Gerasimov, deben usarse solo en las etapas finales del conflicto, a menudo actuando bajo pretexto de Mantenimiento de la Paz o Gestión de Crisis, especialmente para el logro de los objetivos finales del Estado que los patrocina.
La crisis ucraniana puso de relieve la fragilidad de la preparación militar de los países europeos frente a las amenazas híbridas. Así, a partir de 2015 la OTAN comenzó a implementar medidas para cambiar su enfoque relacionado con la seguridad continental, promoviendo una serie de acciones que buscaban fortalecer la estructura de defensa de Europa, entre las que se destacan: constitución de tropas de respuesta rápida dirigidas a enfrentar amenazas contra la soberanía de los estados miembros; modernizar el proceso de movilización y toma de decisiones de los Estados miembros con el fin de reducir el tiempo necesario para la toma de decisiones en materia de política de empleo; Aumentar la percepción estratégica de las amenazas para aspirar a racionalizar los procesos de toma de decisiones de la OTAN; mejorar las comunicaciones estratégicas para contrarrestar la propaganda de un Estado que toma la iniciativa de atacar; reforzar las estructuras y economías de Europa para mantener la capacidad continental de mantener operaciones a largo plazo contra cualquier amenaza.
Reflexiones de la guerra híbrida en las FFAA brasileñas
Conscientes de los cambios que han ocurrido en el escenario global del siglo XXI, las FFAA brasileñas se han movilizado para comprender las especificidades de este fenómeno y adaptarse para actuar en entornos operativos de Amplio Espectro, con el fin de identificar y mitigar las amenazas híbridas que pueden llevarse a cabo contra Brasil. En este sentido, es esencial que las FFAA promuevan actualizaciones de las matrices de los terceros países adoptadas por cada Fuerza Singular, considerando la complejidad del entorno operativo contemporáneo en el que se ven obligados a actuar.
También es esencial que cada Fuerza incorpore o diversifique, en los planes de estudio de sus escuelas de formación, contenidos que presenten y discutan temas relacionados con la Geopolítica y la Guerra Híbrida, para que sus cuadros comprendan las características de esta manifestación de conflicto y estén en condiciones de actuar con prontitud y adecuadamente frente a las exigencias que demandan sucesos que tienen este nivel de complejidad. Por su carácter difuso y variable, los eventos en los que se manifiesta la Guerra Híbrida requieren de estudios científicos profundos, con la intención de asimilar posibles diversificaciones relacionadas con su diseño, permitiendo la incorporación de conocimientos significativos que sirvan de base para dar forma a las conductas a adoptar en situaciones análogas.
Con el fin de ampliar su horizonte perceptivo, sería oportuno que las FFAA, conscientes de que la Guerra Híbrida es generalmente impuesta por todos los sectores sociales vinculados a un Estado, incorporaran a la sociedad civil al debate inherente a los temas relacionados con la Defensa y la Seguridad, absorbiendo y discutiendo contenidos fomentados por instituciones públicas y privadas que se dedican a la producción de conocimiento intrínseco a Ciencias Políticas, Relaciones Internacionales, Estudios Estratégicos, Derecho, Economía, Administración, Historia, Comunicación Social, Psicología y Tecnología e Innovación. La posibilidad de abordar temas de interés con fundamentos multidisciplinarios, que dialogan entre sí para combinar conocimientos que promuevan la expansión del pensamiento, es esencial para la difusión de una conciencia social centrada en temas de Defensa y Seguridad, contribuyendo sustancialmente al aumento de las capacidades de las Fuerzas.
Debido a la ubicación geográfica de Brasil como país componente de América del Sur, las FFAA brasileñas entienden la realidad actual del escenario sudamericano como un ambiente favorable para la manifestación de conflictos de naturaleza híbrida.
Formada por Estados débiles (en una situación de fragilidad, que se extiende a toda la sociedad), que pueden utilizar la Guerra Híbrida para lograr sus objetivos, América del Sur es una región caracterizada por la desigualdad social y la violencia, situaciones que causan vulnerabilidades político-sociales que, en consecuencia, conducen a un ambiente de gran inseguridad, evidenciando: existencia de ideologías conflictivas; divisiones políticas internas e inseguridad jurídica que obstaculizan la cohesión nacional; cuestiones fronterizas pendientes entre diferentes países; presencia de delitos transnacionales (contrabando, tráfico de drogas y armas, entre otros), debilitando la
estructuras de poder estatales; existencia de grupos narcoguerrilleros; propagación de la corrupción; presencia de grupos no estatales con gran poder financiero y político; intereses internacionales en los recursos estratégicos existentes en la región; pobreza extrema, que reduce los índices de calidad de vida; bajo nivel educativo/cultural de la población; déficit de inversión en estructuras de defensa; y la existencia de acuerdos militares entre países de la región y potencias militares extranjeras (Venezuela y Rusia;
Colombia y Estados Unidos).
Debido a que están atentos a las características operativas del escenario sudamericano, ya sea que involucren actores estatales o no estatales, los FFAA brasileños se han estado ajustando, en la medida de lo posible, para actuar en Operaciones de Amplio Espectro contra enemigos que recurren a acciones híbridas. Con este propósito en perspectiva, las experiencias adquiridas en misiones de pacificación, apoyo a agencias gubernamentales, combate a actividades ilícitas en la región fronteriza, ayuda humanitaria, coordinación y seguridad en grandes eventos, entre otras acciones desarrolladas como parte de las tareas relacionadas con cada Fuerza, son de gran valor para la evolución de cuadros operativos convencionales (Tropas Regulares) y no convencionales (OpEsp).
Conclusión
La Guerra Híbrida se caracteriza por ser un tipo de conflicto que reúne a un conjunto de
acciones multimodales cuyo propósito es lograr la vulnerabilidad de un Estado objetivo, sin el uso directo de fuerzas militares, haciendo uso, principalmente, de la ejecución de campañas que promuevan el malestar social interno, debidamente apoyadas en herramientas de información eficientes. Como instrumentos importantes del poder militar de los Estados Nacionales, las Fuerzas de Operaciones Especiales juegan un papel importante en el contexto de la Guerra Híbrida, siendo empleados por diferentes formas en diferentes momentos del proceso de escalada del conflicto.
Sin embargo, las OpEsp solo podrán marcar la diferencia en el esfuerzo estatal para oponerse a los oponentes híbridos cuando tengan el conjunto metodológico (AD e IA) que les permita hacer frente a la amenaza, siendo empleadas con otros instrumentos de poder, en múltiples niveles, de manera sincronizada y simultánea.
Países cuyas FFAA restringen el alcance de su Fuerzas de Operaciones Especiales solo a la ejecución de métodos AD, no tienen tropas especiales orientadas a la conducción de la Guerra Irregular (IA), pierden un valioso instrumento de confrontación ante la Guerra Híbrida, permaneciendo vulnerables a acciones de naturaleza irregular perpetradas por fuerzas adversas.
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